Conquistando a la muerte [27]
Trevor llegó a casa de Isla un rato más tarde.
Se quedó ahí sentado con el ceño fruncido. Podía recordarse a sí mismo pensando en Isla y en si debía pedirle que sea su novia. Recordaba también el debate interno entre comprar flores o chocolates pero eso era todo.
Lo siguiente que recordaba era estar ahí estacionado frente a la casa de Isla.
—En serio te pone nervioso —se dijo a si mismo.
Bajó del auto sin pensarlo más tiempo, seguramente sus nervios irían en aumento si seguía atrasando el momento de encontrarse con Isla.
Sintió el cuello y los hombros algo rígidos, además de un molesto hormigueo en las manos, lo atribuyó a los nervios y siguió adelante.
Se paró delante de la puerta, se frotó las manos contra los muslos y luego tocó el timbre.
Pasaba su peso de una pierna a la otra mientras esperaba, aparentemente quedarse quieto no era una opción.
La misma Isla abrió la puerta segundos después.
—Hola —dijo él.
Quiso parecer relajado pero no logró ocultar la sonrisa y por el calor que sintió extendiendose por su rostro, supo que seguramente se había sonrojado.
—Trevor —dijo ella.
Desde aquella incómoda conversación con Kitty, dónde confesó su complicidad con Jermaine, Isla se había estado sintiendo fastidiada consigo misma y más que eso se sentía culpable y una terrible persona, pero al ver a Trevor delante de ella su mirada se suavizó y sus hombros se relajaron.
—Hola —repitió Trevor.
Ella se elevó un par de centímetros estirándose sobre las puntas de sus pies y tomó a Trevor por el rostro.
Lo besó muy suave durante unos segundos.
—Hola —susurró ella contra sus labios.
—Hola —repitió él por tercera vez.
Entonces ella sonrió, lo tomó de la mano para guiarlo dentro de la casa.
— ¿Dirás otra cosa además de hola? — Preguntó ella intentando no sonreír tan abiertamente, aún era difícil bajar sus defensas para él.
— Si... Yo... Lo lamento... Me pones nervioso...
— ¿Desde cuándo?
—Bueno... Desde siempre... Empecé a relajarme un poco cuando pensé que no tenía la menor oportunidad pero creo que las cosas han cambiado un poco ¿Cierto?
— ¿Crees que ahora tienes el poder porque me rechazaste anoche? — Preguntó ella muy seria.
— ¡No! Yo... Claro que no... Nunca me atrevería siquiera a insinuar algo así...
Se le escapó una pequeña risa.
—Estoy bromeando —aclaró ella.
Levantó la mano hasta el rostro de Trevor, le acarició la mejilla al darse cuenta que se había puesto algo pálido.
—Era un juego, solo una broma ¿Me tienes miedo?
Él negó a toda velocidad, pero era obvio que estaba muy nervioso y eso no lo podía ocultar.
Suspiró resignado.
—Talvez un poquito —aceptó finalmente.
—He sido muy mala contigo, lo entiendo.
—Eres intimidante y vine hasta aquí sin ningún plan. Soy solo yo y mis ganas de verte, me asusta no ser suficiente, lo cual es nuevo porque nunca he cuestionado mi validez como persona. Supongo que pasa cuando finalmente te enamoras y las inseguridades te caen encima como un balde de agua fría.
— ¿Sabes que es curioso?
Él negó un poco confundido ante esa pregunta.
—Debería ser yo la que sintiera todo eso ya que soy la que claramente no te merece.
—Eso no es verdad...
—Lo es y sé que lo sabes, cualquiera que haya pasado los últimos días con nosotros lo sabe... Soy muy mala para ti y sin embargo aquí estás.
Él desvió la mirada y encogió un hombro.
—Siéntate por favor —pidió ella señalando uno de los muebles.
Trevor dudó un momento mientras se fijaba en el resto de la casa.
—Está bien, estamos solos. Todos salieron, solo Kitty está afuera en la piscina y no creo que quiera verme, está bastante molesta conmigo y no puedo culparla por eso.
— ¿Que pasó? — Preguntó él al tiempo que se sentaba junto a Isla en el mueble.
—Le conté la verdad...
— ¿Lo mismo que me dijiste a mi?
Ella asintió.
—Sé que me pasé un poco ayer cuando salí a decirte cosas a la vereda. Estaba molesto en ese momento pero...
—No entiendo cómo eres capaz de estar aquí conmigo —interrumpió ella — ¿En serio tienes la capacidad de perdonarme? Básicamente planee tu asesinato con mi novio muerto.
— ¿Me quieres muerto ahora?
— ¡No! No lo digas ni en broma...
—Nadie es perfecto —dijo él— Siempre tuve buen criterio para leer a las personas y tú me gustas mucho Isla.
—Le gustas a mi hermana, ella te merece mucho más que yo.
—Es posible, pero yo te quiero a ti.
Ella agachó la mirada, estaba conmovida y enseguida sintió deseos de llorar.
—Isla... Necesito hacerte una pregunta... No sé si esto aún se haga así... Pero es como yo lo hago.
