25 de noviembre de 1975

Atenea Russell

Bueno, lo bueno de que el tiempo pasara tan rápido era que en menos de un mes serían las vacaciones de Navidad y aunque, por un lado, no me entusiasmara la idea porque volvería a ver a mi familia purista. El lado positivo de esto es que vería a mi hermano mayor, de verdad que lo extrañaba demasiado y el mandarnos cartas no era lo mismo que contárnoslo en persona.

Era sábado y menos mal porque no tenía intención de levantarme de la cama, aunque ahora que lo recordaba era el cumpleaños de Mackenzie, mi loca pero dulce mejor amiga. Las chicas y yo decidimos organizarle una pequeña fiesta de cumpleaños en la Sala de los Menesteres, al menos así podríamos distraerla de las clases y además se lo pasaría bien.

Así que fui la única despierta de todas nosotras, por lo que aproveché para ir al baño para hacer todo lo necesario, ya que después debía salir a organizar todo. Una vez que ya estaba lista, salí con cuidado de mi habitación con todas las cosas necesarias para decorar la Sala. Cuando llegué hice lo que debía hacer para que la Sala apareciera. Entré y empecé a organizar todo para hoy, la verdad es que estuve bastante tiempo entretenida, aunque pensando mejor recuerdo que me había despertado a las seis de la mañana y ya eran las nueve de la mañana. No había desayunado, así que decidí ir al Gran Comedor, porque ya había hecho mi trabajo y había quedado demasiado lindo a decir verdad.

Salí de ahí y empecé a caminar por los pasillos hasta el Gran Comedor para desayunar algo, pero de pronto me choqué con alguien, logrando que cayera de culo.

—Joder —susurré adolorida.

—Mierda —susurró la otra persona que reconocía perfectamente su nombre, como no lo iba a hacer, si era el patán que era mejor amigo de mi mejor amigo.

Levanté la mirada para verlo y él se levantó antes viéndome con una pequeña sonrisa.

—Pido perdón pelirroja —me extendió su brazo para ayudarme y yo accedí, así que me ayudó a levantarme.

—La próxima vez podrías tener más cuidado, digo aun teniendo gafas sigues sin ver nada —él soltó una pequeña risa.

—No sé ni que te sorprende Atenea —volteé los ojos y seguí caminando con rumbo al Gran Comedor, y aunque recé para que no me siguiera, él se encontraba caminando detrás de mí.

—¿Por qué me sigues? —le miré y él negó divertido.

—Cariño, el mundo no gira en torno a ti, pero respondiendo a tu pregunta... Quiero ir a desayunar porque me acabo de despertar, bueno lo hice hace una hora, pero eso no es el caso.

Volteé de nuevo los ojos.

Después de ese beso, decidimos ignorar lo sucedido y volver a lo mismo de antes. Sinceramente, no sabía en qué estaba pensando en ese momento, cuando le correspondí el beso, o cuando le volví a besar. 

Los dos nos odiábamos, así que debía seguir siendo así. No podía enamorarme de él, era un maldito patán y una persona inmadura.

—Bien —los dos entramos y cada uno fue por su lado, yo decidí ir con Regulus y los demás, en cambio, James se fue con los demás Merodeadores.

La idea era que Mack pensara que no nos acordábamos de su cumpleaños para que así pudiéramos darle la sorpresa más tarde.

Aunque se me haría difícil ocultar mis ganas de felicitarla, pero debía intentarlo. Así que lo mejor sería ignorarla todo el día y no verla hasta que no fuera el momento de la fiesta.

Así que desayuné rápidamente mientras escuchaba a mis amigos hablar, pero tampoco podía prestar demasiada atención porque mi cerebro últimamente quería jugarme una mala pasada y recordarme el beso con James.

¿Es que acaso ni un día podía estar tranquila?

No quería saber nada de los besos ni mucho menos de James Potter, pero era como si mi cuerpo quisiera contradecirme. Así que la única solución era no pensar en ello, aunque era demasiado complicado.

¿En qué momento creí que sería una buena idea corresponderle? ¿Acaso ese día había recibido un golpe en la cabeza?

No sé por qué decidí mirar hacia donde estaba James, pero descubrí que él también me estaba viendo. Aparté la mirada sonrojada y me levanté rápidamente de mi asiento para salir corriendo de ahí sin darle explicaciones a nadie.

¿Por qué me estaba pasando todo esto?

Yo solo quería estar un día sin él y me salía en todas partes.

—¿Tú también lo sientes? —asustada me giré para verle y dedicarle una mala mirada.

—¿Es necesario que me asustes? Digo, porque podrías avisar que me estás siguiendo.

Él volteó los ojos.

—Responde —decidí ignorarlo. No le daría el maldito gusto de que me viera nerviosa—, Atenea.

Él me agarró del brazo colocándome contra la pared, nuestros cuerpos pegados y nuestras respiraciones chocándose.

Estaba demasiado nerviosa por como estábamos en este momento, necesitaba alejarlo cuanto antes. Porque sabía que si algo volvía a pasar entre nosotros yo no podría detenerme tampoco, al igual que sabía que él no lo haría.

—James...

—Di que tú también sientes lo mismo... Dime que tú también sientes lo mucho que te estoy llegando a querer Atenea.

Abrí los ojos de golpe sorprendida por su confesión.

—James para, suéltame y déjame ir.

—Si eso, toda mi vida me arrepentiré de haberte dejado ir. 

—No digas tonterías. Los dos nos odiamos, ¿recuerdas? Siempre ha sido así y es mejor que siga así James. No involucres los sentimientos sabiendo que los dos acabaremos lastimados por esto.

—¿Por qué crees que eso pasara Atenea? ¿Por qué sientes que pasara algo malo? ¿Por qué no puedes simplemente ser feliz y disfrutar del momento?

—Porque toda mi vida me he saboteado a mí misma para que nada me salga bien, porque creía que no me merecía nada bueno. No me merecía una buena familia, ni ser feliz James. Porque siento que me merezco todo lo peor del mundo. Por eso pienso que nosotros dos nunca podríamos ser felices porque yo lo estropearé en algún momento y quien acabara mal eres tú o tal vez seré yo, pero no quiero comprobarlo. Lo mejor que puedes hacer es quitarte esa idea de tu cabeza y ser feliz con otra persona, porque no puedo darte lo que quieres James, lo siento —me solté de su agarré para caminar lejos de ahí dejándole con las palabras en la boca. 

Fui hasta donde sería la fiesta y menos mal que ahí dejé un cambio, así que me cambié y espere que fuera el momento. 

La gente comenzó a llegar, incluido James que quiso acercarse a mí, pero Marlene llegó antes para tomarme del brazo y alejarme. 

Sirius se ocuparía de traer a Mack, así que una vez que llegaron, Sirius le había tapado los ojos a Mack y los demás estábamos en silencio hasta que quitó su mano.

Así que todos con una gran sonrisa gritamos al unísono.

—¡Feliz cumpleaños Mack! —ella con una gran sonrisa y algunas lágrimas se acercó corriendo a nosotras para darnos un fuerte abrazo.

Algo que hizo que me sintiera mucho mejor.

—Os amo demasiado —susurró abrazándonos más fuerte.

—Y nosotras a ti —murmuré.

Al separarnos estuvimos disfrutando de la fiesta y Marlene en ningún momento dejó que James se acercara, tal vez ya lo supiera o tal vez no, pero no quería preocuparme por eso. Solo quería disfrutar de este día y que Mack también lo hiciera.

NOTA DE AUTORA

Sé que es pronto, ¿pero tenéis alguna teoría?

Recordar que al ser un fanfic haré las modificaciones que crea convenientes.

Os amo demasiado y gracias por todo el apoyo. Ya sabéis que podéis seguirme en tiktok para ver todos los edits de mis historias. La cuenta es historias.wattpad_ también hay un Hashtag por si queréis hacer edits de la historia yo encantada de verlos #itsalwaysbeenyouwattpad ❤