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Danza siniestra [19]

Isla se dejó caer al suelo.

Jadeante a causa de la respiración entrecortada.

Temblando entera.

Las lágrimas habían empezado a correr por sus mejillas.

El dolor la atravesaba igual que si hubiera recibido una puñalada en el centro del pecho.

Trevor cayó tras ella aún intentando sujetarla y contenerla, lo que más lo asustaba era lo que ella fuera capaz de hacer a continuación.

Isla forcejeó, intentó soltarse del agarre de Trevor.

Se quejaba y gemía su sufrimiento... Y a él escuchar aquel llanto desesperado estaba quebrandolo por dentro.

Estaba aterrada, sintiendo mucho dolor y sus pensamientos se habían vuelto un caos.

— Por favor... Por favor — Suplicó Trevor.

Ella no respondía ni parecía tener poder de reacción, aún así seguía luchando para soltarse.

— No voy a dejarte ir — Le dijo él al oído — No puedo... No te perderé...

Ella tomó aire y se giró a mirarlo.

Fue conciente de si misma y de lo que estaba pasando, no podía recordar que Trevor la estuviera sosteniendo.

Pero ahí estaba ella entre sus brazos, lloroso y asustado seguía sosteniendola.

Dejó de luchar y se abrazó a él.

— Ya pasó... — Dijo él suavizando su voz mientras acariciaba el cabello de la chica.

Isla escondió su rostro en el hueco del cuello de Trevor... Talvez por unos segundos podría borrar lo que acababa de pasar.

Entonces Trevor recordó que no estaban solos.

Giró el rostro y encontró a Brenda también en el suelo abrazada fuertemente a una de las columnas que enmarcaban la entrada del portal de la casa Darkness.

Kitty estaba junto a ella y parecía ser la más serena del grupo.

Félix lloraba recargado en una de las columnas esquineras del portal, Fausto estaba a su lado, muy pálido y aparentemente incapaz de moverse.

Demarco estaba mirando la ventana, justo en el punto dónde Jermaine había desaparecido.

Tenía los puños apretados y parecía molesto.

— No lo hagas — Dijo Trevor anticipando las intenciones de Demarco.

— Tú no te metas.

Demarco comenzó a caminar con firmeza en dirección a la puerta.

— ¡Noooo! — Chilló Brenda.

— Es mi hermano — Dijo Demarco.

Isla se separó un poco de Trevor en el momento en que Demarco ponía su mano en el pomo de la puerta.

— No... No... Por favor... No — Dijo ella soltandose de Trevor, empezó a arrastrarse hacía Demarco hasta lograr tomarlo por la vasta del pantalón.

Trevor se puso de pie y fue a alcanzarla, la sujetó con fuerza al tiempo que Demarco sacudía la pierna para safarce de ella.

— Es mi hermano — Repitió — Tú quédate aquí con tu nuevo noviecito...

— ¡Demarco ya basta! — Dijo Kitty adelantadolo.

Ella fue a pararse entre Demarco y la puerta.

— Entiendo que esto es horrible pero por favor... Detente un minuto a pensar en lo que quieres hacer... No sabes lo que encontraras ahí dentro.

— Mi hermano está ahí dentro... Tú lo viste, yo lo ví... Todos lo vimos — Volteó y miró a Isla con una horrible expresión llena de rencor — Y yo no lo he olvidado...

— ¡Eso no es justo! — Reclamó Kitty — Sabes perfectamente que Isla ha rayado en la obsesión con tal de no dejar a Jermaine atrás... ¿Ahora quieres que se ponga en peligro? ¿Así nada más? ¿Sin tener idea de lo que está pasando?

— ¡Mírala! Abrazadita con el camarógrafo... Es obvio que mi hermano ya es historia para ella... Y lo escuchaste... ¡Lo escuchaste! Jermaine estaba gritando su nombre, él la necesita y ella lo está abandonando.

— Demarco por favor — Suplicó Kitty.

— Haste a un lado o no respondo — Amenazó él.

Los ojos de Kitty se llenaron de lágrimas mientras caminaba alejándose de la puerta.

Era obvio que ni ella ni nadie lo harían desistir.

Demarco abrió la puerta y la casa rugió.

El frío neblinoso e incorporeo empezó a envolver a Demarco.

Las sombras se paseaban libres reptando por las paredes interpretando aquella danza siniestra que helaba la sangre.

— ¡Isla! — Se volvió a escuchar la voz de Jermaine suplicante y aterrada dentro de la casa.

Ella se estremeció.

— Jermaine — Repitió entrando un trance de inconciencia que le impedía pensar con claridad.

Intentó seguir la voz de Jermaine.

— Tenemos que sacarla de aquí — Dijo Trevor mirando el ausente rostro de Isla — Esto no es...

Trevor palideció, empezó a perder fuerza mientras sentía como se alejaba del conciente.

