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35.

                                             
Los suaves labios de Jennie seguían moviéndose sobre los míos a un ritmo deliciosamente lento y pausado. Una de mis manos estaba apoyada en su cuello para hacer que estuviera más cerca de mi y la otra estaba encima del borde del sillón, mientras que las manos de ella estaban sobre mi pecho aferrándose a mi camiseta.
                     
- ¡La besó! - gritó una de las gemelas haciendo que dejáramos de besarnos - ¡Te dije que era la novia de la tía Jen!
                     
- No es justo. - lloriqueo su hermana empujando accidentalmente el bol donde estaban las palomitas haciendo que se cayeran al suelo.
                     
- Ella no es mi novia, niñas. - dijo Jennie separándose lentamente de mí para poder levantarse y recoger lo que acababan de tirar, pero yo fui más rápida y empecé a limpiar todo para que ella no se agachara - ¿Ya no quieren ver la película?
                     
- Tengo sueño, tía. - la niña hizo un pequeño puchero mientras restregaba sus ojitos - Quiero dormir.
                     
- Llévalas a la cama, yo haré este lugar lucir como nuevo. - comenté poniendo nuevamente el bol sobre la mesa de centro que había en la sala.
                     
- No, no, déjalo ahí. - caminó hasta quedar frente a mí - Yo bajo a limpiarlo, no te preocupes.
                     
- Puedo hacerlo, ve a acostarlas. - acaricié su mejilla y después me incliné para darle un beso en la frente.
                     
- Está bien. Regreso en unos minutos.
                     
- Más te vale. - bromeé haciéndola reír.
                     
- Vamos, niñas. - tomó a las dos pequeñas entre sus brazos - Es hora de dormir un poco. - dijo mientras desaparecía por el pasillo.
                     
Con una enorme sonrisa en mi rostro me dirigí hacia la cocina en busca de una escoba para recoger las palomitas que estaban en el suelo.
                     
Mientras limpiaba y ponía todo en su lugar no pude evitar repetir en mi menta la forma con la que me estaba besando Jennie hace unos minutos atrás. Sus labios definitivamente eran el paraíso.
                     
Apagué la televisión luego de que terminara de limpiar todo y después me dejé caer en el sillón. Me quité mis botas y subí los pies a la mesa de centro mientras llevaba mis manos hacia mi cabeza.
                     
La felicidad que había dentro de mi cuerpo era demasiada y de una u otra forma tenía que descargarla, pero dudaba que fuera sano ponerme a gritar en medio de la noche mientras que Jennie trataba de dormir a sus sobrinas a unos metros de mí, así que simplemente me dediqué a mirar el techo con una sonrisa en mis labios.

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Narrador omnisciente.

                     
- ¿Wendy? - la voz adormilada de su novio llegó a sus oídos haciéndola sentir la peor persona del mundo al percatarse que estaba hecho bolita en el sillón de la sala - ¿Eres tú?
                     
- Sí, soy yo, cielo. - se quitó las zapatillas y después se acercó rápidamente al sillón para ver a su futuro marido - ¿Qué haces aquí? ¿Por qué no estás en la cama?

- Te estaba esperando. - murmuró.
                     
- Lo siento muchísimo, no creí que llegaría tan tarde a casa. - acarició su cabello y luego le dejó un beso en los labios - Vamos a la cama.
                     
- ¿Fuiste a ver a tu hermana? - preguntó mientras ella lo ayudaba a ponerse de pie
                     
- Traté, pero la banda no tocó en el bar esta noche. - enrolló su brazo en la cintura de su novio mientras ambos subían las escaleras - Luego fui al aeropuerto para despedir a mi padre; nos quedamos hablando un poco en lo que salía su vuelo y por eso se me hizo tarde. ¿Le diste de cenar a nuestro hijo? - abrió la puerta de su habitación.                                    
- Hice pasta cuando regrese de la oficina. - respondió - Oli quería comer contigo, pero le dije estabas un poco ocupada. - ella suspiró al oír eso; últimamente no tenía mucho tiempo para convivir con su hijo y eso le dolía un poco ya que Oliver era su vida entera y lo amaba con todo su corazón - ¿De qué hablaste con tu padre?

- Me estaba comentando algunas cosas de la empresa y de mi hermano, pero lo ví muy nervioso. - dijo frunciendo el ceño al recordar lo raro que estaba actuando su padre - Traté de preguntarle pero me dijo que hablaría conmigo luego.

- ¿Habrá hablado con tu madre?

- No creo, ellos no han hablado en mucho tiempo desde el divorcio. - terminó de colocarse la pijama y se recostó finalmente a lado de su novio - ¿Me acompañarías mañana al bar? Aún no estoy muy segura de cómo acercarme a Rosé.

- Por su puesto. - rodeó con sus brazos a la castaña - Descansa. Te amo.

- También te amo. - respondió cerrando los ojos disfrutando de la calidez que siempre le había proporcionado estar entre los brazos de Ashton.

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Sentí cómo alguien empezaba a acariciar levemente mi rostro, así que abrí lentamente los ojos.

- ¿Se durmieron? - pregunté cuando logré visualizar a Jennie frente a mí - Ven aquí. - murmuré estirando mis manos para tomarla de la cintura y hacer que se sentará en mis piernas.

- Sí, estaban agotadas. - apretó mis mejillas riendo por la manera en que la había tomado para ponerla encima mío  - Y creo que tú también lo estás, ¿quieres que vayamos a la cama? - no pude evitar sonrojarme al oír aquello - ¿Qué?

- N-no, nada. - la acerqué más a mi para poder abrazarla - No quiero ir a dormir. Me gustaría estar aquí contigo el resto de la noche para poder continuar besándote. - confesé.

- Chaeyoung... - se separó un poco de mí - Yo no... - puse un dedo sobre su boca para que dejara de hablar.

- Ni se te ocurra decir que estás arrepentida de lo que sucedió hace unos minutos. - le dije asustada.

- No estoy arrepentida. - me aseguró - Es sólo que no quiero que te confundas por mi culpa. Nos dejamos llevar un poco y cruzamos la línea. Se supone que somos amigas, Chaeyoung.

- ¿Nos dejamos llevar? ¿Amigas? ¿Las niñas no te lavaron el cerebro mientras hacías que se durmieran? - me enterró un poco las uñas - Ouch.

- Ellas no me hicieron nada.

- Claro, y esperas que piense que de la nada te arrepentiste. - cerré los ojos unos instantes - No sé tú, pero yo disfruté plenamente de poder besarte.

- ¡Eso es lo que no quería! - gritó levantándose de mi - Chaeyoung, no es justo para ti, ni para mí.

- ¿Qué se supone que es lo que no es justo? - me levanté del sillón - Sinceramente no entiendo de qué rayos estás hablando, nena.

- ¡No me digas nena!

- ¡Lo siento! - suspiré luego de gritarle - Perdón por llamarte de esa forma, sé que no te gusta, pero en serio, dime de qué rayos estás hablando.

- De la mujer que te gusta. - murmuró.

- ¿Perdón? ¿Qué mujer? - pregunté confundida por sus palabras.

- Todo el tiempo estás hablando de ella, Chaeyoung. - gruñó - Y sinceramente no es justo todo esto. No debí haberme dejado llevar por mis sentimientos sabiendo que te gusta otra persona.

Se dió la vuelta y camino hasta la cocina dejándome sola en la sala con mis pensamientos hechos un desastre. ¿Sentimientos? ¿Qué sentimientos? ¿Ella realmente acababa de admitir que sentía algo por mi?

Entré a la cocina rápidamente en busca de respuestas. Necesitaba oírla repetir aquello y que me sacara de dudas.

- ¿De que sentimientos hablas?

- No quiero hablar de ello. - abrió el refrigerador sacando un envase de jugo de naranja - Podemos simplemente olvidar lo que pasó y continuar con nuestr-...

- Deja de evadir los temas. - dije interrumpiéndola - ¿De qué sentimientos estabas hablando cuando dijiste que te dejaste llevar?

- Por favor. - desvió la mirada al suelo.

- No, no, no. - me alejé de ella y golpeé la pared que estaba atrás de mí - Mierda. - me quejé al ver un poco de sangre en mis nudillos por culpa de la fuerza que había puesto en el golpe que le di a la pared - Alejate de mí. - dije cuando ví que Jennie iba a acercarse a mí - Ni siquiera se te ocurra acercarte a mí. Estoy cansada de todo esto, Jennie.

- Chaeyoung, no...

- No, Chaeyoung nada. Estoy harta. - salí de la cocina y tomé mi mochila - Harta de que siempre cambies de tema cuando estamos hablando de algo relacionado con las dos. Harta de que todo el tiempo quieras ver mis acciones como amistosas. Harta de todo. - caminé por el pasillo hacia la puerta del departamento.

- Chaeyoung, ¿qué haces? - me preguntó nerviosamente cuando tomé la perilla de la puerta.

- Me largo. Mañana tengo un vuelo que tomar y no estoy de humor para seguir evadiendo temas. Hablamos luego, Jennie. - abrí y salí del departamento azotando la puerta.

¿Por qué no simplemente me decía que sentía algo por mí? ¿Por qué siempre evadía los temas? ¿Tenía yo acaso algo de malo? ¿No era suficiente para ella? ¿Qué diablos quería?

Arranqué el auto de Marco y regresé a casa de los Manoban con el peor humor del mundo.

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