Capitulo 3
Yoongi está afuera de la casa, soba su sien frustrado. La situación de heredar el negocio familiar se había estado hablando desde que su hermana menor había anunciado su compromiso con su novio Taehyung. Todos sabían que la boda seria hasta que su hermana cumpliera la mayoría la edad y para eso faltaba mucho y aun así, su madre hablaba del tema desesperadamente, como que si la boda de So Eun fuera mañana y eso solo se le hacia aun mas tedioso y estúpido a Yoongi.
Los pensamientos que vagaban por su cabeza, fueron interrumpidos por la voz chillona - según Yoongi - de un chico.
— ¡Yoongi hyung!
El nombrado maldice por lo bajo y cierra los ojos, como que si eso pudiera hacerlo desaparecer. Pronto siente un toque en su hombro derecho. Abre sus ojos con pereza y observa a un chico con cabello rubio, mejillas sonrojadas, baja estatura y labios gruesos frente a el, sonriendo con amplitud.
— No me llames así, niño.
La radiante sonrisa del más pequeño se borra para luego transformarse en un pronunciado puchero que Yoongi odia al instante.
— ¿Puedes decirme qué quieres? - pregunta el mayor al no ver que el chico hable. — Habla.
— ¡Oh si! — exclama y hace una reverencia de noventa grados. — Mi nombre es Park Jimin.
Tiene nombre de chica...
Piensa el pelinegro, pero mejor decide guardarse el comentario.
— ¿Y?
— Y soy tu futuro esposo. - responde Jimin y Yoongi sigue sin captar la idea. — Quita esa cara de estúpido, es fácil de entender.
— ¿De qué rayos hablas? ¿Acaso estás loco?
— Bueno, mi madre y tu madre hicieron un trato y por eso nos casaremos.
— ¡Eso es ridículo! No me casaré, menos con un hombre.
— Bueno... No es como que si yo quisiera casarme contigo. - susurra Jimin entre dientes, llamando toda la atención de Yoongi. — Pero, no puedo hacer nada.
Un incomodo silencio se crea, poniendo ansioso a Yoongi, además que las palabras de el chico lo han dejado confuso.
— ¿Qué te dijeron a ti? - pregunta, toma asiento en una pequeña grada frente a la puerta de la mansión y le pide a Jimin que se siente junto a él. — ¿Qué ganarás con esto?
El rubio sonríe ampliamente, pues al parecer, el chico malo de los Min, no es tan arrogante y frío como su madre le había comentado. Termina sentándose junto al mayor y decide hablar.
— Es algo frustrante...
En la mañana de ese mismo día.
— ¿Casarme?
— Si, Jimin, casarte. - responde su madre con obviedad. — Solo harás eso, no es la gran cosa.
— ¿Qué no es la gran cosa? ¡Madre, yo no quiero casarme! — grita Jimin y su enojo crece aun mas cuando observa que su madre no le esta poniendo ni la mas mínima atención. Si tanto quieres el dinero, entonces casate tú con ella, al final no es la "gran cosa".
— No hables tonterías. — le dice ella riendo con ironía, acercándose a su hijo. — No es una mujer, es un hombre.
Jimin ladea su cabeza al no entender. Luego de unos segundos de un incómodo silencio, inicia a reír con ganas.
No podía ser cierto...
—¿ Y ahora apoyas mi sexualidad? Claro, me necesitas.
— Jimin, ya que no me darás nietos, mejor dame una buena fortuna, además... — el rostro duro de la señora cambia a una suave y triste de manera drástica. — sabes que tu padre no nos dejó nada, en poco tiempo quedaremos sin una casa. — dice y comienza a llorar. — S-sé que no es el plan perfecto, pero terminara ayudándonos. La señora Min ha sido muy amable conmigo.
— Mamá...
— Me siento una mala madre por exponerte a un matrimonio que probablemente falle, pero es nuestra última esperanza. — termina con un llanto exagerado.
Y aunque Jimin no quería aceptarlo, su mamá tenia un poco de razón. Aunque si pensaba con racionalidad, había muchas otras maneras de obtener dinero, como trabajando a las afueras de Seúl... pero claro, Jimin no diría nada, solo iba a aceptar porque si no se sentiría culpable.
— Lo haré, mamá. — comenta decidido, su madre se levanta con una sonrisa triunfante, abrazando a su hijo por primera vez en años. — De nada...
Jimin había aceptado porque su madre era muy buena manipulando y él era muy ingenuo.
Maru;;
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