Chapter eight
Me cruce de brazos al ver llegar a mí madre finalmente, avance por la sala de estar y me detuve en el umbral de la puerta de entrada. Me consoló ver que Hwan estaba perfectamente, y parecía agradarle más la compañía de su abuela.
—No me dijiste que saldrías con Hwan, mamá—ella solo se dedico a cerrar el pequeño cercado que había a la orilla de la calle en nuestro ante jardín y camino con total despreocupación hacia mi, Hwan me sonrió cuando noto mi presencia y corrió a mis brazos, besando mi mejilla.
—Mira, la abuela me compro esto—dijo completamente emocionado, aún con su voz bajita y suave. Acaricie su cabello.
—Esta muy lindo, ¿Es para tu nueva colección de avionetas?—dije, y él asintió. Salió de mis brazos y corrió al interior de la casa, seguramente yendo a su cuarto.
Me puse de pie nuevamente.
—Podrías haberme dicho que pensabas salir con mi hijo, mamá. Me preocupe al no verlo en la casa—dije, cruzándome de brazos al no notar reacción en su mirar.
—Le pedí a tu padre que te dijese que saldríamos a tomar un helado al centro—explicó sin más. Siguió con su camino.
—Papá no me dijo absolutamente nada.
—Entonces ya no es mi culpa, Taehyung. No te enojes conmigo, solo quería darle un gustito a mi nieto, debe aburrirle estar siempre encerrado en la casa, jugando en su cuarto, ¿No opinas lo mismo que yo?.
—No estoy enojado por eso, ni siquiera estoy enojado—dije en un suspiro—Sólo, para la próxima asegúrate de decirme tú misma que piensas salir con él, ¿Ok?.
Ella solo asintió, y camino a la cocina.
Obviamente la seguí, aún con la sensación de que la conversación no ha terminado.
—¿Necesitas algo más? Me has seguido de la sala hasta acá, sueles hacer eso cuando quieres algo más, ¿Qué es?—me sentí abrumado ante ese comentario.
Me reincorpore.
—Nada en verdad, pero tú, ¿Te sucede algo? Pareces molesta por alguna razón—detuvo sus acciones, pero eventualmente regreso a cortar algunas verduras.
—No es nada relevante, no te preocupes. Es un asunto del cual fácilmente me puedo deshacer—dijo con indiferencia. Echando todas las verduras en una olla con agua, para luego ponerla a hervir.
—¿No debo preocuparme entonces?.
—No.
—De acuerdo, iré a mi habitación, tengo que revisar unos documentos que me pidió el señor Jung para la próxima semana—dije, regresando por donde había venido—Asegúrate de guardar tiempo para después, necesito que tú y papá lean también los documentos antes.
—Como quieras.
Alcance a escuchar a lo lejos. Ya había caminado lo suficiente para cuando mamá me había dado la respuesta, mire a mi izquierda cuando pase por el cuarto de mi hijo, sonreí enternecido al ver como se concentraba en orden en un orden especifico sus aviones y avionetas en la pequeña repisa que tenía sobre la cama.
—¿Estresado mi vida?—pregunté con una pizca de diversión al ver que no estaba conforme con su propio orden de las cosas. Se giró a verme y dejo que sus pequeños hombros cayeran, se sentó en la cama sosteniendo un avión en ellas.
—Papá, no me gusta así, y probé de tantas maneras.. así, muchas, muchas, pero no me gustan—dijo, desanimado. Un puchero adornando esos labios rosados y finos.
—¿Estas seguro, Hwan? Puede que no hayas probado de todas las formas.
Tome el avión en sus manos, y me dirigí hacia la repisa en la pared. Analizando un poco el orden que podría darles ahora.
Pensé, algo que pudiera agradarle a Hwan, como si él mismo hubiera hecho el orden. Comencé a acomodarlos de la manera que quería y pensé que sería la mejor y sonreí al ver que congeniaba muy bien, Hwan me observo y luego a sus aviones y avionetas, formó una pequeña O en sus labios, me sentí satisfecho.
—Me gusta así.. —dijo, maravillado—Eres muy perfecto papá, muchas gracias..
—De nada, hijo. Más tarde podemos ir por una repisa más grande si quieres, para que puedas adquirir más de estas cosas—su sonrisa acompañada de un leve sonrojo fue realmente adorable para mí.
—Si, si. Yo quiero.
Me senté en la cama y le miré con adoración, alce mi mano y llevé uno de sus cabellos por detrás de la oreja. Él solo se dedico a observarme en silencio, con sus ojitos brillando hermosamente.
—¿Te divertiste con tu abuela, hijo?—indague, dándole mi completa atención.
—Si, pero estaba enojada después, yo no sé—dijo, restándole importancia—Fue antes que me comprara mi avioneta, ella se detuvo a conversar con un señor alto.
De pronto se hallaba mirando fijamente un punto en la habitación. Recordando quizá.
—Ese señor no dejaba de mirarme papá, quizá la abuela estaba enojada por eso—de pronto sentí preocupación ante lo dicho, me acomode mejor en la cama y tome las manos de mi hijo, llamando su atención—Ese señor no me hizo nada, pá.
Respondió, como si sintiera mi inquietud.
—¿Sabes cual era su nombre, hijo?.
—No, pero se veía muy triste el señor. Yo creo que quería un helado igual que yo—sonreí, ante el comentario inocente de él—Y no pudo comprárselo, ¿Cierto, papá?. A lo mejor me miraba porque quería el mío.
—Tal vez y quería tu helado ese señor, Hwan—dije, dejando atrás ese pesar en el pecho—¿Sabes de lo que hablaron tu abuela y ese hombre, cielo?—negó.
—Yo solo vi al señor hablar con mi abuela, era más interesante ver todos los aviones que habían en la tienda—dijo, volviendo al tema anterior, su gusto por los aviones—¿Te imaginas la cantidad de aviones que habían papá? Eran muchísimos, quise vivir allí, pero después me dije, no Hwan, vas a extrañar a papá, entonces desistí, ¿Ves?.
—No podría vivir sin ti, Hwan—dije, hilando aquel pensamiento del más pequeño mientras daba caricias en su cabello—¿Te cuento algo divertido?—le pregunté.
—Si, dime.
—Cuando salí hoy en la mañana, ¿Sabes a donde fui?—él negó, moviendo su cabeza—Consulte por alguna vacante en una escuela cerca de aquí, para que puedas retomar tus estudios y hacer más amigos.
—¿Uh?—no parecía exactamente contento.
—¿No estás feliz, cielo?—le dije.
—L-los niños van a burlarse de mi lenguaje..—musito—Aún me cuestan algunas palabras en coreano, papá—le mire, sintiendo mi corazón apretujado ante la inquietud de mi pequeño—Aparte, Mila se enfadara conmigo si hago más amigos, es malo romper promesas, papá.
Por supuesto que era malo romper promesas, algo demasiado malo. Triste al final de todo, solté un suspiro.
—Mila es una niña muy inteligente, cielo. No se va a enojar porque tú hagas más amigos ¿De acuerdo? Tú también eres muy inteligente, no te costará nada de nada mejorar en las palabras que te faltan pulir en coreano, cielo. Recuerda que llevo enseñándote nuestra lengua desde que comenzaste a tener uso propio de razón..
—Yo sé, de todas formas prefiero mucho más el francés de allá—dijo, encogiendo sus hombros, sonreí, más a gusto.
—Tus primeros cinco años de vida los viviste en Suiza mi cielo, es normal que te simpatice mucho más el francés de la zona en la que vivíamos—él asintió—Te ayudare a mejorar ¿De acuerdo? Estarás cien por ciento listo para ir a clases ¿Ok?.
–Ajá, me esforzaré por ti, papá—dijo mostrándome su pulgar, para luego empuñar sus manos y agitarlas poquito.
—Que gusto escucharte, Hwan.
—Aunque, ¿Puedo pedirte algo?—asentí, atento a lo que pudiera decirme—¿Podrías comunicarte con los padres de Mila para poder verla antes de que vaya a clases?.
—Por supuesto, mi vida. Cuenta con ello.
Se abalanzó sobre mi y me abrazo.
—Te amo, papá.
—Y yo a ti, Hwan.
—¡Esa papá! ¡Quiero esa para mi cuarto!—le mire por un momento, reprendiéndolo con la mirada por haber gritado de más, inmediatamente sus mejillas sonrosadas captaron mi atención—Me gusta esa.. pá.
—Estas muy emocionado ¿No?—dije de buen humor—Vamos, entremos a la tienda entonces y veamos la repisa ¿Bien?.
—Ok.
Tomo mi mano y ambos entramos juntos a la tienda. El aire acondicionado haciéndose notar con el clima caluroso que había esta tarde de otoño en Daegu.
—Oh, señor Kim—murmuró una de las empleadas frente a mí. Dando una leve reverencia a mi persona–Un gusto tenerlo aquí, ¿En que podemos ayudarle?.
—Descuide, no es necesario este trato—dije, de pronto incómodo. La señorita solo asintió dando unos pasos hacia atrás—Nosotros vinimos por esa repisa en especial—le señale la que se encontraba en el ventanal—Es para mi hijo, ¿Tendrán de otros colores, o solo esta disponible ese que veo allí?—pregunté amablemente.
—Tenemos por el momento, una de color azul rey, violeta pastel y ese amarillo que esta en el ventanal, señor Kim—comentó.
—¿Azul rey?—le pregunté a mi hijo, este asintió con sus ojos brillantes. Estaba sin duda emocionado, le encanta ese color—Azul rey por favor—pedí a la señorita.
—Bien, señor Kim. Aguarde un momento le prepararemos la repisa en breve. ¿Desea costear el despacho hasta su casa o tiene el medio para retirarla usted?.
—La retiraré yo mismo, gracias.
La mujer asintió, dando una sonrisa y se fue por un pasillo eventualmente. Mire a Hwan, que me veía con completa felicidad y atención, me sonrió bonito un momento.
Ambos nos sentamos.
—Gracias papá, me gusta mucho.
—Lo mejor para ti, chiquito.
—¿Señor Kim Taehyung?—indagó una persona frente a mí, lo primero que vi fueron los zapatos bien lustrados del hombre, los pantalones de tela holgados y luego, esa sonrisa que jamás espere ver—Oh, vaya. De verdad es usted, señor Kim.
Despeje mi garganta.
Me puse de pie, y arregle un poco mi cabello. Hwan se quedó sentado a mis espaldas, viendo con curiosidad al doctor.
—Doctor Oh, que sorpresa verlo.
—¿Los años nos van pesando no? Nos vamos haciendo más viejos, pero usted, esta igual a la última vez que nos vimos—el mayor sonrió gratamente—¿Cómo esta?. Supe que estuvo viviendo fuera del país, su regreso a Corea del Sur fue todo un acontecimiento para la ciudadanía..
—Así parece..—dije sin más—He estado bien, gracias por preguntar, he vivido una vida plena y sin preocupación desde que me fui—el hombre asentía, sus ojos de pronto recayendo en el pequeño detrás de mí. Eventualmente Hwan se paro.
—¿Es el niño? Señor Kim—su expresión cambió a una de impresión, como si ver a Hwan fuera una de las cosas más impresionantes de la vida, para él mismo—Es increíble lo mucho que ha crecido, y lo saludable que parece estar, señor Kim.
—Él ha crecido perfectamente estos últimos cinco años, doctor Oh—dije—Saluda al doctor, hijo, es un viejo conocido de papá—tomo por los hombros a mi hijo y lo puse frente a mi, a plena vista.
—Hola.
El doctor sonrió.
—Es, hermoso Señor Kim, lo felicito nuevamente—no sabía como tomarme todo lo que me estaba diciendo. Más, solo me limité a verle y guardar silencio—¿No ha tenido complicaciones con la salud del pequeño, señor?—se reincorporó.
—En absoluto, nada desde la primera y última vez, cuando apenas tenía horas de vida, como bien recordará usted ¿No?.
—Como olvidar esa madrugada..—dijo con pesar, lo había notado—Bueno, me alegra haberlos visto señor..—dio una pequeña reverencia y agitó su mano a Hwan—No debo tardar demasiado, mi esposa me esta esperando en el auto, espero verlo otra vez señor Kim, trabajo en el mismo hospital aun, por si quiere visitarme ¿Si?.
—L-lo tendré en cuenta, un gusto verlo.
—Adiós.
Sentí un tirón en mi polera.
—¿Quién era ese señor, papá?.
—Un doctor que ayudó mucho a papá cuando tú naciste, mi vida—dije inconscientemente, no esperando que la señorita frente a mí haya tardado poco en regresar, despeje mi garganta—¿Todo listo señorita?—le pregunté amablemente.
—Trabajadores le están esperando en la entrada para ayudarle a colocar bien la repisa dentro de su auto, señor Kim.
—Muchas gracias, vámonos cielo.
