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𖧵 ; Unique



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Era un día bastante tranquilo a decir verdad. Estaba sola en casa, la ciudad no estaba tan ruidosa como de costumbre, el cielo nublado, acompañado de una fresca brisa.

Lo único que se podía respirar en aquel día era una tranquilidad maravillosa.

Un excelente día para comenzar con su pintura para el concurso de artes que se haría en su universidad dentro de unas pocas semanas.

La profesora había dicho que podían pintar lo que más le inspirase, ya que no era obligatorio hacer algo en específico. Y SooJin claro que no desaprovecharía aquella oportunidad.

Desde que la profesora habló sobre el concurso, tuvo claro lo que iba a plasmar en ese lienzo.

Se sentó en el escritorio y sacó su cuaderno de dibujo. Primero empezaría con un boceto simple en papel para asegurarse de no arruinar la verdadera pintura después.

Mientras hacía algunos trazos sobre la hoja, a su mente vino la imagen de un lindo y tierno pelirrojo con facciones marcadas pero delicadas a la vez.

Él era su inspiración, ¿por qué no plasmarlo en una pintura y tal vez, obsequiársela en un futuro?

Justo en ese momento sonó el tono de llamada de su celular, y casualmente se trataba del mismo chico pelirrojo.

—¡Hola, TaeHyun-ssi! que linda sorpresa, ¿pero no deberías de estar ocupado en tu taller de artes? —fue lo primero que dijo apenas contestó.

TaeHyun era un año mayor que ella y también lo consideraba como su mejor amigo; pero para su desgracia, iban a universidades diferentes y eso les impedía verse seguido.

Se conocieron en un museo de arte bastante conocido, durante un evento. El amor y la admiración hacia el arte fue lo que hizo que ambos congeniaran casi de inmediato. Al caer la noche, antes de despedirse, decidieron mantenerse en contacto para volver a quedar otro día; lo que no esperaban es que después de aquella salida vendrían muchas más hasta ser increíblemente cercanos.

Si, lo sé, pero... hey, quería escuchar tu voz. ¿Qué hacías?

—Oh, este... estaba haciendo el boceto de mi pintura para el concurso del que te hablé.

Seguro quedará hermosa, tienes mucho talento, SooJin-ah. Me encantaría llegar a verla.

—Después podrás verla cuando esté lista. Por cierto, ¿estás bien? te escucho algo... raro.

La línea telefónica quedó en silencio por unos cortos segundos antes de que el chico volviera a hablar.

Estoy perfectamente bien, tranquila. Debo colgar, adiós, te quiero mucho, SooJin —y colgó, sin darle tiempo a contestar algo más.

—Yo... también te quiero.

Algo le decía que TaeHyun no se encontraba realmente bien, pero no quería forzarlo a que le dijese que pasaba. Prefería esperar a que algún día, no importaba cuando, él se lo contara con total confianza.


Él nunca fue de las personas que le contaba sus cosas a las personas, así que, sabía qué tal vez tardaría un poco.... o tal vez, nunca se lo diría.


Soltó un corto suspiro antes de seguir con los trazos en su cuaderno.







Luego de acabar el boceto, estuvo horas encerrada en el cuarto que tenía especialmente para realizar sus pinturas, y no salió de ahí hasta que dieron las once de la noche.

Arrastrando los pies llegó al baño y tomó una ducha rápida para deshacerse de las manchas de pintura que había en su piel.
Luego, con su pijama ya puesta, se fue directamente a su habitación y se tiró boca abajo en la cama.

—TaeHyun... —el nombre del chico salió inconscientemente de sus labios mientras sus ojos se cerraban poco a poco, hasta quedar profundamente dormida.

No pudo dejar de pensar en él desde la llamada.

El tono de llamada de su celular hizo que se despertara de golpe, asustada.

Alcanzó con la mano el aparato y antes que nada miró la hora.

2:25 am

Gruñó molesta con la persona que interrumpió su sueño; pero luego esa molestia fue remplazada por confusión al ver de quien se trataba.




Llamada entrante: Tyunie

Aceptar Rechazar




—¿TaeHyun? ¿Pasa algo? ¿Sabes qué hora es?

Perdón si te desperté, sólo quería escuchar tu voz una vez más...

SooJin no pudo evitar que una sonrisa se formara en sus labios. Pero esta se borró rápidamente al notar el tono de voz de su amigo.

