2. No me agrada que estés con ellos
James Potter
Atenea Russell, que podía decir de ella. Ella era una chica complicada, no solía ser muy amigable y con las únicas personas que lo era, eran Sirius, Remus y esas serpientes.
No entendía por qué ella estaba con ellas, tampoco entendía del porqué a ellos si los toleraba y a mí no. Tal vez fuera por nuestras peleas, pero no era mi culpa tener sangre bromista y en especial utilizarla con sus "amigos".
Aunque tampoco era mi culpa querer tener su atención, porque si por muy raro que saliera de mí, quería su atención como la tenían ellos, ella era una hermosa chica con un corazón de oro, y yo solo era un chico corriente.
Sin embargo, tampoco podía hacer nada, así que Lily tenía que ser mi punto, porque Atenea era algo imposible y más si ella me odiaba a muerte, tal vez yo también la odiara, buenos casi tres años la odié como ella me odiaba a mí. Pero desde este verano que la volví a ver me replanteé sinceramente mi odio hacia su persona.
Atenea Russell, era divertida, inteligente y aun recuerdo la primera vez que la vi. Llevaba un vestido con flores hasta las rodillas y su expresión asustada al ver a tanta gente y como se abrazaba a su hermano mayor, se me hizo una ternura verla.
—¿Necesitas ayuda? —su hermano no estaba a su lado así que intuí que tal vez fuera a ver a sus amigos.
—No, muchas gracias —me regaló una sonrisa, una sonrisa hermosa que me hizo sonreír a mí también.
—Soy James Potter, por cierto —le di la mano.
—Atenea Russell —correspondió el saludo.
—¡Atenea! —un chico pelinegro con los ojos grises se acercó a nosotros corriendo para abrazar a Atenea.
—¡Sirius! —ella soltó una carcajada mientras lo abrazaba.
—Te he echado de menos sinceramente, la casa es horrible sin ti y Reg lo confirma.
—¿Vino contigo? —los dos se separaron.
—Si —el pelinegro me miró— Perdóname, no sabía que la pequeña Atenea estaba acompañada, soy Sirius Black —me extendió la mano y le correspondí el saludo.
—James Potter —Sirius sonrió y de pronto se escuchó otro grito.
—¡Attie! —me giré para ver a lo lejos un niño parecido a Sirius corriendo hacia nosotros.
—¡Reg! —Atenea corrió a su encuentro y los dos se abrazaron.
—Es mi hermano Reg —me dijo Sirius y yo asentí viendo a Atenea y a Reg charlando.
Un chico que andaba por ahí demasiado tímido paso por el lado de Atenea, pero unos niños corriendo se chocaron con él haciendo que un libro se le cayera. Atenea al ver eso, miró a los chicos.
—¿Podríais disculparos con él?
—No queremos —le dijo uno de los niños.
—No saben donde se metieron —miré a Sirius confundido— Observa.
—¿A no?
—No —el chico se acercó a ella— Además fue culpa de él por ser un idiota que no mira por donde va.
—Que conste que te lo dije por las buenas —Atenea le pegó un puñetazo en toda la nariz haciendo que el niño retrocediera, el otro niño se acercó y Atenea le dio un rodillazo en sus partes.
—Esa es mi chica —miré de reojo a Sirius mientras sonreíamos los dos al ver lo que había hecho ella.
Los chicos se marcharon enfadados, Sirius y yo decidimos acercarnos.
—No debiste hacerlo —susurró el chico apenado.
—Tranquilo, para ella eso es normal —habló Sirius y el chico asintió.
—Soy Atenea Russell, este es Reg —señalando al hermano de Sirius—, y ellos son James Potter y Sirius Black.
—Un placer —Sirius le dio la mano y el chico le correspondió el saludo.
—Yo soy Remus Lupin —sonrió y miró a Atenea— Gracias por eso.
—No es nada —sonrió.
Ese día fue un bonito recuerdo porque también conocimos a Peter que andaba deambulando solo como un perrito asustado por los pasillos del tren.
Ahora nos encontrábamos todos en el gran comedor mientras Dumbledore daba su discurso de todos los años, yo, en cambio, no dejaba de mirar a Atenea que estaba más alejada de nosotros con las chicas.
