Cediendo sentimientos [7]
Trevor no supo a qué hora se fue Félix, ni supo mucho del resto del día en general.
Cuando su madre lo despertó ya estaba oscuro y dijo que no quería cenar, que prefería dormir.
El problema con dormir toda la tarde y parte de la noche es que en la madrugada ya no se puede conciliar el sueño.
Lo peor es que despertó justo a las tres de la mañana con la incómoda sensación de estar siendo observado.
A toda prisa encendió la lamparita en la mesita de noche solo para comprobar lo que la lógica diría.
Estaba solo.
Suspiró permitiéndose sentir alivio.
No había nadie con él, no ganaba nada fingiendose valiente y siendo completamente honesto consigo mismo aquella sensación de ser observado era intensamente real.
Si no haces caso se va, pensó para si mismo.
Relajó el cuerpo y desconectó el teléfono del cargador.
Lo encendió para revisar si había algo importante, pero no había nada más allá de las habituales notificaciones de redes sociales y un par de mensajes en grupos de chats en los que estaba.
Uno era del grupo que tenía con los chicos de su banda preguntándole por su experiencia en Isla de fantasmas.
A esa hora no iba a responder.
Ya grabaría un mensaje de voz a una hora más apropiada después de la salida del sol.
Tenía una idea rondando en su cabeza... Sabía que no debía... No a esa hora.
Pero ya no tenía sueño y aquel caso que Fausto estuvo comentado con Félix de la mujer del pañuelo parecía bastante interesante.
Además, estaría haciendo la tarea impuesta por su jefa, se excusó a si mismo.
Buscó el vídeo en el canal de Isla, era una serie de tres episodios, veinte minutos cada uno.
A lo menos se entretendria un rato.
Cómo en todos los demás videos primero aparecía la intro del canal y luego Isla encarnando a Lady Darkness presentaba al caso en algún lugar oscuro y macabro de la casa Darkness.
Pensó que talvez de a poco ella iba siendo más Lady Darkness que Isla Montgomery...
Y aunque ese alterego era interesante, se sorprendió pensando que prefería que Isla fuera Isla.
Entonces apareció ella, llevaba una cola de caballo y el rostro lavado en contraste con su personaje que si usaba mucho maquillaje.
Isla estaba de pie frente a una casa aparentemente abandonada dónde supuestamente hacia sus apariciones la mujer del pañuelo.
Sonrió sin darse cuenta, le gustaba que ella creyera tanto en lo que hacía, entendió que la admiraba.
Esa chica había logrado llevar un canal de investigación paranormal de cero a mil en relativamente poco tiempo.... Ella y un equipo de familia y amigos buscando sus propios casos con sus propios recursos para llevar a cabo un trabajo de producción simplemente estupendo.
Entendía perfectamente porque tanta gente la seguía e incluso porque existían leyendas urbanas alrededor de ella.
Aunque también pensó que aquellas tomas hubieran quedado mejor si las hubiera hecho él.
Al momento de los testimonios del equipo que aparecían intercalados a medida que avanzaba el caso, apareció un tal Fernando y debajo de la claqueta con su nombre se leía "camarógrafo" con letras más pequeñas.
Torció la boca.
No le gustó que aquel sujeto estuviera en su lugar....
Su lugar.
Le gustó ese título.
Entonces apareció Kitty en los testimonios.
Kitty.
La cámara la amaba, se veía perfecta... Era tan bonita.
¿Que le habría dicho a Félix sobre él?
Cerró un momento el YouTube solo para ir al chat y comprobar que no había soñado que ella le había enviado una foto.
Sostenía el teléfono con una sola mano y al estirar el pulgar para abrir el chat de Kitty el teléfono se le soltó golpeándolo en la cara.
Tomó el teléfono con temor de haberle enviado un mensaje por error... A esa hora ella podría pensar que él era un psicópata acosador.
Lo que notó es que se había abierto el chat con Isla y que ella estaba en línea...
¿A esa hora?
Que extraño....
¿Y si estaba en problemas?
¿Y si estaba en peligro?
No lo pensó nada antes de escribir.
"¿Estás bien?"
Se arrepintió casi al instante.
Bloqueó el teléfono, lo dejó sobre la cama y lo empujó un poco... Cómo si eso fuera a servir de algo.
Cuando escuchó el tono de notificación de mensaje, miró el teléfono con espanto.
Negó con la cabeza antes de tomar el teléfono y leer el mensaje.
"¿No duermes como la gente normal?"
Respiró con más calma... A lo menos no había respondido con un "No quiero volver a ver tu cara tonta nunca más"
"Dormí toda la tarde... Desperté sin sueño hace un rato"
Respondió él.
"¿Y por eso buscas a quien acosar en la madrugada? ¿Cómo sabías que estaba en línea?"
— ¡Mierda! — Dijo para si mismo — Estaba buscando una foto de tu hermana... Pero no voy a decirte eso.
"Se me cayó el teléfono en la cara y el chat se abrió por error"
Lo cual de hecho era cierto.
Ella ya no respondía nada.
"Estaba viendo el vídeo de la mujer del pañuelo"
Volvió a escribir él.
"Me gustó"
Ella ya no escribía nada.
Aunque seguía estando en línea.
"Intenta dormir, mañana tienes que estar aquí al medio día"
Respondió ella un momento más tarde.
¿Aquí?
¿Se había quedado sola en la casa Darkness?
¿Sola en ese viejo y tétrico caserón?
Sintió un escalofrío recorrerle la espalda de solo pensarlo.
"Estaré ahí al medio día"
Escribió antes de dejar el teléfono a un lado.
Por un momento olvidó la foto de Kitty pero cuando la recordó ya no tenía ganas de verla.
Salió de su habitación greñudo y con cara de trasnochado, se rascaba la cadera mientras bostezaba.
— Eso pasa cuando haces maratón de sueño — Dijo un sonriente Fausto.
— Me desperté a las tres de la mañana... Me tomó un rato poder volver a dormir... Me duele un poco la cabeza de hecho.
— ¿Hoy trabajas?
— Si... Tengo que estar allá al medio día.
— ¿Te tardas como una hora y media en llegar cierto?
Trevor asintió mientras bostezaba.
— Ya son las diez y cuarto....
Trevor emitió un quejido de incredulidad que se reflejaba en su cara.
— No otra vez....
Corrió a la ducha, nunca se había duchado tan rápido, se cepillaba los dientes mientras se vestía, guardó el teléfono en el bolso de la cámara, se puso una gorra y salió corriendo de la casa.
Esta vez a lo menos tomó el autobús a tiempo.
Claro que fue sintiéndose consternado todo el camino.
Tenía que considerar seriamente la idea de un despertador...
Llegó a la parada y se echó a correr hacia la casa Darkness.
Intentó controlar un poco su respiración para a lo menos no parecer el desastre que obviamente era.
Luego tocó el timbre.
Isla se tardó un momento en abrir pero eso ya no era su responsabilidad, él estaba ahí... Ni siquiera había visto el reloj, no quería comprobar que hubiera llegado tarde.
Talvez Isla era como aquella estricta maestra del conservatorio, dos minutos tarde, cerraba la puerta y perdias la clase.
— ¿Que haces aquí? — Preguntó ella al verlo.
— ¿Llegué tarde cierto? Oye disculpa... Se que no es excusa pero...
— Dije al medio día...
— Lo sé y lo siento mucho, pensé que era más temprano, no me percaté de...
— No son ni las once — Interrumpió ella.
Él se quedó callado un momento.
— ¿Que?
Ella sacó el teléfono de su bolsillo y le mostró la hora.
10:40 AM.
Él cerró los ojos.
— Lo mataré...
— ¡No jueges con eso! — Reclamó ella mirándolo entre incrédula y enojada.
Él vio dolor en sus ojos.
— Isla... Yo... Estoy haciendo todo mal...
— Solo no vuelvas a jugar con eso...
Él asintió.
Ella lo vió dar la vuelta con intenciones de bajar los dos escalones del porche de la casa.
— ¿Y ahora que haces? — Preguntó ella.
— No es medio día... Voy a esperar por ahí.
— ¿Si te das cuenta que por aquí no hay mucho que hacer?
— Si pero...
— Ya entra — Dijo ella haciéndose a un lado.
— Gracias.
— ¿Pudiste volver a dormir anoche?
— Si... Casi a las cinco de la mañana ¿Tú qué hacías despierta tan tarde?
— Cosas.
Ok... Ella no quería hablar, eso estaba resultando evidente.
Talvez solo debería callarse y entender que ella no quería ser su amiga.
Trabajaba para ella y eso era todo.
— ¿Dormiste aquí?
Fue inesperado incluso para él cuando la pregunta solo salió de su boca.
— Casi siempre duermo aquí.... No es tu asunto — Dijo ella cortante.
— ¿No te da miedo? Y no solo por la casa en si que ya solita da bastante susto, sino también por lo apartada de la casa... Tú sola aquí en la madrugada...
¡Ya deja de hablar! ¡Vas a quedarte sin trabajo! Le gritó una voz en su cabeza.
Ella lo miró un tanto intrigada.
— Se suponía que Jermaine y yo viviríamos aquí cuando nos casaramos... Íbamos a renovar la casa y a ser felices aquí... Así que no me da susto — Dijo ella enfatizando la palabra susto para luego esconder una sonrisa socarrona que él igual notó.
Él parpadeó un par de veces pensando en ese énfasis y en esa sonrisa.
— Ok lo entiendo... Solo soy un chico sencillo que vive en buena vista... Perdón si no se me ocurren palabras más sofisticadas para describir tu casa.
No solía ser una persona insegura y jamás se avergonzaba de si mismo ni de quién era, pero a veces las diferencias podían llegar a ser bastante agresivas.
En ese mismo instante podía poner como ejemplo sus jeans y sus zapatos gastados mientras que ella seguramente tenía un amplio armario de dónde escoger.
Odiaba sentirse juzgado y aquello fue como un trago amargo bajando por su garganta, aún así él agachó la cabeza.
Ella se había quedado callada y el silencio lo estaba matando.
Talvez solo debía dar la vuelta y marcharse....
— ¿En serio crees eso de mi? ¿Crees que me burlaría de ti por el lugar en el que vives o por las palabras que usas?
— Lo hiciste — Dijo él aún sin mirarla.
Ella suspiró.
— Lo siento... Ok sé que sonó muy mal, me he acostumbrado tanto a usar el tono despectivo cuando hablo que parece que odio a todo el mundo... Pero en serio lamento si te hice sentir mal... Me pareció gracioso como lo dijiste y fue considerado de tu parte preocuparte por mi y en lugar de decir gracias, soy mala y me burló de ti... No sé ser de otra manera.
Él asintió.
— ¿Hasta cuándo durará mi prueba? — Preguntó él.
— ¿Que prueba?
— Dijiste que estaba a prueba, para saber si me darías el trabajo.
— Oh... Me gustó lo que hiciste en la finca... Estás dentro.
— ¿Quieres que empiece a editar?
— No... Te dije que vamos a grabar testimonios hoy... Pero llegaste temprano porque aparentemente no tienes un reloj o no sabes ver la hora.
— Mi hermano me hizo una broma... Pero podemos ganar tiempo... Estamos tú y yo.
— No funciona así, se supone que nos reunimos y hablamos de la experiencia para poder organizarnos y saber a qué haremos referencia cada uno.
— ¿Pensé que era sobre la vivencia personal de la experiencia?
— Si... Pero por ejemplo, en este caso lo más seguro es que tú, Demarco y yo hablemos sobre haber estado dentro de la casa... Los demás no tuvieron esa experiencia... Félix a su vez dijo que captó algo, él hará referencia a eso y así cada uno.
— Entiendo.
— Tengo que ir arriba un momento... Quédate aquí.
Él asintió.
Se quedó ahí solo, intentando racionalizar que no sería la única vez... Si pretendía trabajar ahí lo más seguro era que de vez en cuando le tocaría estar solo.
Ahora que eso le gustara ya era otra cosa diferente.
Se sentó en uno de los muebles, hasta donde había visto, en la casa estaba habilitada la parte de la entrada donde el día que había ido para la entrevista de trabajo se habían colocado unas sillas que ya no estaban en ese lugar, a la izquierda había una estancia circular dónde estaba la ventana por la que se podía ver el columpio del porche... A la derecha no sabía que había.
Después siguiendo por el pasillo y abriendo una puerta se llegaba a la pequeña salita que era donde se encontraba ahora, al otro lado de la habitación había otra puerta que llevaba a la escalera.
