Gatitas traviesas acorralan a gata enojona
W.O.A.: Witches scout of Averno
Capítulo 13: Gatitas traviesas acorralan a gata enojona
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La lluvia bajó su intensidad, la llovizna junto al penoso aullar del viento, similar a un perro apaleado a la distancia, apenas se hacían notar tras los ventanales, sin embargo, allí, con todos despiertos y estrujándose el cerebro, cada gota y cada aullido frío se notaban con claridad inquietante.
—Pues esto nos deja con más preguntas que respuestas —dijo Olivia que se rascaba la nuca mientras cerraba los ojos en una clara muestra de frustración.
—Pues yo ni eso tengo, no entendí nada —dijo Anna, viendo al techo en espera de una inesperada revelación que no llegaba.
Solo Faith permanecía callada con los ojos cerrados, pero con un rostro pétreo por la concentración.
—Esto es un rompecabezas, no tenemos todas las piezas y no somos detectives —decía Faith, que se dio la vuelta y miró a sus nuevas amigas—. Recapitulemos: Proudmore y Smith, parecen estar involucradas o saber más de lo que dicen de la muerte de Miller.
—Tu tocaya, perdón, continúa —dijo Olivia.
—Hay una bruja que parece burlar los sistemas de detección de nuestros familiares; y lo más preocupante: un número indeterminado de demonios aparecen de vez en cuando en un sitio en específico, no pueden salir de allí, pero eso puede cambiar en cualquier momento.
—¿Y qué sacamos con todo esto? —preguntó Anna.
—Conjeturas, solo conjeturas, eso es lo que más me molesta. Acertar sería como atinarle al número de la lotería.
—Pues yo nunca me gané nada en la vida —dijo Olivia, alzando los brazos y poniendo las manos atrás de su nuca.
—Yo creo que deberíamos entrar a los cuartos de las profesoras para buscar pistas —sugirió Anna.
—¿Entrar a escondidas al cuarto de Proudmore? No, chica, ni loca, prefiero jalarle los tentáculos a un demonio, arriesgándome a tener trama hentai. Ustedes nunca la han visto enojada como yo, mejor ir donde Smith.
—Tampoco es buena idea —la contradijo Faith que se abstuvo de preguntarle qué diablos era eso del hentai por tener en mente cosas más urgentes.
—¿Por qué no? Smith es una profesora ara, ara, como García —insistió Olivia.
—La hubieras visto cuando discutió a escondidas con Proudmore, más bien parecía psicótica.
—Woa, ¿en serio? Quien lo hubiera creído, entonces, ¿qué hacemos? —preguntó Anna.
—Podríamos planear algo para distraer a Smith, pero como la quinta prueba es mañana, ya no tenemos tiempo —dijo Faith.
—Si se trata de poner una distracción, cuenten conmigo, se me ocurre una idea bien loca, acérquense chicas, esto es...
—Proudmore se acerca —dijo uno de los gatitos interrumpiendo a Olivia.
—¡¿Qué hacemos?!
—¡Huyamos ya!
—Tranquilas.
—¿Cómo que tranquilas? Tú misma dijiste que huiste cuando Proudmore vino hacia ti —dijo Olivia.
—Eso fue porque alguien como Proudmre puede ver a través de un simple hechizo de ocultación, pero aquí...
—Ya entiendo. Aquí están los gatitos, podremos usar su magia, es más poderosa —dijo Anna, aliviada con la sangre fría de Faith.
A diferencia de cuando entraron las brujitas, la mujer ingresó con confianza. Los marramiaus, le dieron la bienvenida.
—Buenas noches, familiares de Averno.
—Buenas noches, vicedirectora Proudmore, ¿realizando su patrulla como de costumbre?
—Algo parecido. Sé que mañana es la quinta prueba, pero necesito que me den algo de su valioso tiempo.
—Por supuesto, ¿para qué somos buenos?
—Necesito que alguien me acompañe a un lugar para verificar un asunto privado.
—¿Privado?
—Y relacionado con la seguridad de la academia, por eso mismo requiero la mayor discreción posible.
—Yo me ofrezco —dijo Jared, el familiar de Britany.
Ambos salieron a los oscuros corredores y las tres brujas adolescentes deshicieron el hechizo de ocultación.
—¿Qué fue todo eso? Dijo que era para interés de Averno, pero no me lo creo —dijo Anna.
—Olivia, cambio de planes. Iremos tras Proudmore.
—Sí, ya me entró la curiosidad, ¿usaremos a los familiares?
—Claro, amiguitos, ¿contamos con su ayuda?
—Claro que sí, ¿verdad, chicos? —dijo Gamal y tanto Michael como Paco, se ofrecieron de voluntarios.
—¿Para qué querrá Proudmore a un familiar? —preguntó Olivia.
—Seguro para pescar a las alumnas que están usando magia estética en los corredores —dijo Anna.
—Eso está prohibido, el usar familiares para algo tan banal, además, creo que Proudmore busca algo más importante. Tenemos que seguirla, pero me preocupa Jared —dijo Faith.
—No te preocupes, él puede ocultar sus presencias en su pantalla, así Proudmore no las verá —dijo Michael.
—¿Se puede hacer eso?
—Bien, entonces, no perdamos tiempo —Faith interrumpió a Anna y las tres brujas junto a sus familiares, salieron tras Proudmore.
Los puntos azul y dorado se detuvieron frente a una puerta.
—¿Qué es? ¿Dónde están? —quiso saber Olivia.
—Yo se los muestro —dijo Paco y su pantalla les reveló más datos.
—¿El cuarto de la profesora García? ¿Qué hace Proudmore allí? —preguntó Anna.
—Veré si usa algún hechizo —dijo Gamal, y en efecto, su pantalla mostró cómo el punto azul efectuaba un hechizo para abrir la puerta.
—¿Por qué hizo eso? —preguntó Olivia.
—Creo que Proudmore teme que la profesora haya activado un hechizo de alarma —dijo Faith—. Miren, está entrando.
—Pero ¿para qué quiere entrar a hurtadillas en el cuarto de García? Pensé que era ella y Smith las involucradas en la muerte de la profesora Miller —dijo Anna.
—No lo sé, pero pronto lo averiguaremos —dijo Faith, con lo que las chicas fueron al cuarto de la profesora.
—Ya estamos cerca, lo mejor es que ocultemos nuestra presencia de alguna manera —dijo Anna y las chicas asintieron.
—Amiguitos, ¿pueden hacer algo? —dijo Olivia.
—No se preocupen, solo busquen un hechizo de invisibilidad o uno similar —dijo Paco.
—También buscaremos algo que nos permita escuchar de lejos —dijo Faith.
Dentro de la habitación de García, el que trabajaba era el gatito, mostrando varias pantallas al mismo tiempo, con Proudmore deslizando sus dedos índices por las superficies semitransparentes.
Halló lo que buscaba y conjuró un hechizo gracias al felino.
Un espacio interdimensional se abrió en la pared, al lado de un cuadro que mostraba a la profesora de más joven junto a un grupo de amigas de su edad, en la que se encontraba Smith.
La estricta mujer sacó lo que parecían cartas e imágenes plasmadas en un material diferente al papel fotográfico convencional.
—Menos mal, aquí están —dijo, pensando en voz alta.
Su inicial alivio se convirtió en alarma al notar como su torso era aprisionado por una especie de cadenas negras, aprisionando sus brazos contra su cuerpo.
—¡Qué carajos!
—Vaya, vaya, vaya, una vicedirectora no debería hablar con ajos y cebollas.
—¡Señorita Radu! ¡¿Qué significa esto?! ¡Señorita Riveiro! ¡¿Qué hacen aquí?! ¡Desátenme o les voy a imponer tremendo castigo!
—Creo que igual nos daría un castigo por estar fuera de nuestro cuarto a estas horas.
—¡Señorita Miller! ¿Qué hace usted aquí?
—Soy yo quien debería hacer esa pregunta, vicedirectora.
—Vaya frase más cliché —le dijo Anna a la favorita de Proudmore.
—Soy una bruja, no una aticista, pero si sigues insistiendo en asaetear, me transformaré en una prosuda ampulosa para tu panegírico o solo me contente con darte el destino de Cipariso, seguro con lo que te gusta la urolagnia, verás la compañía de raposeros y ventores con todos sus gañidos como los campos Elíseos.
—¿Qué de qué?
—Olvídalo. Vicedirectora, ¿qué hace aquí? Está prohibido usar a los familiares para asuntos personales, y no me venga con que nosotras estamos quebrantando las reglas, lo suyo es mucho más grave, la reglamentación del WOA, es muy específico en ese aspecto.
—Señorita Miller, se lo advierto, agredir a una maestra se pena con...
—¡Matanga dijo la changa! —exclamó Olivia, arrancándole las cartas y las imágenes que la bruja trataba de esconder tras su espalda.
—¡Atrevida! Señorita Olivia, esta vez no se escapa, no crea que regresará del aula albo para ir a la comodidad de su cuarto, esta vez me aseguraré de que la expulsen de inmediato.
—¿Qué encontraste? —le preguntó Anna.
—¡Alto, malcriadas! ¡Esto no es de su incumbencia! Señorita Miller, estoy dispuesta a mostrar clemencia con usted si me libera en este preciso momento.
—Ya cierre el pico buitre achacoso —dijo haciendo que la mujer abriera la boca como pez fuera del agua. Anna le sonreía a su amiga y se notaba que quería chocar la palma de la mano con ella.
—¿Buitre achacoso? Ay, Faith, regresando te voy a enseñar cómo se insulta como se debe.
Olivia borró su sonrisa, sin querer, se llevó la palma de su mano a su boca.
—¿Qué es? —preguntó Faith.
—Miren.
—¡No, no lo hagan!
No prestaron atención a los gritos y posteriores amenazas de Proudmore, imposible hacerlo con el golpe mental que recibieron, no se esperaron algo tan revelador.
—¿Cartas de amor? ¿Eso es todo? ¡Unas putas cartas cursis! —exclamó Anna.
—Pues no solo son cursilerías, mira la forma en que las dos ara, ara están tijereteando —dijo Olivia y le pasó las fotografías mágicas a Anna.
—¡Woa! Hacen el delicioso estilo tijera.
—¿Tijereteando? —dijo Faith, que no entendía. Sus amigas no pudieron evitar reírse por lo bajo ante su candidez.
—Das pena, chica —dijo Olivia. Anna le pasó las fotos.
—¡Woa! ¡Woa! ¡Woa! —exclamó Faith al darse cuenta y, con un rostro traicionado por sus capilares, miró fijo a Proudmore.
—¡Castigadas, las tres están castigadas!
—Pues este material está bien rico, pero no entiendo qué tiene que ver con...
—¿Rico? ¡Olivia, esto es un asco!
—Cállense las dos —dijo Faith no sabiendo qué le vendría primero: una migraña o un ataque de pánico.
»Vicedirectora, ¡Ya cállese! Dígame, ¿qué fue esa conversación que tuvo con la profesora Smith la otra noche? Esa en la que la acusó de haber asesinado a la profesora Miller.
—¡No se atreva a interrogarme, señorita Miller!
—¿Qué hacemos? creo que la cagamos, la embarramos de manera épica —dijo Olivia, el sentimiento de pánico empezaba a dominar a Faith.
—Pues no creo —decía Anna—, se ve que Proudmore, sea lo que signifiquen estas cartas y las fotos nopor, no quiere que nadie se entere, en especial las profesoras ara, ara y te apuesto lo que quieras a que tampoco quiere que se entere Clueca.
—No entiendo, ¿planeaba chantajear de alguna forma a Smith y García? —preguntó Olivia.
Proudmore no respondió y eso tranquilizó a Faith.
—No, no es ningún chantaje. Son ellas las que saben algo de usted, ¿me equivoco? ¿Qué pasa? ¿Por qué no contesta? Saben chicas, creo aquí no hay chantaje, ni asesinato, ni conspiración, seguro hasta la directora lo sabe, entonces creo que lo mejor será desatarla y entregar todo esto al resto de las profesoras, total, aquí no pasa nada.
Ante las palabras de Faith, la estricta mujer dejó su pose y se notó que empezó a sudar frío.
—Esperen, no hagan algo de lo que se vayan a arrepentir.
—Usted se va a arrepentir si continúa con su mutismo. Se lo vuelvo a preguntar una última vez, ¿qué era esa conversación que tuvo con Smith?
Miró con desesperación a las tres, pero era obvio que no obtendría piedad de las alumnas que tanto zahirió con palabras.
—Pues ya lo ven, quería hacer lo mismo que ustedes, exponer a esas dos estúpidas a todo el profesorado y, lo que, es más, a todo el consejo de padres de familia. ¡No hay ningún asesinato! ¡Nada de conspiraciones! Ustedes tres, estúpidas, lo malinterpretaron todo —dijo y de nuevo el pánico empezó a tamborilear en el corazón de Faith.
—No le creeremos hasta que nos explique todo este lio —dijo Anna.
—Venga, que pronto va a ser de día y la quinta prueba va a comenzar —dijo Olivia, cruzando los brazos.
—Está bien. Lo del supuesto asesinato, no es más que una forma de hablar, verán, Miranda iba a ser la directora cuando Gilliam se jubilara, pero ella era un espíritu libre.
—Como Smith y García —la interrumpió Faith para sacarse de encima los nervios, ya empezaba a ver por dónde iban los tiros.
—Sí, ella y yo, éramos pareja, ya saben, más que simples colegas o amigas. Por supuesto, Gilliam se enteró, pero lo dejó pasar, después de todo, Miranda era desde siempre su favorita, siempre le dio un favoritismo. Ella le pidió que no me expulsara, que, si lo hacía, ella también se iría.
—Woa, como se repiten las cosas con esto del favoritismo. Pero ¿eso que tiene que ver con todo esto? —preguntó Anna.
—Que Miranda fue desechada como la futura directora por otro problema suyo. Gilliam no podía hacerse dos veces la vista gorda, Ella practicaba con la teoría mágica de las bolsas de agua.
—¿Bolsas de agua? —dijo Olivia.
—Líquido amniótico —dijo Faith.
—Sí, creyendo que sus preferencias sexuales iban a mermar sus posibilidades de convertirse en la siguiente directora, experimentó con el líquido amniótico de los fetos, quería, deseaba lograr algo notable, pero para eso se necesita mucho tiempo y papeleo burocrático, años y años, así es la sede del WOA, Gilliam no iba a vivir tanto y por eso...
—Apresuró las cosas, por decirlo de alguna manera —dijo Faith.
—Sí, se obsesionó por ir a contra reloj. Miranda se descuidó y Carla y Estefanía descubrieron todo el pastel, las hijas de puta la acusaron con Gilliam y esta vez no hubo nada que se pudiera hacer. Quise interceder por ella, pero con esas dos rameras teniéndome en la cuerda floja no podía hacer nada. Fue por eso que le dije a Carla que asesinó a Miranda, fue solo una forma de decir.
—¿Y el chantaje? —preguntó Anna.
—¿Qué más podía hacer? Sé que ninguna de esas dos me tiene mucho cariño, no me extrañaría que lo primero que hiciera Carla como directora de Averno sería despedirme y poner a Estefanía como vicedirectora.
—Pues sería un buen cambio —dijo Anna, pero dio un respingo cuando Proudmore la vio con intenso odio.
—Cosechas lo que siembras —le dijo Olivia a la mujer, alzando los hombros.
—Muy cierto, señoritas, y ustedes, acaban de sembrar tremendas tempestades —dijo con una sonrisa maniática—. Se me eriza la piel de pensar en el castigo que les voy a poner.
Cada palabra, cada letra, fue entonada con el placer obsceno del monstruo que encuentra satisfacción en la tortura de sus semejantes. La lluvia en el exterior finalizó, pero en el cuarto, la amenaza de tormenta dejaba de ser algo ominoso y empezaba a tomar forma.
CONTINUARÁ...
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