Durante la noche [12]
Trevor se había escondido tras la ventana para espiar a Félix y a Fausto.
Aún se sentía algo culpable por la interrupción de la tarde, era cierto que ya había pensado que talvez a su hermano no le gustarían las chicas y si al principio le había resultado algo extraño pensar en tener un cuñado en lugar de otra cuñada, ahora no podía negar que Félix le agradaba mucho y que de hecho se sentiría realmente feliz si entre él y su hermano pasaba algo más que una amistad.
— ¿Que se supone que haces? — Preguntó Isla.
— Si le pregunto Fausto no me contará... Así que...
— ¡Los estás espiando!
— Baja la voz... Solo quiero saber que no lo arruiné.
— ¿Y?
— Aún nada... Ven a ver — Dijo haciéndose a un lado para hacerle un lugar a Isla.
Ella se agachó junto a Trevor justo en el momento en que Fausto le robaba un beso y Félix y luego se bajaba de la van.
— ¡Ya viene! — Dijo Trevor tomando a Isla de la mano para alejarla de la ventana.
Fausto entro segundos más tarde y los encontró tomados de la mano luciendo completamente desorientados.
— Eso es nuevo — Dijo Fausto.
— ¡Que! ¡No! — Dijo ella soltándose de la mano de Trevor — Pasa que tu hermano es muy atrevido.
— Ya... Honestamente me da igual.
— ¿Que pasó con Félix? — Preguntó Trevor fingiendose inocente.
— Tenía que ir a su casa.
— Y... ¿Todo bien? — Insistió Trevor mientras se le escapaba una sonrisita delatora.
Fausto lo conocía demasiado bien para saber exactamente lo que había pasado.
— ¡Me estabas espiando! — Reclamó Fausto.
Isla negó mientras buscaba sentarse en un mueble, tenía que llamar a sus hermanas y contarles lo sucedido esa noche.
Aún escuchaba a los hermanos discutiendo cuando de repente se quedaron en silencio mirando la puerta.
— Es mamá... No se te ocurra decir una palabra — Advirtió Fausto.
— Bien, que intenso — Se quejó Trevor.
Carol entró en su casa sin esperar nada extraño, pero la primera pista de que algo pasaba fue que encontró a sus dos hijos de pie frente a ella... Ellos nunca la recibían en la puerta.
Ella miró al uno y luego al otro.
— ¿Que hicieron? — Preguntó poniendo los brazos en jarras.
— Nada — Dijo Trevor.
Si claro... Yo acabo de besar a un hombre y tú trajiste una mujer a casa justo después de que casi mueres en que se yo que tipo de ritual, pensaba Fausto.
— Nada — Repitió Fausto.
Carol miró a sus hijos de pies a cabeza, ambos estaban despeinados y desarreglados, lo primero que pensó era que habían estado peleándose... Entonces vió a Isla.
¿Que podía significar una chica igual de despeinada y con la ropa arrugada?
Carol frunció los labios esperando una respuesta... Una buena respuesta.
— Ehmmm — Empezó a decir Trevor.
Claro que decir mamá es que estoy poseido no era buena explicación bajo ninguna circunstancia.
— Ella es Isla... Mi jefa — Dijo finalmente.
— Buenas noches — Dijo ella mientras se levantaba del mueble para ir a estrechar la mano de Carol — Disculpe que me presente en estás condiciones en su casa, estábamos trabajando y no sé si usted tenga conocimiento, pero mi casa es muy muy antigua y justo hoy a esta hora decidió colapsar, me quedé sin luz y el sistema de calefacción dejó de funcionar... Y pues Trevor y Fausto se ofrecieron muy amablemente a alojarme esta noche en su casa, de ser posible y si no le es incómodo a usted por supuesto.
Carol miró a la chica aún no tan convencida.
— Seguramente estará usted pensando que debo tener familia y tendría usted razón, pero el detalle está en que me considero una mujer sumamente independiente y no quiero que mis padres piensen que no puedo manejar una situación de calamidad doméstica.
— Me gusta eso — Aceptó Carol — Ya les vendría bien a este par aprender un poco de ese tipo de responsabilidad.
Isla sonrió, con ese mismo tipo de sonrisa encantadora que dejaba a Trevor sin habla, aún le parecía que ella tenía un don para convencer a cualquiera con esa sonrisa.
