Acostarse en una cama nunca había sido tan satisfactorio para Jimin como aquel día.

El viaje de América a Asia fue totalmente agotador, sus pies se hincharon, su trasero hormigueaba y su espalda y cuello dolían como el mismísimo infierno.

De verdad amaba conocer otros países, pero consideraría dos veces antes de volver a poner un pie en un maldito avión.

Si estar en la zona más lujosa del avión era cansado, no se imaginaba como era ir en la tercera clase.

Y cuando Yoongi y él llegaron luego del agotador viaje al apartamento acojedor y pequeñito , sus ojos brillaron de felicidad cuando vio la linda cama en una de las habitaciones. Gimió al sentir el cómodo tacto de su piel con las sábanas blancas.

Yoongi le había dicho de que no se enamorara de ese modesto apartamento, porque dentro de una semana conseguiría el apartamento de lujo oficial donde vivirían; pero claro, Jimin no acató las indicaciones de su esposo y decoró el lugar a su antojo dos días después de haber llegado. Yoongi no dijo nada, no quería complicarse.

Lo del beso... quedó olvidado días después, por parte de Jimin.

Ahora con solo tener tres días de matrimonio, Jimin se encontraba gritando por todo el lugar, buscando al mayor como que si el apartamento fuera gigante y el pelinegro pudiera perderse en él.

Jimin actuaba como que si conociera a Yoongi de toda la vida, lo cual era extraño para Yoongi, nadie se había comportado así con él.

- ¡Yoongi hyung!~ - exclama alargando la última sílaba mientras salta de un lado a otro, buscando a su esposo por las habitaciones del apartamento.

- ¿Qué ocurre Jimin-ah? - pregunta el mayor desde la cocina - ya deja de gritar como un niño perdido.

Jimin muerde su labio inferior intentando de detener la sonrisa que se forma en sus labios, corretea hasta la cocina en puntillas, esperando ver al pelinegro cocinar la cena, sin embargo, lo que se encuentra le hace borrar la sonrisa de inmediato.

Yoongi está sentado en el comedor, con un montón de papeles sueltos rodeando la mesa. El mayor escribe con rapidez en un pequeña hoja de papel, mientras balbucea y gruñe por lo bajo. Jimin se pregunta el porqué el pelinegro está comiendo encima de esos papeles, pero no dice nada, sabe que el chico es algo raro.

- ¿Qué pasa? - pregunta de nuevo sin apartar la vista de los papeles.

Jimin sonríe, ver a Yoongi con el cabello desordenado, sus hombros caídos, sus labios rojizos por el vino y vestido con ropas holgadas negras que dejan ver la tersa piel de su cuello, es realmente hermoso e inigualable. YoonGi no le gustaba pero debía aceptar que era un hombre atractivo. Jimin saca su teléfono de la bolsa de su pantalón y pide a Yoongi que lo vea, y en ese momento que él lo hace, toma la foto, sacando una maravillosa foto del momento.

- Jimin ¿qué demonios haces?

El rubio se encoge de hombros y guarda su teléfono, se acerca a Yoongi y lo toma del brazo, jalandolo y haciendo que inevitablemente se levante de su asiento sin entender nada.

Jimin lleva hasta la sala a su esposo, empujándolo para hacerlo caer en uno de los sofás, enciende la televisión y sonríe cuando automáticamente sale en la pantalla su canción favorita de Red Velvet "Bad Boy". Da play a la canción y chilla de emoción cuando inicia.

Jimin inicia a cantar, siguiendo la letra y de vez en cuando hace algún paso de la coreografía de la pegadiza canción.

Yoongi se levanta, arrebatando el control remoto al menor, deteniendo la música. Se gira hacia el rubio quien lo observa con el rostro totalmente serio, dando realmente miedo, no obstante, esa faceta no dura mucho cuando Jimin ya tiene un mohín en sus labios y sus brazos están cruzados a la altura de su pecho mientras da un golpe en el suelo con su pie derecho.

Jimin tiene esa costumbre... piensa Yoongi.

- ¡Hyung! - reprocha.

- ¿Qué haces? estoy trabajando.

- Yo solo quería cantar junto a usted porque estoy aburrido.

- Mira, no soy bueno cantando... no es como que tenga experiencia en eso. - contesta mientras soba sus sienes.

- ¿Nunca lo hizo con su familia?

- No... nunca tenían tiempo.

