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Primer caso [3]


Llegaron a la pequeña localidad de Ventura cerca del medio día.

Ventura era un pueblo rural campestre dónde la mayoría de sus habitantes se dedicaban a procesos agrícolas, producción de alimentos y otros cultivos además de la cría de ganado, aves de corral, producción de lácteos entre otras cosas.

Ni bien entrar al pueblo el clima cambió de repente.

Dió la impresión de que hubieran atravesado una cortina invisible que tenía el poder de bajar algunos grados la temperatura.

Los caminos dejaron de ser de grava para volverse irregulares y tierrosos.

A los costados de la carretera se extendían grandes terrenos llenos de pasto y árboles donde se podía ver al ganado alimentándose con una tranquilidad pasmosa.

— ¿A alguien más le desespera ver a las vacas rumiar y rumiar con esas caras de aburrimiento? — Preguntó Félix.

— Yo creo que son lindas — Dijo Brenda.

Trevor sacó su cámara y empezó a grabar parte del camino.

Mientras tanto Kitty lo grababa a él con su teléfono.

— Saluda Trevor... Esto es para el perfil de insta, creo que a los seguidores les gustará conocer al nuevo miembro del equipo.

— Claro que no — Dijo Isla — Él aún está a prueba... No puedes presentar a nadie aún.

Kitty resopló y dejó de grabar.

Trevor prefirió sonreír.

Talvez Isla solo quería provocarlo para hacerlo caer en su juego y luego tener una excusa para justificar su despido.

Pero ya había sacrificado mucho y no estaba dispuesto a perder su trabajo, mientras dependiera de él, daría lo mejor para tener contenta a su difícil jefa.

Llegaron a la finca "El cerrito" un rato más tarde.

— ¡Por fin! — Dijo Félix bajando de la van para poder estirarse.

El viaje había durado tres horas hasta llegar a Ventura y unos veinte minutos más hasta llegar a la finca.

Brenda y Félix se tomaron de la mano y comenzaron a caminar por los alrededores.

— Es un lugar muy bonito — Dijo Brenda.

— Pintoresco — Dijo Félix.

— No se alejen mucho — Dijo Isla — Recuerden que no estamos de visita, vinimos a trabajar.

Kitty estaba recargada en la Van mirando a Trevor mientras él sacaba sus cosas para empezar a grabar.

— Ni lo sueñes Kitty — Dijo Demarco acercándose a ella — A Isla no le gustará.

— Isla tiene que relajarse... Ya pasó mucho tiempo... Se que ha sido difícil para ella y también para ti, pero tú no actúas como un perfecto cretino todo el tiempo.

— Ha sido bastante difícil para ambos pero sabes que es diferente...

— En todo caso nada de eso tiene que ver con Trevor... Y él parece ser de los buenos.

— Si, también a mi me da buena espina, creo que se quedará y será parte del equipo.... Cualquier otro en su lugar ya le hubiera respondido a nuestra querida Isla.

— Exacto... Me simpatiza, no tiene nada de raro que quiera conocerlo mejor... No debería tener miedo de que mi hermana enloquezca solo porque me acerco a un chico.

Demarco sonrió al tiempo que dejaba que su brazo descansara en los hombros de la chica.

— Ella no tiene problemas contigo acercándote a los chicos... Pero es su camarógrafo y él necesita el empleo... Vamos Kitty... Se que puedes vivir sin acercarte mucho a él, es por el bien de todos.

— Pero le simpatizo... He visto como me mira...

— Eres hermosa muñeca... Es obvio que va a mirarte.

Ella sonrió abiertamente.

— Te quiero mucho amigo hermoso — Dijo ella antes de darle un sonoro beso en la mejilla.

— Es el tono chocolate de mi piel... Eso las vuelve locas — Bromeó Demarco.

Kitty le guiñó un ojo.

Las risas de ambos amigos llamaron la atención de Trevor.

Más allá también Brenda y Félix reían.

Era un buen grupo, ya no tenía dudas.

Kitty desvío la mirada hacia él y al sentirse observado también él volvió a mirarla.

Era muy linda...

— Talvez no fui lo suficientemente clara — Dijo Isla en ese momento parándose frente a él para cortar el contacto visual entre Kitty y él.

— Dijiste que no tuviera historias con Brenda — Respondió él.

— ¿Intentas pasarte de listo? ¿Que tan tonta crees que soy?

— Tranquila... Supuse que el "no te acerques a mi hermana menor" incluye también a Kitty... Ambas son tus hermanas menores.

— No tengo nada en tu contra Trevor... Pero prefiero mantener las cosas claras, mi trabajo es importante para mi y los romances siempre e invariablemente significan problemas.

— Entendido.

Él se quedó callado mirándola y ella enseguida se sintió incómoda.

— No entiendo que me miras....

— En realidad tengo un par de preguntas... ¿Debo seguir mi instinto y grabar lo que yo quiera o tú me dirás qué debo grabar?

— Ambas... Ah y no te sorprendas cuando te despierte para grabar en medio de la noche.

— Estaba asumiendo que no dormiríamos... Ví algunos de tus videos y en todos hay tomas nocturnas.

— Esa parte es obvia, es un canal que investiga fenómenos paranormales, claro que buscamos captar cosas extrañas y por lo general sucede durante la noche, pero a menos que no sea completamente necesario, no nos quedamos despiertos todos toda la noche, hacemos turnos y si pasa algo y tú estás durmiendo ten por seguro que te despertaré.

— ¿Con quién haré mi turno?

Ella lo pensó un momento.

— De hecho... Creo que lo más conveniente será que yo haga el turno contigo... Sólo por si acaso.

— Ok.

— Ahora camina hacia atrás y has un par de tomas de la casa y de toda la finca en un plano general — Pidió ella.

— No hay problema...

En cuanto él se alejó, el resto del equipo se acercó a Isla.

— ¿Llevándose mejor con Trevor? — Preguntó Félix.

— No confío en él — Dijo ella.

— ¿Por qué? — Preguntó Brenda — ¿Te ha dado motivos?

— No lo conocemos chicos... Sólo creo que la confianza se gana con el tiempo, eso es todo.

Kitty lo miró a lo lejos.

— Parece buena persona... No lo arruines hermana, ya has despedido a cuatro camarógrafos...

Isla hizo una mueca de disgusto y se alejó del grupo.

Frente a ella estaba la casa principal de la finca, era una elegante y moderna contrucción campestre de dos pisos, tenía una escalera exterior que llevaba a una pequeña terraza en desnivel dónde se podía ver un juego de muebles y un par de mesas con parasoles.

Le recordó a una finca turística en la que había estado hacía unos años con sus padres y sus hermanas... Era un bonito recuerdo.

A su derecha podía ver lo que estaba segura sería la recidencia de los trabajadores, era mucho más sencilla que la casa principal pero no se veía mal, aunque le recordaba mucho a caja rectangular sólo que esta estaba llena de ventanas y tenía dos puertas, supuso que un lado era para mujeres y el otro para los hombres...
Dudaba que esa restricción se respetara.

A su izquierda podía ver campo abierto y si se giraba un poco y miraba hacía atrás veía los establos y algunos corrales.

Era sin dudas un bonito lugar.

Caminó hasta la puerta de la casa principal y tocó el timbre.

Sintió la mirada acusadora de su hermana, no necesitó devolverle la mirada para saber que así era.

Ella no quería arruinar nada... Simplemente no lo podía evitar, estaba rota y terminaba rompiéndolo todo a su alrededor... Talvez si Trevor era tan buena persona le convendría más alejarse de ella a toda velocidad.

— ¿Diga? — Preguntó una señora que venía secándose las manos en el delantal de cocina que llevaba puesto.

— Hola buenas tardes... Estoy buscando a los señores Quinn, me están esperando.

— Usted debe ser la niña de los aparecidos — Dijo la mujer — Los patrones salieron, fue una emergencia en la otra finca, pidieron que por favor esperara.

— Claro... Ehmmm ¿A usted le importaría contarme un poco de la situación con los aparecidos?

— Ese es un tema muy delicado señorita... Usted no debería estar aquí, disculpe si le parezco grosera pero es lo que pienso.

— Está bien... Me lo dicen mucho.

— Los patrones me pidieron que les sirva el almuerzo a usted y a las personas que trajo... Estará listo en media hora... Ya mando a Julio el capataz a que lleve sus pertenencias a las habitaciones.

— Lo agradezco.

La mujer miró a Isla con algo de temor antes de cerrarle la puerta en la cara.

Isla volvió la mirada a su grupo, estaban reunidos en un círculo... Seguramente aún criticandola por no dejarse deslumbrar por el encantador camarógrafo.

Y hablando de...

¿Dónde estaba?

No lograba verlo por ninguna parte... Era obvio que no la había escuchado cuando dijo claramente "plano general"

Para grabar lugares más específicos le gustaba a lo menos tener el permiso de los dueños de la propiedad.

— Aishh tonto....

— ¿Ah? — Preguntó Demarco acercándose a ella.

— Nada.

— ¿Que pasó?

— Los Quinn salieron... Tenemos que esperar un rato... Aparentemente les dicen los aparecidos... ¿Te gusta de título para el caso?

— Los aparecidos — Repitió Demarco — Si, creo que podemos trabajar con eso y siempre se siente más real cuando tomamos elementos mencionados por los afectados.

— Es bonito el lugar y no se siente pesado el ambiente... ¿Crees que captemos algo?

— No lo sé, pero tienes razón... Hemos estado en lugares en los que hasta respirar cuesta, aquí está todo tranquilo.

Un grupo de trabajadores apareció de algún lugar doblando por la esquina de la casa principal.

La mayoría se fijó en ellos, algunos otros no prestaron atención.

Sólo uno de desvío en dirección al grupo.

— ¿Usted es la chica de los fantasmas? — Preguntó mirando a Brenda.

— Soy yo — Dijo Isla.

— Julio a sus servicios... Síganme por favor.

Julio el capataz parecía salido de una película de vaqueros con todos los clichés incluídos.

El sombrero, la camisa a cuadros mostrando el pelo en pecho, los jeans polvosos ajustados y claro... Un montón de músculos.

Félix lo miraba como si fuera un sueño cumplido, Brenda se aguantaba la risa.

Kitty pensaba que los jeans del capataz ajustaban justo como un jean debería ajustar... Félix estaría de acuerdo.

— Pensé que serían seis — Dijo Julio.

— Somos seis — Aclaró Isla — Mi camarógrafo es nuevo en el equipo...
Y al parecer no sabe escuchar lo que se le dice.

— Por alguna razón que desconozco, los patrones están permitiendo esto... Pero no debería haber un desconocido husmeando sin autorización.

— Lo sé y le pido disculpas... Hablaré con él.

— Adiós camarógrafo cinco — Dijo Brenda — Era lindo.

— Siiii — Dijo Félix exagerando un poco — Es un encanto y apuesto a que tiene los abdominales marcados...

— ¿Te parece? — Preguntó Brenda.

— Es delgado pero no llega a flaco y tiene la espalda ancha... Casi no tiene cadera... Típico cuerpo de surfista... Debe tener el abdomen marcado.

— Muy buena lógica — Concordó Brenda.

— ¿¡Pueden terminar con la conversación más inútil de todos los tiempos!? — Reclamó Isla.

Julio el capataz volteó a mirarlos como si fueran las personas más extrañas que hubiera visto en su vida.

Talvez de hecho lo eran.

En el campo la gente era más sencilla y aquel diverso grupo llamaba la atención, de eso no había dudas.

Isla buscó el número de Trevor en su teléfono y lo llamó.

Sonaba.

Sonaba.

Sonaba.

No había respuesta.

— ¿Quieres que lo busque? — Se ofreció Demarco — Talvez dejó su teléfono en el auto.

— Eh...

— Por aquí — Dijo Julio como si se tratara de una orden.

Félix enseguida sonrió y Brenda supo que su amigo estaría fantaseando con el apuesto capataz dándole órdenes.

Ella le dió un codazo suave para traerlo a la realidad.

Entraron a la casa de huéspedes, era pequeña en comparación a la casa principal y a las demás edificaciones que eran parte de la finca, pero pasarían solo una noche y además habían tres habitaciones.... Seguro estarían cómodos.

Isla fue la última en entrar.

Miró la pequeña casa y de repente sintió que ya había estado antes en ese lugar... Esa sensación de familiaridad siempre la asustaba y agradecía tener el poder de ocultar muy bien sus emociones.

A la izquierda seguido de la puerta estaba el refrigerador junto al mesón que era parte de la cocina.

A la derecha el pequeño comedor con solo cuatro sillas.

Frente a la cocina había una habitación con una ventana grande, justo frente al comedor estaba la segunda habitación, la más pequeña y no tenía ventanas, solo un tragaluz de dos cuerpos, junto a esa habitación el único baño... Que era bastante diminuto y finalmente en la esquina la última habitación, esa era la más grande.

— Pónganse cómodos... Pronto les traerán el almuerzo.

Luego hizo una inclinación de cabeza y los dejó solos.

Se miraron entre los cinco.

Brenda y Kitty salieron corriendo hacia la habitación más grande.

Una vez dentro comenzaron a festejar.

— ¿Es broma? — Se quejó Isla — Ni siquiera hemos hablado de los turnos.

— ¿Vas a dejarme hacer turno con Trevor? — Preguntó Kitty.

— No — Dijo rotundamente.

— No te quejes entonces.

Isla suspiró y llevó sus cosas a la habitación frente a la cocina, enseguida se dejó caer en la cama.

Esa Inquietante sensación de haber estado antes en ese lugar era sumamente incómoda.

Miró fijo el techo por un momento y luego cerró los ojos.

"Todo estará bien" Escuchó en su cabeza esa dulce voz que tanto amaba.

Talvez alguna vez todo finalmente tendría sentido.

Talvez es que una de las puertas de la casa de las mil puertas la había llevado al lugar donde se encontraba ahora.

Sin quererlo se quedó dormida.

Fueron solo unos segundos.

Buscaba.

Buscaba.

Buscaba.

Sentía el aroma de sal marina y el viento despeinaba su cabello, las olas del mar reventaban con furia contra las rocas y ella seguía buscando... Era como un laberinto en medio del mar, una torre alta aparentemente deshabitada, no veía a nadie pero sabía que no estaba sola, alguien la observaba y ella seguía buscando.

Subía escaleras que llevaban a pasillos largos que llevaban a más escaleras algunas de subida otras de bajada, no tenía lógica... No estaba sola... Alguien o algo la seguía...

Abrió los ojos.

Se sentó en la cama de repente, estaba agitada y algo agotada.... Como si hubiera estado corriendo mientras buscaba.

— Hey... ¿Estás bien?

Ella se giró y vio a Trevor sentado en el borde la cama mirándola tan fijamente que le dió escalofríos.

— Que... ¿Que estás haciendo aquí?

— Oh... Le pregunté a los chicos dónde debía dejar mis cosas y dijeron que las habitaciones se repartían según con quién te toca tu turno... Dijeron que era el mejor sistema para no molestar a lo que están durmiendo, me pareció muy lógico y como tú dijiste que haría el turno contigo pues....

— ¿Y pensaste que vamos a dormir juntos?

— Cálmate... Claro que no, sólo me senté un momento... ¿Tuviste una pesadilla?

— No.

Él no le creyó pero insistir sería inútil.

— Trajeron el almuerzo — Dijo él — Si quieres....

— ¿Dónde estabas?

— Ah si... Estaba grabando en planos generales todas las edificaciones de la finca y cuando llegué a la parte de los establos había un grupo de niños, habían estado jugando y tienen un perro... El perro había corrido tras una pelota y había caído a un hoyo, no podía salir y los niños no podían sacarlo... Los ayudé a sacar al perro... Es un gran perro ciento por ciento adorable.

— ¿Hiciste las tomas que te pedí?

— Si.

— ¿El perro está bien?

— Si... El problema es que me revolqué un poco en la tierra y arruiné la camisa — Decía él tranquilamente mientras la desabotonaba.

Dejó caer la camisa al suelo y se agachó a buscar ropa limpia en su bolso.

Isla lo miraba fijamente más por incredulidad que por otra cosa... ¿Acaso su camarógrafo sinvergüenza acababa de desvestirse en su presencia?

Claro que le estaba dando la espalda... ¡Pero aún así!

Es que ni siquiera sabía por dónde empezaría a reclamarle su falta de consideración y decoro.

En todo caso... Si... Tenía la silueta típica de los surfistas, estaba segura que a Félix le gustarían esos lunares que le cubrían los hombros.

Se puso de pie para ponerse la camisa limpia y si... Si tenía el abdomen marcado.

— ¡Listo! Disculpa si te desperté... Oh — Dijo fijándose en algo en el suelo...

"Déjame entrar, déjame ver algún día como ven tus ojos"... Julio Cortázar.

— Una de tus tarjetas estaba en el suelo — Dijo dejándola sobre la cama antes de salir de la habitación.

Ella se quedó ahí sentada en la cama sintiéndose como una completa tonta.

Respiró profundo.

— Bien... A lo menos ayudó a un inocente perro — Dijo ella antes de ponerse de pie y salir de la habitación.

Ya estaban todos sentados a la mesa listos para el almuerzo... Solo eran cuatro sillas... Ahora habían cinco.

— Nos pudieron conseguir una silla más — Explicó Demarco — Luego se palmeó el muslo — Ven preciosa.

Ella rodó los ojos.

La puerta estaba abierta, salió y se recargó contra la pared.

Le dolía un poco la cabeza.

Ese sueño...

Cerró los ojos para pensarlo mejor e intentar recordar... Recordar era la clave, de una forma u otra lograría armar ese rompecabezas y solo entonces...

— Isla toma mi asiento — Dijo Trevor interrumpiendo sus pensamientos.

— No tengo hambre.

— Tienes que comer algo... Además...

— ¿Puedes por favor dejarme sola? Gracias.

Él suspiró.

— Lo lamento — Dijo antes de volver a la casa.

Ella volteó justo para verlo entrar, se veía confundido.

¿Se estaba sintiendo culpable?

Ok... Talvez se estaba portando demasiado amarga con él, después de todo él era bastante amable y un poco agradable... Pero solo un poco.

Empezó a caminar por el lugar.

Ya podía imaginar el rostro reprobatorio de Kitty, la mirada incómoda de Brenda, el comprensivo Demarco intentando defenderla y a Félix buscando una broma para aligerar la situación y en medio de todo el pobre y rechazado sin ninguna explicación Trevor.

Seguramente la explicación más cercana e incluso posiblemente correcta era tan simple y tan sencilla como que ella era una maldita bruja que disfrutaba de tratar mal a los demás y obviamente Trevor llevaba todas las de perder.... Él era su nueva víctima.

Lo hostigaria hasta que él no lo resistiría más y renunciaría por su propia voluntad.

Entonces podría tachar al camarógrafo número cinco y empezar a buscar el sexto.

— ¿No le gustó el almuerzo? — Preguntó a su espalda Julio el capataz — ¿Muy poca cosa para usted señorita de ciudad?

— No... Yo... No tengo apetito...

Julio la miró descaradamente de los pies a la cabeza.

Ella notó que él llevaba un hacha en la mano.

— Voy a cortar unos troncos — Explicó él — Los patrones ya no tardan en llegar... Y usted no debería andar caminando por aquí... El terreno no es seguro para una señorita de ciudad.

— ¿A usted no le agrada la gente, cierto?

— Solo los extraños... Y menos los que vienen a molestar a las almas que solo intentan encontrar la paz que no tuvieron en vida.

— ¿Usted los ha visto?

— Todos los hemos visto... Pasa siempre antes del amanecer... Usted también los verá.

Luego el hombre siguió su camino.

— Isla — Dijo Demarco — ¿Estás bien? ¿Ese sujeto te estaba molestando?

— No... Pero es extraño... Un poco siniestro.

— Lo sé y es obvio que no nos quiere aquí.

— Lo más extraño es que usualmente los sujetos siniestros no se ven como modelos en ropa de vaquero — Dijo ella sonriendo.

— Dicelo a Félix, creo que ya hasta está planeando la boda...

Ella rió con ganas, era la primera vez en el día que empezaba a relajarse.

Lo que seguiría borraría esa sonrisa de su rostro.

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