Trevor [2]
Un momento lo cambia todo.
O será que existe un plan regido por el universo que nos hace tomar ciertos caminos que nos llevan justo al lugar y al momento exacto en dónde se supone debíamos estar.
¿Casualidad o destino?
Esa es una pregunta sin respuesta.
— Maaaa ya llegué — Dijo Trevor al momento de entrar a su casa.
— ¿Cómo te fué? ¿Conseguiste algo? — Preguntó Fausto.
— ¿Tú?
Fausto negó apenado.
— Pues tu pequeño hermano tuvo mejor suerte.
— ¿En serio enano?
— ¡Soy más alto que tú! — Reclamó Trevor.
— ¡Como dos centímetros! ¡Gran logro!
Trevor ignoró las provocaciones de su hermano.
Fue directo a aterrizar en caída libre al sofá de la sala de estar.
Estaba cansado, no lo había calculado muy bien... Se sentía como un viaje interminable que en realidad estaba cerca de una hora con veinte minutos desde que salió de la vieja casona hasta llegar a la parada más cercana a su casa, luego eran otros quince minutos a pie y finalmente estaba en casa.
Hambriento y cansado.
Cerró sus ojos un momento, respiró profundo...Ese mueble siempre le hacía resultado muy cómodo... Estuvo a punto de quedarse dormido.
Abrió los ojos y se obligó a sentarse, aún tenía que cenar, ducharse y ver unos cuantos videos de su jefa.
— ¿Y bien? — Preguntó Fausto sentandose junto a su hermano — ¿Que conseguiste?
— No lo creerás cuando te lo diga.
— ¿No será algo ilegal? Sabes que no estamos tan desesperados...
— Claro que no... No seas tonto.
En ese momento Carol, la madre de Trevor entraba a la casa desde la puerta del patio llevando un cesto con la ropa limpia que acababa de recoger.
— Llegaste hijo... ¿Cómo te fue? — Dijo ella dejando el cesto a un lado.
Trevor se puso en pie, se acercó a su madre y la besó en la frente.
— Muy bien Ma... Conseguí trabajo.
Carol sonrió y luego se abrazó a su hijo.
— Que buena noticia... ¿Es lo de la chica de los vídeos?
— Si... Es un poco lejos y tendré que viajar los fines de semana pero la paga es buena, creo que vale la pena, a lo menos hasta encontrar algo más cómodo.
— ¿Viajarás todos los fines de semana?
— No estoy seguro... Por lo pronto mañana empiezo y tengo que viajar.
— Danos detalles — Pidió Fausto.
— Mejor después de cenar vemos juntos los vídeos del canal... En realidad ni yo mismo entiendo muy bien de qué va el canal.
— ¿Vas a grabar los vídeos de un canal de Youtube?
— Aparentemente...
— Tengo entendido que no se gana tanto... A menos claro que tengas muchos seguidores ¿Estás seguro que van a pagarte?
— Parecía gente seria... Dentro de lo que cabe — Dijo Trevor pensando en los ojos inexpresivos de su jefa.
— Fausto no le eches la sal a tu hermano — Recriminó Carol.
— Mamá sabes que el enano es imprudente...
— ¡Oye! — Se quejó Trevor.
Más tarde, después de cenar y de ducharse, Trevor, Fausto y Carol se sentaron en el sofá a ver los vídeos del canal de Isla.
Aquel día ya por si solo estaba entre los días más extraños que Trevor pudiera recordar... Eso estaba a punto de cambiar.
Y el primer indicio sería la aterradora y perturbadora intro del canal de Isla.
La imagen parecía ir y venir, el sonido se entrecortaba... Entonces la pantalla se quedaba negra y se empezaba a escuchar las notas de una canción de cuna... Una espeluznante canción de cuna salida de una cajita de música... Lo peor fue cuando un coro de niños pequeños comenzó a cantar de manera cancina y mecánica sin emoción alguna... De la nada Lady Darkness el personaje de Isla empezaba a romper la oscuridad de la pantalla... Traslúcida, como si en realidad se tratara de un fantasma se la veía recorrer la misma casa donde Trevor había estado en la tarde... Finalmente aparecía el logo del canal y se leía Isla de fantasmas.
