Capítulo 3: Un camino el cuál seguir 2/3
En una de las casas más poderosas del Inframundo cierto castaño de ojos violeta caminaba por los largos pasillos del gran castillo. Este era Lord Bael quién con una cara imperturbable se encaminaba a su oficina secundado por su mayordomo. Tenía mucho en que pensar, los problemas quel Clan sufría le eran bastante pesados y todo por culpa de su padre mismo que se había retirado del pusto cientos de años atrás dónde el cómo heredero tuvo que retomar las riendas de la administración teniendo que cargar ahora con los conflictos que sufría la Casa Bael.
"¿Misla ya lleva cuatro años en coma?" Pregunto el castaña quién no se molesto en voltear a ver a su mayordomo.
"Sí señor."
"Ya veo..." La expresión de Lord Bael siguió igual de imperturbable pero el poder de la destrucción emano de su cuerpo. "Qué esposa más decepcionante tengo, es otro problema más en él cuál pensar." Con algo de repudió habló.
"Su señoría, perdón que lo contradiga pero en mi humilde opinión no creo que sea culpa de Lady Bael el estado de coma en el que se encuentra."
"Tsk." Chasqueo su lengua el líder del clan. "Cómo sea, no es como si me importará. Cambiando de tema, ¿qué pasó con él?"
"¿Quién?"
"El inútil de mi hijo... ¿Cómo era que se llamaba?"
"Sairaorg." El mayordomo respondió a su duda.
"Sí, ese mismo, ¿Al final que pasó con él? ¿Lo encontraron?"
"No señor, ya lleva dos años desaparecido."
Lord Bael suspiro en cansancio, sin decir nada más siguió su camino secundado por el hombre que se había convertido en su mano derecha, cuándo llegaron a la oficina entraron y el mayordomo hizo una reverencia.
"Compermiso me retiró Lord Bael."
"Antes de que te retires, dile a Ralph que venga."
"¿Ralph Bael-Dono? ¿A su hermano señor?"
"Si, tengo cosas de que hablar con él." Con esas palabras Lord Bael se sentó en su escritorio y empezó a ojear documentos referentes al clan.
"Cómo ordene." Saliendo de la lujosa oficina de trabajo del Líder de Clan cerró la puerta.
Lord Bael se encontraba pensativo, habían algunas discordancias en el Clan, sobre todo por la noticia que se expandia por el Inframundo de la desaparición de su inútil hijo, y la enfermedad que hacechaba a los demonios ahora contraída por su esposa, la cuál poco le importaba, nunca sintió amor o simpátia por ella, sólo se casó con Misla porque sus padres lo obligaron al ser algo muy necesario para un líder de Clan, y lo que más le decepcionó fue que "su mujer" trajo al mundo a Sairaorg, la peor vergüenza para la familia, sin poder de la destrucción no era muy diferente aún Diablo Clase baja.
En estos momentos estaba envidiado a Zeoticus, su rival, no sólo tuvo a un hijo que ya era Maou, ¿pues como no? Con su hermana Venalana que poseía el poder de la destrucción de los Bael y grandes cantidades de reservas mágicas de los Gremory, la combinación perfecta sin duda, y ahora para rematar su orgulloso que se caía a pedazos ahora también tienen otra hija igual de talentosa que Sirzech, no se podía sentir más humillado.
El rechinar de la puerta se escuchó en la oficina atrayendo la atención de Lord Bael quién por el aura que sentía ya sabía quién era. Entrando un pelinegro de ojos violetas vistiendo un pantalón negro y una chaqueta de cuello en forma de 'V' junto aúna corbata, sumado a una camisa mangas largas de igual color bajo la chaqueta. Fumando un cigarrillo y con guantes en sus manos la sonrisa maliciosa de su rostro lo hacía ver como un mafioso genérico de películas de narcos genéricamente viajas por decir poco.
