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De la teoría a la práctica [25]

Estaba oscuro.

Había algo justo delante de él pero no lograba ver.

Pestañeó intentando que su vista se acostumbrara a la oscuridad.

Ella sonrió al momento de acariciar su rostro.

— ¿Estíbaliz?

— Hola — Dijo ella.

Trevor se sentó y enseguida se sintió mareado.

— ¿Que pasó? ¿Por qué estoy aquí?

— Isla me pidió que te cuidara. Dijo que su novio era un hombre muy malo y que yo debía mantenerte a salvo.

— ¿Isla? Pero ¿Cuando?

— A veces viene estando despierta.

— ¿Puede hacer eso?

Estíbaliz asintió mientras miraba a Trevor de manera soñadora.

Él le devolvió la mirada a la chica que tenía en frente. Era realmente hermosa y parecía estar total y completamente dispuesta para él.

Aún así...

Sus pensamientos volaron en dirección a Isla.

Isla...

¿Habría leído sus mensajes?

Debía estar cansada.

Las últimas horas habían sido terriblemente agotadoras física y sobre todo emocionalmente, mucho más para ella.

Talvez Kitty tenía razón y él no era bueno para Isla, se había dejado llevar por el enojo y la había condenado sin detenerse a escuchar sus motivos y sobre todo sus disculpas.

Se encontró a si mismo deseando intensamente que ella leyera los mensajes y respondiera, vamos a olvidarlo todo, empecemos de cero... Si quiero intentarlo contigo. 

Porque yo quiero todo contigo, pensó él.

Se distrajo cuando Estíbaliz comenzó a acariciarle el hombro.

— Te estoy extrañando mucho — Dijo ella.

Él se giró a mirarla y ella ladeó la cabeza mientras se le ampliaba la sonrisa.

No pudo evitar sentirse mal e incluso algo culpable por no ser capaz de recordar a Estíbaliz.

— Si... Escucha. No quiero que te confundas y sobre todo no quiero lastimarte.

— Claro que no, no estoy confundida y sé que tú jamás me lastimarías. El amor no hace eso.

Trevor apretó los labios.

— Estíbaliz... No puedo ser tu novio.

Fue la primera vez que vio miedo y sorpresa en la mirada de la chica, era claro que ella no estaba entendiendo las palabras de Trevor.

Para ella no había otra opción, él era su novio y así funcionaban las cosas.

Entonces.

— El hombre malo tenía razón — Dijo ella — Si quieres abandonarme.

— ¿Que? Estíbaliz ¿Hablaste con Jermaine?

— Isla dijo que debía cuidar de ti. Que el hombre malo quería dañarte pero él dijo que era un trampa. Un embuste, él dijo que Isla te quiere para ella y que solo me están utilizando, dijo que Isla cerraría las puertas y yo me quedaría sola mientras ella se quedaba contigo allá en esa realidad a la que no puedo ir.

— No... Jermaine miente...

— También dijo que ahora amas a Isla. Dijo que te habías enamorado de ella ¿Lo estás? ¿También quieres dejarme sola? 

No quería mentirle pero la verdad era peligrosa... Se quedó callado y desvío la mirada.

— Dime — Pidió Estíbaliz.

Él asintió.

— Me enamoré... Me enamoré de ella — Confesó Trevor.

— No voy a perderte — Dijo ella.

Estíbaliz se apresuró a llegar a la puerta, salió sin mirar atrás y cuando Trevor intentó seguirla se dió cuenta que de alguna manera estaba atrapado.

— Que...

La realidad se distorsionaba cada vez que intentaba traspasar los límites de la habitación y cruzaba la puerta, siempre volvía a la misma habitación.

Estaba atrapado... Sin dudas los estaba.

— No por favor...

Salió y entró a la misma habitación tantas veces que había perdido la cuenta.

Impaciente y frustrado fue a sentarse al borde de la cama.

Sabía que Estíbaliz volvería en cualquier momento en compañía de Jermaine.

— Despierta... Despierta... Despierta por favor — Se decía a si mismo mientras apretaba sus ojos cerrados — Por favor, por favor...

Se dejó caer de espalda a la cama.

— Bien... Supongo que voy a morir... Jermaine tomara mi cuerpo y cuando se despierte y se de cuenta que no sirvió de nada yo seguiré muerto... Atrapado aquí por siempre y para siempre...

"¿Lo imaginas? Es un universo entero donde no existen las limitaciones del tiempo y espacio... Puedes ir y venir libremente..."

De repente las palabras de Isla asaltaron sus pensamientos.

Se sentó una vez más y comenzó a recapitular aquella conversación y toda la información que Isla le había dado.