—Yah, Tae, respóndeme con total sinceridad por favor. ¿De verdad estás bien? —usó un tono de voz bajo y dulce, tratando de hacerlo entrar en confianza a contarle.

La línea telefónica quedó en silencio por largos segundos.

No, SooJin-ah. En realidad, todas aquellas veces que te dije "estoy bien", fueron una total mentira. Nunca estuve bien —la voz se le entrecortó.

SooJin con esas simples palabras quería echarse a llorar como nunca lo hizo. Se sentía fatal por no haber hecho algo para ayudar a TaeHyun.

Te llamé para despedirme bien de ti, no para contarte mi vida.

—¿Despedirte?

Estoy en el puente Mapo...

Y sólo eso bastó para que SooJin sintiera un enorme miedo recorrer todo su cuerpo.

El puente Mapo era conocido en Corea del Sur como "El puente de los suicidios".

Tenía que hacer algo y rápido.

—¡Tae!

No intentes convencerme, por favor.

—Pero-

SooJin-ah, por favor.

Algunas lágrimas ya resbalaban por las mejillas de la chica.
No podía perderlo, no quería perder a la persona más importante que tiene.

Tampoco tenía mucho tiempo así que siguió el primer plan que se le pasó por la mente.

—Taetae, ¿Podrías aunque sea decirme la razón de que ahorita estés en ese lugar? —sin hacer mucho ruido, se levantó de la cama tan rápido como pudo y corrió a su armario.

En lo que TaeHyun tardaba en contestarle, buscó un abrigo lo suficientemente largo para cubrirla por completo del frío que hacía aquella madrugada. No pensaba perder ni un minuto más en cambiarse.

Supongo que puedo contarte —escuchó como suspiraba—. No es sólo una razón, son varias: la muerte de mis padres, los constantes insultos de mis tíos porque no les gusta la idea de que quiera estudiar algo relacionado al arte, y el grupito de SooBin y sus amigos que siempre está molestándome. Simplemente ya estoy harto de tener que soportarlo.

SooJin buscaba como loca las llaves del auto de su padre mientras prestaba atención a lo que decía el pelirrojo, pero luego recordó que lo había llevado al mecánico un día antes.

Se colocó los zapatos y sin hacer ruido, salió corriendo en dirección al puente. Le quedaba un tanto lejos y tenía que darse prisa si quería llegar a tiempo.

—¿Por qué no me contaste nada, idiota? ¡Soy tu mejor amiga y estoy para ayudarte! ¡Suicidarte no solucionará nada! —le reclamaba casi gritando.

No quería preocuparte, y además, creo que no hay otra solución —parecía actuar indiferente ante la situación, pero SooJin no sabía que del otro lado, el de cabellos rojos mordía constantemente sus labios y encajaba las uñas en las palmas de sus manos para evitar soltar las lágrimas que tanto le costó retener.

—Cierra la boca por un momento.

TaeHyun obedeció, sólo se quedó escuchando la respiración agitada de su amiga y cómo maldecía por lo bajo.

Llámenlo despistado, pero de verdad él no tenía idea de que SooJin salió de su casa a altas horas de la noche sólo para detenerlo. Y si, pensaba que la razón de su respiración agitada era por el llanto.

—Colgaré —avisó, y segundos después, colgó la llamada.

El pelirrojo quedó desconcertado ante la repentina acción.
La tristeza no tardó mucho en aparecer, al pensar que a SooJin le importó muy poco el hecho de que estaba a punto de morir.

Guardó el celular en el bolsillo trasero de su pantalón y trepó un poco la pequeña barda que evitaba la caída directa al agua.

Observó el agua con una sonrisa de lado, recordando los pocos momentos felices (en su mayoría con SooJin) que vivió.

Y aunque sonara egoísta, estaba decidido a acabar con todo de una buena vez.

Pegó un pequeño respingo al sentir como era jalado lejos de la barda y unos pequeños brazos rodeaban su cintura, sosteniéndolo firmemente.

—Si te tirabas juro que yo también lo hacía —murmuró SooJin escondiendo su rostro en el pecho del pelirrojo.

Cuando TaeHyun reaccionó, la envolvió en sus brazos formando así un cálido abrazo que no sabían que necesitaban hasta ese momento.

—¿Qué haces aquí? —susurró, acercándola más a él, intensificando el abrazo.