— Y esa es mi jefa — Dijo Trevor pausando el vídeo antes de que empezara.
— ¡Está súper genial! — Dijo Fausto.
— No lo sé... Me espanta un poco — Opinó Carol.
— ¡Mi hermano será investigador paranormal! He visto antes ese canal... ¡Isla Montgomery está loca! No puedo creer que la conocieras.
— Ella estaba así vestida mientras me entrevistaba.
Fausto empezó a reír muy emocionado.
— Tiene como cuatro millones de subscriptores... Debe ser por eso que la paga es buena... Esa mujer es básicamente una marca registrada ella misma.
— ¿En serio? Yo no la había visto nunca... No se presentó mucha gente a las entrevistas.
— Le tienen miedo... Las malas lenguas dicen que es una bruja, otros dicen que está maldita y algunos otros incluso aseguran que está realmente muerta... Ya sabes por el personaje de Lady Darkness.
— Trevor hijo, mejor busca otra cosa — Sugirió Carol.
— No está muerta mamá... Solo es malvada y amargada... El resto del equipo fue muy agradable y amable.
— ¿Conociste a todo el equipo?
— Si, todos estaban ahí.
— La hermana más joven es una muñeca — Opinó Fausto.
— Literal, parece una muñeca... Es muy bonita, aunque honestamente Kitty es preciosa.
— Kitty está más buena — Concordó Fausto.
Trevor asintió mientras una sonrisita tonta se dibujaba en su rostro.
Recordó el largo cabello de Kitty rozándole la piel desnuda de la cintura... Sintió un estremecimiento y se obligó a recordar que las hermanas de la jefa estaban prohibidas.
Le quitó la pausa al vídeo y lo dejó continuar.
Lo siguiente que apareció fue Isla aún personificando a Lady Darkness, ella comenzó a explicar de qué iba el caso que se expondría en aquel video, comentó también que la investigación había sido extensa por lo tanto el caso se dividiría en dos partes.
Aparentemente en ese episodio se iba a tratar el caso de una niña fantasma que había empezado a robar la tranquilidad de una familia.
Carol se aferró al brazo de Trevor mientras que Fausto se acomodó en el sofá listo para escuchar el caso.
Trevor entendió mejor eso de los guiones y de la narración de la historia.
Era en serio que el equipo producía el canal y su contenido con mucha seriedad, al principio había sonado como una tontería pero de repente se dió cuenta que de alguna manera había conseguido un trabajo de verdad.
Lo siguiente lo dejó helado.
Las escenas que siguieron no tuvieron nada de aterradoras o perturbadoras.
Le pareció reconocerla... Incluso la escuchó hablar pero aún así necesitaba una confirmación.
— ¿Quien es esa?
— Isla — Respondió Fausto.
— ¿Sin el disfraz?
— No creerías que haría investigación vestida como un fantasma victoriano... ¿O si?
Trevor se encogió de hombros.
Agradeció haberla visto antes, si la hubiera visto sin disfraz al día siguiente, seguramente no la habría reconocido.
Y no, no tenía los ojos azules... Los tenía marrones como él... Cómo la mayoría... Aún así, lo que más le sorprendió fue descubrir dulzura en su mirada, eso lo hizo sentir incómodo.
La hermana pequeña tenía el cabello rizado y la del medio lo tenía liso... Isla tenía ondas suaves de cabello muy oscuro.
Era linda... Su jefa era linda.
No tanto como Kitty... Pero tampoco estaba mal.
— ¿En serio tú nunca habías visto a Isla Montgomery?
Trevor negó.
— Lo bueno es que ahora saldrás de la cueva...
— No molestes a tu hermano por favor — Intervino Carol.
Esa noche soñó con vestidos victorianos de vuelos y encajes estilo Steampunk... Vió ojos completamente negros que empezaban a derretirse al mismo tiempo que un grito desesperado y agudo lleno de angustia y terror se escuchaba a lo lejos acercándose cada vez más.
