Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

〔 74 〕

Una vez las clases finalizaron, Angela Weber se había quedado a lado de Bella, para hacerse responsable de sus actos previos como también para advertir una cosa que había escuchado un día vagando por el bosque. El sueño de Ángela siempre fue servir a su Alfa, sin embargo, sus padres querían que se concentrara en sus estudios y si sobraba tiempo se podría alistar para ser parte de los guerreros de nieve.

—Ya viene, Bells.

Bella levantó la mirada de su libro de historia, al igual que fue destaponando sus oídos de los auriculares que habían acompañado los minutos de su corta lectura. Su corazón eufórico miró en dirección a donde Angela estaba observando y una ligera sonrisa iluminó su cara. Aunque sorpresa iluminó su mirada, al ver que la acompañaba una persona que no conocía en absoluto, sin embargo, la expresión seria que la albina tenía no era grata con aquella persona, ni siquiera parecía querer hablar con dicha persona.

—¿Con quién viene?—pregunta en voz alta, ante tal extraña vista.

—Con un explorador-brujo, es el aprendiz de Urana, si viene con ella quiere decir solo una cosa. —murmura Angela pérdida entre sus pensamientos.

—¿Qué cosa?—pregunta con extrañeza, aunque tampoco entendía el término de: «explorador-brujo.»

—Saldrá a tierras muy lejanas. —explica sin mucha información, y era entendible, ninguna tenía idea del motivo. Sin embargo, Angela no tuvo tiempo de explicarle el término que pareció dar dudas a Bella, debido a que la albina ya había estacionado el auto cerca de ambas.

El joven era de cabellos color verde aqua y rosado, un color bastante extraño, como un tinte fantasía, sus ojos eran verdosos. Al igual que todos, poseía la piel pálida como casi todos en Forks, no parecía muy poderoso, era delgado y medía aproximadamente 1,78

Lo sabía debido a que este había bajado del auto, para dar lugar a que ella subiera al copiloto, antes de siquiera replicar o pensar, este joven de labios carnosos le dirige la palabra:

—Lamento haber ocupado su lugar, no tuve mucha cabeza para caer en cuenta de que debería haberme sentado atrás. Espero no haberla incomodado, querida Luna. —dijo el explorador-brujo mientras se arrodilla  con puro respeto.

Aquello sin lugar a dudas, le agradó mil veces que la situación con la había conocido a Elay, qué ahora que caía en su mención, se preguntó muy fugazmente: «¿Será verdad que ya no se pasará por mi camino?»

—Eh... Fue extraño, pero acepto tus disculpas, gracias por...eh... tenerme en cuenta.—responde tímida Bella.

El joven al escuchar aquello se relaja, al menos eso se notó en lo tensos aue estaban sus hombros, para luego mirar a su Alfa y ceder un paso atrás hacia su lado izquierdo libre, dándole paso hacia su camioneta. Sin embargo, su mirada se posa en Ángela.

—Oh, una cachorra, ¿Deseas consultar algo o reportar? Tu mirada dice muchas cosas. —comenta el explorador-brujo.

Leongina baja del auto, se acerca hacia la castaña, Bella se siente segura y a gusto del mentolado ambiente que enseguida la rodea, levanta su mirada y ambas: marrones y celestes grisaceos, se conectan armoniosamente.

«Mi pequeña Luna, casi muero esperando a tenerte de vuelta entre mis brazos. ¿Me has extrañado?»pregunta Maxam con su tono de voz barbarica, rasgada y varonil, invadiendo la mente de Bella.

Bella percibe como tras la ropa que la abriga su piel se eriza en pleno placer que ambas presencias causan en ella. Por lo que, con un leve paso impulsivo, abraza y se acurruca en el pecho plano de su Leona.

—Los extrañé y mucho. Pero, mi amiga Ángela quiere decirte algo que parece no puede esperar mas, y yo, pues tengo mas dudas que preguntar. Lo normal de siempre. —dice Bella mirandola en contrapicada, sintiendose mas pequeña que de costumbre, sin embargo intenta seguir despreocupada y no intimidarse por la belleza o la mirada seria que logra suavizar con esas palabras.

Maxam ronronea y sin poder evitarlo, es Leongina quién toma con delicadeza y cariño el mentón de Bella, para luego inclinar su rostro un poco hacia ella, dejando un beso de amor, necesidad y ternura. Las mejillas de Bella no tardan en tener rubor en los pómulos, y se acurruca en el pecho disfrutando del cosquilleo que percibe entre sus labios, no sabía tampoco que decir ni que hacer, aquello la dejaba perdida.

Sin embargo, Leongina recompone su gesto serio pero mas suavizado por Bella, habiendo puesto su mirada en la mencionada, por lo que, suspira un poco antes de decir:

—Aprovechemos que tus padres están en la manada realizando sus obligaciones y te acerco, mientras me cuentas lo que te preocupa, señorita Weber.

—Se me había olvidado que hoy era día de servicio. Gracias Alfa. —dice Angela avergonzada, asintiendo— Aunque quiero antes admitir que he estado respondiendo dudas de la Luna, y puede que sea mayormente mi culpa la gran parte de dudas.

Leongina en vez de enojarse, suelta una ligera sonrisa sin poder evitarlo, esa chiquilla siempre le había causado ternura, la lealtad con la que se expresaba era tan pura que añoraba que llegase a edad madura.

—Tranquila, me las podré apañar.

Y tras ello, Bella se despegó toroemente en cuánto sintió que su Leona había abierto la puerta del copiloto para ella, entrando tras ese gesto tan caballeroso, depositando su mochila en su regazo. Una vez subida, Leona cierra la puerta, el explorador-brujo sube al pickup en el lado izquierdo y del derecho Ángela, los dos sin ningún problema a subir.

Leongina abre la pequeña ventanilla que da con ellos, y se vuelve a sentar bien en asiento conductor, colocando en contacto la llave y empezando así a seguir el trayecto que deben hacer. Por lo que el ambiente es curioso, no es incomodo pero esta envuelto de ansiedad pero Bella no sabría decir de que tipo, ya que hasta ella misma se pierde en poco organizando sus dudas en su mente.

—Ya estamos lo bastante lejos a los chismosos, cuéntame lo que acontece, Señorita Weber. —dice Leongina rompiendo el silencio.

—Bien... Entre el sábado y domingo, estaba en la caminata normal por los alrededores de nuestro territorio, pero escuché cosas que creo que debería saber. Tal vez fui impulsiva o solo estuve en un lugar y tiempo que no debía pero pude escuchar una conversación de lo que parecía nativos de la tribu Quileute. —admite nerviosa, mientras se rasca ligeramente con un dedo su mejilla izquierda.

—¿Seguro no pasaste a su territorio? —pregunta Leongina sin despegar la mirada del camino.

—Segurísima Alfa. Ni siquiera me acercaba a los límites. —dice Ángela, sin ninguna pisca de titubeo.

—Bien, entonces continúa.

Ángela hace ademán de seguir pero sin querer un estornudo de Bella la interrumpe, debido a que el fresco entraba mas por esa ventanilla, la joven al saber que ha interrumpido se disculpa.

—Perdón, será una alergia... Sigan, sigan. —dice Bella avergonzada, mientras ocultaba su rostro desde su mentón hasta su nariz bajo su chamarra absolutamente cerrada.

El explorador-brujo y Ángela vieron como el Alfa se veía enternecido, cosa que era nuevo e interesante para ambos ya que ese brillo nunca habían visto en la mirada vacía en los años anteriores a este. La luna traía vida a su Alfa, y estaban sumamente agradecidos.

—Salud. —responde con una suave sonrisa Angela, por lo que prosigue— Eran dos jóvenes, estaban discutiendo por algo pero mencionaron a Bella entre su disputa, por un momento creí que terminarían por transformarse y seguir la disputa, pero sólo llegué a escuchar antes de que me descubrieran, que uno de ellos había dicho: "Si ella no es mía, será de nadie."

Bella al escuchar aquello al igual que escuchar el crugido del cuero de su volante rechinar entre los nudillos blancos de la albina, supo que aquello había sido una frase non grata. Instintivamente lleva su mano derecha a posar sobre la derecha de su Leona, y aprieta suavemente llamando su atención.

—Hey... No estamos escuchando mucho contexto. —interviene, sin embargo, la mirada con la que se encuentra no es tan sencilla de cambiar, los ojos bicolores la hacían estremecerse y embobar por la belleza.

No hace falta conocer el contexto del momento, sé quiénes fueron. —admite Leongina mientras acelera un poco el paso, guardando un momento de silencio. —Gracias Señorita Weber, espero que utilice estas casualidad en un futuro, su habilidad de espionaje sería muy útil entre nuestras filas.

Angela se queda de piedra y luego de unos segundo asiente feliz. Tras un tiempo de silencio, entran al bosque tupido de la manada, la joven se despide y se junta con sus padres en la lejanía, Leongina ni el explorador ni Bella abandonan en ningun momento el Chevy.

—¿No entraremos?—pregunta curiosa Bella, al ver que no hay intenciones de bajar del auto.

—No. Tengo algo que comentarte, y el joven Smith, tiene que compartirnos un poco de información para lo que acontece e involucra a ambas en esta ocasión. —añade Leongina de manera diplomática, dando a entender que es un tema muy importante.

Bella se queda pensativa, frunciendo ligeramente el ceño.

—¿Qué quieres decir, Leona?

—Nos iremos de viaje este miércoles, estamos a Lunes. Será en Volterra, Italia, debo ir a una reunión para la situación que involucra a Edward Cullen, y como no es recomendable dejarte sola más aún cuando estás en época fértil. —expresa Leongina mientras reposa su mano en el muslo izquierdo de Bella. —No me gusta exponerte a estos asuntos, aun cuando no he podido presentarte formalmente a la manada, quería un poco mas de tiempo... Pero este tema no puede aplazarse más.

Bella al escuchar el nombre del lugar, se siente emocionada de visitar esas tierras pero ante la mención del Cullen, se le pone de puntas los pelos en desagrado, no sabía porque algo en ella no permitía que pudiera acabar con su existencia. A lo mejor el futuro le tenía preparado algo que ella aun no comprendía.

—Es una buena idea, así aprovecho para practicar mi italiano. —admite emocionada, ignorando la mención de dicha persona.

Logrando que Leongina suspire por ver la actitud positiva en su querida Luna.

—En cambio, lo que yo os diré, no es algo para tomar a la ligera. La tropa de vampiros tiene muchas líneas de seguridad, deberán siempre estar juntas ya que la Alfa anula tu aroma dulce que podría enloquecerlos como al joven Cullen. —explica el explorador-brujo.—Si se aleja mucho, temo que uno de ellos la vean como un punto para atacar al Alfa, ante sus ojos verán que solo eres una humana pero si encuentran un don que les sirva, te matarán y realmente, nadie quiere ver el desenlace que aquello cause.

Bella se siente pequeña ante la situación, no quería debilitar a su Leona, quería hacerla fuerte y no ser un estorbo, por lo que se empezó a desanimar, logrando que un gruñido carcoma el ambiente.

No eres un estorbo. Nadie entiende ni entenderá lo que significas para mí, mi querida Luna. —expresan ambos comprensivos mientras miran de reojo al explorador-brujo — Urana no te ha comentado nada, así que, te diré solo una vez: Nuestra Luna ya no es solo una humana que no se sabe defender, ya no es una niña que recién crecía en el mundo, el tiempo ha pasado bastante rápido y es momento que comprendan que nada es lo que parece a simple vista.

—¿Acaso ... Acaso ella puede transformarse ya?—dice estupefacto el explorador-brujo.

—Tomará años aquella conversión, no es como que al marcarla ya pueda ser uno de nuestros guerreros, no somos como los vampiros y su veneno. Debe tener la preparación con Urana para despertar si lo desea, pero su cuerpo no desea despertarlo. Así que no, no puede transformarse. —admite seria.

Marck Smith, resopla al ver que sus sospechas de tener a su luna como parte de ellos y en forma de lobo era una ilusión a largo plazo, olvidaba que la marca en humanos tenía su proceso de liberación y adaptación, pero creía que tal vez porque el Alfa fuera el elegido, el prodigio, haría más rápido aquel proceso.

Mientras que Bella, al escuchar aquello se quedó con la boca semi abierta, pero luego se dio cuenta que ni siquiera sabía que preguntar o reprochar al momento, no entendía si la idea que comprendió era correcta o si era posible, porque las palabras de su Alfa no eran para nada explicadas a profundidad, siempre dejaba la idea a intriga y misterio, como si invitara a investigar y nunca quedar con la duda.

—Bueno, entonces te ayudará saber que: Los Vulturi, que son reyes del Clan Vampiro, tiene ciertos aliados en sus filas de protección. Los miembros mas poderosos son unos hermanos: Alec y Jane Vulturi, el primero tienen el don de cortar los sentidos de una persona, y la segunda puede implantar dolor en la mente de un objetivo. —explica el explorador-brujo mirando a ambas personas mientras mantiene un serio tono— Parte importante de saber, hay una vampira tiene el don de manipulación de las relaciones es donde deben cuidar de que no rompa su lazo, luego Corin, ella tiene el don de la alegría adictiva es con la que mantiene aun al Rey Marco entre los demás. También tiene un talentoso rastreador Demetri, su don le permite recoger la esencia de la mente de alguien a cualquier plazo de distancia. Eso es lo que he recabado en mi viaje de exploración, no me siguieron ni sintieron porque mi sangre de brujo no les permite ni permitirá hacerlo.

Bella se queda absorta de tanta información dicha de sopetón, no entendía realmente muchas cosas, pero si sabía que a la gente con las que se reunirían eran de mucho cuidado. Ahora comprendía mejor, mas no excelente, la situación por la que su Leona estaba tan tensa.

—Muy buen trabajo haz realizado, Joven Smith, puede tomarse un respiro de una semana si lo desea, o ir a entregar su informe a mi Beta en lo que disponga de tiempo. —dice Leona con una seriedad y tranquilidad pacífica.

—Gracias Alfa, iré primero con Urana para informarle de mi llegada, ya sabe que debo practicar mas y esas cosas. ¡Avisadme como les fue! —dice tras saltar del Chevy al suelo y luego ingresar al bosque en dirección a la manada.

Luego de aquello, la pareja queda en un cómodo silencio, Leongina prende el motor, y se retiran por el asfalto nuevamente hacia la casa Swan. En el camino, Bella la admira en silencio, sentía muchas ganas de preguntar pero no podía evitar distraerse ante tal belleza que tanto parecía quererla.

Una vez llegaron al hogar, Bella no pudo siquiera tomar ni un poco el suelo, debido a que Leongina la alza entre sus brazos y la lleva como princesa a la cómoda cama, aunque con eso no termina debido a que termina por hacerle cosquillas a la pequeña Swan, quien no para de intentar atrapar sus manos en un intento tonto de detener sus vergonzosas risas.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro