CAPÍTULO TRES
<<ANTHONY>>
— Bienvenidos campistas — la voz del Sr. Demian inundó la cueva aun oscura — me alegra que llegarán ya me estaba perdiendo la paciencia.
Se escuchó un chasquido y algunas luces se encendieron alumbrando la cueva lo suficiente como para divisar la ubicación del Sr. Demian, estaba a unos dos metros en un pequeño balcón. Nos contó señalando con su dedo índice, habíamos 19, ya que 4 ni habían querido bajar, entre esos mi hermana quien es claustrofóbica.
— 19 Campistas, aun son muchos pero comenzaré a explicarles de que se trata esto, quizás así logremos reducirnos otro poco y quedarnos con los verdaderos campistas.
— CIERRA EL MALDITO PARLOTEO Y COMIENZA DE UNA VEZ — gritó uno de los campistas, no me extraño, él y sus dos amigos pasaron toda la semana haciendo bromas pesadas.
El Sr. Demian le dio una mirada fulminante y continuó.
— primero, debo mencionar que esta será su última oportunidad para irse del lugar, para abandonar, las pruebas a continuación del campamento Island Night requieren de muchas habilidades físicas y mentales y algunos podrían resultar mal heridos... o muertos.
Un susurro general de descontento lleno la cueva, —!porque habríamos de morir!, ¿que esta sucedienso? ¿Maldito Demian? — Gritó alguien.
— ¿tú que piensas hacer? Anthony — preguntó Silvia.
— Yo pienso quedarme. — Dije sin preocupación alguna, seguido de una extraña sensación — solo digo que, no soporté 7 días para abandonar, ya es tarde para mí.
— Bien, entonces si tú te quedas yo también quedaré — Me dio una sonrisa y se volvió a mirar al Sr. Demian.
Otros seguían discutiendo, dándose razones para quedarse o para continuar, para mí solo era una estúpida prueba más de la que no pasarían los de mente débil. Luego de cinco minutos entre susurros solo tres decidieron irse; una chica guapa de cabello Rubio y bluza y falda a cuadros (me atrevo a decir que sé el color de sus pantaletas), otra chica de lentes y baja de estatura y un sujeto de piel canela y facciones de aborigen. Ascendieron por el mismo agujero con la ayuda de los guías que aún estaban afuera y que bajaron luego de ayudarles, cerrando sin dudas la oportunidad de arrepentirse, un escalofrío recorrió todo mi cuerpo cuando pensé en ello.
— ahora si estamos todos — comenzó a decir el Sr. Demian — bien, en este momento los guías le estarán asignando sus mochilas, cada una está equipada con los utensilios necesarios para la aventura.
Mire la mochila solo algunas sogas, dagas, un par de botas, linterna y otras cosas que no sabía para que eran. Saqué las converse de mis pies y me coloqué las botas luego metí las converse en la mochila, por un segundo creí ser único en hacerlo pero algunos hicieron lo mismo y otros se dejaron sus propios zapatos.
— bien, procederemos a crear 4 equipos de 4 campistas... tienen cinco minutos.
Su miraba se quedó en el aire y yo me quede aun sin reaccionar, sentí que me halaron del brazo, era Silvia que se aferró a mí.
— tu y yo estaremos en el mismo equipo, vamos, busquemos a nuestros compañeros.
La seguí con el brazo aun amarrado a sus delgadas manos, ella era linda sin dudas, delgada y silueta definida, sus ojos color mostaza era lo que más me gustaba de ella, su cabello castaño estaba un poco descuidado pero lo tapaba con su usual gorra negra de Boston Red Sox, la cual solo tenía solo dos medias rojas al frente.
— ¿Están buscando alguien para su grupo? - escuché decir a un chico, me volví a verle, lo reconocí, era manguito el más chico de los campistas, su apodo se debía a que solo comía mango o al menos eso hacia parecer, fue identificado como manguito a solo dos días en el campamento.
— Si, pero ya tú debes tener uno — dijo Silvia con recelo, como si el chico le repugnara.
— se algo de alpinismo — respondió orgulloso de sus palabras.
— Nos podría ser de ayuda eso, ni tu ni yo sabemos nada al respecto.
— Bien Anthony, si tú estás de acuerdo yo también — entre cerro los ojos y me dijo apretando los dientes — pero, si nos arrepentimos de esto la culpa será solo tuya.
— Acepto la culpa querida Silvia, bienvenido a bordo... — me detuve porque no sabía cómo llamarle, "Manguito" no era su nombre.
— Steven, pero puedes decirme manguito, ya me he acostumbrado.
Me producía gracia ver a Silvia buscar alguien para nuestro grupo, eso era mi culpa ya que no soy muy social en siete días solo conseguí hablar con personas un par de veces y arrastré a Silvia conmigo y mi patético sentido de lo social, aunque también era su culpa siempre está de acuerdo con lo que yo decido aunque no le guste la idea, siempre está de acuerdo, aunque no quiera siempre está de acuerdo.
Minutos después se acercó a mí de nuevo con un sujeto delgado moreno y un enorme afro. El único que estaba sin grupo recostado en la pared.
— el será nuestro compañero — dijo Silvia.
— bienvenido a Bordo... emm?
— Lainesker — dijo afincando cada silaba —, espero que ustedes no se conviertan en un obstáculo.
— Nadie dijo que fuera una competencia — dije despreocupado— además, por lo que pude ver eras el único que estaba sin grupo, deberías estar agradecido en primer lugar.
Lainesker dio un pequeño gruñido, pero fuera de eso no dijo nada, era claro que mis palabras eran ciertas y que aunque no lo quisiéramos admitir, nuestro grupo era el grupo de los sobrantes, ¿Quiénes éramos? Un chico con un patético sentido social, una chica que no puede tomar decisiones, un niño que solo come mango y por último un negro de afro con complejo de superioridad que todos repudian. Para quince de los presentes, el grupo menos capacitado, para mí... bah!! Me tenía sin cuidado, con cuatro éramos suficientes.
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no olvide votar y comentar, eso nunca esta de mas jeje!!
saludos y buenas noches.!
Jhon. T
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