—Ser tu amiga —susurró de vuelta, titubeante, como si temiera su ida. TaeHyun sintió un nudo en su garganta, uno que trataba con todas sus fuerzas tragarse.

Y de nuevo, SooJin había ido a su rescate. Hace unos momentos estaba más que convencido de terminar su sufrimiento pero, ahora, solo deseaba quedarse ahí, todo lo que pudiera.

Sus sentimientos comenzaron a descontrolarse cuando sintió su camiseta húmeda y escuchó a su amiga soltar pequeños sollozos.

—TaeHyun, no —lloriqueó, arrugando la camiseta del chico—, no te vayas. No quiero que te vayas.

Parándose de puntas, SooJin cambió la forma del abrazo y posó sus brazos en los hombros de TaeHyun y una de sus manos en su cabellera, dándole caricias.

—Estoy aquí, basta ya —pidió con temor, lo que ponía a TaeHyun melancólico.

—Lo siento —se disculpó, comenzando a sentir vergüenza, sin saber exactamente qué decir.

—Debes dé, debes de sentirlo. No puedo comprender muy bien lo que estás pasando, pero por favor, ya basta —pidió—. Basta de fingir que todo está bien porque te conozco y sé que sufres. Y por eso, debes de saber que si tú sufres, yo también. Estoy cansada de fingir al igual que tú, así que, por favor dame parte de tus cargas y suframos juntos, porque está bien llorar, y está bien llorar juntos.

TaeHyun no quería llorar, pero necesitaba hacerlo más que a nada. Se había guardado tanto desde que sus padres murieron y tal vez era hora de soltarlo.

—Está bien, ¿Sí? —volvió a hablar, sabiendo que el chico estaba evitando soltar todo por primera vez— Es difícil y lo sé, pero deja de esquivar tus emociones porque solo terminas acomunándolas. Al final del día, el llanto es el lado seguro de todos, porque dures minutos u horas llorando, te sentirás mejor después. Por ahora, llora conmigo, TaeHyun.

Sin obtener respuesta alguna, SooJin se separó despacio para observar el rostro de Tae, viendo los ojos del chico tornarse cristalinos. Ambos se miraron y como la chica pidió, compartieron su sufrir.

SooJin vió que TaeHyun entreabrió sus labios, y expandió más sus cristalinos ojos, bajando la mirada. Vió que quiso acercarse a su rostro, pero se detuvo, más no despegó su vista de los labios de la chica. Ella sonrió ligeramente, dándose cuenta que él no tomaría la iniciativa esa vez, así que tendría que hacerlo.

Sin darse cuenta, ambos comenzaron a verse más de cerca, y sus ojos se agrandaban. TaeHyun sintió una chispa cuando la contraria volvió a hundir su mano en sus cabellos rojos, y su corazón corrió más deprisa cuando la cara blanca de SooJin se comenzó a acercarse a la suya.

Sabía que, cuando aquella chica lo besara y juntara sus sentimientos, su vida, él, ya no sería igual. Así que esperó, y sucedió como debía pasar. Sus bocas se encontraron, y luchaban cálidamente, planeado no perderse jamás.

Se estaban queriendo, compartiendo su sufrimiento mediante algo hermoso, apoyándose por medio de algo explosivo. Era un tipo de beso que inspira a los pintores a pintar, a los artistas a cantar, a los bailarines a bailar. Del tipo que toma un segundo pero se siente como una vida y se necesita una eternidad.

—Creo, que voy a llorar —dijo TaeHyun cuando, desgraciadamente, terminaron su beso. SooJin dió un beso en la frente del chico, para después unir la suya con la de él.

—Hazlo.

Finalmente, las lágrimas comenzaron a descender por sus mejillas, acompañadas de algunos desgarradores sollozos.

SooJin llevó la cabeza del pelirrojo hacia su hombro, haciendo que este se aferrara a su cintura mientras rompía en llanto. Sólo le brindó suaves caricias en la espalda y también en el cabello, sin decir nada, transmitiéndole de alguna forma todo su apoyo y amor hacia él.

Recuerda, TaeHyun, que está bien llorar.







De verdad espero hayan disfrutado de la lectura, muchas gracias por tomarse el tiempo de leer. ><♥️

Le agradezco muchísimo a mi bella soulmate gyulyy por ayudarme a escribir este one shot, te amo. 🛐💗

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