La vida sin Ian
Teo
Desperté muy temprano, me recuperé del resfriado y es hora para la escuela pero no quiero ir, no tengo ganas de nada. Tampoco tengo ganas de vivir.
-¡Teo, el desayuno ya está! -me avisa mi mamá.
-Ya voy. -murmuro, no se por qué lo hice porque no me escuchará.
Me visto como puedo y bajo para desayunar, lo hago en silencio, no tengo ganas de hablar y mis padres tampoco.
Cuando ya es hora de ir a la escuela, mi mamá me llevan en su auto y me deja en la entrada, yo suspiro y camino hacia allí.
-Hola Teo ¿Dónde está Ian? -me pregunta Jésica.
-No quiero volver a escuchar ese nombre. -contesto sin mirarla.
-Yo igual, es que...
-Cualquier problema que tengas con él lo resuelves con él, no conmigo. -interrumpo y sigo mi camino.
-Gracias. -dice Jésica siendo sarcástica.
-¡¡Hey Jess, qué tal estuvo tu beso con Ian!! -dice unos chicos quienes se burlan de ella.
-¡¡Cállense!! -grita ella molesta.
En ese momento siento que todo mi cuerpo se colapsa -¿Ian besó a Jésica? -me digo, entonces entro corriendo al baño y me encierro en el último rincón, me arrecuesto por la pared con azulejos blancos y me deslizo hacia abajo, mis lágrimas mojan por completo mis mejillas, mi garganta es incapaz de decir algo porque un gran nudo está en ella y mi pecho... mi pecho está literalmente destrozado. Por dos simples razones, una Ian huyó de casa y no saben donde está y ahora esto... él besó a Jésica. Ella siempre fue cruel, lo maltrataba e insultaba, no entiendo por qué precisamente ella fue a quien Ian besó.
Jésica
Ese maldito gay de Teo no contestó mi pregunta ¿Qué habrá pasado entre esos dos para que Ian me bese y para que Teo ya no quiera oír su nombre?
Seguramente no le dio su mamada diaria y se molestaron, pero no soporto que Ian me use para darle celos a Teo. Maldito.
Yo camino al baño y noto que la puerta está cerrada -Mierda. -maldigo y decido entrar al baño de los chicos, cuando abro la puerta y entro, me encuentro con una imagen muy fuerte.
Teo se encuentra en el piso con sangre saliendo de sus muñecas, el vidrio del espejo quedó regado en el suelo y noto que él tiene un trozo en su mano derecha -Teo, carajo ¡¿Por qué te cortaste?! -digo desesperada.
Rápidamente saco mi celular y llamo a una ambulancia, Teo me mira un poco desorientado -Quiero a Ian. -susurra antes de perder el conocimiento, perdió mucha sangre.
-No, sigue despierto. -me acerco a él y lo sacudo un poco -¡Teo, Teo...! -no responde, entonces lo abrazo y lloro -Perdóname, lo siento. -murmuro entre el llanto porque se que yo tengo la culpa de esto.
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