45.
Me removí incómoda en mi lugar haciendo reír a Jennie. Hace como dos minutos que habíamos llegado a la casa que marcaba la dirección de la invitación que me dió Wendy, pero por alguna razón yo me sentía un poco ansiosa y por ello aún seguíamos paradas frente a la puerta. ¿Y si no le caía bien a su hijo? ¿Por qué rayos me importaba caerle bien a ese niño?
- Dame tu mano. - pidió Jennie sonriéndome - Todo estará bien, cielo, estoy aquí contigo. El regalo que le compraste al hijo de tu amiga le va a encantar, lo prometo. - sentí un cosquilleo en mi estómago al momento en que la pelinegra entrelazaba nuestras manos y me decía "cielo" - ¿Quieres tocar tú el timbre o lo hago yo?
- Hazlo tú, cariño.
Jennie tocó el timbre tres veces, e iba a hacerlo una cuarta pero la puerta se abrió antes, mostrando a Wendy sonriente.
- ¡Jennie, Rosé! - dijo alegremente saliendo de su casa para darnos un abrazo - Me alegra muchísimo que estén aquí. Vamos, pasen.
La casa no solo era bonita por fuera, si no que también lo era por dentro. El piso estaba totalmente brilloso, como si lo hubieran pulido recientemente. En algunas partes de la pared habían fotos colgadas de Wendy en compañía de otras personas.
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Jennie's P.O.V
Nos adentramos por la casa en dirección a lo que parecía ser el patio trasero, y mientras íbamos caminando no pude evitar mirar a la amiga de Chaeyoung; ella era delgada, de estatura mediana, y tenía tez blanca al igual que Chaeyoung. ¿O me estaba volviendo loca o Wendy tenía mucho parecido con mi novia? Si ponían a ambas de perfil podría jurar que eran gemelas.
La única diferencia era la estatura, y el color de ojos. Chaeyoung superaba el metro ochenta, y Wendy media más o menos el metro con sesenta y ocho centímetros. Chaeyoung tenía los ojos café, y Wendy café claro.
Chaeyoung tenía la nariz más respingada, pero eso no importaba mucho, ya que en la mayoría de sus rasgos faciales eran completamente idénticas.
- Bueno, bienvenidas al jardín de mi casa. - habló risueña la anfitriona - ¿Quieren conocer a Oli o prefieren ponerse cómodas primero?
- Y-yo, yo no s-sé. - sonreí al oír a Chaeyoung tartamudear; ella era el ser humano más bello y adorable del mundo cada que hacía eso.
- Creo que estaría bien conocer a tu hijo primero. - dije mientras acariciaba con mi pulgar el torso de la mano de mi novia - Chaeyoung le ha comprado un obsequio.
- Oh, estupendo. Entonces síganme, Oli debe estar en el inflable.
Wendy se adelantó un poco y gracias a ello pude seguir observándola discretamente. Si la vida de Chaeyoung hubiese sido distinta, estoy cien por ciento segura que Wendy sería su hermana.
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Rosé's P.O.V
- Les presento a Oliver, mi hijo.
El pequeño niño de cinco años nos observó con timidez y se escondió detrás de las piernas de su madre. La forma tan desesperada con la que se aferraba a su madre era indicador que no se le daba muy bien conocer nuevas personas y por eso mismo actúe rápidamente y me apoyé de cuclillas en el suelo para que no se sintiera intimidado.
Hace años atrás cuando estaba por Italia, leí que los niños se sentían más cómodos con personas de su mismo tamaño, y que por ello solían ser más tímidos con los adultos.
- Hey, mira, te he comprado esto. - extendí el obsequio hacia él - Tómalo, anda. Es tuyo. - poco a poco el niño se fue alejando de su escondite y se acercó lentamente a mí para tomar el regalo que le estaba ofreciendo.
Cuando tomó el regalo y no se alejó, alcé la vista emocionada para ver a Jennie, quien me veía con una enorme sonrisa en sus labios.
- Gracias. - murmuró el niño tímidamente captando mi atención total al oír su adorable voz.