Cuando no pudo tolerar el volumen del grito, intentó cubrirse las orejas con las manos pero le fue imposible, estaba paralizado, incapaz de moverse y con el grito desgarrador cada vez más cerca le pareció extraño que aún logrará diferenciar el sonido de las botas tacón de aguja acercarse detrás de él.
El vello de la nuca se le erizó cuando sintió el roce de un aliento frío...
Despertó de repente.
Aún estaba oscuro y su madre lo miraba preocupada.
— Trevor... Estabas jadeando, como si te estuvieras ahogando, te dije que no vieras esos vídeos hasta tan tarde... Hijo, no deberías aceptar ese trabajo.
— Ya me comprometí para hoy... Veré qué tal van las cosas el fin de semana y según eso tomaré una decisión.
Tomó su teléfono para ver cuánto más podía dormir.
Según sus planes debía salir de casa a las cinco y media de la mañana para llegar siete en punto, tal como Isla le había pedido.
El reloj marcaba las 5:35.
— ¡Mierda! — Dijo brincando de la cama — ¡Es súper tarde!
Salió corriendo en dirección al baño dejando a Carol bastante preocupada.
Solo diez minutos después estaba saliendo de casa corriendo a toda velocidad hacia la parada del autobús.
Tardó la mitad del tiempo solo para ver alejarse al autobús en el que él debería estar.
— ¡No! No... No...
Se sentó en el banco de la parada mientras intentaba reelantizar su respiración.
Abrió su bolso para revisar que el equipo no se hubiera estropeado mientras corría.
Todo estaba bien y eso fue un alivio.
Suspiró algo frustrado.
No tenía opción... Buscó su teléfono para enviarle un mensaje a Isla, talvez si ella decidía echarlo, ya ni siquiera tendría que hacer el viaje de una hora con veinte minutos... A lo menos ahorraría eso.
Buenos días Isla, soy Trevor
Creo que no lograré llegar a las siete en punto, lo lamento.
Perdí el autobús y pasan solo cada media hora los fines de semana.
Podré llegar pasadas las siente y media.
— Tonto — Dijo para si mismo.
Habían pasado más de diez minutos y ella no respondía.
El autobús ya no tardaría en volver a pasar... Seguramente ella respondería que ya no requería de sus servicios cuando él estuviera a mitad de camino.
Apoyó los codos en las rodillas y se cubrió el rostro con las manos.
— Buen día Trevor.
Levantó la mirada y se encontró con su vecino sentado a su lado.
— Buen día don Pascual.
— ¿Cómo va todo? Te ves demasiado agobiado para esta hora de la mañana ¿Problemas de chicas?
— Si... Algo así.
— ¿Como se llama tu novia?
— María José... Ya no es mi novia, terminamos hace unos meses.
— Lástima, era una chica muy bonita y simpática.
— Si lo era...
— ¿Que te pasa entonces?
— Mi jefa... Encontré trabajo y debía estar allá a las siete en punto pero se me pasó el autobús y ella es un poco intolerante.
— Entiendo... Espero que no tengas problemas.
En ese momento escuchó el sonido que anunciaba un mensaje nuevo.
Se apresuró a leerlo.
¿En serio? ¿Desde el primer día ya estás poniendo excusas? ¿Debería arrepentirme de haberte dado una oportunidad?
Eso era todo lo que decía el mensaje.
¿Entonces que hacía?
El autobús se estaba acercando.
Don Pascual se puso de pie para subir al bus.
— Ya que — Dijo Trevor subiendo también.
Se acomodó en un asiento al final del bus y escribió otro mensaje.
En serio lo lamento, no volverá a pasar, ya estoy en camino.
Aún tenía sueño pero no se arriesgaría a quedarse dormido y perder la parada.
A lo menos le hubiera gustado poder beber una taza de café...
Los sábados su madre preparaba unas suaves y calientes tortillitas de maíz... le encantaban desde niño.
Su estómago rugió en protesta.
Lo ignoró y buscó entre sus cosas el libro que estaba leyendo.
Entonces encontró una bolsa de papel que él no había empacado.
La abrió con curiosidad y dentro encontró un sándwich y un cartón de jugo de naranja junto con una nota de su mamá.
