Jésica
Siento un fuerte dolor en mi hombro y abro mis ojos lentamente, lo primero que veo es un techo blanco, giro a mi derecha, una puerta, giro a mi izquierda, un idiota dormido mientras sostiene mi mano. Me siento un poco mareada pero no importa.

-Ian. -susurro moviendo mi brazo izquierdo para poder acariciar su cabello pero siento de nuevo ese fuerte dolor -Auch. -me quejo haciendo que él despierte.

-¡Jésica, despertaste! -dice emocionado, el agarre de su mano se hace un poco más fuerte -Al fin lo hiciste. -murmura juntando su frente con la mía. Puedo notar que tiene unas cuantas lágrimas en sus ojos.

-Emmm... ¿E-Estás bien? -pregunto teniendo una pequeña sonrisa.

-Sí, sí, mucho mejor ahora que estás bien. -contesta sonriendo de oreja a oreja y luego comienza a besarme interminables veces.

-Para. -suelto pequeñas risas. En ese momento la puerta se abre y Teo entra acompañado con Mike.

-Hola Ian, traje algunas cosas para la bella durmiente. -dice sonriendo.

-Hola. -los saludo, Mike queda sorprendido al verme y luego sonríe.

-Hola Jess. -contesta Teo como si nada -¡Jésica! -exclama corriendo hacia mí pero Ian lo detiene.

-Alto, debe descansar. -le dice con calma.

-Pero si ya durmio suficiente. -hace una mueca.

-¿No estaban lastimados? -pregunto mirándo a Ian y a Michael.

-Sí pero ya nos curamos. -contesta Ian.

-Estuviste una semana sin despertar, dijeron que era por la pérdida de sangre e Ian cuidó de ti todo este tiempo. -me cuenta Teo sonriendo.

-Perdón por preocuparlos. -digo agachando la mirada.

-Tú estabas siempre cuando nosotros nos encontrabamos en el hospital. -habla Ian dándome un beso en mi frente y luego en mis labios.

-Gracias. -contesto sonriendo.

-Estabamos muy preocupados en serio. -habla Teo.

-Descuiden, no es la primera vez que me disparan. -contesto haciendo que me miren sorprendidos.