Hwan se volvió a agarrar de mi mano y caminamos juntos hacia la entrada. El auto se encontraba justo frente a la tienda, a unos cuantos metros solamente, saqué las llaves de mi bolsillo y desactive la alarma para que pudieran acomodar bien la repisa, ambos trabajadores me vieron, pidiendo permiso con la mirada.
—Oh, pueden abrir el auto, no hay problema, tengan cuidado con la silla para niños por favor—dije, solamente. Viendo como procedían a ordenar todo, encajando perfectamente la repisa azul rey a un lado de la silla de mi hijo—Listo, vamos a subirte mi vida, podemos irnos.
—Muchas gracias por su compra, señor Kim, valoramos su preferencia—comentó una de las trabajadoras. Reverenciando.
Solo asentí, y di la vuelta con Hwan de mi mano para subirlo al lado izquierdo del auto. Lo acomode en su silla y cerré la puerta para subirme yo igualmente al volante, deje algunas cosas en el asiento y puse las llaves para encender el vehículo.
—Papá, ¿Podrías poner el soutdrack de tierra de osos? Pero bajito, por favor—pidió, cómodo en su asiento mientras cerraba sus ojitos, amaba verlo así. Tan solo nosotros, disfrutando de la compañía ajena, escuchando canciones de su gusto.
La música de aquella película comenzó a sonar dentro del vehículo. Solté un largo suspiro gustoso y emprendí marcha a casa, las calles no estaban tan llenas a esta hora por lo que no tardaría en llegar.
—Bonsoir, Taehyung—se escucho en la otra línea. Fue inevitable no reír.
—Al parecer estás de buen humor. ¿No deberías tener ganas de morirte por pasar tantas horas en el hospital?—me acomode mejor en el sofá de la sala de estar.
—No te lo voy a negar, estoy algo estresado, por eso decidí llamarte en este tiempo libre que me asignaron para comer un poco, una compañera me esta reemplazando en lo que termino—dijo.
—¿En que momento me convertí en tu pelotita anti estrés?—una carcajada se escucho fuertemente en mi oído. Espere en silencio una respuesta por parte del otro—¿No vas a decirme nada, Park?.
—Que puedo decirte, tu voz me relaja bastante, aparte que siempre logras subirme el ánimo cuando estoy irritante. Algo que casi nadie puede lograr..
—¿Debería sentirme halagado?.
—¡Por supuesto, Kim Taehyung! Muy halagado porque eso quiere decir que eres especial en mi vida..—sonreí ante el comentario, seguramente Jimin también lo hacía—¿Qué estas haciendo ahora?. Son casi las once de la noche, mañana a esta hora ya habré acabado con mi turno.
—Me alegro por ti, podremos vernos entonces, desearía comentarte algo. Ahora, precisamente no estoy haciendo nada, hace unos minutos dejé a Hwan en su habitación, no quería dormirse, fue un trabajo difícil pero no imposible. Mañana iremos a conocer la escuela a la que irá.
—Vaya, ¿Le encontraste escuela ya? Que maravilla, apuesto a que esta feliz ¿No?.
—Algo así, esta un poco nervioso.
—No es para menos, todo niño se pone nervioso cuando sabe que pronto estará rodeado de gente que en su vida a visto. Igual de seguro, ya tiene sus amigos en Suiza ¿No es así?—indagó.
—Sólo una, se llama Mila. Lo que le preocupa en verdad es que se burlen de él por su acento, en sí él es cien por ciento coreano, pero toda su vida a escuchado solo es francés o alemán de la zona en la que vivíamos—dije, jugando con un hilo de mi camiseta, viendo hacia la cocina.
—Lo he escuchado hablar, y el hangul le sale perfectamente, mucho tienes que ver ahí, no debería ser una preocupación ¿No crees?—murmure algo, suspire.
—Bueno, hazle entender eso a un niño de cinco años—dije, poniéndome de pie para ir por algo de comer a la cocina. Puse el altavoz y deje el celular sobre la encimera—Aunque tengo la esperanza de que la visita de mañana le ayude a simpatizar mejor con el entorno de la escuela, en lo personal, las profesoras del Kinder se me hicieron muy agradables, y los pocos niños que vi eran adorables..
—Confío en que le irá excelente, ya verás.
—Eso espero..—guarde silencio—¿A que hora me dijiste que terminaba tu turno mañana?—le pregunté, mientras cortaba las orillas del pan para llenarlo de manjar.
—A las once en punto, mis cuarenta y ocho horas de estrés habrán acabado.