"Que te vaya bien en tu primer día de trabajo.
Con amor mamá."
— Gracias mami — Dijo mientras desempacaba el sándwich y empezaba a comerlo.
Siete y media bajó en la parada y otra vez a correr hasta casa de Isla.
Eran solo cinco calles, no tardaría mucho.
Cuando le faltaba solo una calle vio a Kitty guardando un bolso dentro de la van.
Inmediatamente sonrió, aún no se habían marchado.
Aceleró un poco el paso y un momento más tarde estuvo junto a Kitty.
— ¡Hola! — Saludó ella con una sonrisa.
— Buenos días — Respondió él — ¿Está muy enojada?
— Bastante... Pero da igual, Félix se quedó dormido y acaba de llegar hace dos minutos, de todas formas no podíamos salir.
— ¿Se hubieran ido sin mi?
— Es posible.
De repente Trevor escuchó aplausos pausados y espaciados a su espalda.
— ¡Que gran honor! — Dijo Isla — ¡Finalmente el bello durmiente nos digna con su presencia!
— Lo lamento — Se disculpó Trevor volteandose para darle la cara a Isla — Prometo que no volverá a pasar.
— Tienes mucha suerte... Honestamente me hubiera ido sin ti, habemos personas que si nos tomamos en serio nuestro trabajo.
Trevor solo asintió.
Seguramente no serviría de nada explicarle que vivía muy lejos... En realidad eso no era excusa, se había quedado dormido y eso no era responsabilidad de Isla.
Por otro lado... Ella ya no llevaba su atuendo de Lady Darkness.
Se veía extraña vestida como una persona normal.
Trevor pensó que estando en personaje era más ella que siendo ella misma... Sin los lentes de contacto que pintaban de negro sus ojos, podía ver vulnerabilidad en su mirada, incluso dulzura... Ella debía odiar eso.
— ¿Que me miras tanto?
— Nada — Se apresuró a responder él mientras desviaba la mirada.
— Que bien Trevor ya estás aquí — Dijo Demarco saliendo de la casa — ¿Estás listo amigo? Será divertido.
— Si... Gracias.
— ¿Desayunaste? — Preguntó Kitty.
— Si... Yo...
— Claro, porque tiempo para desayunar si tienes — Interrumpió Isla.
— No lo molestes Isla — Dijo Félix pasándole por un costado — El desayuno es la comida más importante del día, además el hombre es un encanto, no entiendo cómo es que te puedes enojar tanto con él.
— Es un irresponsable...
— También yo llegué tarde — Dijo Félix — Y no pareces odiarme tanto.
— Tú tienes una excusa más que justificada para quedarte dormido — Dijo Isla mirando a su amigo de cierta forma que excluía totalmente a Trevor de la conversación en miradas.
Félix acarició el hombro de Isla y luego siguió su camino hacia el auto.
Demarco terminó de guardar las últimas cosas que llevarían y finalmente estuvieron listos para salir.
Isla siempre viajaba en la última fila de la van... Ella sola.
Félix conducía con Brenda a su lado en el asiento de adelante.
Mientras que Trevor y Kitty se sentaron juntos con Demarco frente a ellos.
— Muy bien chico nuevo cuéntanos un poco sobre ti — Pidió Brenda volteada en el asiento delantero.
— Ve atrás Brenda — Dijo Félix — Si vas arrodillada en el asiento nos van a parar, se arruinará el viaje y entonces Isla y su ira acabarán con todos nosotros.
Brenda sonrió mientras se pasaba a los asientos de atrás sentandose junto a Demarco.
— Claro... ¿Que quieren saber?
— ¿Dónde vives?
— En buena vista... Es...
— ¡Muy lejos! — Dijo Kitty — Con razón te toma tu tiempo llegar.
— Excusas... Excusas — Opinó Isla desde la última fila de asientos.
— ¿Con quién vives? — Continuó preguntando Brenda — ¿Tienes novia?
— Vivo con mi mamá y mi hermano, solo somos los tres en casa... Tengo otros tres hermanos que viven también en buena vista, cerca de casa.