- No hay de qué, campeón. - le sonreí - ¿Quieres abrirlo? - el asintió emocionado y luego miró a su madre como si estuviera pidiendo permiso
- ¿No quieres abrirlo con papá y los abuelos? A puesto que ellos no querrán perderse nada de lo que haya dentro de ese enorme regalo. - dijo Wendy con dulzura a su hijo.
- ¿Si ellos están aquí puedo abrirlo?
- Sí, ve por ellos. - le guiñó un ojo y el pequeño sonrió abiertamente mostrando los dos pequeños oyuelos que tenía en sus mejillas.
Antes de irse corriendo en busca de su padre y sus abuelos, el hijo de Wendy dejó su obsequio en mis manos pidiéndome que lo cuidara.
- ¿Me vas a presentar formalmente a ese padre tan maravilloso que tienes y del que tanto hablas? - pregunté poniéndome de pie.
- Sí. - mordió su labio de forma nerviosa - E-espero que t-te agrade, porque le he hablado m-mucho de ti y se muere por conocerte.
- ¿En serio? - pasé mi brazo por los hombros de mi novia y besé su mejilla - Si es igual que tú, lo más probable es que me agrade, aunque yo espero agradarle a él. - murmuré las últimas seis palabras un poco más bajo.
Normalmente las personas mayores de cincuenta años solían tenerme un poco de miedo por mi forma de vestir. Algunas veces, en otros países, cuando trataba de ayudar a ancianos con sus cosas, lo único que me ganaba eran golpes con sombrillas y charlas con la policía local, lo cual era frustrante.
Mi forma de vestir no me hacía ser una delincuente, pero la mayoría de las personas no comparten el mismo pensamiento y prefieren juzgar a los demás sin motivo alguno.
- Oli se está tardando mucho, iré por él y por mis padres, regreso. Mientras tanto pueden ir a sentarse en alguna de las mesas y comer un poco. - nos dijo para después desaparecer.
Tomé la mano de Jennie y nos guíe hacia donde estaban las mesas y los invitados. Opté por elegir la mesa más alejada de todo; no es que me resultase odioso convivir con las personas, es solo que prefería estar a solas con mi novia y besarla sin tener demasiados mirones por ahí.
- Gracias. - dijo Jennie cuando jalé su silla para que ella pudiera sentarse - ¿Tu código de ética dice que debes hacer lo que acabas de hacer?
- Mi código de ética sólo existe para ti. - besé sus labios por unos segundos disfrutando de la sonrisa que ella tenía mientras la besaba - ¿Estás usando un labial de sabor?
- Cereza. - se acercó un poco más a mí - ¿No quieres probar un poco más?
- Maldición, sí. - la tomé de la nuca y junté nuestros labios; al principio todo iba suave, pero queriendo buscar un poco más del sabor de cereza de su labial decidí subir un poco la intensidad del beso, succionando su labio inferior cuando me separé de ella - Amo la cereza.
- ¿Quieres ir a mi departamento luego de la fiesta? - me preguntó acariciando mi cuello - Sinceramente no he podido dormir desde que regresamos de Washington, y creo que es por tu culpa.
- ¿Por qué es mi culpa?
- Porque lo único que hago en las noches es extrañar la forma en la que me abrazabas contra tu pecho.
- ¿Quieres dormir conmigo?
- Sí. - me besó lentamente.
- ¿Cómo en el hotel al que fuimos cuando te dije que era huérfana o como en el hotel de Washington? - pregunté dejó de besarme.
- Como sea, pero contigo.
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Narrador omnisciente.
Dos autos negros se estacionaron afuera de la casa donde se estaba llevando a cabo una fiesta de cumpleaños. Dentro de estos autos estaban una mujer y un hombre con la única intensión de hacer daño.
- ¿Crees que deberíamos entrar ahora? - preguntó Isaac a la joven mujer que estaba a lado suyo en el asiento de copiloto - ¿O esperamos un poco?
- Démosles una hora más. Luego bajamos y le decimos a la huérfana toda la información que le han estado ocultando. - sonrió con maldad.
- Muy pronto ella va a desaparecer, y no volverá a ser un problema para ti ni para mí, Alice.
- Eso espero. - miró por la ventana del auto la casa color blanca que estaba frente a ellos y luego volteó a ver al hombre que tenía a lado - ¿De dónde conoces a Roseanne Park?
- Digamos que aún no la conozco.
- ¿Y aún así la odias?
- Ella nunca debió nacer, Alice, eso lo sabemos tú y yo muy bien.
- ¿La conoces desde bebé? - preguntó ella - Espera... ¿eso significa que conoces al ex marido de mi madre?
- Por su puesto que lo conozco. - "soy yo" pensó - Él solo fue víctima de esa mugrosa bastarda. Le robó todo lo que amó, incluyendo a tu madre.
- Hay algo que no entiendo.
- ¿Qué? - preguntó fastidiado
- Si él amaba a mi madre, ¿por qué la abandonó cuando aparentemente murió en el parto?
- Él tenía miedo, y estaba destrozado.
- ¿Pero le quedaba la bebé, no?
- Ella era y es una bastarda. Tu madre engañó a su esposo y fue así como nació esa mocosa. - gruñó.
La verdad era que cuando se enteró que la bebé vivió lo único que hizo fue odiarla por matar a la única persona que había amado, y por ello huyó del país abandonando el supuesto cuerpo muerto de Sinuhe y a su egoísta "hija". Sin embargo ahora que él sabía la verdad sobre esa estúpida bebé, ya no solo la odiaba por alejarlo de Clare, si no que también lo hacía por ser producto de una infidelidad de su entonces esposa con el hombre que odiaba y odia.
Y por ello se encargaría de deshacerse de ella. Alguien tenía que pagar su sufrimiento, y la indicada era aquella bebé que había logrado vivir y llevaba su apellido. Clare se retorcería en su tumba y Daniel caería en una depresión intensa al ver morir a su primer hija. Ellos jamás debieron engañarlo, y ahora pagarían.
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Rosé's P.O.V
Me levanté de golpe tan pronto vi cómo se acercaba Wendy acompañada de tres personas y su hijo. Jennie al ver la forma en la que me levanté dió un pequeño vistazo a quienes caminaban hacia nosotras y al igual que yo sé levantó, solo que de una forma más tranquila.
Cuando Wendy llegó por fin frente a mí, la oí suspirar con preocupación, lo cual hizo que yo me preocupara.
- Rosé, ven. - me entendió su mano y sin protesta la tomé bajo la atenta mirada de mi novia - Quiero presentarte a Ashton, mi prometido. - le sonreí al nombrado y le dí un apretón de manos - Y hmmmm, bueno... ella es mi madre, Janice.
- Janice Dickinson. - se presentó la señora con una sonrisa un poco forzada - Es un placer.
- Park Chaeyoung.
- Lo sé. - desvió la mirada hacía su nieto y me dejó con la mano en el aire ignorandome por completo.
¿Qué problema tenía la señora conmigo? Era a ese tipo de cosas a las que me refería cuando decía que las personas mayores de cincuenta siempre me trataban mal. Afortunadamente la señora no llevaba una sombrilla en la mano.
- Y bueno, él es mi padre. - volteé a ver al señor que estaba frente a mi observándome atentamente
- Daniel, Daniel Son. - se presentó.
Por alguna razón la voz del señor me hizo sentir escalofríos, los cuales no pasaron de ser persividos por mi novia, quien aún continuaba viendo mi interacción con los familiares de Wendy de forma curiosa.
- Park Chaeyoung.
- ¿Puedo pedirte algo sin que me veas raro, Chaeyoung? - me preguntó suavemente el señor Mazella.
- Hmmm, por su puesto.
- ¿Te puedo dar un abrazo?
Por unos segundos me quedé en completo silencio y me sentí un poco nerviosa e intimidada al notar que tenía la mirada de mi novia, el prometido de Wendy, la señora Dickinson, y de la misma Wendy centradas en mí. Pero después de mi pequeño estado de pánico terminé asintiendo a la pregunta del señor Son con timidez.
Daniel Son era un poco más bajo que yo, solo por unos dos o tres centímetros, así que para él fue fácil abrir sus brazos y envolverme con ellos. Al principio me sentí un poco nerviosa, pero segundos más tarde un pequeño sentimiento de seguridad y confort se adentró en mi pecho.
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