—Ah, ya veo. Es que quería proponerte algo, Park Jimin—dije sonriendo, sentí ganas de reír ante la exclamación de asombro que soltó de pronto el chico.
—¿Kim Taehyung va a proponerme algo?.
—Verás, te comenté que este sábado hay una fiesta por este nuevo proyecto que estamos haciendo con el señor Jung ¿No?—Park Jimin murmuró en afirmativa—Y bueno, mi hermana y yo iremos, pero creí que estaría bien invitarte a ti también.
—¿Quieres que sea tu caballero de compañía, mi estimado Kim Taehyung?.
—Bueno, no tan así. Ambos nos vamos a divertir y te quedará como anillo al dedo después de tantas horas bajo presión. Puedo ir por ti y luego te dejo en tu casa.
—¿Qué? No, no, no. Yo pasaré por ustedes, y nos vamos a la fiesta ¿Ok? Estaré encantado de ir contigo, gracias por tomarme en cuenta, Kim Taehyung.
—Que dices, siempre te he tenido presente en mi vida—dije de buen humor—Bueno, eso era, me alegra que hayas aceptado, ya creo que es momento de ir a dormir, mañana tengo que madrugar..
—Que descanses entonces, mañana hablamos apenas tenga tiempo—rio—Buenas noches, Mon Charmeur Kim Taehyung—carcajadas eran las que llenaron mi oído los primeros segundos.
—Au revoir, Park Jimin. Suerte.
Sonreí al teléfono cuando colgué.
Recordando porque Park Jimin había tomado la decisión de aprender francés hace algunos años, cuando vivía en Suiza.
Sentí tocar las nubes cuando mis pies descalzos tocaron la suavidad de la alfombra en la entrada de la casa. Deje mi abrigo en los colgadores y miré al frente.
Me desconcertó ver todo lo que había.
—¿Jihyo? ¿Dónde estas?—dije en voz alta, al ver que no aparecía. Mire la mesa, las velas estaban consumidas, lo poco y nada de comida que había a la vista, fría.
—Discúlpame, estaba en la cocina. Pensé que llegarías a tiempo para la cena, querido—dijo, su rostro viéndose serio, e intranquilo—Podrías haberme avisado.
—Te envié un mensaje, dije que no podría llegar llegar tiempo, se descompuso tu auto—dije, lanzando despacio el maletín sobre el sofá, eventualmente me senté—Tuve que venirme a pie las últimas cuadras, mañana lo enviaré al mecánico.
Se mantuvo en silencio, mientras veía la pantalla de su celular, murmuró algo que no alcance a escuchar, finalmente suspiro y se acercó a mi lado, para tomar asiento.
—Disculpa, quede sin batería. Podemos recalentar la cena y cenar ahora, ¿Te parece bien, Jungkook?—dijo, sus ojos brillando un poco al preguntarme eso.
—Esta bien—dije sin pensar.
Ella sonrió, y se volvió a poner de pie para llevar los platos que estaban en la mesa para llevarlos a la cocina. Deje caer mi cabeza en la suavidad del sofá, me sentí somnoliento, estaba cansado, y dolorido.
Jihyo no tardó mucho en regresar, quito las velas ya consumidas, y reordeno todo.
En silencio me senté en la mesa. Una en una esquina, y el otro, frente a ella, un par de metros nos separaban como siempre.
—¿Papá te dejo trabajo extra otra vez? Te ves más agotado que ayer querido—dijo viéndome con preocupación—¿Quisieras que hable con él para que te baje horas?.
Negué, mientras llevaba un trozo de carne a la boca, estaba exquisito.
—No es necesario, es lo que me corresponde al fin de cuentas, tu padre es mi jefe, si cree que es necesario que cumpla con horas extras, debo hacerlo—dije, sin dirigirle la mirada, concentrado en mi comida y en lo hambriento que estaba.
—Sabes que no es así. Actualmente no te hace falta absolutamente nada para vivir, tienes una situación económica estable. Perfectamente podrías trabajar de ocho a cinco de la tarde y vivir plenamente, sabes que todo lo que tengo paso a ser tuyo el día que me hiciste tu esposa, Jungkook.
Mi esposa..
—De todas formas, sigue siendo tuyo. Suficiente tengo con haber aceptado vivir en una residencia que tu elegiste para nosotros, en un lugar muy acomodado—dije, no de mal humor—Sólo, me gustaría tener mi propio dinero, no me gusta que me entreguen las cosas gratis, trabajar me gusta Jihyo, no te preocupes por eso.
—Me gustaría pasar más tiempo contigo, es todo—dijo, entre suspiros. Mientras removió el arroz de un lado a otro en el plato—Últimamente pasas más tiempo fuera que en la casa, hasta creo que Bam lo ha notado, te extraña más de lo usual.
Me detuve.
Sintiendo como un arroz se atoraba en mi garganta, ocasionando que tosiera.
—¿Terminaste de comer? Recogeré la mesa para irnos a dormir—dijo, su plato quedando a medias y lo que estaba por decirle no alcanzando a salir de mis labios—O si quieres hacer otra cosa, pues bien, solo dímelo y veremos que hacer.
No respondí nada.
—Jihyo, ¿Te sucede algo?—me sorprendió ver una sonrisa pequeña en su rostro, fría.
—Me molesta que preguntes eso, ¿Debería pasarme algo, Jeon Jungkook?. ¿Has hecho algo para que yo esté molesta, querido? Refréscame la memoria —inquirió, esta vez más seriamente.
—Te conozco, y se que tal vez mi actitud estos días a sido.. distante—me miro y se cruzó de brazos—Indiferente en ciertos casos y quiero decirte que no es intencional, tan solo, he pasado por momentos complicados, difíciles de llevar y cometo la equivocación de desquitarme contigo cuando no debería ser así.. tú siempre has sido tolerante conmigo, yo no debería pagarte de esa manera, lo siento..
—¿Momentos complicados?—su semblante se suavizo, y se terminó por acercar a mi lado—¿Qué ha pasado?.
—Yo, no quisiera molestarte con esto..
—Vas a decirme, Jungkook. Nada que te involucre va a molestarme, soy tu esposa y nadie más que yo podrá entenderte mejor ¿De acuerdo? Ten me confianza..
Le miré apenado.
Y es que sabía que jamás podría hablarle con naturalidad sobre lo que en verdad me esta pasando, lo que me atormenta día y noche y entorpece nuestra relación.
Ella no podía saber de Taehyung, ni de la extensa historia que nos unió en el pasado. Mi labio de pronto temblaba.
—Jungkook.. querido—posó sus manos en mis mejillas—¿Qué es lo que tienes?.
Sentía culpa.
Aún así, me atreví a mentir, relativamente.
—Mamá..—despeje mi garganta—Mi mamá, no esta funcionando el tratamiento con ella, Jihyo. Me lo dijo el doctor hace unos días, ella está tal cual a como ingreso a ese hospital la primera vez, van a implementar un nuevo tratamiento con ella para que recupere gran parte de sus recuerdos, y viva dignamente.. e-ella no merece vivir así, me duele enormemente..
—Ay, querido. ¿Por qué no me dijiste?.
—No lo sé..—dije con los hombros caídos—No encontré el momento adecuado, es todo. Estamos muy ocupados con el trabajo en la empresa y el tratado con los Kim—dije, tragando saliva—Contando que también la cuenta del hospital estaba atrasada unos cuantos días, debía pagar cuanto antes si no quería problemas..
—Jungkook..—parecía perpleja—¿Por qué demonios no me dijiste nada? Podría haberte ayudado con ese dinero, sabes cuanto estimo a tu madre y lo importante que es para mi que ella viva bien.. no debes cerrarte a los demás cuando tienes problemas de este tipo, querido, menos conmigo que soy tu esposa, Jungkook.. no me excluyas de esta manera, por favor.
—No volverá a suceder, disculpa.
Ella solo suspiro.
—¿Pagaste ya?—asentí—Mira, se que nunca te ha gustado que te ayude monetariamente con tu madre, pero esta vez quisiera hacerlo, podemos llevarla a un mejor hospital, quizá esa sea una buena opción para ella, y para ti también.
—Jihyo no-
—Acéptalo, vamos mañana juntos a ver a tu madre y escuchemos al doctor, dependiendo de lo que nos diga, veremos a que hospital trasladarla ¿De acuerdo?.
No tenía más opción..
—Esta bien.
Ella me sonrió y beso mi mejilla con suma suavidad, sosteniendo mi mentón con una mano, se quedo allí, respirando en mi rostro, no hice nada más que mirar frente a mi, quedándome quieto a su lado.
—Necesito verte feliz, si tú no puedes, yo tampoco podré serlo, sabes eso querido.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro