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51.

Me dejé caer de espaldas sobre la cama llevándome conmigo a mi sensual novia que estaba desnuda frente a mí. La sensación de su piel sin ningún tipo de barrera contra la mía era algo que iba más allá de lo lujurioso; lo podía llegar a describir como algo inigualable, maravilloso, especial, ardiente y cálido, cosas que en conjunto me hacían sentir millones de cosquillas por todo mi cuerpo, cosa que jamás en mi vida había sentido.
                     
Sé que no es bueno comparar, pero ¿quién conoce ahora a todas las chicas con las que me acosté en el pasado? Ninguna de ellas jamás logró hacerme sentir todo lo que Jennie me hacía sentir incluso con ropa.
                     
Me di el lujo de pasear mis manos por la espalda desnuda de mi novia mientras disfrutaba de los besos y succiones que ella me daba por todo el cuello, sin embargo me detuve de golpe cuando ella dió en el punto exacto que lograba exitarme como loca, mi jodido talón de Aquiles:  mi clavícula.
                     
Al parecer ella notó el cambió que surgió en mi cuerpo luego de que hiciera aquello y por esa razón dejó de besarme ahí y fue directamente a atacar mis labios.
                     
- Chaeyoung... - dijo como pudo sin despegarse de mis labios - Quiero que me hagas el amor, cielo.
                     
Un gruñido de exitación resonó desde mi pecho. Por su puesto que iba a hacerle el amor, maldita sea.
                     
Sin ningún esfuerzo logré voltear nuestras posiciones haciendo que ahora ella estuviera debajo de mi.
                     
- Te lo haré por horas. - dije mirándola a los ojos - Voy a amarte hasta el cansancio y después de eso no vas a lograr deshacerte de mí.
                     
- ¿Ah no? - preguntó con una sonrisa traviesa y ojos brillantes.
                     
- No, porque a partir de ahora voy a encargarme de amarte cada una de las noches del resto de mi vida. - la sonrisa que tenía en su rostro cambió rápidamente a una sonrisa soñadora y sus ojos reflejaban aún más brillo.
                     
- Te amo.
                     
¿Para que responderle con palabras si podía hacerlo con acciones? Acciones que implicaban horas de sudor, movimiento de caderas y por su puesto, muchísimo amor.
                     
Tomé sus manos y las coloqué por encima de su cabeza y entonces me acomodé de tal manera que pudiera rozar su centro con mi muslo.
                     
- Mmm, Chaeyoung. - ronroneó.
                     
Oírla decir mi nombre de esa forma me encendió aún más y por ello aumenté el ritmo de mis movimientos. Alejé una de mis manos de las suyas y comencé a acariciar el contorno de su pecho izquierdo.
                     
- ¿Puedo tomar un poco de esto? - pregunté mientras masajeaba con delicadeza su otro pecho
                     
- Toma lo que quieras, Chaeyoung.
                     
Como si fuera un vampiro me acerqué rápidamente a su cuello y comencé a darle mordidas y succiones con la intención de marcarla, tal y como lo había hecho ella hace unos minutos atrás.
                     
Deslicé mi boca de su cuello a su clavícula, y luego de su clavícula al centro de sus pechos, entonces en ese punto solté mi otra mano de la suya y llevé mis dos manos a sus pechos para juguetear con sus pezones, los cuales se pusieron duros ante mi tacto.
                     
- Mm. - gimió silenciosamente tan pronto como puse mi boca en uno de sus pezones.
                     
Después de jugar un buen rato con los pechos de mi novia, decidí que era buena idea regresar a mi posición anterior con ella arriba de mí.

Fueron varios minutos en que lo único que hicimos fue acariciarnos y besarnos la una a la otra , así que tomé más iniciativa de la que ya había tomado desde que habíamos llegado a su departamento y bajé mi mano hasta su centro húmedo.

- Maldición, guapa, estás jodidamente mojada para mi. - gruñí disfrutando de la suave piel de mi novia.

- Eres una boca sucia, Park Chaeyoung. - me tomó de las mejillas haciendo que dejara de ver mi mano acariciando su intimidad y comenzó a besarme - Tienes tantos modales que aprender.

- Enséñame.

- Luego. - contestó para después soltar un gemido al mismo instante en que yo introducía un dedo dentro de ella - Jodido Dios. - gimió.

- ¿Ahora quién es la boca sucia?

- ¿¡Qué haces!? - protestó al ver que salía de ella - Dios, juro que sí no pones tus malditos dedos dentro de mi ahora mismo le diré a mi padre que te los corte, Chaeyoung. - dijo irritada.

- Me pones mucho. - sonreí

- ¡Chaeyoung, tócame!

- Eres jodidamente ardiente enojada, mi amor. - escondí mi rostro en su cuello y comencé a besarlo - Di que eres mía, Jennie, dilo.

- N-no me di-digas ahh... - no pudo terminar su oración porque se puso a gemir tan pronto como inicié a acariciar su clítoris.

- Dilo. - pedí acariciándola más rápido - Dí que eres mía. Hazlo.

- Soy tu-tuya - sentí como su centro se contraía y entonces un líquido caliente comenzó a salir de ella, indicándome por su puesto que la había hecho llegar al orgasmo con mis atenciones y caricias - Soy tuya, toda tuya, Chaeyoung. - dijo finalmente

- Mía, jodidamente mía.

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Narrador omnisciente.

No tenía idea de cuántos días llevaba en el hospital, pero estaba consiente de que habían sido demasiados y por ello se sentía un poco estresada. Había despertado por fin luego de pasarse mucho tiempo sedada en la sala de cuidados intensivos y lo único que quería era salir de ahí, pero eso no pasaría hasta dentro de tres días.

Desde el episodio casi mortal que se vivió en su casa no había vuelto a ver a Chaeyoung, su hermana y eso la ponía un poco triste. La mirada que le dió cuando ella la llamó luego de que le dispararán era algo que no olvidaría; en esa mirada había tanto dolor y confusión y sabía muy bien que ese era el reflejo de lo que en realidad sentía la rubia alta. Aunque fuera de toda esa tristeza por la mirada que le dió Chaeyoung, se sentía satisfecha consigo misma por haber evitado que aquel maldito hombre le disparará a su hermana. Mantenerla a salvó era una de las cosas que se propuso tan pronto como se había enterado que un imbécil la estaba siguiendo, y haberle salvado la vida era realmente gratificante porque eso significaba que estaba cumpliendo muy bien con su papel de hermana.

- ¡Mami! - la voz de su hijo la trajo a la realidad fuera de sus pensamientos y sonrió sinceramente al verlo correr hasta su camilla - Mami te he extrañado mucho, ¿cuándo regresas a casa? Papá no sabe cocinar.

- ¡Hey! Hago el intento. - se defendió Ashton haciendo acto de presencia - Hola, mi amor. - dejó un pequeño beso en los labios de su prometida.

- ¿Qué hacen aquí? - preguntó sonriente - Creí que a estas horas ya no se podía recibir visitas.

- Bueno, para ti esa es la ventaja porque eres hermana de la cuñada del director del hospital. - dijo tranquilamente el hombre sorprendiendo totalmente a la castaña de ojos café claros.
               
- ¿Los Kim saben...?

- Sí, tu simpática cuñada les contó todo y bueno, ellos están enterados.

- ¿Qué dijo el señor Kim?

- Habló con tu padre; el está sorprendido del parentesco que comparten ustedes con Rosé, sin embargo está muy feliz porque ahora no solo van a ser socios de negocios, si no que también serán consuegros.

- ¿Es en serio? - preguntó mientras abrazaba cariñosamente a su hijo.

- Absolutamente. - respondió

- Mmmm... ¿puedo preguntarte algo?

- ¿Ese algo tiene como nombre Rosé? - ella asintió levemente - No la he visto desde que salió del hospital y habló con el doctor Kim para que tanto a tu padre como a ti les dieran una buena atención médica.

- ¿Ella hizo eso? - su sorpresa no pasó de ser percibida al igual que la sonrisa que se formó en su rostro.

- Al parecer no es una gran y estúpida imbécil como creí. - Wendy frunció el ceño al oírlo y lo miró con reproche - ¿Qué? Esa fue la impresión que me dió cuando ignoró tus llamados luego de que te dispararán. Juro que quería golpearla por insensible. Tú estabas sufriendo y sangrando tanto y ella simplemente decidió ignorarte.

- A ella también le dispararon, Ash. - dijo - Y no quiero volver a oír que te refieres a mi hermana de la forma en que lo acabas de hacer.

- ¿Qué? ¿Por qué?

- Porque ella no tiene la culpa de nada lo que sucedió. Ella solo es víctima de un pasado que jamás conoció.

- Sí, Papi, no molestes a mi tía. - dijo el pequeño Oliver mirando seriamente a su papá mientras se abrazaba a su madre - A mami le enoja, no enojes a mami y no molestes a mi tía.

A Wendy le sorprendió tanto que su hijo se refiriera como tía a Chaeyoung, sin embargo no pudo evitar sonreír de oreja a oreja nuevamente porque eso era lo que Park Chaeyoung realmente era: su tía.

Oliver se durmió cinco minutos después en los brazos de su madre y fué entonces cuando Ashton le contó cómo su abuela, o sea su madre y ex esposa de su padre, le explicó el parentesco que compartía con la mujer alta que le había regalado aquel kit artístico de piratas; cosa que sorprendió totalmente a Wendy ya que su madre siempre estuvo resentida con todo lo que tuviera que ver con la infidelidad de su ex esposo, o sea Chaeyoung, misma a la que se había referido cientos de veces como "bastarda" luego de enterarse que su ex esposo había tenido una hija cuando la engañó con Clare.

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- ¡Chaeyoung! - gritó por décima vez en la madrugada mi novia tras llegar al orgasmo.

Me quité de encima de ella y me acosté del otro lado de la cama cerrando los ojos con cansancio.

- Hmmmm, sí, abrázame. - dije cuando sentí como mi novia se acomodaba en mi pecho y nos cubría con las sábanas blancas de su cama.

- Hacer el amor contigo es como tocar el cielo, cielo. - sonreí al oírla.

- Me gustaría decir lo mismo, guapa, pero me temo que para mí hacer el amor contigo es derivado al infierno. - levantó su cara de mi pecho y me miró a los ojos con una ceja alzada - ¿Qué pasa? - sonreí

- ¿El infierno? - asentí - ¿Por qué?

- Porque es ardiente. - le guiñé un ojo haciendo que sus mejillas se pusieran igual de rojas como cada que tenía un orgasmo - Oh no, ¿vas a ser tímida ahora? ¿en serio?

- Cállate, Chaeyoung. - se quejó golpeándome débilmente en el pecho para después volver a acomodarse en mi cuerpo para descansar.

Estaba decidida a dormirme, y ya lo estaba haciendo pero entonces recordé que me faltaba algo.

- Jennie, mi amor. - le hablé.

- ¿Hmmm? - preguntó adormilada

- Mi amor, mírame.

- ¿Qué pasa? - levantó nuevamente su rostro para observarme.

- Te amo. - acaricié su mejilla con una de mis manos y luego me acerqué a sus labios para darle un beso pequeño - Ahora sí, buenas noches.

- Buenas noches. - suspiró acomodándose en mi - Te amo muchísimo más, cielo. Descansa.

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