—Querido miope al que más amo después de Remus obviamente —volteé los ojos y miré a Sirius.
—¿Y ahora qué? —Remus andaba prestando atención a Dumbledore mientras nos miraba de reojo.
—¿Por qué miras tanto a una chica hermosa de Gryffindor llamada Atenea Russell? —solté una risa que hizo que Remus girara su cabeza a nuestra dirección y todo el mundo centrara su atención en mí.
—No sabía joven Potter que mi discurso era divertido —habló el director con una sonrisa.
—Lo siento Profesor —maldita sea la hora en la que tuve que mirarla y más aún, que se diera cuenta Sirius.
—Bueno, como iba diciendo... —dejé de prestarle atención para jugar con mis manos.
—¿Ya te enfadaste? —me preguntó Sirius divertido.
—Cállate Black —la comida apareció, lo que significaba obviamente que Dumbledore había acabado su discurso.
—Por fin —Remus, Sirius y yo soltamos una carcajada al ver a Peter.
Ese hombre amaba demasiado la comida.
Miré de reojo a Atenea y esta se había levantado para ir con las serpientes, se sentó entre Regulus y Quijicus. ¿Por qué diablos se sentaba ahí? Toleraba a Regulus, pero no a Quejicus y no me gustaba para nada que él estuviera tan cerca de ella.
Odiaba que él la hiciera reír y yo solo le causara dolores de cabeza y repetitivos odios hacia mi persona. Tal vez mi persona no era la mejor del mundo o mis bromas eran demasiado pesadas. No sé mucho la razón, sin embargo, quería al menos llevarnos más y ser su amigo, pero era como si tuviera un cartel que dijera soy idiota no me enamoro. Nah, es broma creerme.
En toda la cena no paraba de verlos discretamente mientras jugaba con mi comida. Sirius y Remus tuvieron que obligarme a comer así que a regañadientes lo hice.
Al terminar la cena, los primeros en levantarse para salir fueron Atenea, Regulus, Lucius, Quejicus y Barty. Yo decidido, me levanté al igual que los demás Merodeadores y juntos fuimos a la Sala Común.
—¿Te gusta Atenea? —muy directo era Sirius.
—No.
—Ya claro y estabas viendo a la pared —soltó él con sarcasmo.
—Sirius, deja en paz a James —habló Remus mientras leía un libro y comía chocolates.
—¡Pero!
—Pero nada —Sirius me miró indignado y subió rumbo a nuestra habitación. Así que tanto como Remus y Peter se acercaron a la escalera.
—¿Vienes? —me preguntó Remus, ya que Peter había subido.
—Dame un momento —Remus asintió y desaprecio por ahí en el castillo.
Salí de la Sala Común y fui caminando por los pasillos en busca de Atenea, hasta que por fin la encontré que iba caminando distraída. Me acerqué a ella no obstante ella ni se inmutó.
—Potter, ¿qué haces aquí?
—¿Por qué tanto interés en esas serpientes? —me acerqué más a ella.
—¿Te importa por qué? —porque si, porque necesitaba una razón.
—Porque no me gusta que estés con ellos —estábamos muy cerca el uno al otro.
—No eres nadie para obligarme —me dijo ella relativamente enfadada, yo, en cambio, con una sonrisa le dije.
—Eso ya lo veremos cielo —le di un beso en la mejilla cerca de la comisura de sus labios y me fui de ahí directo a la Sala Común, en concreto a mi habitación que compartía con los Merodeadores.
Al entrar todos estaban dormidos, así que me cambié y me tumbé en la cama con una gran sonrisa, al menos no me dio un rodillazo o un puñetazo. Así que seguí pensando en ella hasta que el sueño me venció.
NOTA DE AUTORA
Sé que es pronto, ¿pero tenéis alguna teoría?
Recordar que al ser un fanfic haré las modificaciones que crea convenientes.
Os amo demasiado y gracias por todo el apoyo. Ya sabéis que podéis seguirme en tiktok para ver todos los edits de mis historias. La cuenta es historias.wattpad_ también hay un Hashtag por si queréis hacer edits de la historia yo encantada de verlos #itsalwaysbeenyouwattpad ❤
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