— ¿Son cinco? Tus padres no perdían el tiempo — Bromeó Demarco.
— Se suponía que serían cuatro... Yo fui una inesperada sorpresa, aunque al final fui el único que aprendió el negocio familiar y es por eso que estoy aquí.
— Pero en realidad eres músico ¿Cierto? — Dijo Kitty.
— Hace covers de bandas de rock — Intervino Isla — No creo que de eso se trate ser músico...
— Cierto... No llegué a serlo — Aceptó Trevor — Mi papá... — Él sonrió ante el recuerdo — Era un gran hombre, muy culto e inteligente... No tuvo todas las oportunidades del mundo pero nunca se quejaba y aprovechaba lo que tenía, nunca pudo viajar y conocer el mundo pero siempre dijo que mientras tuviera libros se sentiría libre para volar a dónde quisiera... Amaba la literatura clásica, incluso nombró a mis hermanos por algunos de sus libros favoritos... Oliver mi hermano mayor por Oliver Twist de Charles Dickens, Miguel por Miguel Strogoff de Julio Verne, Romeo por Romeo y Julieta de William Shakespeare y Fausto por la novela del mismo nombre de J. W. Goethe.
— Eso es genial — Opinó Demarco.
— ¿Y tú? — Preguntó Kitty.
Él sonrió.
— Yo fuí el integrante inesperado de la familia y mi mamá exigió el derecho de nombrarme a mi y resulta que llevo el nombre de un personaje de una película que le gustaba mucho... Irónicamente al final fuí yo quien más afin era con papá y aprendí lo del negocio audiovisual, pero papá siempre me apoyó con lo de la música... Él pensaba que tenía talento.
— ¿Que instrumento tocas? — Preguntó Brenda.
— El bajo, la guitarra electrica, guitarra acústica y en el conservatorio tocaba el violín... Era en lo que me estaba especializando.
— Entonces si eres músico — Recalcó Kitty.
— Lo era... Si.
— ¿Por qué lo dejaste? — Preguntó Brenda.
— Papá murió hace unos meses, mi mamá siempre fue ama de casa, ella quiso salir a buscar trabajo pero en casa estamos Fausto y yo... Ya no somos niños y la familia importa más que cualquier otra cosa, dejé el conservatorio y me puse a buscar un trabajo real.
— ¿No podías hacer las dos cosas? — Preguntó Demarco.
— Imposible... Los horarios en el conservatorio son bastante demandantes.
— Pero tienes muchos hermanos... Pudieron ayudarte — Opinó Kitty.
— Fausto aún no consigue trabajo, los ahorros de papá se están terminando y mis hermanos mayores tienen sus familias... Era complicado, nunca nos ha faltado nada pero tampoco nos sobró... Debe ser que ese no era mi camino.
— Lo lamento mucho — Dijo Kitty acariciando el hombro de Trevor.
— Ya dejen de ser tan metiches — Dijo Isla — El nuevo no tiene que explicarles nada.
— No me molesta... No me da vergüenza ser quien soy — Dijo él.
— Eso no fue lo que sugerí... Pero hablar de tu vida íntima no es parte de tu trabajo.
— ¿Podrás volver alguna vez al conservatorio? — Preguntó Félix desde el asiento del conductor.
— No lo creo... Tenía una beca, la cual perdí cuando decidí abandonar.
— Lo siento mucho encanto — Dijo Félix.
— Si quieres mi opinión creo que eres un tonto — Dijo Isla tranquilamente.
— No te pases hermana — Dijo Brenda.
— Pero es cierto... Dejar una beca en el conservatorio para ir a buscar un trabajo que ni siquiera sabía si iba a conseguir es una tontería...
— Necesitaba ayudar a mi mamá.
— ¿No crees que terminando tus estudios la hubieras ayudado más?
— A largo plazo talvez pero de qué se supone que viviríamos en el presente...
— Tienes una familia muy grande llena de adultos... Y el único que sacrificó su futuro fuiste tú...
— Isla — Advirtió Demarco.
— Mis hermanos tienen esposas e hijos... Niños que van a la escuela, uno es recién nacido... A nadie le alcanza para mantener otra casa, pagar servicios básicos y alimentos para otras tres personas...
