Leah Matthews

Caminé por el largo pasillo del castillo, mientras soltaba un pequeño suspiro. Odiaba estar constantemente en el castillo, pero entendía que fuera por mi seguridad. 

Aunque también debía agradecer que de vez en cuando podía salir para hacer algo con mis mejores amigas. Las cuales estaban un poco locas, pero ninguna era de la realeza. 

La única del grupo era yo, y bueno, era la segunda en el trono, porque primero iba mi hermano al cual no le hacía ni una gracia ser Rey. Él prefería viajar y descubrir nuevas cosas lejos de todo este mundo. 

En parte hacía bien en preferir esas cosas, aunque tampoco podía olvidarse de las responsabilidades que tenía. 

—¡Leah! —escuché el grito de mi hermana, y me giré con una pequeña sonrisa, viéndola correr hacia mí emocionada. 

—Cuidado Amelie, no vaya a ser que te hagas daño —ella llegó hacia mí y me tomó de las manos, ignorando lo que le había dicho. 

Era más pequeña que yo, pero era una dulzura de niña.

—Adivina que —negué, ni que tuviera cara de adivina para estar adivinando las cosas.

—No lo sé Amy, así que suéltalo de una vez, por favor —ella bufó.

—Bien, papá y mamá traerán a Shawn Mendes por mi cumpleaños —la vi divertida. 

Todo el mundo sabía lo mucho que mi hermana pequeña amaba a ese cantante. Incluso era una de sus fans, yo no lo era tanto, en verdad. No iba a negar que de vez en cuando escuchaba alguna de sus canciones, pero no me consideraba una fan como tal.

—Ya quiero saber como pudiste convencer a nuestros padres de que viniera —le dije divertida, sabiendo claramente que para nuestros padres no era nada imposible. 

Pero me alegraba saber que ella podría ver a su cantante favorito.

—¿Sabes que es lo mejor de todo? —negué—. Se va a quedar en el castillo una semana entera. No sé mucho sobre la conversación que tuvo papá con él, pero mamá me acaba de decir que estará aquí en un rato —abrí los ojos de golpe, realmente sorprendida por ello. 

¿Cómo era posible que Shawn Mendes se quedara en el castillo durante una semana? 

Eso incluso para mí era algo surrealista. Ni siquiera sé de lo que hablaron, pero me sorprendía la noticia. 

—Wow —es lo único que logré decir ante esta noticia. La verdad es que no tenía ningún problema con ello, además, le haría muy bien a Amy.

—Lo sé —todo es surrealista y no puedo creer que esté pasando. No sé ni que decirle y de solo pensar que hoy estará con nosotras, tengo ganas de vomitar. Nunca pensé que lo conocería en persona —solté una pequeña risa por la actitud de mi hermana. 

Ni que fuera algo del otro mundo. Ella era de la realeza, algo que era mucho más importante, pero no le diría nada, no quería estropeárselo. 

—Pues Amy empieza a creerlo porque en nada aquí estará y podrás abrazarlo y hablar con él. No sabes lo feliz que estoy de oír eso, porque sé lo mucho que valoras a ese artista —ella sonrió acercándose a mí y abrazándome con todas las fuerzas que tenía.

—Gracias por alegrarte por mí, pero también quiero pedirte una cosa —nos separamos un poco para que yo pudiera verla—. Por favor compórtate cuando llegué. 

Le miré mal y obviamente ofendida. 

De las dos, yo era la más normal y eso ella lo sabía perfectamente. Yo era la que se comportaba porque tenía una reputación que cuidar, todo en parte dependía de mí, así que no podía darme el lujo de cometer un error.

Aunque ahora que lo recordaba, estaba segura de que había visto a Shawn en algún evento o en alguna fiesta en las que iba de infiltrada con mi mejor amiga Jules, pero ese era otro tema, del que no iba a entrar en estos momentos. 

—Que sepas que eso me ha dolido mucho, porque las dos sabemos que de las dos, tú eres la más alocada, lo que no deberías ser porque tenemos que preservar la reputación de la familia. Aunque bueno, siempre te sales con la tuya la verdad —las dos reímos. 

—En eso tienes razón, pero bueno, el caso es que tienes que comportarte con él, ¿vale? —asentí sin decir nada. El caso es que yo estaba segura de que para cuando él llegará, yo estaría haciendo muchas cosas. 

—Igualmente, estoy segura de que no podré verlo, tal vez de lejos. Supongo que tendré muchas cosas que hacer, así que lo tendrás todo para ti, que sé que es algo que estás deseando con toda tu alma. 

—Mejor, más para mí —volteé los ojos. 

—Eres de lo que no hay que lo sepas, pero no diré nada porque no hay manera de dialogar contigo porque siempre quieres ganar y yo también. Así que por una vez pienso ceder y dejaré que tú ganes.

 —Eres muy amable que lo sepas. Ahora si me disculpas iré a mi habitación a cambiarme y a esperar la llegada de Shawn Mendes —volví a voltear los ojos divertida, asintiendo. 

Ella se despidió de mí y se fue corriendo seguramente a su cuarto.

Solté una pequeña risa, cambiando por los pasillos para ir a mi habitación, porque ahora que recordaba tenía que arreglarme porque vendría alguien importante de otro reino y estaba segura de que mi padre me necesitaría a su lado en lo que mi madre y mi hermana seguramente se ocuparían de Shawn. 

Terminé de arreglarme, y elegí un vestido rojo vino con tirantes, con la parte del pecho hecho con encaje, y el resto era con un poco de volumen. Me coloqué mi tiara y me recogí el pelo en una trenza un poco suelta. 

Salí de mi cuarto ya lista y caminé por el largo pasillo sin importancia, hasta ver a una persona bastante conocida.

Shawn Mendes se encontraba a unos metros de mí viendo todo atentamente. Aunque no estaba acompañado de nadie. 

Miré por todos lados a alguien, pero solo estábamos nosotros dos. 

—¿Acaso estás perdido? —él dirigió su mirada hacia mí, ruborizándose un poco y asintió.

—Quería ir al baño, pero todo es tan enorme que no sé ni siquiera si estoy en el pasillo correcto —solté una pequeña risa. Era algo entendible, yo ya me sabía todo por obvias razones, pero una persona que no venía siempre al castillo todo se le hacía más complicado.

—Es algo normal —me acerqué a un más—. Yo puedo ayudarte.

—Te lo agradecería muchísimo —asentí con una pequeña sonrisa y caminamos por otro pasillo en silencio.

Aunque no duró mucho porque él lo rompió.

—Creo que ya nos conocemos de algún sitio —le miré esperando que continuara—. Alguna fiesta.

Asentí.

—Estoy segura de que sí, pero el problema es que no sé mucho más. Así que no puedo hacer memoria de algo que no recuerdo —él asintió.

—Me pasa lo mismo —volví a asentir y llegamos a nuestro destino.

—Este es el baño, pero no te preocupes avisaré a alguien que te lleve de nuevo a tu destino.

—Gracias.

Sonreí y me despedí de él para ir hacia mi destino, porque no quería hacer esperar a mi padre. 

NOTA DE LA AUTORA

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