Un silencio se forma en la habitación, con paso lento, Jimin se acerca a Yoongi y rodea con sus brazos el cuello pálido del contrario, haciendo que éste se confunda.

- Ji...

- Yah, hyung ¡hoy disfrutara del mejor karaoke junto a su sensual esposito! - exclama, mientras la canción vuelve a reproducirse.

Esperen... ¿Cuándo Jimin le había arrebatado el control remoto?

- Hey, who dat, who dat, who dat boy... - inicia el menor.

Yoongi solo sonríe ante las ocurrencias del chico, piensa en detenerlo y seguir con lo suyo, pero la verdad no quiere continuar lidiando con ese estresante y aburrido trabajo, por lo que pretende en acompañar la letra junto al menor, escuchando como este ríe y aplaude extasiado por su sensual y ronca voz, sin embargo, esto no le ayuda mucho, porque en realidad no canta nada bien.

Cambia por una de Twice y el mayor se carcajea cuando el rubio intenta hacer aegyo mientras la canción avanza siendo malditamente adorable para cualquiera.

El pelinegro se levanta e inicia a perseguir al contrario, tratando de estrujar sus sonrojadas y abultadas mejillas entre sus dedos, pero no se lo permite.

- Yoongi, no. ¡Duele cuando aprietas mis mejillas! ¡Alejate!

- Niño insolente, ¿por qué me tuteas? soy mayor que tú, ven acá.

Jimin rueda sus ojos y le saca la lengua, haciendo que Yoongi lo observe indignado y ofendido, por lo que vuelve a perseguirlo por la sala,ahora teniendo éxito, se agacha rodeando con sus brazos los muslos del chico y se levanta, haciendo que Jimin -por lógica- se levante junto a él, su estómago reposa en el hombro del mayor y casi cae como broma del pelinegro que está solo cargándolo como un saco de papas. Jimin patalea y golpea la espalda del pelinegro con sus pequeñas manos, mientras solloza fingidamente.

Yoongi tira al chico en el amplio sofá, haciendo que rebotara un poco, éste lo mira desde abajo y traga duro, cuando observa la malévola y penetrante mirada de Yoongi sobre él.

-Hyung... ¿Qué haces?

Yoongi no responde, lleva sus manos a cada costado de las caderas del chico y lo voltea, haciendo que el chico se queja por el repentino movimiento. Jimin queda boca abajo, mientras observa sobre su hombro las acciones que el mayor realiza.

El pelinegro serpentea sus manos hasta las costillas de Jimin y mueve sus dedos, causándole cosquillas que hacen al chico retorcerse y llorar de la risa, al terminar, deja ir su mano azotando con una fuerza moderada el redondo trasero del más bajo, ocasionando que Jimin se sorprenda y jadee por lo bajo, aun con las mejillas Rojas y la respiración entrecortada.

- ¿Q-qué haces?

- Te golpeo por tu falta de respeto ¿qué nunca te han castigado de esta forma? - habla mientras observa el trasero del chico.

- Veo que lo disfrutas - bromea el menor, recibiendo otro golpe - ¡oye!

- Jimin...

- ¿Si? - pregunta, queriendo levantarse, pero Yoongi no se lo permite.

- Tienes un lindo trasero, que envidia.

- ¿Qué? ¡yah, hyung! ¡deja! - exclama, sorprendiéndose cuando recibe un leve apretón en su glúteo derecho de manera juguetona. - es un pervertido, le vuelvo a preguntar ¿seguro que es hetero?

- Lo siento - dice y pronto se avergüenza de sus actos tan atrevidos.

Yoongi ayuda al chico a sentarse, se siente incómodo por lo sucedido y el rubio lo nota.

- Hyung, le daré permiso.

- ¿Permiso? ¿para qué?

- Le daré permiso de que vea mi trasero cuantas veces quiera, pero no dejaré que lo toque, a no ser que me de algo a cambio - habla mientras guiña un ojo con diversión.

- Eish, eres un fastidio - murmura y se aleja de Jimin, dirigiéndose a la cocina - pausa la música.

- ¿Acepta o no? - pregunta gritando mientras ríe.

Jimin hace caso a su mayor y detiene la música, se acuesta de nuevo en el sofá y suspira sonriendo.

Pasar con Yoongi no era tan malo como creía.

Podía convertirse en un buen amigo.

M a r u~'

Esta es la foto que Jimin le tomó a Yoongi.