— Claro linda puedes quedarte... De paso déjame agradecerte por darle trabajo a Trevor... Lo estábamos necesitando.
— No por favor, no hay nada que agradecer, él es talentoso y carismático además de un impecable profesional, atento y educado... Justo lo que estaba buscando... Para mí equipo de trabajo claro está.
— ¡Vaya! Me alegra mucho saber que lo está haciendo bien... Siempre ha sido tan dedicado en todo lo que hace.
— No lo dudo — Estuvo de acuerdo Isla sin perder la sonrisa.
— Bien, me gusta mucho tener más gente para la cena... En un momento estará todo listo.
— ¿Me permitiría ayudarla en la cocina?
— No, linda tú tranquila, eres nuestra invitada.
— Se lo agradezco mucho.
Carol se perdió encantada de la vida dentro de la cocina.
Isla soltó el aire.
— Eres muy buena — Dijo Fausto.
— Si bueno... En realidad es encantadora tu mamá pero en ocasiones la verdad no debe ser dicha.
— Yo estaba a punto de decirle que estoy poseido — Aceptó Trevor.
Isla rodó los ojos.
— No me hubieras sorprendido.
Después de cenar, Carol anunció que dormiría temprano.
En parte era cierto que debía madrugar al día siguiente y en parte porque en realidad Isla le había caído muy bien y quería darle su espacio con Trevor.
Algo le decía que la presencia de la chica en su casa no era producto de la casualidad.
No estaba segura de que podría ser pero si confiaba plenamente en su hijo.
— Me gusta el sofá — Dijo Isla — Estaré cómoda, aunque la noche está algo fría ¿Me prestas una cobija?
Trevor la miraba con el ceño fruncido.
— No vas a dormir en el mueble... Si lo permitiera estoy seguro que mi papá vendría del más allá a darme un tirón de orejas.
— Estaré bien... Es solo una noche.
Él negó.
— Tú vas a dormir en mi habitación, estarás cómoda... Tengo baño propio y lo agradecerás, creeme no te gustaría compartir el baño con Fausto.
— ¡Oye! — Reclamó Fausto.
— Si no me gusta a mi imagínate a ella — Dijo Trevor.
— Pero...
— Hay más habitaciones, es solo que no están adecuadas para recibir visitas, pero es mi casa, estaré bien.
— Gracias — Dijo ella desviando la mirada.
— ¿Ya me van a contar que carajo pasó entre ustedes esta noche? — Preguntó Fausto.
— Sinceramente no lo sé — Dijo Isla — Me gustaría tener las respuestas pero no las tengo... Lamento mucho lo que pasó, no era mi intención.
— Yo sé lo que pasó — Dijo Trevor sorprendiendo a Isla.
— ¿Cómo podrías? Te desmayaste.
— No me desmayé... Fuí a otro lado.
— ¿Te moriste? — Preguntó Fausto.
— Obviamente no me morí.
— Concéntrate por favor — Pidió Isla — ¿Que pasó? ¿A dónde fuiste?
— No sé dónde estaba... Era confuso y estaba oscuro, talvez era la casa Darkness pero desde otro plano de realidad... Habían muchas sombras que no obedecían la lógica, se movían a su antojo sin dueño que las proyectara... Jermaine estaba ahí pero también había otra cosa intentando ser Jermaine.
— ¿De que estás hablando? — Preguntó Isla empezando a asustarse.
Trevor tomó aire y luego tomó las manos de Isla.
— Lo ví... Jermaine habló conmigo, te ama pero quiere que dejes de buscarlo.
— ¿Que? No... Él nunca me pediría eso... No lo haría...
— Esa presencia que tú sientes en la casa Darkness no es Jermaine, te está engañando para hacerte creer que es tu novio pero no lo es...
— Conozco a mi novio... Eres tú quien no lo conoce... ¿Cómo puedes estar tan seguro que no es a ti a quien están engañando?
— Las tarjetas... Jermaine me escogió como vínculo de contacto entre ustedes porque soy el nuevo en tu equipo... La otra entidad ya está familiarizada con tus hermanas y con los chicos... A mi no me conoce.
— Eso es ridículo.
— ¿Cómo explicas lo de las tarjetas?
— Yo...
— Jermaine sabe que amas esas tarjetas... Eran una cosas que ustedes dos compartían y de repente yo tengo un montón de esas tarjetas... Son su manera de probarte que si es él, son su manera de advertirte que dejes de buscarlo, te ama pero debes aceptar que se fué...
— ¿Y eres justamente tú quien lo dice? ¿Cómo me pides que renuncie después de decirme que lo viste y que hablaste con él?
— Isla casi muero por traerte este mensaje...
Sacó las otras dos tarjetas de su bolsillo trasero y se las entregó.
— Esos mensajes de amor te los envia a través de mi para probarte que te ama, para convencerte que es él y no la otra cosa que está en tu casa, no puede descansar porque te está cuidando... Tienes que dejarlo ir.
Ella negó.
— Al contrario... Si hay otra cosa en casa haciéndolo sufrir tengo que ayudarlo.
— Está muerto... Solo quiere que lo dejes descansar.
— ¡Tú no lo entiendes!
— Lo entiendo mucho mejor que tú...
— ¡Cómo te atreves!
— Esa cosa me atacó, fue conciente de mi y me atacó... Me estaba ahogando — Dijo Trevor — A mi me aterra la idea de morir ahogado... Me aterra desde que era un niño, tenía pesadillas constantemente y esa cosa lo sabía... Isla por favor... No quiero que te haga daño.
— Yo lo amo.
Trevor soltó el aire, se puso de pie y levantó las manos en señal de rendición.
Negó en silencio un par de veces mientras la frustración lo carcomía por dentro.
— Lo siento Jermaine — Dijo mirando hacia arriba — Lo intenté pero es terca como ella sola.
Trevor dió la vuelta y se marchó sin decir más.
Isla y Fausto se quedaron en silencio mirándose una al otro por un rato.
— ¿Crees que estoy loca cierto?
— Si lo creo... Por cierto, mi hermano no volverá a pisar tu casa... Nunca... Buenas noches, intenta dormir un poco.
Luego Fausto también se marchó.
Ella se encogió en una esquina del mueble, abrazó sus rodillas e hizo un esfuerzo por no llorar.
No podía entender como es que todo el mundo le insistía tanto en desistir de buscar a su novio... Era el hombre que ella amaba.
Ahora sabía que estaba ahí y que estaba en peligro.
Ella sabía que de ser lo contrario, Jermaine jamás renunciaría a buscarla.
Tampoco ella lo haría.
— Olvidé que no sabes cuál es mi habitación — Dijo de repente Trevor.
Él ni siquiera la miraba pero ella igual se puso de pie para seguirlo.
— Pasá por favor — Dijo él cuando llegaron a la puerta.
La habitación de Trevor era bastante más pequeña que la de ella, había un televisor también pequeño frente a la cama, en una esquina había una silla en ese momento enterrada bajo una pila de ropa, había una cajonera con algunas figuras de la guerra de las galaxias encima y en una de las paredes el armario ocupaba casi todo el espacio, en las dos paredes libres algunos afiches de pósters de películas y en una esquina una pequeña estantería baja con algunos libros, el baño estaba a un costado de la habitación.
Pero lo que más llamó la atención de Isla fue el estuche del violín recargado contra la cajonera.
Él se acercó a la puerta del armario y la abrió.
— Aquí hay ropa limpia... Si quieres usar algo para cambiarte y dormir puedes hacerlo, escoge lo que quieras... En el tercer cajón hay toallas limpias — Dijo señalando la cajonera — Puedes usarlas también, el control remoto del televisor está sobre la mesa de noche y... Creo que eso es todo... Que pases buenas noches.
— Espera — Dijo ella.
Él se detuvo pero no quiso mirarla, se quedó ahí dandole la espalda.
— Quédate... No quiero estar sola, no esta noche.
— Pensé que a ti no te daba miedo nada.
— Me dan miedo muchas cosas... Lo que pasó hoy por ejemplo.
— Isla... No es correcto, mi mamá no lo aprobaría, lo siento.
— Yo no le digo si tú no le dices...
— No sé si quiero estar contigo en este momento.
— Pensé que éramos amigos.
— ¡Por favor! — Dijo él girandose para mirarla — ¿En serio crees que soy tan tonto? Tú ni siquiera me respetas.
— Lo siento... Ya te he explicado que yo...
— Esas son excusas... Puedes estar molesta con la vida y con el mundo pero no tienes derecho de culparme por eso... Buenas noches.
Dejó la habitación sintiéndose como una basura.
Una basura que tenía razón, pero una basura al fin.
Negó para si mismo y siguió de largo... No le daría el gusto.
Entonces en medio del corredor en el suelo estaba otra tarjeta.
Trevor suspiró.
"No está hecha a la medida, ha roto el molde para ser única y especial, eso es lo que la distingue del resto... Roberth Colmenáres"
— Si ya lo sé... Cómo ella no hay dos... Bien... Supongo que me volveré loco... De todos modos no tengo nada mejor que hacer.
Llamar a la puerta de su propia habitación fue de lo más extraño, estaba esperando que ella dijera que entrara pero ella misma abrió la puerta.
— Tu novio quiere que te haga compañía — Dijo entregándole la tarjeta a Isla.
— ¿Que crees que quiso decir con estás palabras? — Preguntó ella después de leer la tarjeta.
— Claramente que eres una excentrica sin remedio — Bromeó él para aligerar el ambiente pesado que se había quedado instalado entre ellos.
— Gracias Trevor — Dijo ella mirándolo de frente.
— Si mi mamá se entera, tú me obligaste a hacerlo.
— Ok — Aceptó ella.
Trevor cerró la puerta procurando no hacer ruido.
Se giró y se encontró con Isla de pie junto a su cama, ella tenía la mirada clavada en el suelo.
— Como tú misma lo dijiste... Ya hemos compartido la cama... Si vamos a hacer esto creo que lo mejor será si nos relajamos... De otra manera la incomodidad se volverá intolerable.
— Tienes razón... Si.
— ¿Quieres cambiarte la ropa?
— Creo que sería lo mejor...
Ella se acercó al armario que aún permanecía abierto, pero estaba siendo evidente que revisar las cosas de Trevor frente a él no era lo más cómodo del mundo.
— Sabes que... Voy a la ducha mientras tú escoges lo que quieras — Dijo él entrando al baño a toda prisa.
Ella lo agradeció internamente.
Dejó escapar el aire apenas él cerró la puerta del baño.
Talvez pedirle que se quedará no había sido la mejor idea, pero ciertamente no quería estar sola y de alguna manera estaba segura que en ese momento nadie podría entenderla mejor que Trevor... Aunque odiara aceptar eso.
Respiró hondo y se puso a buscar entre las cosas de Trevor algo que pudiera usar para dormir, habían montones de camisetas que seguro le quedarían bastante cómodas y sueltas, escogió una que tenía estampado el póster de la película Alíen, la sacó del gancho y sin querer otra prenda se soltó y cayó al suelo.
Se agachó a recogerla y se dió cuenta que era una blusa de mujer... Y por la talla y el modelo, dudaba mucho que fuera de Carol... Y que ella supiera Trevor no tenía hermanas... ¿Talvez de alguna cuñada? Eso sería muy raro...
— Es que lo único que me falta es que me caiga la novia con un ataque de celos — Dijo para si misma.
Tomó también un pantalón largo de pijama con un estampado de rombos.
Cerró el armario y se sentó en el borde de la cama a esperar... A ella también le caería bien una ducha.
Pensando en eso fue hasta el cajón que Trevor le había autorizado abrir para buscar una toalla limpia, tomó una y la dobló sobre la ropa que iba a usar.
Se fijó en los juguetes de la guerra de las galaxias sobre la cajonera y en los afiches que estaban pegados a la pared... Pósters de películas, Matrix, Volver al futuro, Ex-Maquina, Día de la independencia... Llegó a la conclusión de que a Trevor le gustaba la ciencia ficción...
Solo para estar segura se giró hacia la estantería dónde descansaban los libros y alcanzó a reconocer los tres libros de los juegos del hambre, algunos títulos de Stephen king, algunos otros de Julio Verne y otros títulos varios, guerra mundial z, la guerra de los mundos...
Él salió del cuarto de baño en ese momento interrumpiendo la inspección, el cabello mojado le goteaba sobre los hombros desnudos y solo llevaba la toalla enrollada en la cintura.
— Lo siento... Olvidé llevar mi ropa de dormir.
Ella negó mientras se reusava a mirarlo.
— No importa — Dijo ella.
Tomó las cosas que había dejado sobre la cama y le pasó por al lado sin detenerse.
Minutos más tarde Isla salió del baño y lo encontró acostado mirando la televisión.
— No era mi intención salir del baño en toalla lo juro — Dijo él volviendo a disculparse.
— No me importa — Repitió ella — En serio me da igual.
— Bien... Ehmm estaba pensando, mi cama no es muy grande y si quieres puedo dormir en el suelo, talvez quieras compañía pero no necesariamente cercanía — Sugirió él.
— ¿Tienes novia? — Preguntó ella sorprendiendolo mucho con la pregunta.
— No... Yo... No... No tengo novia.
— ¿Seguro?
— Bastante seguro.
— ¿No llegará nadie armando un drama porque duermo aquí contigo?
— Claro que no...
— ¿Entonces porque quieres dormir en el suelo?
— Porque te respeto y quiero que estés en un espacio en el que te sientas cómoda y segura.
— Estoy bien.
Entonces él se hizo a un lado haciéndole espacio a Isla.
Luego apagó el televisor.
— No me molestaba si querías ver algo antes de dormir.
— Impacto profundo... Ya la ví muchas veces.
— ¿Te gusta mucho la ciencia ficción cierto?
— Lo sé... No soy el más sutil si entras aquí, pero lo cierto es que esos afiches están en la pared desde hace años... Pero si, me encanta la ciencia ficción, está genial... ¿Viste Interestelar?
— No.
— Hazlo... Te volará la cabeza de una manera asombrosa.
Ella sonrió y agradeció que estuviera oscuro y que él no pudiera verla.
— Oye... Quería agradecerte por haber vuelto... Lo que hiciste... Significó mucho para mi.
— No me entusiasmaba mucho si te soy sincero pero sentía que tenía que hacerlo.
— ¿Seguirás trabajando conmigo?
— No lo creo... Y lo siento tanto porque en realidad me gusta el equipo y lo que hacen, pero esto se volvió demasiado personal... No quiero estar ahí cuando esa cosa te haga daño.
— No me pasará nada... Y si cambias de opinión puedes volver... Incluso sabes que no odiaria del todo que salieras con Kitty.
— Kitty... ¿Hablaste con tus hermanas?
— No tuve oportunidad, mañana las llamo, tengo que volver a mi casa.
— No lo hagas Isla... No insistas más con eso.
— Tengo que... Jermaine está atrapado en la casa...
— No quiero que te hagan daño... No quiero — Le decía él al tiempo que casi sin darse cuenta la tomaba de la mano.
Ella sintió el roce de la mano de Trevor y enseguida un impulso le encendió la alarma de retirada.
Se resistió al impulso y le estrechó la mano.
— ¿Has amado alguna vez? — Preguntó ella.
— No — Aceptó él — He estado enamorado un par de veces pero no creo que pudiera considerarse amor.
— ¿Entonces con que fundamentos me juzgas?
— No te estoy juzgando... Tengo miedo... Lo que ví... Isla, Jermaine no puede volver y sé que lo sabes, talvez no entienda de amor pero si entiendo de perdida y estoy seguro que si tú estuvieras en el lugar de Jermaine no querrías que él se pusiera en peligro por algo que no se puede hacer.
— Trevor, yo no quiero traerlo de vuelta...
Eso lo dejó pensando y bastante confundido.
— Pero... Entonces... ¿Quieres morir?
— No, no quiero morir... Eso hubiera sido demasiado fácil...
— ¿Que quieres entonces? Ya te comunicaste con él, yo fuí el mensajero.
— Hay un lugar...
Empezó a decir ella antes de quedarse callada, no había hablado de eso con nadie, estaba segura de que de hacerlo todos la tacharían de loca y pondrían en duda su estabilidad mental.
Y aunque algo le decía que podía confiar en Trevor, aunque su instinto le gritaba que él lo entendería, ella prefirió callar.
— Olvídalo... De todas formas vas a renunciar...
— Como quieras, no insistiré más — Decía él al tiempo que le soltaba la mano — Y ahora que ya no seré parte de Isla de fantasmas, talvez le pida a Kitty que salga conmigo.
— Hazlo, a ella le hace falta que la quieran bien y la respeten.
— Bien, lo haré.
— Bien, me alegra.
— Buenas noches.
— Buenas noches.
Isla se giró dándole la espalda y él la imitó.
Aún así agradeció poder sentirlo cerca, no le costó mucho trabajo dejarse llevar por el sueño.
Lo último que fue conciente de estar pensando era que en realidad no quería que él saliera con Kitty... No quería...
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro