CAPÍTULO DOS
<<JHOHAN>>
Como en los días anteriores logramos dormirnos casi al amanecer, las rondas nocturnas y las bromas pesadas tienen un alto precio, durante la semana aunque sea lograba dormir unas 4 horas en el suelo porque las literas eran de lo peor, pero el 7mo día una sirena resonó por todo el campamento a las 5 de la mañana, apenas el cielo era grisáceo, comenzaba a amanecer.
Todo comenzamos a salir de ambas cabañas, no logré dormir ni un par de minutos al igual que Fabián y Willian, dos hermanos cuando los miro pienso en el ying yang, polos opuestos, energías distintas y en Bart y Lisa, ambos se hicieron mis compañeros apenas llegué al campamento.
En la entrada del campamento y con el autobús estaba el Sr. Demian con un elegante traje color blanco y un sombrero estilo Al Capone del mismo color, estaba de pie arriba de una pequeña mesa para que todos le vieran, aunque hasta el momento solo éramos 23, así que consideré la mesa innecesaria, detrás de él estaban dos sujetos corpulentos, con barba y camisas de leñador.
― ¡Felicidades a los campistas que aun están con nosotros! ―comenzó a decir con un tono presuntuoso ―, no debería decirlo pero esperaba que hubieran menos ―hizo una pausa y comenzó a contar señalando con el dedo índice ― 23 campistas ¡Vaya! Es todo un ejército. Muy bien, los guías le llevarán hasta la cueva, nos veremos allí para darles las bienvenida a Island Night.
Sin esperar respuestas se volvió al autobús y éste se fue de inmediato. Los campistas (contándome) no sabíamos que hacer, los Guías que eran los leñadores corpulentos no se movieron de su lugar, no pronunciaron un palabra, no hicieron nada durante más de una hora. Fue entonces a las 7:30 cuando comenzaron a caminar hacia el bosque, nos miramos unos segundo y comenzamos a seguirlos. Algunos campistas les hacían preguntas ¿A dónde vamos? ¿Cómo es el campamento? ¿Cuánto falta para la cueva? ¿Cómo es que el campamento es en una cueva? Los Guías reían de vez en vez con las ocurrencias de los campistas pero fuera de eso no decían nada más, salvo lo que ya sabíamos todos, aquello que era obvio.
Caminamos entre peñascos y un camino poco transitado, con hojas secas y raíces sobresalientes que hicieron tropezar a muchos, el sol se colaba por entre las hojas de los arboles y una neblina delgada se hacía notar de vez en vez, como no hacer bromas en un lugar tan propenso a los chistes pesados y muy de película de terror de esas en las que los protagonistas desafortunados se pierden en el bosque y una amenaza terrible los observa desde un lugar desconocido no muy cercano para no advertir de su presencia ni muy lejos por si le es necesario abordar las victimas. Podríamos parecer algo infantiles, pero si no lo eramos nosotros algún otro iba a hacer las bromas y obvio, ni Fabian ni Willian y mucho menos yo dejaría que otro se quedará con esa diversión, esa hermosa diversión de ver a otras personas enojarse, reirse, llorar o incluso arremeter contra nosotros con una rama del suelo, como la chica a la que Fabian le subió la falda de cuadros mientras Willian bajo su pantis de encaje negro, muy sexi y provocativo para esa clase de lugar, ¿y que escondería después de los siente días que pasamos en las cabañas? donde casi todos nos vimos los unos a los otros e incluso algunos tuvimos mas de un encuentro sexual y otros incluso con mas de una chica, contándome también. Alguien como yo se hace notar con las chicas, ya sea de forma atrayente o repelente, pero de seguro no paso desapercibido.
Nadie se percató de la cueva mientra nos aproximábamos hasta que ya estabamos junto a ella. Una cueva que no parecía una cueva, al menos no como las había visto, me imaginaba una enorme cueva con una entrada magnifica con forma de arco o aro, dibujada cobre una pared de roca o una sobresaliente que nos superara en tamaño, una cueva tal que pudieran caber las carpas de 23 campistas, me desilusioné, , solo vimos a los leñadores detenerse y Leñador 1 dijo: ― ¡hemos llegado!
Luego señalaron debajo suyo, un pequeño orificio de al menos 1 metro de largo y 60 centímetros de ancho, estaba formado por tres enormes rocas que se entrelazaban y formaban el orificio. Una vulva en el suelo.
― ¡esto tiene que ser una maldita broma – escuché decir a una chica.
― ¡Hemos llegado! – dijo Leñador 2-, bajarán uno a uno, luego bajaremos nosotros.
Leñador 1 se alejó unos 10 metros y luego llego con 3 mochilas que había encontrado en la raíz de un árbol. Los tiró a nuestros pies y nos indicó que nos colocáramos los arneses y el prepararía las cuerdas y poleas para comenzar a desender.
― ¿Quién irá primero?
― ¡Yo voy primero, siempre soy el primero en todo! – escuche decir a uno de los campistas, el sujeto era de piel oscura y enorme afro, me hizo recordar al anime Afro Samurái, pero sin el estilo de Afro.
― ¡cuidado con lo que dices, quizás te caigas y seas el primero en morir también! – bromeó Leñador 1 aunque en su rostro no había gesto alguno de humor.
Todos nos reímos pero el chico Afro no hizo caso al comentario, ajustó su arnés a la soga y comenzó el descenso. Yo fui el décimo en bajar, justo después de Fabián. 15 metros descendiendo, todo negro y siniestro la única luz era la poca se colaba por el agujero.
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los capitulos son algo cortos pero haré lo posible por publicar 1 nuevo cada 2 o 3 días, si te gusta lo que lees por favor no olvides darme una estrellita y compartirlo con tus amigos.!
Saludos.
Jhon T Art
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