Chapter nine
Ambos nos sentamos frente a frente. La mirada impasible de la mujer poniéndome algo ansioso, pero de todas formas me tenía muy contento verla en buen estado.
—Señora Jeon—saludo afectuosamente Jihyo a mi lado. Mi madre se mantuvo quieta en su lugar de la cama, viendo con curiosidad a la mujer que le tendía la mano—No se si me recuerde, soy Jihyo, la esposa del joven que tiene en frente..
Mi madre frunció su ceño levemente.
—¿Por qué están aquí?—preguntó en un susurró, con su vista puesta en la ventana—¿Qué hago yo aquí? No entiendo nada, ¿Quienes son ustedes?—tragué saliva.
—¿No te reconoce?—me susurró al oído—¿A esto se refería su doctor cuando nos dijo que había vuelto a su estado inicial?.
—Si, por el momento no sabe quién es ni quiénes somos nosotros, existe la posibilidad de que esta desorientada con respecto a la época en la que esta viviendo..—dije de la misma manera. Un dolor casi imperceptible apareciendo en mi pecho. Despeje mi garganta y me dirigí a mi madre—Me dijeron que no ha querido comer, señora Jeon—dije ya, alzando un poco más la voz, obteniendo la atención de mi madre—Debe comer, será malo para su salud si no lo hace, señora Jeon.. y-yo, necesito que usted se encuentre bien..
Note como Jihyo apoyaba su mano sobre la mía. Me quede un tiempo viéndola.
—Y-yo, solo quiero que me digan donde estoy—noté como su mirada vacilaba de la ventana a nosotros—D-debería estar en otro lugar, no aquí, estoy encerrada—y sus palabras se sintieron como si estuviera recriminandonos el porque estaba aquí.
Sentí culpa, por alguna razón.
Un remordimiento que no me dejo tranquilo en ese momento, porque lo que hablaba mamá, no eran del todo incoherencias, ella estaba encerrada y no podía hacer absolutamente nada por ella.
Me consolaba sabiendo que todo era por su bien, para que un día, ella pudiera vivir a mi lado. Envejeciendo dignamente.
—No debe preocuparse, esta en buenas manos, señora Jeon—dije, tratando de sonar amigable—Nosotros no somos extraños, estamos para velar por usted.
Sus ojos brillaron de pronto.
—Me iré más tranquilo sabiendo que usted cooperara con lo que le indiquen ¿Si?—tome una bocanada de aire—Esta en un hospital, para que pueda mejorar, porque por mis medios no solucionare nada, necesito que me diga que va a cooperar con el doctor, todos queremos lo mejor para usted, no tiene que desconfiar..
—Yo a ustedes no los conozco..–musito.
Guarde silencio.
La mano de Jihyo afianzó su agarre al notar lo afectado que estaba por esto.
—D-digame que puedo hacer por usted para que sepa que no queremos hacerle daño, al contrario..—dije, con aquel nudo en la garganta que no había desaparecido desde que entramos a la habitación.
—Jungkook..—llamo Jihyo.
Mi madre se inclinó poquito y toco mi mano en donde Jihyo tenia la suya, con un brillo triste en sus ojos, mientras que sus labios temblaban y las palabras se le quedaban atascadas por un largo tiempo.
—Necesito que esa mujer me deje en paz.
Le miré atónito.
Luego de eso, ella se alejó y regreso a su antigua posición en la orilla de la cama.
Mire a Jihyo, buscando una respuesta, pero ninguno de los dos había entendido.
—¿D-de que mujer está hablando?–dije.
—La mujer de mis sueños, no me deja dormir..—sus brazos se cruzaron, abrazándose a si misma—Me atormenta cada noche con algo que no entiendo.. ¿Yo no he hecho nada verdad? Ella no me dejara en paz ¿Verdad? ¿Puede decirme?.
—Tranquilicese, Jihyo vierte un poco de agua en ese vaso por favor—ella solo asintió, preocupada igual que yo y no tardó en extenderme el vaso con agua—Tenga, tome un poco de agua, le ayudará.
Con manos temblantes recibió el vaso.
—Si quiere ayudarme, haga algo con eso.. no pido nada más, solo quiero que me deje en paz, por favor—suplico apenas.
—¿Me explicas que fue todo eso, Jeon Jungkook? ¿Qué son esas formas de irte del cuarto de tu madre? Ni siquiera se cumplieron los treinta minutos que te dejan estar con ella..—guarde silencio, sintiéndome torpe, ridículo por mi actitud. Solté un suspiro, y pase mis manos por mi rostro—¿Es consciente de lo que te dijo? ¿El doctor no te hablo de esos sueños? Nombro a un muchacho luego de todo eso, quizás.. ¿Habrá recordado algo?..
—Es consciente, Jihyo. No se lo acaba de inventar, pero no te preocupes, no es algo de lo que debas estar enterada, no es tan relevante como tú piensas—aclare mi garganta y respire profundamente—Ni siquiera yo se de quien estaba hablando, no se que muchacho será realmente..
—De acuerdo..
Me disponía a seguir caminando pero Jihyo se mantuvo de pie, mientras me observaba de brazos cruzados, callada.
—¿Pasa algo? Necesitamos llegar a la empresa, si es que ya lo olvidaste, Jihyo.
—Aún no me dices porque saliste de esa manera tan apresurada del cuarto de tu madre, sabes lo difícil que es que te dejen quedarte treinta minutos con ella, y más, los días que tu dispongas por tu estrecho horario de trabajo—desvíe la mirada.
—Sólo no quise molestarla más, sabemos de ella misma que no ha descansado muy bien estos días gracias a sus visiones. Se notaba que estaba exhausta—dije bajo la vista analítica de Jihyo—Aparte que quiero que recobre fuerzas porque quisiera sacarla del hospital para dar un paseo con ella la próxima semana. Me gustaría que tomase otro aire, y vea los alrededores, hace mucho que no sale de aquí—el semblante de la mujer cambió—Lo hable con él doctor y creemos que puede ser un buen incentivo para que pueda recordar..
Mi esposa escucho atenta.
—Aunque su condición no tiene cura, ayudará a que no empeore aún más..
—Eso es estupendo, querido—dijo con una sonrisa. Acercándose y tomando mi brazo entre sus manos, apoyándose sobre el.
—Bueno, solo y si su doctor de cabecera no cambia de opinion a último momento, todo depende de él y de las condiciones en las que se encuentre mi madre—dije.
Comenzamos a caminar.
—Confío en que nada arruinará tus planes, si cuidan bien a tu madre y ella se anima a cooperar con lo que le digan, no dudo que estará mucho mejor para esos días.
Ambos nos detuvimos frente al lugar, un establecimiento que tanto por fuera como por dentro te prometía darte estabilidad y comodidad para desenvolverte como un niño suele hacerlo. Tome la mano de mi hijo y espere una pronta reacción de su parte ante el lugar en el que estábamos, pero su silencio fue permanente por unos cuantos minutos, lo que tardaron en hacernos pasar al establecimiento en sí.
—Buenos días directora Min—salude cordialmente y me atreví a darle la mano igualmente—Vine ayer a ver el colegio, soy el señor Kim Taehyung, un gusto otra vez.
—Como olvidarlo señor, el gusto es mío por supuesto—sonrió—Pasen por favor, acaba de llegar en el momento preciso, los niños de kínder están en recreo ahora..
Mire a Hwan con emoción.
Esperando una misma reacción, algún indicio de que esto le causaba felicidad.
Pero tan solo me miro como suele hacerlo cuando se siente cohibido en un lugar.
—Como puede ver, señor Kim. Nuestro establecimiento cuenta con un patio recreativo para los dos niveles de aprendizaje, el A y el B, para niños y niñas. Cada uno con todo lo necesario para el tiempo de ocio de los pequeños, los recreos son de quince a veinte minutos aproximadamente—decía mientras caminábamos por los pasillos—Ningún nivel se mezcla con el otro a excepción de los recreos y los días que tenemos actividades a nivel escuela, son pocos al año. Cada salón cuenta con pantallas a disposición de los profesores para hacer sus clases lo más cómodamente posible.
Asentí, escuchando con atención.
—Contamos con el más alto nivel de seguridad, para su tranquilidad señor Kim. Jamás a sucedido algo en nuestro establecimiento y solo dejamos que los padres o algún adulto responsable del niño lo retire del lugar, nadie más que ellos—de vez en cuando la directora se giraba a verme antes de hablar. Mientras que yo observaba el lugar con atención, era un sitio muy lindo para mi hijo—El horario es de ocho a dos de la tarde, y el uniforme lo puede comprar aquí mismo si su decisión ya se encuentra tomada. Ahora, ¿Tiene alguna duda señor Kim?.
—Su explicación de todo el proceso ha sido bastante clara, directora Min—dije amablemente—Me ha convencido bastante desde que llegamos, pero como sabrá la última palabra siempre la tienen los niños ¿No es verdad?—ella asintió.
—Por supuesto que sí, señor Kim.
Me agaché para quedar a su altura y toque su hombro para llamar su atención. Que se hallaba puesta en el patio donde niños y niñas jugaban unos con otros.
—Hijo, ¿Qué piensas de la escuela?.
—Me gusta ese juego de allí—dijo en voz baja, señalando un resbalin grande a lo lejos, tan alto que alcanzabas a tomar las naranjas que brotaban de los árboles—No había de ese en la escuela de Suiza, papá.
—¿Te gustaría venir a jugar todos los días allí junto a los demás niños, mi cielo?—dije suavemente, acariciando su cabello.
—Me gustaría papá.. dile a la directora que me deje estar en su escuela, por favor—murmuró. Asentí antes de ponerme de pie y dirigir mis ojos hacia la directora que esperaba pacientemente una respuesta.
—Si es posible, quisiera hacer los trámites de matricula en este mismo instante, directora Min—dije sonriente. Ella no se mostró sorprendida por la respuesta, seguramente suponiendo firmemente que el pequeño accedería a estar aquí. Y de todas formas lo agradecía, era una buena escuela, la mejor de todas las que visite y me daba la confianza de que mi niño estaría bien las horas que estuviera fuera de mi alcance, aun no me acostumbraba.
—Perfecto entonces, señor Kim, sígame por favor a mi oficina. Si gusta el pequeño puede quedarse en el patio para conocer a los niños que serán sus compañeros—comentó, Hwan asintió sin decir algo al respecto y se aparto de mi lado para ir en dirección a los demás, sin antes darme una mirada que conocía perfectamente.
No podía tardar demasiado.
—Debe saber, señor Kim, que como uno de los únicos requisitos que necesitamos antes de la asistencia del pequeño a clases de manera oficial la próxima semana, debe rendir un examen para medir sus capacidades y ver a que curso se debe enviar ¿Entiende?—indagó, mientras ambos caminábamos a paso lento a su oficina, nuestros pasos resonando en la cerámica de los pasillos.
—He escuchado sobre eso, aunque en la escuela a la que asistió los primeros meses no tenían esta división de cursos, todos asistieron a un mismo kínder A—la mujer asentía a lo que yo decía—Y no se necesito de ninguna prueba antes de..
—Nosotros implementamos esta modalidad con el fin de que todos puedan aprender a un mismo ritmo y no se queden atrás mientras los demás siguen avanzando clase a clase, ¿Entiende?—asentí—Es una forma de que los niños se sientan más a gusto aprendiendo en el año, y nos da la facilidad de organizarnos de mejor manera—nos detuvimos frente a una puerta—Después de la matrícula, coordinamos un día para que su hijo rinda la prueba de admisión al curso ¿Ok?.
—Perfecto, directora Min.
—¿No le dirás a la abuela que tal te fue en la escuela que fuiste a conocer, Hwan?—comentó mi madre apenas entramos a la casa—Mira que tengo mucha curiosidad.
—Había un resbalin grande, y los niños eran agradables. Iré la próxima semana—dijo tranquilamente mi hijo, restándole importancia al tema de su nueva escuela.
Mamá sonrió y acarició sus mejillas.
—Eso se oye fabuloso, Hwan. Verás que te vas a divertir mucho cuando vayas y harás muchos amigos—aseguró ella. Hwan solo la observo por unos minutos y asintió, para luego caminar directamente hacia su habitación. Habíamos caminado bastante luego de salir de la escuela, y es que no había podido negarle un helado de fresas y una salida al parque a mi hijo, aún cuando apenas eran las doce de la tarde.
Tome asiento en el sofá.
—¿Y mi hermana?—pregunté a mi madre. Deje caer mi cabeza en el respaldo y cerré mis ojos ante la comodidad brindada—No la he visto desde que salí en la mañana.
—Salió a atender unos asuntos personales, sabes que nunca dice a donde va cuando sale sola de casa—comentó. Sentí como tomo asiento a mi lado—Y como la noticia de tu regreso a perdido impacto los últimos días, ha podido salir con más libertad. Se lo merece después de haber trabajado tanto en el acuerdo con los Jung. Tú deberías hacer lo mismo.
—¿Salir? Lo haré mañana, madre.
—Sale ahora, toma un poco de aire, Taehyung—dijo—Lo único que has hecho desde que regresaste es trabajar en la empresa y atender a Hwan todo el tiempo que tienes libre, podrías invitar a Jimin-ah a comer en algún bloque libre que tenga.
—Tiene mucho trabajo, no quiero fastidiar—musite—Aparte ya lo invite a la fiesta de mañana, y acepto en acompañarnos a Eloísa y a mi, así que no te preocupes por como desperdició mi tiempo libre, mamá.
—Te encierras en esa burbuja como lo has hecho siempre, te limitas a hacer actividades que todo joven de tu edad suele hacer, Taehyung—expreso mamá. Y no pudo molestarme más su comentario.
—Y tú aun no te acostumbras a no meterte en mi vida, mamá, y perdona que te lo diga de esta manera pero tal parece que no estás respetando mi privacidad—dije, me incliné hacia adelante, mirándola a los ojos, tomando una gran bocanada de aire—Tengo treinta años mamá, por favor. Te recuerdo que la última vez que intenté ocupar mi tiempo en otras cosas me refregaste durante mucho tiempo el gran error que había cometido, ¿O los años te hicieron olvidarlo, madre?—se limitó a solo verme en silencio, lo que yo había tomado como un indicio de que la charla había acabado. Me puse de pie y camine hacia la encimera para tomar mis llaves.
—¿A donde vas?.
—Saldré a tomar un poco de aire, el aire de esta casa me esta sofocando. Si mi hijo me necesita no olvides en llamarme, vendré enseguida, de todas formas no iré muy lejos—basto con decirle eso y ya, para que su silencio fuera permanente. Sus ojos clavados en mi nuca siendome totalmente indiferente, de igual manera era algo a lo que ya estaba familiarizado.
Abrí la puerta y salí de la casa.
Un aire fresco de pronto me atacó de frente, impactando directamente en mi cuello despejado ocasionando que una corriente recorriera toda mi columna.
Intente abrigarme lo que más pude con mi abrigo ya que no regresaría a la casa otra vez. Mire a los alrededores, nadie estaba por las calles, y un silencio sepulcral que debía admitir, me inquieto un poco, pero nada que no pudiera ignorar fácilmente.
No llegue mucho más allá cuando decidí que me quedaría en un parque cerca de la casa. Tome asiento en un lugar apartado, viendo desde allí como unos niños reían y corrían uno del otro, en un tipo de juego que no terminaba de entender de que se trataba, pero parecía ser divertido. Solté un suspiro, terminando de relajarme allí.
Me sobresalte levemente ante la presencia inesperada de una mujer a mi lado, una señora ya de edad que sonreía como si su vida dependiera de hacerlo. Le miré un par de segundos, curioseando.
—¿Son tuyos?—me sorprendió su pregunta tan inesperada, le mire sin entender nada.
—¿Disculpe?.
—Los niños de allá, ¿Son tuyos?—volvió a preguntar la señora. Se cruzó de brazos y soltó un jadeo, parecía bastante cansada.
—No. He venido solo.
Alzó sus cejas, entendiendo, regresé mi vista hacia al frente.
—¿Pero tienes hijos?—le mire con mi ceño fruncido, desconcertándome de cierta manera su confianza para hablar con un extraño, que era yo—Pareces joven aún.
Me cruce de brazos, y suspire.
—Tengo uno, cinco años—dije, aclarando—Y será el único—ella solo asentía.
—Pareces seguro de no querer más niños, muchacho—ella se inclinó levemente y dio caricias a un can que yacía sentado a su lado, atado a una correa que ella sostenía—Yo a tu edad anhelaba más niños, también tengo uno solo, pero ya hace mucho que se fue de casa, ahora es todo un adulto independiente—se giró a verme y entrecerró sus ojos—Me recuerdas a él.
No supe que responderle.
Por lo que hubo un largo silencio hasta que me decidí a hacer un comentario.
—¿Por qué no tener más hijos, si los anhelaba tanto?—indague. Llamando la atención de la mayor, la sonrisa que me entrego fue pequeña, efímera. Silencie.
—Lo intente, pero mi cuerpo rechazaba cada uno de los embarazos que tuve, abortos espontáneos me dijo en ese entonces el doctor que me atendió, y ya con el tiempo eso me causó infertilidad—dijo encogiéndose de hombros—Con el tiempo supe asimilarlo de mejor manera.
—Lo siento mucho, señora.
Despeje mi garganta.
—No tienes porque, es parte de la naturaleza humana—sonrió apenas—De todas formas fui muy feliz con mi vida, tuve una familia y no puedo exigirle más al universo—escuche atentamente—¿Y tú tienes esa familia, muchacho? ¿Alguien con quien compartas todo lo que te resta de esta vida?—ambos nos miramos a los ojos, sintiendo en mi, un vacío gigantesco.
Que no supe como desterrar de mi alma, una parte de mi coexistiendo con ello. No obstante, podía decir que había sido muy feliz desde que Hwan llegó a mi vida.
—Hubo un tiempo en que conocí a esa persona que le devolvió la alegría a mi vida—solté de pronto—Una alegría que gracias a la vida que llevé supe que era de las más sinceras, por unos años que parecieron un instante, tuve a mi pequeña familia, fui feliz y no podía exigir más..
—¿Y ahora?—su voz se oía optimista.
—Ahora somos completos desconocidos—dije sin más. Mirándola seriamente—Y esa felicidad se marchito como hojas en pleno otoño, así como lo ve ahora mismo.
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