Talvez...

Talvez es que ella sabía que era posible que Jermaine tuviera la capacidad de escucharlos... Cómo cualquier fantasma común que espanta en una casa.

Trevor era conciente de eso, la presencia de Jermaine venía ya acompañándolo desde hacía un tiempo.

Y tal vez Isla le había dado las herramientas que necesitaba para defenderse en sueños...

Si él era efectivamente un viajante onírico... Entonces él tenía el control.

La confesión de Isla había sido enteramente para protegerlo sin que Jermaine sospechara.

Trevor sonrió.

— Entonces me quieres... Tú si me quieres...

Aún sintiéndose bastante extraño y francamente ridículo, se puso en pie y dió un par de vueltas por la habitación donde estaba atrapado.

— Bien... Si yo tengo el control puedo hacer lo que me venga en gana... Genial... A lo menos en teoría...

Se llevó las manos a las caderas con la firme convicción de que seguramente había enloquecido y era obvio que lo que tenía en mente no funcionaría.

— Pues... O lo intentas o te mueres...

Dicho eso, se concentró en una salida.

Pensó que lo más obvio y adecuado sería pensar en algún lugar específico al cual ir.

Se giró y se fijó en una mesita en una de las esquinas de la habitación.

Se acercó y al moverla se encontró con una aldaba en medio del suelo que ocultaba la entrada a la trampilla.

Sonrió sin poderlo creer.

— Lo siento mucho Estíbaliz...

Tomó la aldaba y abrió la trampilla con total facilidad.

Se fijó en la escalera de madera... Se veía un tanto peligrosa y bastante podrida.

— Bien pudiste imaginar una escalera más decente... Supongo que he visto demasiadas películas de terror.

Se encogió de hombros y empezó a bajar.

Cerró la trampilla y se quedó a oscuras.

— También pudiste imaginar más iluminación... Digo, no hubiera estado mal.

Tanteaba las paredes en la oscuridad mientras descendía por la escalera, un paso en falso y escuchó un el inequívoco crujido del escalón rompiéndose.

Rodó unos cuantos escalones abajo y se estrelló contra la puerta al final de la escalera.

— Auch... Es tu culpa... No te quejes...

Se puso de pie como pudo y abrió la puerta.

Enseguida entró a la habitación de la casa de huéspedes en casa de Isla.

Se había dado cuenta que estaba enamorado de ella durante la noche que pasaron en esa cama... Talvez por eso fue el primer lugar que apareció en su mente cuando pensó en huir a algún lugar seguro.

Claro que ella no estaba ahí...

Ella debía estar en la casa... Durmiendo.

Dejó la casa de huéspedes y empezó a caminar hacia la casa principal.

Había luz en la planta baja.

Alguien estaba despierto.

Se acercó a curiosear y había una pareja hablando, estaban recargados en el mesón de la cocina junto a un par de copas de vino.

Los padres de Isla, pensó Trevor.

— Bien... Estoy dormido... Supongo que activaré mi modo fantasmal y atravesaré la pared...

Cerró los ojos con fuerza al momento de estamparce a la pared.

Logró atravesarla sin problema alguno.

— ¡No me di un madrazo! ¡Esto es genial!

— Te lo digo... En serio estoy preocupada por la niña... Y tiene muy nerviosa a Kitty.

— Lo sé... Ya sabía que no era sano para Isla vivir en la casa Darkness y estar pensando constantemente en muerte y cosas que no entendemos.

— Si... A lo menos volvió a casa y eso me tranquiliza un poco, pero es que está tan triste... ¿Viste como llegó hoy? Me asusta, me asusta mucho...

Trevor no pudo evitar escuchar esa conversación, sabía que estaba mal pero... Le estaban agradando los padres de Isla, era obvio que la querían y era más que comprensible que estuvieran preocupados por ella.

— Tranquila, si hay algo de lo que estoy seguro es de la fortaleza de nuestra hija... Sabes que cuenta con sus hermanas y también con nosotros cuando esté lista para contarnos que le está pasando.

— Desearía tanto que Jermaine no hubiera muerto — Dijo la madre de Isla — Mi niña era tan feliz... Tenía tantos planes... Tantos sueños...

Trevor negó al tiempo que salía de la cocina, los padres de Isla se estaban abrazando y consolando el uno al otro.

Aquello parecía bastante privado.

Pensó en que pasaría si lo conocieran a él...

¿Lo aceptarían como novio de Isla?

Era una realidad que aceptaban y querían a Jermaine... Pero eso era bastante obvio.

En vida Jermaine había sido un hombre con muy buena presencia, educado y encantador.

Con un buen empleo además...

Y los más importante... Hacía tremendamente feliz a Isla.

Claro... Todo eso antes de enloquecer con la obsesión por el universo y los viajes oníricos...

Aunque los padres de Isla no sabían eso.

Talvez a él lo verían como un muchachito desempleado sin futuro que usaba zapatos viejos y jeans desteñidos por exceso de uso.

Nunca se avergonzaba de si mismo pero ciertamente Isla le importaba, le importaba mucho.

Tanto que por un momento deseó poder tener su beca en el conservatorio de vuelta... Talvez los padres de Isla lo verían con buenos ojos si él llegaba ofreciendo un futuro asegurado y brillante.

Suspiró.

De todos modos eso ya no era posible.

Se detuvo al pie de la escalera.

¿Debía subir y buscar a Isla?

Talvez eso sería demasiado intrusivo... Ella no lo había invitado a su habitación y él por nada del mundo quería incomodarla ni espiarla mientras dormía.

¿Que clase de psicópata hace eso?

Aunque...

En realidad solo quería asegurarse que ella estuviera bien... Un pequeño vistazo y luego se marcharia.

Subió las escaleras para darse cuenta que no tenía la menor idea de cuál era la habitación de Isla.

Suponía que la puerta abierta sería la habitación de los padres de Isla que aún estaban despiertos desvelandose en compañía de una botella de vino en la cocina.

Se asomó a la primera habitación y se encontró con Kitty.

— ¿Enserio?

Enseguida sacó su cabeza de esa habitación... Era obvio que la bella y súper sexy Kitty dormiría usando una diminuta camisola negra repleta de encaje en puntos estratégicos de su cuerpo.

— Si... Si... Recuerda que tú la rechazaste... Estúpido y decente Trevor...

No necesitó mirar en la siguiente puerta.

En la manija de la puerta había colgado un adorno con un arcoiris... Definitivamente no era el estilo de Isla.

Así que fue directamente hasta la última puerta.

Atravesó la puerta aún pensando que el modo fantasmal era súper genial.

Ella dormía abrazada a una almohada.

La miró por unos segundos.

Estaba bien, estaba segura durmiendo tranquilamente en su cama.

Nada de que preocuparse.

— Descansa hermosa... 

Se giró para marcharse... Talvez caminaría hasta su casa y luego se sentaría junto a su cuerpo dormido esperando por el momento de despertar.

— Trevor — Escuchó la voz de Isla a su espalda.

— Está bien, solo es un sueño... Sigue durmiendo.

— No por favor no te vayas...

— Yo... Lamento haber entrado así a tu habitación... No es correcto.

— Sigues sonando como tú... Tenía tanto miedo de que Jermaine hubiera logrado quedarse con tu cuerpo...

— No... Yo... Lo entendí, entendí que tu confesión era una clase de como moverme en un viaje onírico.

— ¿Por qué me estás dando la espalda? ¿No quieres mirarme?

— Me metí en tu habitación sin permiso... No quiero incomodarte, sabes que el respeto es importante para mi.

Ella sonrió.

— Ya dormimos juntos muchas veces... Ven... Acércate.

Él se giró y finalmente la miró de frente.

Ella estaba usando una blusita algo transparentosa de tirantes finos, tenía uno caído del hombro y como consecuencia uno de sus pechos estaba bastante descubierto.

Enseguida desvío la mirada.

Isla se acomodó el tirante sin darle mayor importancia y extendió su mano hacia Trevor.

— Ven — Insistió.

Él le tomó la mano y fue a sentarse junto a ella.

— ¿Cómo es que puedes verme y tocarme? Es decir... Estoy dormido en mi casa, en mi cama... Esto es un sueño pero tú si eres tú, estando aquí... Despierta.

Ella se encogió de hombros.

— Realmente no lo sé... La investigación de Jermaine nunca llegó tan lejos, la única viajante era yo, nunca exploramos que pasaba si dos viajantes se encontraban... Talvez esto es lo que pasa y por eso puedo verte y tocarte, aunque no estés realmente aquí... No puedo estar segura, no tengo una respuesta.

— ¿Que crees que pasaría si despierto?

— Seguramente desaparecerías en un parpadeo.

— Gracias por enseñarme... Estíbaliz... Ella... Bueno... Es que yo...

— ¿Ella está bien? Se suponía que debía cuidar de ti...

— Si... Pero Jermaine le llenó la cabeza y ahora está enojada conmigo y ya no confía en ti.

— ¿De que hablas? Ella le teme a Jermaine ¿Habló con él?

— Si lo hizo y yo... No pude mentirle... Y cuando me preguntó que siento por ti le dije la verdad...

— ¿Cuál verdad?

— ¿Leíste mis mensajes?

Ella asintió.

— ¿Respondiste algo?

— Aún no...

— ¿Por qué?

Ella desvió la mirada y enseguida cambió el rumbo de la conversación.

— No sabes el alivio que siento al saber que estás bien... Que lograras tomar el control de tus sueños lúcidos es increíble.

— Me rodé las escaleras... Imaginé las escaleras más podridas e inestables de la historia en la más completa oscuridad... Aún me duele el coxis.

Ella sonrió con dulzura.

— Mejoraras... Se que si — Dijo ella mientras lo peinaba con los dedos.

— Dormir se está volviendo una cosa muy cansada y compleja — Bromeó él.

— Lo lamento... Sé que es mi culpa.

— Claro que no, fue Jermaine quien me quería en medio de todo esto... ¿Pero sabes que? Me alegra que me encontrara y me llevara hasta ti.

— Tú estás loco.

— Si, por ti...

Él cerró el espacio y la besó.

Sus manos aún inseguras comenzaron a trazar un recorrido por el cuerpo de Isla, con cada centímetro de piel que sus dedos rozaban el calor se acumulaba en el centro de su pecho y se extendía por todo su cuerpo.

Por un instante él pensó que ella lo apartaría.

Entonces ella deslizó la lengua dentro de su boca.

Se dejó intoxicar de ella, lo sintió cuando le temblaron las rodillas y cuando sus manos se aferraron a la piel de sus caderas.

Aquel beso profundo e intenso lo estaba incendiando... Ya no se sentía en capacidad de detenerse, seguro de que ella notaría su mirada atormentada.

— Está bien... Yo también lo deseo — Dijo ella volviendo a buscar sus labios.

Se recostó llevándola con ella.

Entonces él hundió su rostro en el cuello de Isla.

— Espera... No puedo...

— ¿Que? ¿Por qué?

Él se incorporó.

— ¿Que tienes? En serio está bien... Quiero hacerlo... En serio quiero hacerlo... Tengo muchas ganas de estar contigo... No siempre tienes que ser el más correcto del mundo... Te estoy dando permiso de perderme el respeto.

— No es eso... Es que...

— ¿Que?

— Estoy dormido...

— ¿Que?

— Quiero ser yo mismo... No quiero que el viajante onírico que vive en mi te haga el amor... Quiero ser yo estando conciente.

— ¿Se siente diferente?

— Talvez... No lo sé realmente — Dijo él mirando una de sus manos frente a sus ojos... Talvez me siento un poco más ligero, como más etéreo por decirlo de alguna manera... Lo siento.

Ella suspiró un tanto frustrada.

— ¡Bien! Supongo que podemos esperar a que estés despierto.

— ¿Te enojaste? ¿En serio me deseas tanto?

— ¡Ya cállate!

Él empezó a reír.

Aquel momento libre de preocupación duró apenas unos segundos.

El vello de la nuca se le erizó cuando vio la tarjeta sobre la mesita de noche.

Era una de las tarjetas de Jermaine.

— ¿Eso estaba ahí? — Preguntó él.

Ella siguió la mirada de Trevor.

— ¡No! Debió seguirte hasta aquí...

Isla tomó la tarjeta.

"La naturaleza, nuestra madre, nuestra amiga, volvía hacia nosotros su rostro amenazante. Nos demostraba sencillamente que, aunque nos permitía asignarle leyes y someter sus poderes aparentes, ella, moviendo apenas un dedo, podía hacernos temblar... Mary Shelley."

Ambos leyeron la tarjeta.

— ¿Crees que significa algo? — Preguntó Trevor.

— Obviamente si... ¡Nos está amenazado! Y es tan egocéntrico que se toma la atribución de compararse con la naturaleza.... Básicamente piensa que si no cooperamos basta con que él mueva un dedo y ¡Bum! Estamos acabados.

— Tranquila... No puede lastimarnos aquí ¿Cierto?

— No lo creo... Él no tiene el poder de desplazarse en sueños, eso es lo que quiere... Se ha degradado a fantasma común y lamentablemente lo llevas pegado a ti.

— Me sigue a dónde quiera que vaya... Sabe todo lo que hago... Es horrible.

— Encontraré  la manera de librarte de esto... Lo prometo — Dijo ella antes de presionar sus labios en los de Trevor — Lo prometo.

Él asintió.

— Vuelve a dormir Isla... Necesitas descansar.

— ¿Te quedarás?

— Si eso quieres...

— Quiero — Dijo ella abrazándose a él.

Se acurrucaron juntos en la cama, talvez no había una razón lógica pero siempre que estaban juntos dormir era bastante fácil.

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