Intentó aferrar a Isla con todas sus fuerzas...

No pudo evitar desvanecerse, cayó al suelo inconciente, temblando violentamente.

— Trevor — Dijo Isla — No...

— ¡Isla! — Volvió a escuchar la voz de Jermaine.

Ella se giró y se encaminó hasta la puerta.

Tomó la mano de Demarco y entraron juntos a la casa Darkness.

Trevor abrió los ojos, estaba en el suelo, acostado sobre la alfombra roja del laberinto de puertas...

Suspiró cansinamente mientras se ponía en pie.

— ¿Dónde estás? ¡Isla está en peligro! ¡Si estoy desmayado no puedo protegerla! ¡Por qué estás haciendo esto!  — Comenzó él a gritar desesperado mirando a todas partes.  

— Ya es tarde...

Trevor se giró y se encontró con la figura de Jermaine.

— ¿¡Por qué te apareciste así!? ¿¡Que demonios sucede contigo!? ¿¡Te das cuenta de lo que hiciste!?

Trevor estaba bastante alterado y agitado caminando de un lado a otro como si eso logrará contener de alguna manera la rabia que estaba sintiendo.

— No era yo... Yo jamás la pondría en peligro y nunca le causaría sufrimiento...

Trevor se detuvo.

— Que... ¿Cómo que no eras tú? Te vimos... Todos te vimos.

Pudo sentir con perfecta claridad como el aire se negaba a llenar sus pulmones y el pánico comenzaba a asfixiarlo.

— Isla... ¿Dónde está Isla? ¡Despiertenme! ¡Fausto maldición despiértame ya! — Gritaba Trevor desesperado.

— Ya es tarde... No hay nada que puedas hacer... Ella entró en la casa...

Trevor miró a Jermaine negándose a entender esas palabras...

— ¡Esto es tu culpa! ¿¡Por qué me trajiste aquí!? ¿Por qué ahora? — Reclamaba él cada vez más fuera de si.

— No lo entiendo... Pensé que no la querías en tu vida...

La incredulidad en la mirada de Trevor era casi agonica...

— ¿Que clase de ser podrido y repulsivo eres? La quieres muerta... Ya lo entendí...

— Es mía Trevor — Dijo Jermaine sonriendo de medio lado — Su cuerpo será habitado por el demonio pero su espíritu estará conmigo... ¡Todos felices!

Jermaine comenzó a desvanecerse frente a él... No había perdido la sonrisa de suficiencia.

Trevor deseó que aquello fuera solo la peor de las pesadillas, no podía entender porque Fausto no lo estaba despertando.

Se llevó las manos a la cabeza, casi podía sentir como la demencia le subía por la nuca y empezaba a deborar su mente... Talvez era mejor dejarse llevar hasta el vacío de la ausencia.

Se dejó caer contra una de las paredes y se sentó abrazando sus rodillas, le dolía el cuerpo, aunque estaba en otra dimensión de la realidad sabía que su cuerpo físico estaba convulsionando violentamente y que su hermano era incapaz de despertarlo.

¿Por qué?

Entonces levantó el rostro y miró el largo corredor lleno de pasajes y pasillos... Y puertas... Muchas puertas.

Ya sabía que sus sueños siempre se conectaban al laberinto de puertas... Aunque ya no podía asegurar que fueran solo sueños...

Jermaine había cometido un error.

Le había mostrado la conexión entre la casa Darkness y el laberinto de puertas... Era la misma dimensión en la que Jermaine se materializaba.

La primera vez que Isla lo invocó, lo había visto en casa Darkness, la siguiente vez en el laberinto.

Una de esas puertas lo llevarían hasta Isla.

¿Pero cuál?

— Aguanta preciosa... Ya voy por ti.

Se puso en pie y comenzó a caminar por el laberinto... Había estado muchas veces antes, odiaba la idea de explorarlo pero ahora era necesario.

Giró por un pasillo especialmente oscuro, puso la palma en la puerta frente a él y la sintió fría.

Era una posibilidad... Jermaine lo había llevado justo a ese punto, casa Darkness no debía estar lejos.

Entonces lo entendió.

El laberinto de puertas era un mapa que imitaba la realidad.

Abrió la puerta con la plena seguridad de que al otro lado estaría la habitación de Isla.

Ahí estaba él... Rodeado de sombras... Que ahora tenían dueño.

Se estremeció al entender que ahora él estaba en el plano de realidad de aquellos espectros.

Su único consuelo era saber que aquellas criaturas no lo habían notado... En ese momento él era una más de ellos.

Aquellos espectros aullaban su agonía dejando salpicaduras de viscosa podredumbre, los escuchaba crujir con cada ondulación antinatural de sus grotescas figuras. Él era el transgresor en aquel mundo fracturado habitado por las almas en pena que no encontraban descanso.

— Cálmate... Búscala y sácala de aquí — Se dijo a si mismo.

Salió de la habitación, no pudo evitar notar que tenía la clara sensación de piernas temblorosas... Aún a pesar de que su cuerpo no estaba realmente ahí.

La penumbra era tan densa que apenas lograba ver nada más allá de un par de centímetros.

Estaba avanzando a ciegas.

Tropezó más de una vez con los espectros que enseguida aullaban y crujían, aterrandolo cada vez.

Encontró la escalera y tuvo que sostenerse con fuerza del pasamanos para bajar los escalones y no caer estrepitosamente.

— ¿Dónde crees que puede estar? — Escuchó Trevor la voz de Isla.

— No lo sé... Talvez en tu habitación, era donde dormían juntos — Respondió Demarco.

— Le gustaba mucho la biblioteca... Pasaba mucho tiempo en el butacón verde oscuro — Dijo ella.

Trevor avanzó lento hasta que la voz y la presencia de Isla se intensificaron.

La penumbra se despejó y pudo verla, se acercó hasta estar junto a ella.

Ella no podía verlo.

— Isla tienes que salir de aquí... Por favor... Por favor.

— Ok, vayamos primero a la biblioteca, luego subimos a la habitación — Aceptó Demarco.

— Mírame por favor... Escúchame — Pedía Trevor inútilmente.

Intentó tomarla de la mano pero no pudo...

— ¿Que fue eso? — Preguntó ella girandose en dirección al espectral Trevor.

— ¿Que? — Preguntó Demarco.

— Sentí algo...

— Estás nerviosa.

— ¡No lo está! — Reclamó Trevor — ¡Me sintió a mi! 

Se paró detrás de ella y se acercó a su oído.

Ella sintió un intenso frío que la hizo estremecer.

— No voy a dejarte ir — Le dijo él al oído — No puedo... No te perderé — Repitió él las palabras que la habían hecho voltear momentos atrás.

— ¿Trevor? — Dijo ella girando.

— Aquí estoy.

— ¿De que hablas? — Preguntó Demarco mostrándose molesto.

— Trevor está aquí...

— Claro que no... Está afuera desmayado porque aparentemente no aguanta nada.

— Eso no es cierto... No se desmaya... Él cruza el plano de la realidad y...

— ¿En serio le crees esas tonterías?

— ¡Estuve ahí con él!

— ¿Si? ¿Tienen citas fuera de este mundo? — Se burló Demarco.

— ¿Que pasa contigo? — Preguntó ella sorprendida por la horrible actitud de su amigo.

Demarco se giró y ella vio un extraño y nada normal brillo en sus ojos.

— ¿Que eres? ¿Dónde está Demarco?

— Debe estar aquí dentro en alguna parte...

Aquella voz sonaba fracturada y repulsivamente aguda.

Esa cosa no era Demarco.

Ella retrocedió sin perder de vista el cuerpo de su amigo que ahora era habitado por algo más.

Se tropezó con algo... Se giró aterrada sintiendo que eso era el final.

— Corre — Le dijo Trevor al tiempo que la tomaba de la mano.

— ¿Demarco? — Dijo ella jadeante por intentar hablar en aquel estado de agitación.

— No lo sé... Nos ocuparemos luego... Ahora tengo que sacarte de aquí.

Ella miró a su alrededor, la casa estaba llena de espectros convulsivos, que se arrastraban bruscamente con movimientos entrecortados esparciendo su podrida infección a cada rincón de la casa.

— El laberinto de puertas... Es un mapa — Explicaba él — Una de sus puertas me trajo aquí pero tú tienes que salir por la puerta principal... No estás conmigo en este plano de la realidad... Tienes que salir... Jermaine quiere que mueras... Creo que te vendió a un demonio.

— ¿Que?

— ¡No lo sé! Luego pensamos... Ahora sal de aquí — Dijo él dejándola frente a la puerta principal.

— Pero... Tú...

— Yo no puedo salir por aquí... Mi cuerpo debe estar tendido en el porche... Despiértame.

— No voy a dejarte.

— ¡Abre la maldita puerta y vete de aquí!

— No... No puedo...

— Estaré bien... Lo prometo... Despiértame.

Ella lo miró... Traslúcido y espectral... Puro y lleno de luz contrastando con la penumbra y los seres que la habitaban.

— Despiértame — Repitió él con voz quebrada.

Ella giró el pomo de la puerta y dejó la casa Darkness.

La puerta se cerró con violencia tras ella.

Ya no había nadie en el porche.

Se habían marchado y el cuerpo de Trevor no estaba ahí.

Lo único que encontró fue una de las tarjetas que él le había dado... Seguramente la perdió en medio de aquella pesadilla.

"Estábamos estamos estaremos juntos. A pedazos a ratos, a párpados a sueños"... Mario Benedetti.

Voy a despertarte... Espera por mi...

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