3. Te odio
12 de octubre de 1975
Atenea Russell
Bueno, los días en el castillo se pasaban volando en compañía de los Merodeadores y mis serpientes favoritas, entre ellas se encontraban obviamente Regulus, Barty y poco más a decir verdad. A Snape lo toleraba, era buen amigo, pero a veces podía llegar a pasarse, pero bueno, así eran ellos. Lucius bueno que puedo decir de él, sin duda alguna era una persona demasiado complicada, pero nos llevábamos bien, supongo que era porque era mejor amiga de Regulus o yo qué sé.
Ahora mismo me encontraba en la biblioteca haciendo un trabajo de Transformaciones junto a Mackenzie.
—Odio esto, o sea, ¿por qué deben mandarnos tantos trabajos? —Mack suspiro frustrada.
—Porque es nuestra obligación —la miré divertida.
—Claro que no, o sea mi obligación sería ser feliz, pero de tantos trabajos ese objetivo se ha hecho demasiado difícil de cumplir amor de mi vida —me limité a voltear los ojos, a veces solo a veces quería golpear a Mack por las tonterías que solía sacar a veces. Tal vez sacaba esas cosas estúpidas por estar tanto con Sirius.
—No te pego por respeto a mi mano Mack —ella me miró ofendida.
—Mujer, ¿a si tratas al amor de tu vida? —la miré seria—. No me mires así, ya veo que no me amas ni un poco tú. Que sepas que eso me ha dolido demasiado.
—Lo que tú digas —volví a voltear los ojos y seguí concentrándome en mi trabajo.
—¿Me vas a ignorar? —asentí mientras apuntaba algo del libro—. Attie no me ignores.
—Pues dejaré de hacerlo cuando tu boca deje de sacar tantas tonterías —la escuché bufar.
—Me amas demasiado por eso —me encogí de hombros y seguí a lo mío al igual que ella.
Minutos después mi hermoso silencio fue interrumpido por mi querido Sirius Black.
—¡Attie! —algún día tendría algún problema con mis ojos por voltearlos tanto.
—Algún día yo estoy segura de que me dejaréis tranquila, yo lo sé —susurré y Mack soltó una pequeña risa.
—Ya veo la emoción en tus ojos pequeña Russell —se sentó a mi lado y me abrazó por los hombros y yo lo miré.
—¿Qué quieres ahora? —él me miró falsamente ofendido.
—Me dueles mujer, ¿por qué crees que vengo a pedirte algo? —le miré como si la respuesta fuera obvia, o sea, muy pocas veces venía a verme sin pedirme nada a cambio.
—¿Debo responderte? —colocó ofendido su mano en su corazón.
—Definitivamente, eres un ser maligno —Mack soltó una gran carcajada.
—¿Y te das cuenta ahora? —Sirius miró a Mack.
—Pues si, porque se supone que tu mejor amiga me ama.
—Tú lo has dicho Black, supones, pero tal vez ni te ame —Sirius le fulminó con la mirada.
—¿Tú también?
—Pues está claro, ni yo te soporto —Sirius soltó una gran carcajada— ¿De qué te ríes idiota? —yo solo me limité a verlos divertida.
—Los dos sabemos que me deseas —esta vez Mack fue la que se rio.
—Prefiero que me bese Lucius y mira que ya es decir, porque lo odio. Pero si debo elegir entre él y tú, obviamente lo elijo a él —Sirius hizo una mueca de asco.
—Yo soy mejor —Mack volteó los ojos.
—Si tú lo dices.
Yo me levanté disimuladamente mientras la pareja seguía discutiendo, fui a buscar un libro que necesitaba para el trabajo, pero para mi desgracia estaba demasiado alto y no llegaba. A veces detestaba demasiado mi baja estatura.
—¿Necesitas ayuda? —ay no reconocía demasiado esa voz, giré mi mirada para verlo y tenía una sonrisa divertida en el rostro.
—No, pero gracias Potter —volví mi vista hacia el libro y me quedé pensando en como podría alcanzar el libro sin la ayuda del idiota de James.
—Oh vamos, pedir ayuda de vez en cuando no viene mal —se acercó a mí y sentí que su pecho pegado a mi espalda y levantó la mano para agarrar el libro. En este momento no sabía que pensar, tenerlo tan cerca me ponía demasiado nerviosa.