"Oh Nii-sa que bueno verte." Agrandando más su sonrisa de malicia la mirada estoica de Lord Bael no vacilo. "¿Qué necesitas?" La pregunta del pelinegro sacó de sus pensamientos al castaño quién apartó su mirada de él para devolverlo a los documentos en sus manos.
Su hermano Ralph nunca le agrado ni le genero confianza, la avaricioso del último hijo de Clan era muy sabido por Lord Bael quién siempre tuvo un ojo puesto y abierto a cualquier movimiento que este hiciera, aún así necesitaba una pequeña ayuda de parte de él.
"Necesito que encuentres al inútil de mi hijo, quisiera probar con algo para ver si despierta su Poder de la destrucción."
"¿Vas hacerlo tu conejillo de indías?"
"Sí."
Lord Bael quería experimentar con su hijo. Conocer más sobre el poder de la destrucción del Clan sería mucho mejor a comparación de la poca y limitada información que se sabía sobre el mismo. Sairaorg no nació con el poder demoníaco único de los Bael's, pero si descubría un método de implementarlo en otros demonios ¿cuánto dinero no estaría ganando?
El Bael era un ambicioso en el campo del dinero, y apesar de que ya era extremadamente malo "regalar" el poder de la destrucción a otros diablos por el simple hecho de que esto es estrictamente sólo perteneciente a la Casa, el imaginarse la grandeza que obtendría su Clan pudiendo competirle o aplastar las Lágrimas de Phoenix lo lleno de codicia aún punto que podría rayar la locura, sin importarle mandar a la mierda algo tan jodidamente valioso, único y la gallina de Oro de la familia.
Por otra parte Ralph quería robarle el puesto de jefe a su hermano, sabía muy bien de los planes torcidos del castaño y aúnque él sólo quería dinero y poder al igual Lord Bael él era distinto de cierta manera, puesto que nunca se rebajaría a tanto cómo para darle a los demonios algo tan valioso como lo sería el Poder de la Destrucción al igual que mero material de compra, él nunca haría eso de ninguna manera.
"Está bien, tu hijo estará a tus pies muy pronto." Fueron sus palabras con un rastro serio y sombrío que pocas veces se le veía.
----------
2 semanas después.
----------
"¡Oka-san lo logré!"
Issei corrió hacia su madre que estaba haciendo algunos movimientos de espada con una hecha de hielo. Cuándo su hijo la llamó atrajo su atención y al detenerse al frente suyo el rostro de la castaña cambió a uno de comprensión. En las manos del chico una pequeña bola de poder demoníaco del tamaño de una canica fue visible, no era tan grande pero si densa y brillante.
"Bien hecho Ise, es sorprendente que haigas logrado controlar tu aura para concentrarla en un sólo punto en 2 semanas, eres impresionante hijo."
"Ujum." Asintiendo con su cabeza la sonrisa alegre del castaño hizo feliz a su madre. "¡¿Ya puedo aprender a usar la espada?!" Emocionado pregunto.
"No. Tú cuerpo es muy débil tanto en resistencia como fuerza, deberás mejorar eso. Asique desde hoy te sometarás a una difícil rutina de entrenamiento físico hasta cuándo yo te diga que ya estás preparado, ¿entendido?"
"Jaahhhh.." Con un suspiró de cansancio a la par qué desánimo Issei deshizo la pequeña y diminuta bola de poder demoníaco. "Bien Bien." Resignado bajo sus hombros en derrota.
-------
Con Sairaorg.
-------
"Eso está bien, sigue así y no pierdas el ritmo."
Gorou junto Sairaorg se encontraban subiendo una montaña cuesta arriba bastante alta y empinada demasiado exagerado para que un chico de 14 años cómo el Bael qué sé encontraba subiéndo con un gran peso extra cómo lo era dos bolas de acero de 60 kilogramos conectadas a cadenas que tomaban sus tobillos. El pelinegro estaba bañado en su propio sudor y el poco oxígeno al estar a esa altura lo mataba haciéndolo agonizar por dentro.
"No siento las piernas." Dijo en un susurro que el castaño pudo oir claramente gracias a sus sentidos desarrollados.
"Está es la decimosexta vez que te digo, si sientes que ya no puedes más descansa. Yo sé lo duró que es llegar hasta el final de la montaña, a tu edad, es ridículo pensar que lograrás hacerlo a la primera. Mejor devolvamosnos."
Gorou ya se estaba acercando a Sairaorg para quitarles las cadenas de sus tobillos, el pelinegro hizo mucho y no permitiría que le pasará algo por intentar hacer una cuestión que a él le tomó cómo cinco años lograr. Simplemente el pensar que el Bael, un demonio de 14 años logrará hacer eso a la primera, seria absurdo e irreal.
"No, quiero seguir."
"Tsk."
El castaño mayor chasqueo su lengua al escuchar las palabras del chico, ya había perdido la cuenta de cuántas veces le pido que dejarán el entrenamiento, la terquedad de Sairaorg fue bastante grande y antes de que fuera a reprenderlo por eso mismo su expresión de molestia cambió a una de ansiedad y preocupación al ver cómo el pelinegro cayó sin previo aviso inconciente.
"¡Sairaorg!" Con ese grito corrió a auxiliar al joven Bael.
-------
Con Issei.
-------
"Vamos Ise, sigueme el ritmo." Miki balanceada de lado a lado una espada de hielo con gran facilidad. "¿Acaso no querías aprender a usar la espada?"
"Claro que si, pero no de esta manera."
Issei quien también tenía una espada de hielo apenas y si la podía blandir mientras sus delgados brazos temblaban por el gran peso del arma que podría ser de 38 kilogramos como mucho, demasiado para un chico de su edad.
El objetivo del entrenamiento de Issei era simple, puesto quel castaño tendría que acostumbrar a su cuerpo a poder resistir tal peso en poco tiempo, algo que él chico demonio creía imposible cuándo apenas y si podía mantenerse de pie.
"Esto pesa... demasiado." Con dificultad dijo.
"Bien hecho Ise, la levantaste, ahora intenta balancear la espada."
"Sí."
Cuándo sintió que su cuerpo estuvo en perfecta posición como para no perder el equilibrio empezó a balancear el arma de hielo que apenas y si pudo mover. Miki se rasco la nuca por la nefasta huelga que hizo su hijo tan lenta que pareció una tortuga.
"Hazlo más rápido. En una pelea la velocidad en tus ataques es fundamental."
Issei al oír esas palabras aumentó su agarré en el mango intentando no perder el equilibrio, al lograrlo inhaló una bocanada de aire y exhaló logrando concentrarse al tiempo que lanzó un corte un poco más rápido a comparación de cómo lo había hecho unos segundos atrás.
"Más rápido." Exigió Miki.
Issei acató lo dicho y lanzó otra huelga aumentando su velocidad. El problema aquí era el peso de la espada de hielo, pero si lograba lanzar los cortes siguiendo el rumbo del arma sumado al uso de toda la fuerza de su cuerpo serían más rápidos los ataques.
"Más." Miki no paró de insistir, y ahora con una sonrisa al ver como su hijo lograba a acostumbrarse a la espada supo que este podía hacerlo mejor.
El castaño siguió lanzando huelgas con la pesada espada, sus cortes eran más rápidos que el anterior e intentaba seguir el ritmo a cada momento, perder el equilibrio estaba fuera de cuestión y todo su concentración se dedicaba a planear el siguiente corte. Al ver a su hijo tan dedicado a su entrenamiento y viendo como esté se acostumbraba tan rápido decidió aumentar la dificultad, tomando unas cuántas piedras del suelo sonrió con malicia.
"Los estás haciendo excelente, pero..."
Lanzando una piedra a Issei este no logró reaccionar a tiempo y fue golpeado en su frente. Perdiendo el equilibrio cayó de espalda al suelo con la pesada espada de hielo sobre él, quitándose el arma de encima se puso de pie mientras se tomaba la parte golpeada con lágrimas asomándose por sus ojos.
"Auch... ¿Porqué hiciste eso Oka-san."
"Toma la espada e intenta bloquear las piedras que te lanzaré, te advierto que no irán ni suaves ni lentas. Tendrás qué usar al máximo tu visión como demonio y observar minuciosamente cada movimiento que hago para poder predecir el siguiente ataque."
Las palabras firmes de Miki le confirmaron al castaño que ahora empezaba el verdadero entrenamiento. Tomando la espada apretó sus dientes al igual que sus manos para poder levantar el arma, al lograrlo esperó aque su madre empezará a lanzar las piedras.
"¿Estás listo?"
"Sí."
[Lanzar/Fallar]
"Urk."
Issei soltó un quejido de dolor cuándo la roca que no pudo bloquear lo golpeó en su costilla con tanta fuerza que sintió como si se rompiera algo. Miki por su parte soltó unas pequeñas risitas de malicia, hace tiempo que no se divertía y quería hacerlo ahora mientras ayudaba a su hijo a hacerse más fuerte, tomando otra roca se preparó.
"Concentrate en cada movimiento de mi brazo."
[Lanzar/Bloquear]
"¡Si, lo hice!" Se recosijo Issei pero de la nada y sin previó a viso una roca golpeó su hombro cayendo de trasero al suelo. "¡Ouch!"
"No le quites la mirada de encima a tus enemigos, es lo más básico en una pelea."
Issei quién iba a reclamar por lo sucedido fue callado por las palabras de su madre, comprendiendo que había cometido un error se puso de pie con su espada en mano. Cada vez su resistencia caía, algo que lo dejaba en desventaja porque el blandir la pesada arma de hielo sólo sé hacía más complicado.
[Lanzar/Fallar]
"Urk."
Está vez fue golpeado en su abdomen y dejó escapar un quejido, mordiendo su labio inferior concentró todo su dolor en el agarre a la espada. Miki se preparó para otro lanzamiento, al ver como su hijo se recompuso preparado para el siguiente ataque sonrió.
"Bien hecho."
[Lanzar/Fallar]
"Auch."
"Tus huelgas son más lentas, no pierdas el ritmo."
[Lanzar/Fallar]
Una roca golpeó el pecho de Issei quién sin poder soportar la fuerza detrás del lanzamiento rodó por el suelo unos metros antes de detenerse. A dolorido el sólo ponerse de pie fue un tormento cuándo todos los golpes que recibió en su tórax ardían cómo el carajo.
"Buagh." Escupiendo la saliva que se había quedado en su garganta sus ojos estaban abiertos cómo platos. "Cuánta fuerza." Asombrado y en Shock se pregunto cuánto era la brutal bracha de poder que lo separaba de su madre.
"Levántate rápido, tu enemigo no va a esperar a que te pongas de pie y mucho menos que tomes el arma." Miki quién observaba a su hijo en el suelo dijo con seriedad.
Issei hizo lo dicho y se puso de pie con gran dificultad, tomando la espada de hielo se preparó para la siguiente roca que fuera lanzada. Concentrando toda su visión en el brazo de su madre lo observó, los músculos se contraían, el movimiento hacia atrás, la mano con la piedra que apuntaba a él, todo eso fue visible.
"Hay viene."
Miki lanzó la roca que viajó a gran velocidad, era tan rápido que al ojo se volvía poco visible y ese mismo hecho le complicó las cosas al castaño quién alzó la pesada espada por encima de su cabeza, casi pudo jurar que los huesos de sus brazos crujieron y sus pies se enterraron en el suelo hasta sus tobillos. Ciertamente fue horroroso pero se obligó a reprimir su dolor y con todas sus fuerzas bajo el arma de hielo que dividió en dos la piedra que venía a él.
