Primera pelea
-Dilo, eres raro porque tienes dos papás. -me dice Jésica, es mi compañera del jardín pero no es muy amable.
-No soy raro. -niego serio.
-Sí, la otra vez los vi tomándose de la mano. -ríe burlándose -¡Asco! -hace una mueca al igual que todos los demás.
-Nadie te quiere. -Fede es otro de mis compañeritos y él me empuja haciendo que caiga y que me raspe mi brazo.
-¡Ay! -suelto unas cuantas lágrimas y todos se ríen de mí en vez de ayudarme.
-¿Qué pasa niños? -pregunta la seño viniendo hacia nosotros.
-Ian se cayó, seño. -contesta Jésica apuntándome con su dedo.
-A ver. -la seño toma mi brazo para revisar la herida y luego me lleva a la enfermería para ser curado.
-Ian, ¿Estás bien? -por suerte uno de mis papis llegó. Yo corro hacia él y lo abrazo mientras lloro, bueno sólo alcanzo a rodear sus piernas con mis pequeños brazos ya que es tan alto y grande.
-Shh... ya estoy aquí. -me dice, me alza en sus brazos y yo escondo mi rostro en su cuello.
-Gracias por venir. -le dice la seño.
-¿Qué pasó? -pregunta mi papi.
-Los niños dijeron que él se cayó. -contesta ella pero no es cierto.
-Ellos me estaban molestando. -susurro en el oído de mi papi.
-Lo llevaré a casa, despídete de tu señorita. -me dice y me acerca a ella para que le de un beso en la mejilla, mi señorita es muy buena y cariñosa.
-Adiós pequeño. -sonríe moviendo su manos mientras que mi papi y yo nos alejamos, él me lleva de la mano.
Creo que las únicas razones para ir al jardín son que hago feliz a mis papis y que puedo ver a mi seño.
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