¿Y el harem?
El héroe sin harem
Capítulo 2: ¿Y el harem?
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El vidrio catedral que mostraba la fundación de ciudad Marcial, la capital: roto, anunciando el próximo e inminente apocalipsis, aquello trajo el espanto a los rostros rubicundos, incluso los guardias reales miraron con aprensión el brillar blanquecino proveniente de la luz diurna que entraba con malicia al dominio de los primorosos candelabros.
—Oye, gato, ¿qué pasa?
—No lo sé, espero que no sea nada grave. Síguele la corriente al rey.
El monarca escuchaba atento las palabras de viejos u hombres orondos que le susurraban al oído, nadie sabía con certeza la causa de tan intempestiva interrupción, cosa que comunicó a su esposa.
—Lamento mucho la interrupción, héroe de otro mundo, proseguiré: Las armas y armaduras mágicas aquí presentes, pero ¿qué sucede con ellas?
Lo que hace tan solo un momento parecían objetos primorosos, ahora no eran más que cosas chabacanas. Sin el brillo dorado, se podían observar superficies poco pulidas, gastadas e inclusive humildes.
Un sujeto de rostro macilento, pero que tenía un copete dorado exagerado, se acomodó el monóculo, lo hizo varias veces al examinar de cerca lo traído de la tesorería real.
—Su Majestad, el tesoro del reino ha vuelto a dormirse, eso solo puede significar una cosa: el caudillo del territorio trol y todas sus hordas, han sido exterminadas.
—¿Exterminadas? ¿Cómo pudo ser eso?
—Lo desconozco, Su Majestad, pero fue algo intempestivo.
«Esperen un momento, lo de antes pareció ser una onda expansiva de algún tipo, como si se tratara de una bomba atómica», pensó Amador y le dio una mirada disimulada al gato alado.
—Espérame, ya vuelvo —dijo y voló hacia la bóveda, atravesó un ventanal de color sin romperlo y fue volando hacia el cielo.
—Oye, no, no jodas, gato, vuelve. —La incomodidad le golpeó al sentir todas las miradas centradas en él—. Este, creo que mejor hacemos una pausa hasta ver qué es lo que pasa.
—Creo que tenéis razón. Por favor, id a los aposentos que se os ha preparado, cualquier cosa que desees, noble Caballero, vuestro paje hará todo lo posible para complaceros.
Un joven pelirrojo con marcadas pecas en un rostro cetrino, fue a saludarlo con respeto y lo invitó a seguirle.
«Que elegante es todo esto. Las ventajas de cobrar impuestos y no pagar ninguno», pensó cuando llegaron a su habitación.
—Por aquí, por favor, héroe de otro mundo.
—Gracias. No es necesario eso de héroe de otro mundo.
—¿Con cuál nombre debo llamarlo, Milord?
—Creo que mi apellido causa confusión, por favor, llámame Amador.
—Dirigirme a usted de forma tan directa...
—Tranquilo, no estamos frente al rey y no busco trato especial ni nada por el estilo. ¿Cómo te llamas?
—Hugo es mi nombre.
—Un gusto, Hugo. Por favor, no seas tan formal.
—¿En serio? Gracias, la verdad me moría de ganas de hablar con usted.
—¿En serio? No creo ser la gran cosa, apenas acabo de llegar.
—¡Eso no importa! Usted es el héroe de otro mundo, no sabe lo conveniente que es aquello.
—¿Pues qué cosas son tan maravillosas? ¿Acaso te pagan o qué siendo un héroe?
—Ningún simple héroe, más bien héroe de otro mundo.
—¿Cuál es la diferencia?
—¡¿Cuál es la diferencia me pregunta?! ¡¿Cuál es la diferencia, cuál es la diferencia?! Por los dioses, es obvio: las princesas.
—¿Eh? No entiendo.
—Hay dos clases de héroes en este mundo: Los héroes comunes y corrientes, no conozco a ninguno, a ninguno vivo, de hecho, nadie conoce a un héroe vivo; los héroes de otro mundo son otra cosa, bueno, pocas criaturas como los elfos o dragones los conocen, pero existieron.
Pese a que estaban a solas, se acercó para susurrarle al oído.
—Mujeres hermosas, esa es la diferencia.
—Sigo sin entender.
—Alguien como usted va a tener ayudantes, ayudantes que siempre son mujeres hermosas que le acompañan y que se enamoran de usted, a eso se le conoce como harem. En este reino y los demás, no se permite la poligamia, excepto con el héroe de otro mundo, ¡cuánta envidia!
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En un principio creyó que los aperitivos e infusiones, incluida la mullida cama, le ayudarían a dormir, pero no podía conciliar el sueño. Pasó por tantas cosas asombrosas en tan poco tiempo, que, apenas cerraba los ojos, a su mente iban proyectadas los acontecimientos bizarros de la jornada, teniendo que negar con la cabeza y forzar a los párpados a abrirse para sacarse tantas imágenes indeseables.
Una sombra entró a su habitación por el ventanal abierto.
—¡Gato, ya era hora de que llegaras!
—Disculpa, pero todo era un caos, y la burocracia, infernal. Cosa rara si hablamos del cielo, pero es el pan de cada día.
—Olvida eso, dime si averiguaste algo. Aquí me enteré de algunas cosas, pero todo es tan confuso con esto de los héroes de otro mundo y cosas por el estilo.
—¿Acaso nunca leíste novelas ligeras japonesas? ¿No? ¿Qué tal mangas, animes, videojuegos siquiera?
—No, dime qué pasa, dime quién eres.
—Perdona, con tanta interrupción y recién tengo tiempo para esto. Me llamo Eros y soy el dios del romance en este mundo.
—¿Cupido? Eso es tan griego, pero supongo que eso explica lo de las flechas, pero ¿por qué todas son doradas?, ¿no se supone que unas deben tener punta dorada para proporcionar el amor y otras tendrían que ser de plomo para dar ingratitud y desprecio?
—¡Eso es horrible! ¿Qué clase de dios puede ser tan cruel con sus creyentes? Solo doy romance a los hombres, mira que no cae del cielo así que no me vengas con las quejas de todo el mundo, ¡no puedo estar en todos los lugares al mismo tiempo! ¡Tontos humanos, ustedes pongan de su parte!
—Ya basta, dime lo que pasa. —Las orejas del gato rotaron hacia atrás. Un segundo después, alguien llamaba a la puerta.
—Ocúltate, olvídalo. Entre.
—Disculpad, Sir Amador, pero Sus Majestades requieren de vuestra presencia.
—Vístete, te explicaré todo hasta tu encuentro con los reyes.
Para fortuna de Amador, su paje, Hugo, caminaba por delante, gracias a eso no pudo advertir como su señor ponía cara de sorpresa con lo que le revelaba el gato, palabras que solo el héroe de otro mundo podía escuchar.
Entró en una habitación espaciosa, allí le esperaban el rey y la reina junto a un par de consejeros.
—Héroe de otro mundo, lamento haberos hecho esperar, pero tengo graves cosas que anunciaros.
—Buenas noches, Sus Majestades, soy todo oídos.
—Debido a que estamos de madrugada, seré breve. Me informaron que mucho del territorio trol fue consumido por las llamas, fue por causa de un hechizo descontrolado del caudillo ogro, El Borrachón Culto. No parecéis muy sorprendido, Sir Amador.
—Disculpe, Su Majestad, pero con tantas cosas que pasé, que esto me sabe a poco.
—Pues no lo es. Doy gracias a los dioses por este inesperado milagro que se traduce en paz para mi reino, no obstante, surge el problema respecto a vuestra persona.
Amador puso cara de preocupación que pronto fue de sorpresa. Incluso él con lo poco que sabía de protocolos reales, comprendía que era inaudito que tanto el rey como la reina se levantaran y bajaran la cabeza en un acto de contrición.
—Sir Amador, debido a la muerte del caudillo ogro, no solo los objetos mágicos de la tesorería real no pueden otorgarle poder alguno, me temo que tampoco podemos enviarle a su mundo.
Giró el rostro para ver a Eros, el gato asintió con los bigotes mustios. Debido a que todos los demás tenían la vista en el piso, nadie se percató que el latinoamericano miraba a un punto determinado de la pared.
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El temor inicial de que lo expulsarían del palacio como una bolsa de basura no se materializó. Tanto el rey como la reina, ofrecieron a Amador un título nobiliario al resolverse el malentendido con su apellido, es más, incluso le ofrecieron una mansión. Ambas cosas solucionaban el problema de tener un techo sobre la cabeza y lo más importante: vivir sin tener que trabajar gracias a los impuestos de la plebe, sin embargo, aunque aceptó los regalos, no se sentía cómodo con el prospecto de llevar una vida parasitaria a costa de gente que se partía la espalda al trabajar, por consiguiente, hizo saber sus preocupaciones a Eros.
—Perdóname, fui yo el que le pidió a Neko Kamisama que buscara a un humano para que venga a este mundo, nunca pensé que las cosas terminarían tan mal.
—Ya, tranquilo, no llores. Si no hubiera sido enviado al cielo, hubiera sido asesinado como me lo dijo ¿dios?, sigo sin poderme acostumbrar a ver a Dios como un gato. Esto de no poder regresar a mi mundo no es tu culpa.
—Qué mala suerte, si hubieras sido tú el que derrotara a El Borrachón Culto, habrías sido enviado de regreso a tu mundo, pero como que el caudillo se mató con la disrupción mágica, todo se trastocó.
—Mi paje me dijo que el héroe de otro mundo tiene algo que se llama harem.
—¡El harem, ya me olvidé de ellas!
—Hugo me dijo algunas cosas, pero se veía tan emocionado que no confío mucho en lo que dijo.
—¿Qué quieres saber?
—¿Es cierto que todas se enamoran del héroe de otro mundo? Eso es raro. ¿Cómo todo un grupo de mujeres se puede sentir atraídas por un hombre que recién conocen hasta el punto de enamorarse y de paso casarse siendo que en este mundo no hay la poligamia?
—Las leyes de este mundo le permiten eso.
—Pero igual no tiene el menor sentido. Con o sin leyes, una chica debería sentirse incómoda de compartir un hombre entre varias.
—Bueno, es por eso que los míos siempre acompañan al héroe de otro mundo.
—¡Espera un momento! ¡Me dices que eres tú el culpable para que todas esas pobres caigan rendidas ante cualquier baboso!
—¡El héroe de otro mundo no es ningún baboso, no lo hagas sonar como si hiciera algo malo! Soy el dios que otorga el romance a los humanos, ¿recuerdas?
—El humano invocado no tiene por qué ser un dechado de virtudes. En cuanto a lo otro, sí, me parece que esto del amor forzado es pura trampa.
—Pero el héroe de otro mundo...
—Ya no soy eso, y en el supuesto caso que todavía lo fuera, jamás te pediría urdir una trampa.
—Eres un humano muy raro.
—Qué se le va a hacer, recuerda que soy de otro mundo. En fin, tengo curiosidad, cuéntame más de eso del harem.
—Bien, antes de invocar al héroe, el rey tiene por obligación emitir un llamado para que todas las jovencitas en edad de casarse se presenten en la capital para poder ser seleccionadas como acompañantes del campeón del reino.
—Esto más parece un concurso que otra cosa. ¿Y cuáles son los parámetros para ser elegida?
—Pues que sean fértiles, eso se descubre mediante magia; que tengan un buen rostro y cuerpo; que...
—¡Eso es horrible! ¿Cómo alguien puede estar dispuesta a acompañar a un hombre desconocido con esas condiciones de antemano?
—El dinero supongo.
—¿Lo hacen por dinero?
—Soldat o cualquier otro reino del mundo, no es el cielo para sus súbditos, siempre hay carencias económicas, ya te imaginarás que las chicas que se presentan son las que tienen muchos problemas de dinero o cosas por el estilo.
—¿Qué les pasó ahora que la amenaza del reino desapareció?
—Pues que retornan de donde vinieron, a diferencia tuya, no se les da ni una moneda de cobre.
Amador pensó en lo que le dijo el gato. La decisión cruzó por sus ojos e hizo que frunciera el ceño.
—Sé que me dijiste que nadie tiene la culpa de que no haya ningún héroe de otro mundo, pero me siento responsable por ellas.
—Pero eso no es cierto.
—¿También reciben títulos nobiliarios?
—Sí, todas las que deberían haberte acompañado hubieran recibido un título nobiliario.
—No puedo desentenderme respecto a mi título, no puedo rechazarlo, sería insultar al rey, pero en cuanto a la mansión y el dinero, eso también es de ellas o al menos debería serlo. Eros, voy en busca de las chicas del harem y les entregaré la parte que les corresponde.
CONTINUARÁ...
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