Miki quién había lanzado la roca se cuestionó por la fuerza que utilizó en su lanzamiento, seria imposible que Issei logrará bloquearlo y si lo golpeaba podía terminar con algo roto, su sorpresa se convirtió en una sonrisa cuándo vio cómo su hijo logró cortar la piedra algo que ciertamente no se espero.
"Bien hecho, es hora de un des-" Antes de terminar su oración el castaño cayó al suelo inconciente.
Estaba herido por todas parte y las piedras que lograron golpearlo le dejaron moretones, no sólo eso, si se sumaba el peso de la espada de hielo a la ecuación Issei se encontraba en el mejor de los casos hecho mierda, con sus delgados brazos dañados al igual que sus costillas.
"Quiero ir a casa." Fue su susurró mientras se encontraba boca a bajo en el suelo del amplió bosque.
----------
Dos días después.
----------
Dos días habían pasado, Issei y Sairaorg se tomaron un descanso de sus entrenamientos para sanar por completo sus heridas y estrés muscular que los agobiaban. En estos momentos se encontraban cuidando de Isae, el hermano pequeño del castaño el cuál lo nombraron así después de un largo tiempo.
"¡¡¡¡Wwwwwaaaaahhh!!!!"
"No llores Isae, ya no eres un recién nacido."
"Ise tiene razón, se un poco más fuerte."
Sairaorg que cargaba al niño de 1 años le daba palmaditas en la espalda esperando a que se calmará. Issei por su parte hacía caras graciosas y tontas para que su hermano se ríera pero parecía inútil.
"Es muy llorón." Comentó el castaño quién se canso de hacer caras y se sentó en el comedor.
"Igual a ti ¿no?"
"¡¿Pero que dices Sairaorg?! ¡Yo nunca fui un llorón!"
"Jeje, lo que me dijeron Miki-Sama y Gorou-Sensei es diferente a lo que a seguras tú." El Bael sonrió burlonamente.
"Tch. ¿Y tú que sabes?" Sonrojado miró en otra direccion. "Y mejor no hablemos de eso."
"Wwaaaaahhhhh..." El llanto del niño atrajo la atención de los chicos los cuáles fijaron su vista en el diablillo.
"Ya cálmate Isae, Ise y yo estamos aquí." Sairaorg intentó calmar al niño en sus brazos mientras lo movía de un lado a otro.
"Sigo diciendo que es molesto." comentó el castaño.
"¡Ya llegamos!"
Por la puerta del hogar Miki y Gorou entraron con una gran sonrisa. Inmediatamente Isae se calmó al ver a sus padres los cuáles también se alegraron de ver al menor de los Hyoudou.
"¿Puedo preguntar que pasa aquí?" Gorou alzó una ceja confundido de ver a su hijo lagrimiando y fijo su vista en Issei.
"Emmhh... Bueno...." Nervioso se masajió el cuello. "Estaba llorando asique Sairaorg y yo intentamos calmarlo." Dijo cómo respuesta.
"Ya veo."
El castaño mayor cerro sus ojos pensativos mientras su esposa Miki se dirigía a Sairaorg para cargar a hora ella a Isae en sus brazos. El niño inmediatamente soltó carcajadas de risa bastante tiernas que ablandaron el corazón de la mujer castaña.
"Al parecer Isae le gusta mucho ser cargada por Oka-san." Exclamó feliz Miki.
Después de unas horas en la humilde casa Hyoudou Miki se quedó a cuidar a Isae mientras que Issei y Sairaorg se fueron a entrenar con Gorou.
El lugar de entrenamiento fue una larga montalla la cuál debían subir con bolas de acero conectadas a cadenas tomando sus tobillos, para Issei fue exagerado pero en cambió Sairaorg estaba emocionado de poder tener otra oportunidad de lograr llegar a la cima de esta fortaleza.