Isla había salido por esa puerta.
Comenzó a golpear el talón en el suelo para a lo menos romper el silencio.
Aún así se sentía incómodo, ese caserón le recordaba cada vez más a la casa de la familia Adams, un laberinto intrincado repleto de pasajes y habitaciones extrañas sin utilidad aparente.
Ahí mismo donde él estaba por ejemplo.
Habían tres muebles tapizados en rojo, al igual que la puerta acolchada de la planta alta.
Los techos eran altos sin yeso ni nada que cubriera la madera que era a su vez el piso de arriba.
Algunas vigas atravesadas y un montón de telas de araña colgando de las esquinas.
En el medio de la sala había una mesa con apariencia antigua, la base era doraba y se asemejaba a las cuatro patas de un león.
Un librero vacío y bastante podrido descansaba moribundo contra una de las paredes.
En el techo y justo en la mitad del cuarto colgaba un candelabro con espacio para seis bombillos de luz, solo había tres funcionando en ese momento.
Tenía que estar encendido, ese cuarto no tenía ventanas y sería la pesadilla de cualquier claustrofobico.
Entonces escuchó pasos al otro lado de la primera puerta.
Miró rápidamente la hora en su teléfono, aún faltaba media hora para las doce.
No podía ser nadie del equipo...
Ya había quedado muy claro que a Isla no le gustaba que nadie llegará temprano... O talvez eso solo aplicaba para él...
Los pasos se acercaban cada vez más.
¿Debía quedarse ahí sentado sudando frío o debía correr y buscar a Isla?
Cuando escuchó que el pomo de la puerta giraba sintió que le daría un ataque cardíaco.
— ¿Trevor? ¿Que haces aquí tan temprano?
Giró su rostro y fue feliz al comprobar que se trataba de Kitty.
— No sabes lo feliz que me hace verte — Dijo él.
— ¿En serio? — Preguntó la chica mientras empezaba a sonreír.
— Si... Es que no sé si me gusta esta salita... Es demasiado encerrada.
— Es... Privada — Dijo ella — Eso es conveniente en algunos casos...
Sin dejar de sonreír fue a sentarse junto a él.
— Tranquilo... No pasa nada.
— Isla está arriba, dijo que ya volvía.
— Eso lo hace más emocionante ¿No te parece?
— ¿Que cosa?
— Te he visto mirarme... Dime Trevor ¿Que te gustaría que pasara?
Ella se acercó un poco más, cruzó la pierna para poder rozar su pantorrilla a la pierna de Trevor al tiempo que le llevaba los brazos al cuello.
— ¿Un beso talvez? — Susurró ella estando bastante cerca.
Sorprendentemente ese acercamiento más que estimularlo lo estaba incomodando.
Talvez inconscientemente Isla ya lo había condicionado tanto con eso de no acercarse a sus hermanas que tener a Kitty a escasos centímetros de él se sentía inapropiado.
Pero no... No era eso... Kitty si le gustaba, lo que no le gustó fue aquella forma tan descarada con ella lo estaba abordando.... Además todo daba igual mientras Isla estuviera de por medio.
— Kitty... Escucha... Eres linda, en serio creo que eres espectacular pero yo no soy así... No estaría bien para mi, no voy a besarte ni a tocarte solo porque si... Se que no me conoces pero no soy ese tipo de hombre que busque sacar provecho de las mujeres... Mi papá me enseñó que ante todo debo ser respetuoso y dentro de lo posible intentar buscar alguien a quien querer y no solo alguien para pasar el rato... Y tú siempre estarías en el primer grupo... Aún así — Decía él mientras negaba — No puedo... No puedo acercarme a ti.
— Trevor... Tú... Tú enserio eres bueno.
Ella sonrió.
La gran mayoría por no decir todos siempre la habían querido para pasar el rato.
Él era diferente... Pero también ella lo era.
Podían pasar dos cosas.
La primera que él definitivamente no era lo que ella buscaba... Era demasiado bueno.
Y la segunda, que talvez debería empezar a considerarlo como una posibilidad real y no solo como un chico lindo con el cual salir un par de veces.
Talvez en realidad si debería permitirse la oportunidad de conocer a un buen hombre.
— Gracias — Dijo ella mientras se acercaba cada vez un poco más — No intentaré besarte lo prometo.
Él asintió.
La chica cerró el espacio para abrazarlo aún pensando que él valía mucho la posibilidad de inténtarlo... Era muy lindo pero no para ella, entonces una idea fugaz cruzó su mente...
Lo siguiente que pasó fue que escucharon el inconfundible sonido del vidrio estrellándose contra el suelo.
Isla.
Aparentemente ella llevaba un vaso en la mano el cual soltó inmediatamente por la impresión.
Se hizo pedazos a sus pies pero eso parecía no importarle.
No podía quitar la mirada de Trevor.
— Fue... Fue la única cosa que te pedí...
Ella se giró para regresar por la misma puerta por dónde había salido.
— Isla.
Él salió detrás de ella sorteando los vidrios esparcidos por el suelo.
La alcanzó a media escalera y la tomó de la mano.
Ella se paralizó ante el contacto.
Se giró lento y miró fijamente la mano de Trevor sosteniendo la suya.
— No me toques — Dijo ella mirándolo a los ojos.
— No estaba pasando nada... Justo le estaba diciendo que no podía pasar nada.
— Tú... Es que tú... Tú no lo entiendes.
Se le quebró la voz.
— Explícame...
— ¿Que está pasando? — Preguntó Demarco entrando en ese momento.
El hombre se fijó en Trevor reteniendo a Isla.
— Suéltala ya Trevor — Pidió Demarco.
La soltó y ella echó a correr escaleras arriba.
Demarco subió tras ella.
Él se quedó ahí de pie sin saber que sentir o que hacer.
Cuando se giró para volver a bajar se encontró con Kitty recargada en el marco de la puerta.
No estaba enojada... Al contrario ella sonreía de una forma que él nunca había visto.
Parecía sinceramente feliz y ese tipo de sonrisa siempre sería más bonito que esa sonrisa que busca seducir al cuerpo en lugar de encantar al corazón.
— Isla... ¿Te gusta Isla? — Preguntó Kitty.
Él ni siquiera entendió la pregunta... Lo sorprendió mucho eso si.
— No... No... Apenas la conozco pero confió en mi, me contó lo que le pasó a Jermaine y no quiero lastimarla... Eso se llama empatía no atracción.
— Bien... Puede que solo sea que se simpatizan... De todos modos eres más del tipo de Isla que del mío.
¿Simpatizarle? ¿Él? ¿Él a Isla?
La imposibilidad de ese escenario lo hizo sonreír.
— Solo le falta decirme que me odia, pero está bien ya entendí que no seremos amigos, solo quiero llevar la fiesta en paz con ella... Es mi jefa y me gusta este trabajo.
Kitty agachó la mirada.
— Quiero que vuelva a ser feliz... Talvez yo soy quien menos la entiende, la quiero con mi vida pero somos diferentes, nunca hemos terminado de entendernos la una a la otra... Pero si me duele verla así, desde que Jermaine murió ella no es la misma, a veces parece que lo intenta pero se rinde tan fácilmente... Creo que siente que al superarlo lo estaría traicionando... Talvez por eso es extra hostil contigo... No es tonta y seguramente ya se dió cuenta que podrías gustarle y te odia por eso, aceptar que otra persona podría entrar en su corazón debe ser una tortura para ella... Lo siento Trevor.
— Descuida... Y seguramente si lo superará eventualmente, pero no conmigo.
— Ok, talvez tienes razón y estoy viendo cosas donde no las hay... Solo intento buscar una posibilidad que saqué a mi hermana del abismo al que cayó.
Él asentía mientras terminaba de bajar la escalera.
Lo más probable era que acabara de quedarse sin trabajo... Al parecer sufría de incapacidad de hacer las cosas bien con Isla.
Desde el principio todo le había salido mal con ella y cada vez iba empeorando.
— ¿Quieres que le pida que se vaya? — Preguntó Demarco.
Ella no respondía nada.
— ¿Isla?
— ¡No lo sé! Lo estoy pensando.
— ¿Por qué te estaba reteniendo así? ¿Que pasó?
— Lo encontré abrazando a Kitty... La hubieras visto... Ella sonreía Demarco... Parecía muy feliz.
Se cubrió el rostro con las manos.
— ¿Es que acaso soy un maldito monstruo? ¡Cómo me puede molestar la felicidad de mi hermana!
— No es eso lo que te molesta y lo sabes.
— Él parece ser bueno... ¿Que tal que sea lo que Kitty necesita? ¿Que tal que lo pierde por mi maldecido miedo? ¿Que derecho tengo de robarle la felicidad a mi hermana? ¡No es justo! Si se tratara de Jermaine yo no haría caso y estaría con él igual... Talvez por eso Kitty insiste en acercarse a él.
— Kitty no está enamorada de él... Le gusta jugar, ya sabes cómo es.
— Tú no viste su rostro... Ella se veía feliz, conozco a mi hermana, sé cómo es una sonrisa triunfante cuando suma una conquista más a la lista de conquistas... Esto no era eso.
— Bien... Supongamos que le gusta ¿Que harías?
— Dejarlo ir... Que se quede con ella pero bien lejos de mi.
— ¿Eso que significa?
— ¿Ah?
— ¿Dejarlo ir?
— Echarlo, despedirlo, ya no necesito de tus servicios, adiós... Llámalo como quieras.
— ¿Que es exactamente lo que te molestaría? ¿Verlos juntos o verlo a él con ella?
— Es exactamente lo mismo.
— No, no lo es.
— Él ni siquiera es el problema, podría ser cualquiera, es ella estando enamorada de él... Podría haberle pasado con cualquiera y yo me sentiría igual de culpable y egoísta... No entiendo tu cuestionamiento.
Ella se quedó callada un momento.
— Aunque si debo reconocer que es bueno en lo que hace y no parece ser un pelmazo incopetente como los camarógrafos anteriores pero nada de eso importa si está en juego la felicidad de mi hermanita.
— Habla con ellos.
— Si... Eso haré.
Se detuvo un momento frente a su tarjetero... Levantó la mano pensándolo un poco.
Finalmente tomó una de las tarjetas.
"A veces amar es soltar, aunque parezca morir...Lucas Hugo Guerra"
Ella sonrió.
Volvió a la sala sin ventanas.
Trevor y Kitty seguían ahí, sentados en muebles separados y sin hablarse.
Ella se veía algo aburrida, él se veía como un criminal que espera por su sentencia final.
— Ok — Dijo ella — Lo pensé muy bien y no quiero ser ese monstruo que impide que los demás sean felices... Si ustedes quieren estar juntos haganlo... Solo intenten no ser demostrativos cuando yo esté presente.
— Espera... ¿Que? — Preguntó Kitty.
— No me hagas repetirlo — Pidió Isla.
— Es que no entiendo... ¿O sea que si yo quiero estar con él puedo hacerlo libremente sin que él pierda su trabajo aquí con nosotros?
— Si — Dijo ella desviando la mirada.
— ¿Por qué? — Preguntó Kitty.
— Porque eres mi hermana y te quiero... Quiero dejar de ser un monstruo, en serio quiero inténtarlo... Y él es bueno, no se merece que lo deje sin trabajo solo porque puso sus ojos en una mujer tan linda como tú... Quiero intentar hacer bien las cosas... Eso es todo.
— Isla...
— Ya no digas nada... Solo déjalo así.
— Escúchame solo un poco... Trevor y yo no estamos enamorados, él y yo... Eso no va a pasar.
— Porque me estaba portando como una terrorista emocional lo sé... Solo les pido que sean discretos.
— No... Isla, me gusta jugar al flirteo con los hombres, de manera inocente claro pero eso no significa que quiero una relación con él...
— Pero... Yo te ví... Ví la expresión en tu cara... No estabas jugando.
— No claro que no... Me pareció ver algo más, pero él ya me aclaró que no es así, me equivoqué supongo... Lo que importa es que descubrí que a él vale la pena conservarlo, le hará bien al equipo.
Le hubiera gustado decirle a su hermana que lo que en realidad pensaba era que Trevor le haría bien a ella pero eso desataría la tercera guerra mundial y prefería esperar a ver si las cosas se daban de manera natural, Isla aún llevaba a Jermaine en el corazón.
— ¿Tú estás bien con eso? — Le Preguntó Isla a Trevor.
Él asintió.
— Bien... Entonces vamos a trabajar.
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