James lo agarró y se apartó un poco de mí, supongo que para que pudiera darme la vuelta y verlo.
—Toma —me extendió el libro, iba a agarrarlo hasta que de pronto él lo alejó de mí.
—Potter dame el libro —él me miró con una sonrisa.
—¿Qué gano a cambio? —le miré seria, ya sabia yo que James haría eso. Demasiado fácil para ser él.
—Que no te golpee en tus partes —él negó.
—Vamos Attie, los dos sabemos que no me odias —me acerqué a él para quitarle el libro, pero obviamente él era más alto.
—Dámelo James —él negó divertido.
—Atenea Atenea Atenea —canturreó él y se acercó más a mí pegándome a la estantería.
—James, ¿qué haces? —estábamos demasiado cerca el uno con el otro.
—Es raro oírte decirme por mi nombre y no por mi apellido. Estoy tan acostumbrado a que me digas Potter que cuando me dices James es algo super raro —susurró cerca de mis labios, el corazón estaba a punto de salirme del pecho, esto era demasiado surreal.
—James, aléjate —susurré demasiado nerviosa, estar así no ayudaba a mi pobre corazón de un posible infarto.
—Los dos queremos esto —susurró, lo único que quería era mi libro.
—Solo quiero el libro —James negó y con su mano libre acarició mi mejilla con delicadeza.
—Y yo quiero hacer algo desde hace unos días, ¿me dejas? —no luché contra él porque sabía que no me daría el libro nunca así que preferí seguirle el juego. Asentí viéndolo a los ojos y él empezó a acercarse aún más hacia mí, logrando que nuestros labios se rozaran.
No podía creer lo que estaría a punto de hacer, iba a dejar que James Potter me besara. Aun sabiendo que nos odiábamos, nosotros estábamos en uno de los pasillos donde casi nadie venía y estábamos a punto de besarnos.
Siendo sincera, tal vez una pequeña parte de mí quería que pase, o sea no es que me cayera horrible James, a simple vista era un buen chico que siempre solía animarte aun cuando no tuvieras ganas de sonreír.
Era un buen chico, pero no se lo diría porque sabía que le subiría el ego y era algo de los dos.
James sin previo aviso me besó, en estos momentos mi cuerpo dejo de funcionar, estaba demasiado sorprendida, pero le correspondí.
No sabía exactamente como describirlo, pero era como si las típicas mariposas en el estómago surgieran. El beso fue perfecto, hasta que a mí se me ocurrió una idea, le mordí ligeramente el labio consiguiendo que él colocara sus manos en mi cintura.
Yo, en cambio, empecé a jugar con su pelo y mientras nos seguíamos besando hasta que nuestros pulmones pidieron oxígeno. Los dos nos separamos lentamente y James juntó su frente con la mía.
No tenía palabras para describir como fue, al igual que no tenía palabras que salieran de mi boca, esto había sido demasiado surrealista. Jamás en mi vida pensé que me besaría con James Potter. Una mitad me reclamaba por ello y la otra que era más descabellada hacía que quisiera repetir el beso.
—¿Qué me estás haciendo Atenea? —susurró él aún con nuestras frentes pegadas.
—Nada —esta vez susurré yo respirando entrecortadamente, este día había sido demasiado extraño incluso para mí.
—Tú sin duda haces que sienta un millón de emociones y amo que hagas eso —murmuró.
—¿No que te odiaba? —James negó y acarició mi mejilla.
—Tal vez eso es lo que quise creer —lo vi y sin pensármelo dos veces, le agarré del cuello de la camisa y lo atraje hacia mí para volver a juntar nuestros labios.
NOTA DE AUTORA
Sé que es pronto, ¿pero tenéis alguna teoría?
Recordar que al ser un fanfic haré las modificaciones que crea convenientes.
Os amo demasiado y gracias por todo el apoyo. Ya sabéis que podéis seguirme en tiktok para ver todos los edits de mis historias. La cuenta es historias.wattpad_ también hay un Hashtag por si queréis hacer edits de la historia yo encantada de verlos #itsalwaysbeenyouwattpad ❤
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