"¡Esto es una tontería! ¡Es imposible el sólo imaginar llegar a la cima y menos con estás cosas tomándonos los tobillos!" Vociferó Issei qué apuntó a la montaña.
"Es posible, en mis tiempos lo logré." Las palabras de Gorou sólo dejaron al castaño parpadeando incrédulo.
El que su padre haiga logrado subir esa montaña en las mismas condiciones que le imponía a ellos fue difícil de creer para Issei quién tenía nervios de sólo imaginarse la gran tortura que se sentiría el intentarlo nada más.
"Vamos Ise, no pongas escusas." Sairaorg palmeo la espalda del castaño quién salió de su trance.
"Es fácil decirlo Sairaorg."
"Si, aceptó que es difícil y molestó el nada más caminar con estás cosas en los tobillos, la primera vez que lo intenté caí desmayado y mi cuerpo tuvo convulsiones." Lo dicho por el Bael en vez de tranquilizar a Issei tuvo un efecto contrario poniéndolo más nervioso. "Pero mira el lado bueno, los resultados del entrenamiento nos ayudarán de alguna forma a convertirnos en Maou."
"Eres bastante optimista Sairaorg." Issei lloraba cuál magdalena y bajando su cabeza en derrota decidió intentarlo. "Esta bien, lo haré."
"¡Ese es mi hijo!" Gorou al ver que el castaño aceptó alzó su puño en victoria. "Ahora vamos los dos."
Básicamente así fue el resto de día para Sairaorg e Issei quiénes intentan caminar hacía la cima de la gigantesca montaña qué no sería exagerado decir que tenía el mismo tamaño quel Monte Everest con 8,849 metros de altura, una locura y barbaridad para unos pequeñas que contaban por lo menos con la fortuna de tener el cuerpo de un Demonio y por tanto sus capacidades físicas eran el triple de superior que las de un Humano.
Después de unos 15 minutos de seguir subiendo la montaña con la bolas de acero en sus tobillos el cuerpo de Issei empezó a destruirse por dentro, aúnque caminaba lo hacía por inercia, la idea de que Sairaorg lo dejaría atrás le preocupó de sobre manera, nunca iba a renunciar a sus sueños y no importaba si el Bael tenía la misma meta de ser Maou Lucifer, el egoísmo que por naturaleza es parte de los demonios le dictó que no podía dejarse vencer, él va ser el ganador, este hecho lo llenaba de motivación para dar un paso más, y aúnque no poseía pruebas de quel pelinegro pensará de esa misma forma tampoco dudas de que lo hiciera y ciertamente no sé equivocó.
Gorou veía el esfuerzo que hacían los dos amigos y rivales por ver quién lograba llegar a la cima superando sus límites, esto le hizo sonreír porqué era lo que exactamente quería, por ese motivó le pidió de favor a su esposa Miki que le dejará entrenar a Issei junto a Sairaorg para que está rivalidad les ayudará a avanzar, y en efecto, funcionó. Las rivalidades son la mayor forma de llevar a la cúspide a cualquiera, los grandes esfuerzos que haces por superar a esa persona y hace él para superarte a tí, es cómo si estuvieras en un sube y baja todo el tiempo dónde el descuidarte te costará caro y la única forma de superarlo es esforzarte al máximo. En resumen la rivalidad es lo que saca el verdadero potencial de una persona y lo explota a niveles inimaginables pudiendo superar a quiénes menos creés a base de está.
Apesar de todo sólo fueron necesarios 7 minutos más para que Issei cayera al suelo inconsciente y con una convulsión masiva por el sobre esfuerzo, Sairaorg y Gorou al ver esto lo sucorrieron rápidamente terminando de esa forma el entrenamiento de ese día.
Fin del capítulo.
Bueno hasta aquí llega el capítulo de hoy, espero que se haigan entretenido, yo me despido, adiós.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro