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Dentro de tus sueños [29]

-Así que... Eres más bonita de lo que dijo Trevor. Es un chico con suerte.

Isla sonrió.

-Esto es increíble. No estoy segura de entender que está pasando pero me gusta estar aquí, siento mucha paz.

-Es una pintura, vaya imaginación que tiene mi hijo... Su madre, Carol, ella la pintó, este lugar, está playa existe, solíamos vacacionar aquí cuando Trevor era niño, supongo que los recuerdos eran lo suficientemente buenos como para soñar que está aquí conmigo. Me llama un poco la atención que sea un niño pequeño, talvez es que así se siente más seguro, los niños no tienen mayores preocupaciones. Soñó esto la noche de mi funeral.

- ¿Usted? Lo siento, es que no sé cómo formular la pregunta ¿Esto es lo que pasa después de morir? Lamento si sueno demasiado cruda...

El hombre sonrió.

- ¡No tengo idea! -Respondió alegremente - Pero no lo creo. Mi teoría es que esta parte de mi, es solo un resquicio de mi conciencia, del hombre que era cuando estaba vivo y seguramente Trevor pudo conservarme aquí por su capacidad especial. Esa que tú le estabas enseñando a descubrir y desarrollar, a él le gusta pensar que son como súper poderes.

-Es un friki completo -dijo Isla con cariño.

-Él no era conciente de que yo podía escuchar cualquier cosa que me dijera. Suele hablar conmigo cuando se acuesta a dormir, me cuenta su día y las cosas que pasan en casa. Basta que diga la palabra papá y su voz me llega fuerte y clara, aunque él no era capaz de escucharme de vuelta. Hasta ahora que gracias a ti descubrió sus súper poderes, he recuperado a mi hijo -dijo él con voz quebrada.

Isla sintió un nudo en la garganta ¿Cómo podría decirle a ese hombre que su hijo estaba muerto?

-No me pasa con mis otros hijos. Ni siquiera con Carol, pero tengo está hermosa conección con Trevor y él siempre se encarga de hablarme de sus hermanos y de mi amada Carol. Es especial mi muchacho.

-Trevor nos habló de los nombres literarios de todos sus hijos, excepto él -comentó ella intentando alargar el momento de decir la verdad.

-Si... Carol insistió en llamarlo como un personaje en una película. Un sujeto que le hacía temblar las rodillas, supongo que pude negarme pero está bien, desde el día en que nació supe que él debía tener un nombre diferente. No fue planeado mi hijo menor pero si fue igual de amado.

- ¿Cómo se habría llamado si usted hubiera escogido su nombre? - Preguntó Isla sintiendo curiosidad.

-Dorian o Henry... Destinado a grandes cosas...

Dorian... Isla sintió un vértigo al notar la cruel analogía, ahora Trevor sería joven por siempre...

- ¿Y tú jovencita? ¿También tienes un actor de cine que te hace temblar las rodillas? Talvez algún día tengas bebés con mi muchacho, me gustaría advertirle que los celos son inútiles cuando se trata de estrellas de cine.

Ella sonrió.

-No soy mucho de enamoramientos con celebridades pero si tengo que elegir sería Laurence Olivier en Rebecca sin duda alguna.

-Muy buena elección. Ahora me agradas más.

- ¡Gracias! Usted también me agrada mucho.

-Sé que harás muy feliz a mi hijo. Contigo a su lado será capaz de explotar todo ese potencial que siempre ha tenido. No lo culpes a él porque a veces parece que se conforma, no es su culpa, en realidad creo que es mía, talvez debí enseñarle a mis hijos a volar más allá de las páginas de los libros, siempre fui un hombre muy sencillo y fui el hombre más feliz del mundo con mi familia, pero ahora entiendo que debí enseñarles a soñar en grande. Sé que son buenos hombres, todos ellos pero también me gustaría tener la certeza que son completamente felices. Talvez fallé como padre en ese aspecto.

-Claro que no. Trevor lo adora, habla de usted todo el tiempo y lo hace con tanto amor, admiración y respeto que no imagino a un mejor padre para él.

-Eres muy especial para él, está muy enamorado de ti ¿Lo sabías?

-Algo así. Es que es tan correcto que a veces me desconcierta un poco y no lo sé. No sé porque le gusto.

El hombre sonrió abiertamente.

-Le enseñé bien.

-Si lo hizo...

Isla se percató que habían caminado ya un buen tramo de playa y estaba segura que delante no había nada, era solo una extensión inmensa de playa pintada al óleo.

Fue cuestión de un segundo al agachar la mirada y en la velocidad de un pestañeo que delante de ella a unos escasos veinte metros ahora había una pequeña cabaña veraniega.

El padre de Trevor no parecía sorprendido.

-Tranquila, siempre estuvo ahí, era donde la familia solía quedarse, la alquilabamos durante unas dos semanas cada verano.

Isla sintió curiosidad, seguramente ahí dentro aún estaban los recuerdos de Trevor y en ese momento lo que más quería era poder sentir que aún estaba con ella.

Y que mejor lugar que uno de sus sueños para verlo todo a través de sus ojos.

- ¿Puedo entrar?

-Por supuesto. Yo te espero aquí.

Ella asintió, internamente lo agradeció, la verdad es que si prefería entrar sola y ya cuando saliera enfrentaría la realidad y le contaría al papá de Trevor la horrible verdad.

Luego planearía el asesinato de Jermaine.

La casita parecía real, no era parte de la pintura, se maravilló al pensar en los prodigios que la mente podía llevar a cabo al plasmarlos en un sueño.

Trevor debía tener una memoria fantástica para los detalles, si no estuviera segura de estar en un sueño, podría jurar que aquella casa era ciento por ciento real.

Las ventanas estaban abiertas y la brisa marina entraba llenado el ambiente de salinidad, eso le gustaba, le resultaba acogedor, pensó que hubiera sido un lugar perfecto para pasar un romántico fin de semana con Trevor.

En seguida los ojos se le llenaron de lágrimas. Ni siquiera había tenido tiempo de soñar despierta con él. No habían tenido tiempo para nada.

Habían tres puertas que supuso ella eran habitaciones, un pequeño comedor en dónde aún se encontraban los restos del que debió ser el desayuno, a un costado había una salita con un televisor y una mesita de centro llena de revistas y cómics, algunas prendas que ella identificó como ropa de muchachos que dejan todo tirado por todas partes, descansaban sobre los muebles dándole un aspecto caótico al lugar. Aunque no podía negar que también parecía lleno de vida, cuando la estás pasando tan bien no tienes mucho tiempo de ordenar la casa.

Al fondo se veía un pequeño jardín tras una puerta corrediza de vidrio, le pareció que algo se movía ahí afuera.

No estaba segura de si debía acercarse.

Adelantó un par de pasos y sobre la mesa y con el rabillo del ojo alcanzó a ver algo que supo era de su total incumbencia.

"Y por callar lo que siento; te tengo más en mi mente que entre mis brazos... Ariel Ruíz."

Ella leyó la tarjeta, acarició la caligrafía de Trevor.

-Siento tanto que no tuviéramos tiempo. Tienes razón... Ahora mismo tengo tantas ganas de abrazarte.

- ¿En serio creíste que este sería el fin del asombroso hombre araña?

No se detuvo a pensarlo, se giró con las piernas temblorosas y el corazón latiendo desbocado en su pecho.

Él estaba ahí recargado contra el marco de una de las puertas de las habitaciones.

Sonrió para ella y entonces extendió sus brazos.

-Ven a darme ese abrazo.

Daba igual si era solo un sueño, él estaba ahí y ella iba a estrecharlo con todas sus fuerzas.

Cruzó el comedor en menos de tres de segundos.

Lo abrazó con fuerza... Mucha fuerza.

Él la estrechó contra su cuerpo envolviendola completa.

-No puedo creer que estás aquí -gimoteó ella entre lágrimas -Lo lamento... Lamento tanto que tuvieras que morir.

-Tranquila... No estoy muerto Isla, o a lo menos no aún.

- ¿Que? - Preguntó ella enjugando sus lágrimas mientras se separaba de él solo un poco para poder mirarlo.

-Honestamente también pensé que estaba muerto pero luego encontré a alguien que me sacó de mi error... Además ¿En serio creíste que te desharías de mi tan fácilmente?

-Siempre has sabido cómo ser un fastidio que me saca de quicio. Pero no está vez, en serio me asusté ¿Esto es real?

-Tan real como las posibilidades lo permitan dentro de un sueño.

-Entonces ¿No vas a poder volver?

-Eso aún no lo sé.

-Porque te estoy tocando y se siente bastante real y muy bien debo decirlo.

-Y eso que aún no has sentido nada -dijo él antes de buscar un beso.

Ella cerró sus ojos y se dejó ir, había pensado que ya nunca volvería a besarlo y ese momento era sin dudas un pequeño milagro.

-Bueno, bueno... Ya dejen eso, ya tendrán tiempo luego.

Isla rompió el beso pero no soltó a Trevor, aún estaba algo alterada y cualquier cosa hacía saltar sus alarmas y ponerla a la defensiva.

Él sonrió cuando se dió cuenta de que ella estaba intentando protegerlo.

-Hey... Tranquila... Solo soy yo... Tu mejor amigo... El Demarco de siempre.

El hombre estaba delante de ella con las manos arriba en señal de rendición para darle seguridad y hacer que ella confiara en él.

- ¿Demarco?

-El mismo.

-Si lo es -confirmó Trevor -Está bien.

Ella lo soltó y fue directo a abrazar a Demarco.

-No lo puedo creer... Es que no entiendo... Alguien explíqueme que está pasando... ¿Estoy soñando?

Isla se giró y sin dejar de abrazar a Demarco extendió su brazo para que Trevor tomara su mano.

-No quiero volver a perderte ¿Puedo quedarme aquí contigo? Tampoco quiero volver a perderte a ti -dijo mirando a Demarco.

- ñSi todo sale bien nadie perderá a nadie -aseguró Demarco.

Isla soltó a Demarco, tomó aire y asintió.

-Bien... ¿Que está pasando?

-Cuando Jermaine me expulsó de mi cuerpo fui a parar a la nada. Fue horrible y desesperante, era como si mi conciencia estuviera ahí en medio de una nada oscura, no veía, no sentía, no escuchaba. Quería gritar y no podía, quería moverme y no podía, pensé que estaría condenado a ese tipo de existencia vacía y sin sentido.

-Eso es horrible -dijo ella.

-Lo fue, entenderás que estaba completamente desesperado, luego entendí que ese estado de pánico total no estaba ayudando, intenté calmarme dentro de lo que era posible, entonces encontré a Demarco... Resulta que al ser solo mi conciencia, todos esos pensamientos de angustia estaban acallando todo lo demás, incluyendo a Demarco que estaba intentando ayudarme.

-Pasó un rato hasta que se calmó, yo ya me había resignado un poco a estar en esa especie de limbo.

-No estoy entendiendo ni una j -dijo Isla negando.

-Tampoco nosotros lo entendemos muy bien -aceptó Demarco -Supongo que el salir de esa oscura nada fue gracias a la habilidad que tiene Trevor de navegar sus sueños.

- ¿Que hiciste? ¿Cómo lo hiciste? ¿Sabías que vendría? - Preguntaba ella intentando encontrar respuestas lógicas.

-Cuando finalmente me calmé o empecé a resignarme debería decir, noté a Demarco... Más o menos... Es difícil de explicar. No estábamos de una manera física y no podíamos hablar. Lo escuchaba en mi mente por decir algo, en realidad era como si compartieramos la conciencia... Creo... Y luego... Bueno, solo hice lo que tú me dijiste que hiciera.

- ¿Que cosa?

-Tomé el control. Pensé que si Jermaine estaba aquí y ahora estaba en mi cuerpo entonces yo debía estar aquí y así fué...

-Entonces... Solo llegaron aquí sin explicación alguna...

-Este es mi lugar seguro... Soy un niño aquí y mi papá está conmigo, pero no sabía que tú vendrías, no sabía que conocías este lugar. Me arriesgué y de alguna manera funcionó.

-Lo descubrí por casualidad. Estibaliz estaba espiando aquí una vez y yo alcancé a ver un poco, no quería irrumpir aquí sin ser invitada. Son tus sueños y yo...

-Claro que eres bienvenida.

Isla no solía caracterizarse por ser la más impulsiva pero sino lo besaba en ese momento enloqueceria o a lo menos así se sentía su ansiedad.

Cerró el espacio, le tomó el rostro y lo atrajo hacia ella.

-Ok -dijo Demarco- Supongo que merecen un par de minutos ¿Les importa? Da igual, estaré afuera -dijo el ignorado Demarco.

Negó con una sonrisa en el rostro.

En realidad Trevor no estaba tan mal para ser merecedor del corazón de su mejor amiga.

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