〔 79 〕
Viernes
23 de julio, 2006.
La pareja de Alfa y Luna se encontraban durmiendo en la cama, la noche ajterior habían podido disfrutar desde la tarde hasta la noche, unos besos llevaron a unión sexual y seguido de esto, el descanso bien merecido en su cuerpos llegó, el jetlag estaría unas horas más en ellas hasta que pudieran volver a sus respectivas rutinas.
Leongina se encontraba con el cuerpo despatarrado en la cama matrimonial, mientras que Bella se encontraba acurrucada a un lado, aunque ya hace un buen rato que había despertado con hambre pero se había quedado admirando la belleza dormilona del Alfa, quién parecía estar en plena paz.
«La piel blanca ya no es tan pálida como aquella vez del ataque de Cullen. Entonces la anemia dicha por Luca debió pasarse a segundo plano... Su cabello está mas rebelde pero sigue siendo tan bello como una melena de un león embravecido.»reflexiona con cariño y detalle, sin tener ganas de moverse, el tacto suave de la piel de sus piernas contra la tela del colchón era de satén tan suave y fresco, pero estando cerca de su Alfa la sensación de calidez era deliciosa. Daba gusto sentir ambas, era como otra forma de saber cuán vivo estaban al estar juntos.
Sin embargo, una brisa calida se percibe en el ambiente y luego, un repiqueteo en la ventana del balcón frontal que daba hacia el centro del pueblo. El alfa resopla intentando levantarse poco después de aquella ráfaga, Bella dirige la mirada hacia la ventana pudiendo ver un asombroso fénix volando, golpeteando con su pata la ventana. Bella inmediatamente, siente como una ráfaga de copos de nieve rodea su cuerpo y censura la vista de quién pudiera ser, mientras que el alfa se levanta sin ningun pudor colocandose solo una toalla en la parte baja de su cintura, caminando con desden hacia el balcón.
Leongina abre el ventanal, revelando al flamante fenix, que enseguida deja caer un pergamino en las manos del albino.
«Es tu agenda de hoy. Ni se te ocurra moverla a otro día.»expresa por el link el beta fenix.
—Gracias.
Y tras ello, Leongina vuelve a cerrar el balcón, dejando que el fenix retome otro camino. Debía ir a buscar a los escoltas, nadie debía faltar en el juicio de hoy.
—¿Leona?—pregunta Bella, al ver que se ha quedado leyendo el pergamino.
La castaña observa como el Alfa suspira resignandose a algo de lo que está leído en el papel enrollado. Sin embargo, lo vuelve a enrollar y dirige su mirada celestina con la castaña.
—No podremos descansar más, debemos asistir al juicio que pedí para el caso de Leah Clearwater. —explica mientras deja encintado el pergamino sobre la pequeña mesa de noche.
—Me imagino que será un juicio extenso, pero no me imagino algo tan serio sabiendo las apariencias del concejo Ginonix, parece muy fantasioso. —comenta Bella, mientras nota como la nieve que censuraba su cuerpo, dejandola desnuda ante el Alfa, que cierra rápidamente los ojos. —Oh, solo era para que no me viera tu beta...
—Eres mía y debo admitir que se ve muy hermosa, mi pequeña luna, pero si no salimos a ducharnos, le volveré a hacer el amor. —dice con una fluidez digna de un trofeo porque el rubor y la mirada hambrienta hablan por si solo— Si su deseo es aquello, llegaremos con tiempo justo... Y si no lo quiere, es su momento ahora de huir del deseo que siento por su linda e inocente vista hecha en mi.
Bella se mordió el labio al ver que era cierto, lo estaba viendo con mucha atención, no podía negarlo. Por lo que, hizo lo que nunca creyó hacer, usó la sabana para cubrirse y agarrar la almohada para decir:
—¡Soy invisible! ~
Y tras ello, la ternura ganó al corazón de leona, y el deseo cariñoso fue a consumar el amor que le correspondía buscar bajo esas sábanas.
Siendo así, entre la opción de huir de la habitación hacia la cocina no la tomó, pero si tomó la decisión mas infantil para provocar al lobo feroz.
[...]
Después de haber almorzado, la pareja se había reunido en la biblioteca de la bruja Urana, dónde ella saludaba y anunciaba a la manada que ese día no estaría disponible por una reunión, aunque el público que mas frecuentaban eran ancianos y niños, poca población era juvenil.
El Alfa Rock caminaba al par de la nativa Leah Clearwater, quién parecía estar concentrada en lo que el hombre mayor le decía, ignorando a su propia familia y gente que venía intentando llamar su atención con llamarla. Pero en cuanto vieron a la bruja Urana, y el Alfa en compañía de Bella, dejaron de intentarlo, pudiendo percibirse temor apestar de la Tribu Quileute (El concejo.)
—Bienvenidos sean. El Concejo Ginonix os espera dentro. —dijo Leongina con un porte firme, mirando a los invitados con una expresión neutral.
—Gracias Alfa Ginonix, permiso. —dijo el Alfa Rock Saint, de España. — Vamos, Señorita Leah.
Quiénes venían detrás de ambos eran: Billy Black, Harry y Sue Clearwater, el Senior Quil Ateara, sin embargo, habían dos colitas(intrusos) que no habían sido invitados.
En este caso, eran: Seth Clearwater (hijo menor) y Jacob Black(hijo menor), los cuales no entendían el motivo de la reunión pero que habían acompañado por el camino que el concejo de su tribu iba con semblante serio y preocupado.
—Jake, ¿Qué haces aquí?—pregunta Bella sorprendida.
—¡Bells! —saluda emocionado el quileute, acercandose un poco más, dejando atras a Seth.— Acompañaba a papá hasta su reunión, ¿Qué haces aquí? ¿O a quién acompañas?—pregunta confundido Jacob.
Bella no entendía como un nativo como Jacob no había percibido sus "cambios" notorios en el aroma, según lo informado por Luca el aroma marcaba la diferencia.
—Deberías volver a casa, Jake. Acompaño al anfitrión, y en verdad no tengo mucho... Uhm... Tiempo para una charla ahora, pero si quieres quedamos otro día. —dice la castaña tratando de alejarse un poco del joven amigo de la infancia.
—Anfitrión, ¿Quién? —pregunta extrañado Jacob por la actitud de su amiga, y crush de la infancia. — Uff, te has puesto mucho perfume hoy, Bells. Apestas a modo eucalipto y menta, tanto que pica en la nariz. —expresa una vez que intenta acercarse a ella pero la nariz le empieza a picar como si fuera un chile de Carolina Reaper.
—Ah... Este...—tartamudea Bella, sin saber que decir, no sabía si Jacob ya había pasado por su etapa de conversión o si era un lobo.
Siente una presencia que le da seguridad tras suyo, y Bella se relaja por reflejo. Sabiendo que era Leongina.
—Yo soy el anfitrión de la reunión. Jefe de la Tribu Ginonix, Leo Ginonix y me encantaría conocerlo más a detalle joven, pero debemos iniciar con la junta. —se presenta pasando un brazo posesivo entre el costado de la cintura de la castaña, apegandola a él.
Jacob se siente intimidado tras la mirada bicolor dorada y celeste pálido, retrocediendo al darse cuenta que tenía algunas facciones femeninas como el cabello y el rostro, pero en el cuerpo predominaba facciones delgadas pero masculinas al fin y al cabo. De cierta forma le recordó a la husky albina y la singular similitud del color de ojos.
—A-ah... Si perdone, nos vemos después Bells. —dice intimidado Jacob, sintiendo mucha amenaza por parte de aquella persona.
Yendo hasta Seth, pero el Joven Clearwater no sabe que les pasará a sus padres y hermana, por lo que timidamente se acerca hacia ellos. Al ver que se ha quedado solo.
—Perdone, pero... ¿Que les pasará a mi hermana y papás?—pregunta tímido el niño de quince años, cabello color negro y corto.
—Nada malo ocurrirá, y si llega a ocurrir algunos cambios lo que habrán, Joven Clearwater. —dijo Leongina con una expresión mas suave hacia él.
—¿Por qué no puedo entrar también?—pregunta preocupado Seth.
—Aún es joven para estar involucrado en un asunto que compete al Concejo Quileute. No te ofrezco que esperes, porque llevará un poco de tiempo, si demoramos en comenzar, pero oficialmente seré quién te explique el asunto, una tus tutores lo vean apto para tu edad. —interviene la figura albina, mientras guía a Bella para entrar.
—¿Me lo jura?—dice Seth en un susurro persuasivo e inocente.
—Lo juro, Joven Clearwater.
Y tras ello, ambas entran a la biblioteca con las personas necesarias. Dejando a Urana para solucionar el tema de que, Jacob no parecía tener la idea de ignorar el asunto, la mirada de curiosidad y confusión le había dado signo al joven Black que no dejaría aquello sin investigar.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro