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Nervio expuesto [18]

— ¿Y mi beso de cumpleaños? — Preguntó Trevor.

Isla rió por lo bajo.

— ¡Vaya si eres atrevido!

— El que poco abarca poco aprieta...

— Y tú no vas a apretar nada está noche...

Él sonrió.

— Lo sé... Sé que no pasará contigo...

— ¿Pasará con alguien más?

— Si... Supongo que si, eventualmente quiero decir, no me refiero a esta noche.

— Apuesto que eres ese tipo de hombre que quiere casarse y tener un montón de hijos para vivir una vida tradicional en una casa tradicional.

— Lo dices como si eso fuera malo.

Ella se encogió de hombros.

— No es lo mío.

— ¿En serio? No lo hubiera imaginado jamás...

Ella rodó los ojos aunque claro, él no la vió, ella aún estaba apoyando la cabeza en su hombro.

— ¿Eso es lo que quieres? — Preguntó ella — ¿Hice bien mi apuesta?

Él suspiró mientras se atrevía recargar su cabeza suavemente contra la de Isla.

— No lo sé... No creo que tendría nada malo vivir ese tipo de vida, mis padres lo hicieron así... Una familia tradicional llena de niños en una casa tradicional... Eramos felices, tengo los recuerdos de la infancia más feliz que podría desear... Luego llegó mi oportunidad en el conservatorio y... No lo sé, pensé que eso se alejaba un poco de la vida como la conocía, era bueno... Era muy bueno y mis maestros me pronosticaban un futuro brillante viajando por el mundo... Ese plan no era precisamente el más tradicional.

— ¿Te hubiera gustado tener esa vida?

— Me estaba haciendo a la idea, me asustaba un poco, soy bastante unido a mi familia y no me encantaba pensar en dejarlos e irme tan lejos... Pero... Si, me hubiera gustado, creo que la experiencia pudo ser maravillosa, llevar mi música a lugares increíbles en las capitales culturales del mundo sonaba muy bien.

— Ahora sirves mesas en un antro...

— Es trabajo honesto, no me da vergüenza.

— No es lo que intento decir... Sacrificaste tu vida y un futuro brillante por nada.

— ¿Mi familia te parece nada? No podía pensar solo en mi, jamás hubiera sido feliz sabiendo lo que mi egoísmo dejó atrás.

— Está más que claro que tú y yo nunca vamos a estar de acuerdo.

— Posiblemente no.

— A lo menos estamos de acuerdo en no estar de acuerdo... Es un paso al frente.

— ¿Y mi beso de cumpleaños? — Pidió él por segunda vez.

— No puedo, sabes que no puedo.

— Pudiste hace un rato y no pareció ser tan difícil.

— No lo fue... De hecho fue más fácil de lo que pensé que sería, nunca creí que volvería a besar a alguien que no fuera Jermaine.

— ¿Y si ya pasamos esa barrera, cuál es el problema entonces?

— Que tú no eres Jermaine.

Trevor suspiró.

— ¿Que más te dijo?

— Que no renunciara... Que me necesitaba cerca de ti para que pudiera cuidarte... Dijo que la cosa que está dentro de la casa es un demonio y que quiere habitarte.

— Un demonio...

— Eso fue lo que dijo.

— ¿Y tú tienes que cuidarme? ¿Como algún tipo de ángel guardián? — Ella sonrió — Creo que sé cuidarme sola y lo hago muy bien.

— Eso fue lo que yo le dije...

— Pero...

— Es difícil decirlo... Fausto me despertó, sé que Jermaine iba a decirme algo importante, pero no tuve oportunidad de escucharlo... De lo que si estoy seguro es que él no te quiere dentro de esta casa.

Ella suspiró.

— No puedo creer que me hiciste subir al columpio...

Trevor entendió que ella quería cambiar de tema y eso estaba más que bien, a lo menos por un momento estar juntos sin pensar en espectros y en el más allá sería bien recibido.

— Me gusta que la casa esté apartada... La vista es bonita, justo desde aquí tenemos una gran vista de la luna — Dijo Trevor.

— Es cierto.

— ¿Estás de acuerdo conmigo?

— Eso parece — Dijo ella intentando no reír.

— Se siente muy bien...

— Debemos estar dispuestos a renunciar a la vida que planeamos para poder vivir la vida que nos espera...Joseph Campbell — Leyó ella — Me gustó mucho esta — Confesó mientras volvía a revisar las tarjetas que Trevor le había dado esa noche.

— Elegí frases que según yo podrían tener algún significado para ti... Se que te gustan pero no quería escribir solo cosas cursis y melosas...

Ella se separó un poco para mirarlo, él aún tenía su mirada fija en la luna y una sonrisa muy leve se asomaba en su expresión.

Isla le acarició la mejilla obligándolo a mirarla también.

— Eres tan bonita — Dijo él.

— Kitty siempre fue la bonita... Yo prefiero ser apreciada por otras cualidades.

Trevor sonrió de medio lado.

— ¿Si? Porque además de encontrarte preciosa, creo que eres una líder natural, admiro esa parte de ti... Y obviamente lo fuerte que eres y como aún así no te da miedo ser vulnerable, te he visto proteger a los tuyos deseando yo mismo poder ser uno de ellos... Y no podría olvidar tu tenacidad que todo el mundo confunde con terquedad... Incluso yo lo hago... Quien sabe... Talvez solo estoy celoso de verte buscándolo con tantas ganas.

Isla le despejó el cabello de la frente y luego le acunó el rostro.

— Tú tampoco estás tan mal... Un poco dulzón pero es una cantidad aceptable de azúcar.

Él sonrió al tiempo que se sonrojaba.

— ¿Ya puedo tener mi beso de cumpleaños?

Ella asintió.

Él sonrió.

Apenas había rozado sus labios, apenas su aliento había comenzado a embriagarla... Entonces lo sintió, ese perfecto instante de silencio y complicidad que se comparte con ese alguien más antes de volverse uno, ese perfecto instante que anuncia y anticipa el amor.

Iba a enamorarse de él, la certeza la llenó violentamente.

Él notó enseguida la duda en sus ojos.

— Hey — Dijo él despejando un mechón que tapaba parcialmente el rostro de Isla — No voy a romper nada...

— No puedes prometer eso...

— Puedes empezar por confiar en mi y en algún momento entenderás que no estoy aquí para lastimarte.

— Si te soy sincera creo que es más probable que sea yo quien te lastime a ti y rompa todo lo que llevas ahí dentro.

— Lo sé... La diferencia es que yo si tomaría el riesgo.

Isla tomó aire.

Las cosas estaban pasando muy rápido y cambiando aún más rápido, se sintió invadida y eso mutó en incomodidad.

No estaba lista.

Daba igual si su corazón se estaba permitiendo abrirse ante la llegada de alguien más.

Su parte racional le decía que no estaba bien, que no debía rendirse con Jermaine... Su novio aún estaba ahí en algún lugar fuera de la realidad.

Era prácticamente una niña cuando se enamoró de Jermaine, había planeado toda una vida con él y no podía dejar todo atrás por alguien a quien apenas estaba conociendo... Era absurdo, no se sentía real y ella no creía que se pudiera amar dos veces... No si ya has encontrado al amor de tu vida... Y Trevor no era Jermaine.

Se estaba volviendo un ser caótico al que le costaba mantener el control de si misma, Trevor la había desordenado y eso la confundía, no podía permitir que aquella situación siguiera un camino libre sin restricciones, si empezaba a ceder terminaría por ser un nervio expuesto que dolería al mínimo contacto con él.

No estaba dispuesta.

— Bien... Supongo que yo debo ser la adulta aquí y poner un pare... ¿Quieres que sea honesta? Lo seré, me confundes Trevor... Hay algo en ti que me llama, tengo esta persistente necesidad de buscarte y saber de ti, me gusta tenerte cerca... Y no estoy hecha de roca, siento y siento mucho... Pero no puedo, no puedo estar contigo y no puedo quererte... Asumí un compromiso con Jermaine y no quiero cambiarlo... Lo siento si no lo entiendes, no intento lastimarte, pero esta es mi verdad, soy testaruda y egoísta, nunca voy a ponerte a ti primero sino me conviene, Jermaine siempre será lo más importante para mi y no estoy dispuesta a cambiar... Se que mis hermanas y mis amigos no me abandonaran, a ellos no les afecta quién soy y lo que hago... Pero tú... Tú deberías alejarte de mi lo más rápido que puedas y nunca mirar atrás.

Trevor se quedó en silencio durante un rato.

Isla estaba bastante incómoda con aquel silencio que se le estaba haciendo eterno, Trevor por su parte de veía relajado y tranquilo.

Eso estaba sacándola de quicio.

— Yo... Yo no renunció a las personas — Dijo él finalmente — Ya deberías saberlo, incluso si opinas que soy un tonto por no pensar primero en mi... Me da igual, así soy y tampoco yo estoy considerando cambiar... Lo que si se puede cambiar son los sueños, el ser humano se adapta, es una capacidad increíble si lo piensas... En mi caso, no pude renunciar a mi familia y preferí dejar atrás mis sueños de una carrera en la música, honestamente no está tan mal, amo seguir con el trabajo de mi papá, me hace sentirme conectado con él aunque ya no esté... Además sigo haciendo música, amo hacer música y lo único que ha cambiado es el público... Talvez no tenga una ovación de pie de un montón de desconocidos, pero amo escuchar a mi mamá cuando me aplaude... Yo no renuncio a las personas Isla... No lo hago.

Ella lo miró sin poder creerlo.

¿Acaso él desayunaba polvo de hadas?

¡No tenía sentido!

Las personas normales no decían esas cosas...

— Me gustaría hacerlo para ti — Dijo él de repente — Tocar el violín... Talvez te gustaría escucharme, se que no te gustan los covers de bandas de rock pero estoy seguro que te gustaría la música clásica... Y si tampoco es lo tuyo ¡Hey! No te preocupes, conozco la versión instrumental de "Esto es halloween"... No sé porqué pero algo me dice que te gusta Pesadilla antes de navidad.

Ella empezó a reír.

— De hecho... Me gusta mucho esa película.

— Tenía que ser...

— ¿Quieres volver al equipo? — Preguntó ella.

— No estoy seguro... ¿Puedo pensarlo?

— Acabas de decirme que no renuncias a las personas... Es contradictorio que necesites pensarlo.

— No realmente... Renuncié a mi trabajo en tu equipo... No a ti.

— Pero...

— Es complicado, que seas mi jefa me deja en jaque...

— Me haces parecer una dictadora — Dijo ella — Yo no le impongo nada a nadie, es un equipo democrático.

— Con los demás, conmigo eres diferente... Eres mala, mandona y no me respetas... Pero desde que renuncié me has estado tratando como un ser humano digno de ser valorado... O más o menos.

Ella sonrió.

— Quiero que vuelvas... Y sí te valoro, aunque reconozco que no se me da muy bien demostrarlo.

— Dame un par de días, Fausto no quiere que vuelva a trabajar contigo y mi mamá me vió cansado y demacrado... Seguramente tampoco le gustará que vuelva.

— No los culpo... Pero ya te dije que soy egoísta, suelo pensar mucho en mi misma.

— Eso ni siquiera es cierto... Te dices esas cosas intentando convencerte a ti misma de que eres dura y fría... Cuando lo cierto es que lo que haces es una de las cosas más imprudentemente emocionales que podrías hacer, te mueve el amor por Jermaine, no puedes dejarlo atrás hasta asegurarte que él está bien... Es verdad que te faltan un par de docenas de tornillos... Pero sigo sin creer que solo estás pensando en ti misma.

— ¡Eres tan molesto! Sería tan fácil si me odiaras.

— Lo siento pero no puedo darte ese gusto...

— ¿Aún quieres tu beso de cumpleaños?

Él asintió.

Isla se acercó y él cerró sus ojos.

Primero escucharon la van acercarse y después fueron iluminados por las luces de los faros.

Ella lo escuchó resoplar.

— ¡Dijiste que ibas a casa! — Se quejó Félix bajando primero de la van.

Miraba a Isla entre molesto y aliviado mientras se acercaba a ellos seguido de Fausto que había bajado en segundo lugar.

— Pensamos que estarías en la casa de los valles — Se siguió quejando Félix.

— ¿Tú estás bien? — Interrumpió Fausto hablando con su hermano.

— Si se hubieran tardado unos minutos más seguramente estaría mejor... Pero en términos generales supongo que estoy bien — Respondió Trevor.

Isla sonrió.

Kitty, Brenda y Demarco estaban bajando de la van y sacando algunas bolsas y una caja de la pastelería favorita de Isla.

— Te escapaste de tu cena de cumpleaños pero trajimos la cena a ti — Dijo Brenda.

Isla se puso de pie dejando a Trevor en el columpio.

Enseguida fue a abrazar a Demarco.

— Feliz cumpleaños hermosa — Dijo el hombre abrazándola con fuerza.

— ¡Feliz cumpleaños! — Gritó Félix alegremente mientras buscaba meterse en medio de Isla y Demarco.

Brenda y Kitty se unieron a felicitar y abrazar a su hermana.

— Feliz cumple enano — Le dijo Fausto a su hermano.

Trevor sonrió de medio lado.

— ¿Que? A mi no me importa mucho la chica rara y también es tu cumpleaños...

— Gracias — Dijo Trevor.

El abrazo grupal a Isla se disolvió y Brenda y Kitty fueron por Trevor.

— ¡Feliz cumpleaños lindo! — Dijo Brenda antes de envolver al muchacho en un abrazo.

Kitty lo abrazó también y le susurró algo al oído que nadie más escuchó.

Él se sonrojó ligeramente.

Isla fingió que no vio nada.

Demarco aún estaba un poco renuente a qué Trevor volviera a ser uno de ellos, por lo que solo se limitó a estrecharle la mano.

Félix se le echó encima y le plantó un beso en la frente.

— ¡Se te quiere mucho encanto!

— Me gusta que te lleves bien con mi hermano pero no exageres la efusividad — Intervino Fausto.

— ¡Pero es que si es un encanto! Míralo bien todo bonito él con su cara de inocencia — Respondió Félix.

— Tiene a quien salir — Dijo Fausto con suficiencia mientras tomaba la mano de Félix.

— Si, a Oli... Me parezco mucho a mi hermano mayor — Bromeó Trevor.

Isla sonreía volviéndose a abrazar a Demarco, él le estaba haciendo un cariño en el hombro.

— ¿Podemos entrar? ¿Dónde vamos a soplar las velitas? — Preguntó Brenda.

— Aquí no — Dijo Trevor parándose delante de la puerta — Es peligroso.

— Si lo dices por el espíritu de mi hermano, estás equivocado... Jermaine no es peligroso — Dijo Demarco dando un paso al frente.

Cierto era que Trevor era casi tan alto como Demarco pero en cuanto a musculatura... Demarco llevaba una clara ventaja.

— No — Dijo Trevor en completa calma — No lo digo por Jermaine... Él es bueno y solo intenta protegerlos... Hay otra cosa ahí dentro.

— ¿Que es eso? — Preguntó Brenda con un hilo de voz mientras señala la ventana a su izquierda.

Trevor se giró para mirar también.

Una luz titilante se había encendido en el corredor dentro de la casa, la parcial iluminación permitió que el grupo entero pudiera ver las sombras sin dueño que vagaban libres por toda la casa.

— ¿Jermaine? — Dijo Isla mientras se acercaba a la ventana.

— No tan cerca — Dijo Trevor tomándola por los hombros.

— Está bien... No va a dañarme — Dijo ella intentando soltarse.

— ¡No es Jermaine!

En ese justo instante el grupo entero logró ver a un corpóreo Jermaine que había aparecido en medio de la penumbra corriendo hasta la ventana.

Estaba aterrado, era obvio en su expresión.

— ¡Isla! — Gritó él desde el interior de la casa.

Golpeó el vidrio con los puños cerrados mientras el pánico y el miedo lo invadian.

Intentaba huir, estaba desesperado, pálido y su expresión desencajada gritaba un auxilio sin palabras.

— Jermaine — Dijo ella susurrando, extendiendo su mano hacia la ventana.

Las sombras empezaron a envolver a Jermaine, respiraba agitado, se había quedado paralizado mientras se perdía y se disolvía entre las sombras.

El hombre al otro lado de la ventana empezó a retorcerse al tiempo que sus ojos y su boca le daban forma a una mueca horrorosa llena de dolor y angustia.

De repente la oscuridad simplemente se lo tragó y la luz que titilaba en el corredor se apagó.

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