— Sigo pensando que eres un tonto... Te gusta contar tu vida pero no aceptas críticas... Talvez a los demás les parezcas noble e inspirador pero no generarás el mismo tipo de reacción en todo el mundo... Abre los ojos, eres un tonto y te darás cuenta cuando un día despiertes ya no seas joven y entiendas que desperdiciaste las oportunidades que la vida te dió... Mediocre.
— ¡Isla ya cálmate! — Pidió Kitty.
— Talvez tengas razón — Dijo Trevor — Fue mi papá quien me compró mi violín cuando entré al conservatorio..
Fue su regalo para mi, nunca olvidaré su mirada orgullosa... No fue una decisión fácil de tomar, sabía que estaba desepcionando a mi papá y a toda mi familia... Mis hermanos querían que siguiera... Aún me quedaban dos años para terminar mis estudios... Seguramente me arrepentiré en el futuro pero fue la decisión correcta en el presente.
— Nunca respondiste si tienes novia — Dijo Brenda para aligerar el ambiente.
— No tengo.
Kitty se sonrojó.
Isla lo notó y enseguida se sintió incómoda.
No quería ese tipo de situaciones en su equipo de trabajo y mucho menos si una de sus hermanas se veía involucrada.
Por otra parte ni siquiera entendía cuál era el gran alboroto con Trevor... No era la gran cosa.
No era especialmente atractivo... Era muy blanco, más bien pálido... Se veía casi enfermo, tenía el cabello castaño ensortijado alborotado a los costados que salían bajo la gorra que llevaba puesta, como pidiendo a gritos un corte, la nariz era larga y recta... Lo que más o menos lo ayudaba a no ser considerado feo del todo era que tenía bonitas facciones que le daban simetría a su cara y también debía reconocer que los ojos almendrados no eran horribles, aunque ciertamente le daban un aspecto de estar con sueño permanentemente.
Era delgado de espalda ancha y tan alto como Demarco así que seguramente llegaba al metro ochenta... Lo que notó desde el principio era que tenía las manos cuidadas... lo entendía ahora que sabía que sus manos habían sido parte de su instrumento de trabajo, eso le agradaba... Odiaba los hombres con manos descuidadas.
Demarco le guiñó el ojo cuando la descubrió mirando fijamente a Trevor.
Ella arrugó el entrecejo y enseguida giró el rostro para ver el camino por la ventana.
Escuchó a Brenda reír por lo bajo, miró de reojo y se dió cuenta que Demarco le estaba diciendo algo al oído.
Eso la molestó.
Le molestaba que la presencia de Trevor estuviera cambiando la dinámica del equipo.
Abrió su bolso de mano, buscó una de sus tarjetas y la leyó en voz alta.
— Simplemente no soy de este mundo… Yo habito con frenesí la luna. No tengo miedo de morir; tengo miedo de esta tierra ajena, agresiva... Alejandra Pizarnik.
— Es bonita esa — Dijo Kitty.
— No lo entiendo — Aceptó Brenda.
— Creo que se refiere a sentir que no perteneces o que no has encontrado tu lugar en el mundo... Cuando prefieres habitar en ti mismo donde te sientes seguro en lugar de salir y enfrentar la hostilidad de la que a veces está llena la realidad — Opinó Trevor.
— Buena reflexión — Dijo Demarco.
— ¿Esto de las frases es algo que ustedes hacen?
— Es algo que Isla hace — Explicó Brenda.
— Es Interesante.
— Por fin estamos de acuerdo en algo — Dijo Isla.
— Por cierto ¿A dónde vamos? — Preguntó Trevor.
Todos rieron... Excepto Isla.
— ya lo verás encanto... Ya lo verás — Dijo Félix.
Trevor tomó aire y luego miró a Kitty.
Ella sonrió para él.
Aquel era un grupo por demás peculiar tenía que aceptarlo, pero incluso con la obvia hostilidad de su jefa, Trevor sintió que había encontrado un buen lugar.
Y quién sabe.
Talvez Isla llegaría a no odiarlo tanto en algún momento.
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