— ¿De que estás hablando?
— ¿Quieres ser mi novia? — Preguntó él mientras toda la sangre de su cuerpo se acumulaba en su cabeza.
Ella sonrió.
— ¿Es en serio?
— ¡Es que no lo sé! Talvez ahora solo se sobre-entienda. Pero a mi me gusta saber y no solo asumir, además quiero que pase lo que no pasó anoche y me siento más cómodo si tengo la certeza de que estamos enamorados.
Ella ya no pudo evitar un par de lágrimas mientras sonreía.
— ¿Cómo es que yo tengo tanta suerte contigo? Es que no se puede ser tan dulce.
— ¿Por qué lloras?
—Si... Si quiero ser tu novia —aceptó ella.
— ¿Si?
—Si. Pero algunas cosas tienen que cambiar aquí, primero tenemos que solucionar el asunto de Jermaine, segundo quiero que vuelvas a trabajar conmigo pero solo medio tiempo.
— ¿Por qué solo medio tiempo?
—Porque tercero, vamos a recuperar tu beca en el conservatorio.
—Yo renuncié a la beca, no puedo pedirla de vuelta.
— ¿Te digo algo? Tú no eres la única persona a la que puedo intimidar... Tú confía en mi, voy a recuperar tu beca y seguirás teniendo tu trabajo... Y también vas a tenerme a mi.
—Quiero besarte ¿Puedo?
—Puedes.
Ella se acercó a él, le acunó el rostro mientras él buscaba enredar los brazos en su cuerpo.
La estrechó con fuerza mientras ya se perdía en ese beso que rompía los miedos y que prometía amor bonito y limpio.
Abrió los ojos.
Isla ya no estaba ahí, estaba solo en la nada, no veía nada, no sentía nada.
Quiso gritar y no pudo, no lograba escuchar su propia voz, no lograba sentir su propio cuerpo.
Se había desintegrado en la nada y ahora no era más que su conciencia perdida en la oscuridad.
Isla le acomodó el cabello, lo miró sintiéndose feliz de ser ella y tener la oportunidad de estar ahí con él.
Volvió a buscar sus labios y enseguida él la correspondió besándola con violenta desesperación.
—Hey... Tranquilo —dijo ella aún sonriendo — ¿Quieres ir arriba?
—Aquí está bien. Ha pasado tiempo mi amor —dijo él mientras intentaba tocarla de manera más íntima.
Isla se estremeció.
Se apartó un poco deseando estar equivocada.
Fue solo mirarlo a los ojos.
—No —dijo ella con voz temblorosa.
Él sonrió con suficiencia.
— ¿Dónde está? ¿Está bien? ¿Que le hiciste?
Él se puso de pie y se estiró como si acabara de despertar.
—Este chico en serio es un tonto. Demasiado confiado y demasiado sensiblero ¿Puedes creer que te perdonó después de que le contaste nuestros planes?
Entonces empezó a reír como si aquello fuera lo más gracioso que le hubiera pasado en la vida.
—Supongo que el pequeño iluso si se enamoró de ti. No lo culpo por eso, eres una mujer hermosa, pero tampoco me hacía mucha gracia la idea de este baboso tocando a mi mujer.
Isla lo miraba totalmente aterrorizada y sin saber que hacer.
—Está un poco delgado, tendré que entrenar un poco este cuerpo, pero vaya si se siente genial estar de regreso y no te aflijas mi amor... Ya tendrás la oportunidad de cogerte este cuerpo mientras está siendo habitado por el hombre correcto.
—Estás en el cuerpo de hombre correcto Jermaine. Ahora sal de ahí y déjalo volver conmigo...
Jermaine volvía a reír, a Isla no le pasó desapercibido el dejo de amargura en esa risa, lo había lastimado.
Seguramente Jermaine aún esperaba que pudieran seguir con los planes tal como se suponía debían ser.
—Eras bueno Jermaine y yo te amaba. Te amaba más que a nada ni a nadie, pero moriste... Moriste y cambiaste... Ya no eres ese hombre de que yo estaba enamorada.
—Ahora soy mejor —aseguró él desafiante —He visto cosas Isla, he aprendido de mi paso por la muerte y ahora volví... Es lo que siempre quisimos.
—Yo ya no quiero esto. Por favor Jermaine... Devuelmelo —pidió ella con una súplica.
— ¡Deja de ser tan patética! Este tonto ya es historia, no va a volver. Me costó incluso la vida de mi hermano aprender el modo correcto de habitar un cuerpo ¿Crees que solo porque estás lloriqueando voy a cambiar de parecer?
— ¡Por favor Jermaine! El cuerpo de Trevor no te servirá para la investigación onírica, esa capacidad está en su mente no en su cuerpo. Tú no eres un viajante.
—Eso ya no me importa ¿No lo ves? He conquistado la muerte.
— ¿Eso que significa? ¿Que es lo que pretendes ahora?
Jermaine sonrió.
—Hice amigos querida Isla... Amigos a los que les gusta la diversión... Amigos que como yo, también quieren una oportunidad de habitar este mundo.
Ella negó bastante confundida.
Entonces del bolsillo de la camisa de Trevor, Jermaine sacó una de las tarjetas y le hecho a los pies de Isla.
"Los recuerdos y las posibilidades son aún más horribles que las realidades... H.P. Lovecraft."
Leyó ella sin recoger la tarjeta.
—Te gustaban esas cursilerías ¿Ya no te gustan?
Ella recordó las tarjetas que Trevor había escrito para ella. Esas eran las que le gustaban ahora.
— ¿Vas a llorar? — Preguntó él burlándose de ella.
—Es horrible... Siento que me estás amenzando.
Jermaine se echó a reír.
— ¿Que?
—Que que que ¡Que tonta y poca cosa te has vuelto! Este pequeño tonto te ablandó demasiado. No importa... A Kitty también le gusta este estuche. Talvez ahora ella sea más apropiada para ser mi compañera.
— ¡No te atrevas a acercarte a mi hermana! — Gritó Isla.
— ¡Isla! — Se quejó Kitty a su espalda.
Isla se giró en pánico.
Para Kitty eso debía parecer una locura, Isla en mitad de la sala de estar gritándole a Trevor que no se acercará a ella.
Talvez incluso Kitty podía estar pensando que Trevor estaba buscando una segunda oportunidad con ella.
—Trevor —dijo Kitty —Me da mucho gusto verte.
Él sonrió, imitando la siempre dulce sonrisa de Trevor.
—A mi también me gusta mucho verte.
—Es increíble que estés aquí después de lo que Isla te hizo. Ella me lo contó todo, perdóname por no haber entendido, tenías todo el derecho de estar molesto. Mi hermana es un monstruo.
Jermaine en el cuerpo de Trevor asintió.
—Kitty —suplicó Isla tomando a su hermana de las manos —Ese no es Trevor... Jermaine lo consiguió, Trevor... Él... Trevor ya no... Ya no está —logró decir mientras las lágrimas mojaban sus mejillas.
— ¿Estás loca?
—Estoy preocupado por ella...
— ¡Tú cállate! — Gritó Isla — Kitty — Dijo luego mirando a su hermana — Te juro que él no es Trevor... Sabes que no jugaría con eso... Creeme por favor.
— ¿Creerte? Lo único que has hecho es jugar con él y aún ahora sigues haciéndolo ¿Que te molesta ahora? ¿Que yo pueda gustarle?
—Kitty... Si estar contigo sería la condición para recuperarlo juro que lo aceptaría y no me importaría, estaría feliz por ustedes dos... Yo lo amo... Te juro que lo amo... Pero ese que está ahí no es Trevor.
Kitty miró a Isla a los ojos. No era nada común que su hermana mayor hablara de sus sentimientos así tan abiertamente.
Eso no era normal.
Isla estaba llorando desesperada.
Eso tampoco era nada normal.
—Vino aquí. Me pidió que sea su novia —explicó Isla con voz quebrada —Fue tan lindo y ahora... Ya no está...
Definitivamente Isla no estaba mintiendo.
—No son sus ojos... Esa no es su mirada...
Kitty levantó la vista y se fijó en los ojos del supuesto Trevor.
Él pudo ver con total claridad el momento en que Kitty se dió cuenta de la verdad.
—Jermaine —susurró la chica.
— ¡Bien! — Dijo él con aburrimiento — Supongo que uno de mis nuevos amigos puede tomar ese bonito cuerpo... De todos modos solo te necesito como una linda fachada.
El reloj apenas marcaba el medio día cuando la sala de estar empezó a oscureserce.
Kitty lo miró todo a su alrededor sin entender que estaba pasando.
Isla lo entendió enseguida.
Jermaine estaba propagando la infección que había llevado a la casa Darkness.
Muy pronto todas aquellas horrendas creaturas comenzarían a lamentarse reptando por las paredes dejando una estela de podredumbre tras de si.
Todas aquellas almas en pena que ahora buscaban cuerpos en dónde habitar, pronto alcanzarían a su hermana.
Isla sabía que Jermaine no las dejaría abandonar la casa.
—Kitty. Escúchame, tienes que confiar en mi, voy a llevarte a mi lugar seguro, prometo que estaremos bien pero tienes que concéntrate.
— ¿Que? ¿En qué? — Decía la aterrada mujer mirando en todas las direcciones mientras la casa seguía sumergiéndose en la oscuridad.
—En mi... No prestes atención a nada más que no sea a mi, cierra los ojos y sigue el sonido de mi voz, no importa nada más. Puedo sacarte de aquí pero tienes que poner de tu parte y confiar ciegamente en mi.
Kitty asintió.
Isla tomó a su hermana de la mano y corrieron hasta encerrarse en el baño de visitas.
Se sentaron en el suelo.
Isla tomó amabas de Kitty entre las suyas.
—Cierra los ojos... Voy a llevarte a mi casa de las mil puertas... Concéntrate hermana...
Kitty sintió la frente de Isla pegándose en la suya, sintió también el fuerte agarre de las manos de Isla y luego la escuchó.
—Quiero que veas la puerta... La gran puerta rodeada de flores...
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