
〔 31 〕
Yiara Klinsmann luego de haber sido reclamada públicamente por el tonto protector novato de su pequeña, había quedado totalmente patidifusa debido a que el escarmiento de tal presentación había generado un conflicto interno en ambos, pero no por ello no se aceptarían como pareja, no podían rechazar tan "alago" de su alfa, pero sabía muy bien que Maxam había contribuido con todo ello, muy pocas veces en algo como esto se involucraban el yin-yang directamente y como la misma Yin era directa, pues no había una mejor forma que esto.
Realmente hace semanas que sabía del paradero de su mate, pero sabía que su trabajo era primero, mas nunca se imaginó los giros que este tuviera, claramente tendrían ese enfrentamiento de quien tendría el puesto, mas que nada para demostrar la valencia de sus conocimientos más profundos en combate como para su albina amiga, por lo que aquello no estaba del todo solucionado. Sin embargo, ese miércoles le fue imposible negarse a ser marcada por su guapo mate, posesivo y luchador, lástima o buenaventura que ella era peor que el, era una guerrera en toda la palabra. Aunque fácilmente se mostrase siempre despreocupada, también era demasiado estricta con lo que se refería su responsabilidad dentro, fuera y profundamente en la manada Ginonix en Forks. Aunque siempre se la viera coqueta en sus tiempos de juventud, una total enamoradiza pero con el viaje intensivo para el entrenamiento de guardiana legítima del Alfa Hembra, era necesario dejar todo y ser mejor para apoyarla, protegerla y servir fielmente ante los deseos de protección que esta deseara para la manada o todo Forks.
Actualmente se encontraba acariciando su cuello, donde encontraba los dos puntos de la mordida de su mate, junto a un pequeño camaleón-lobo entrelazando la marca, su pareja era tan especial como ella y toda la manada. Podría decirse que todos tenían conflictos como cualquier persona pero más demandantes, aun le faltaba conocer mucho a su Luca.
〔 De: Mi tarado.
Hey, cariño. Espero estés teniendo un genial día, me harías el favor de traer algún botiquín, siento que la luna lo necesitará pronto. 〕
〔 OK!, iré con lo necesario. 〕
Ya estando enfrente de la casa A, no se tardó en pasar con mucho respeto al hogar de su Alfa, quien se encontraba comiendo helado mientras que a sus pies estaba Elay tirado, mirándola con una expresión típica de ojitos de cachorro tierno.
Ambos levantan la mirada ante su ingreso, la albina tan solo seguía comiendo pero el menor, no siguió el mismo ejemplo:
—Yiaaara dile que me invite, y... Y... ¡Que ya no sea rencorosa también!
Suplicó el pequeño omega, quien la miraba con esperanza de que se involucrara en lo que sea que estuviera ocurriendo allí, como para que esté se mostrará tan infantil.
—Ignorar que pasé, solo venía por un botiquín. En casa no tengo.
Pasó hasta una alacena cerca de su alfa, buscando lo dicho.
—Gabinete izquierdo inferior. Allí guarda el botiquin, nana Naiar. —pronunció su alfa tranquilamente, sin perder concentración en raspar lo último del helado de menta.
Elay se encontraba totalmente dolido, como si la tortura más dolorosa se le hubiera dado a observar. Además de quedarse con ganas de que su Leo le convidara de a cucharadas de aquel sabor favorito del cual compartían el dichoso gusto.
—Me duele, me dueles Yiara Klinsmann.
—Bla bla, bla... Eso es lo único que escucho. Ah! Ya lo encontré, gracias Alfa —dice en cuanto lo encuentra bien escondido, para luego dejar de agacharse y ponerse recta. Ya que minutos antes se había agachado y estirado para obtener la caja.
El gruñido del cachorro omega no pasó desapercibido por la albina quien niega la cabeza y le pasa el pote de helado que quita del refrigerador, allí había uno nuevo. Pero Elay al ver aquello en vez de correr por el, se despista con una duda.
—¿Porqué necesitas eso?
—Luca me lo pidió. —dijo sin medir palabras, mientras iba pasando, pero aquello fue ya tarde como para darse cuenta dela tensión que sintió cuando su alfa tiró la cuchara al lavadero de la cocina y pasó como cohete por su lado, en sólo una dirección.
Elay sin poder siquiera pararla, debido a su propio desgaste físico, solo llegó a acercarse a Yiara que se encontraba sorprendida por la velocidad y agilidad con la que había pasado entre ella y la puerta, su querida alfa hacia donde suponía que la encontraría.
—¿A dónde va con tanta prisa?
—A por su luna. Vamos cachorro, sirve de algo y busca el aroma de tu alfa antes de que mate a algún vampiro. —dice con un pequeño trote, tras salir de la casa de su Alfa.
Medio bosque debía cursar su alfa para llegar a la institución de Forks, por lo que si hacía bien los cálculos, Maxam estaría como loco llegando en un tiempo considerable de 59 minutos, mientras que ellos tal vez si corrían lo suficientemente rápido llegarían en un minuto con cincuenta y ocho segundos. Elay no perdió tiempo, no por cómo de lo dijo sino porque al saber el motivo por un momento se sintió celoso de la atención total y abrumadora que su alfa daba a su luna, dirían que era infantil pero aquello lo incomodó un poco pero no tanto, debido a que tenía curiosidad de cómo era la pareja del susodicho Maxam.
Tal como lo había calculado la agente Yiara, habían llegado en tiempo justo. Aunque hace unos momentos había perdido de vista a Elay pero en cuanto miró nuevamente entre los jóvenes, los vio recostados en una camioneta conocida, la de la Luna.
Aunque está vez, nuevamente los papeles se habían cambiado ligeramente ante su presencia, o al menos cada vez que se encontra al ômega cerca del Alfa, su situación era algo infantil.
—Acepta este helado y dame atención.
—No gracias.
—Yiin~ se que me quieres, mírameeeee, linda alfa~
Las súplicas galanes del omega que era demasiado tonto en ese modo, suplicando por la atención total del Alfa quien ya se encontraba tensa solo con estar viendo un punto. Los Cullen, pero se dio cuenta que seguía faltando entre ellos uní en particular, por lo que podía comprender porque el malhumor de su alfa y que ni siquiera Elay pudiera calmarla.
—Pero que es lo que tanto ves, joder. —exclamó frustrado, quedando más confundido en cuanto fijó la mirada. —¿Vampiros animavoros? Que hacen aquí? —preguntó.
—Fingir una vida normal.
Elay frunció el ceño, pero no pudo seguir molestando con el helado a su alfa, porque percibió rapidamente el aroma de Luca acercarse, viendo a lo lejos como era acompañado por una castaña bastante pálida, tampoco pasó desapercibido por el gesto de la mandíbula tensa de su alfa en cuanto la vio, notó la preocupación plasmada en la mirada.
—Con razón estas tan tensa. ¿Es amiga de los murciélagos?
Leongina no respondió, solo se quedó recostada sobre la parte trasera del auto. Elay, resopla y le vuelve a insistir:
—Mira se que sigues molesta, pero el helado se va a derretir y...
—No fue mi culpa, sabías que estaba ya satisfecha. —la albina tan solo resopla, ignorandolo pero se sentía más calmada tener a ambos en un mismo lugar y poder verlos.
—Por favor, Leo. No sigas molesta conmigo, no puedes... Ser tan cruel conmigo —exclamó el chico totalmente dolido.
Sin poder evitarlo, Yiara se percató de la nariz fruncida de su pequeña alfa, que al aspirar profundo y enfocarse en Bella, se podía oler rastros de un vampiro en ella. Su alfa se estaba inquietando y eso no era bueno, no le gustaba lo que estaba oliendo.
—¿Ah? Decías...?—preguntó desentendida Leongina.
—Me duele tu indiferencia.—gimió Elay con total indignación infantil.
—Te la haz buscado.
—Pero...
Luca sin dudar se acercó a ella, Yiara pudo quedar sin aliento por momentos al sentir el beso de su mate, y volvía a sentir esa atracción nuevamente pero no era tiempo por lo que lo separa de ella, suavemente.
—Que sorpresa verlos aquí, ¿ha pasado algo cariño?—pregunta Luca a la albina de ojos oscuros.
—No te acuerdas que me enviaste un mensaje. Decías que Bella no estaba bien, y pues, quería escapar de estos dos, pero no se pudo —murmura Yiara cansada, apuntando a los dos de su costado izquierdo, aunque aquello no le evitava saber que el calor había subido a sus mejillas.
—Ah, cierto cierto. Perdón, cariño. Soy olvidadizo aveces. —sonríe incómodo Luca. —Jefa, ¿a qué se debe la visita?
Bella se quedó mirando con el ceño fruncido y pensativo, casi sin aliento hacia su alfa, Yiara sabía que era la conexión, la conexión de deseo y atracción estaba más que palpada. Pero quiso gruñir al ver cómo la cabeza de Elay rompía el contacto de ambas, este mocoso ya estaba por colmar la paciencia hasta de ella misma. Pobre de su alfa.
—Tks. Te voy a romper en tres si no sales ahora, Elay. —el chasqueo de puro enojo en el paladar de la albina se escuchó tan amenazante que por un momento de sus labios en vez que temblar.
—No te atreverías.—dijo el mencionado tragando saliva con miedo, aún con el pote de helado de médio cuarto en las manos.
—¿Quieres probar? —correspondió Leongina ya con una ligera voz ronca en su tono de voz.
La vio despegarse del contacto del auto viejo de Bella.
—Yo... Mmm... ¿Podrían quitarse del auto? Me gustaría retirarme a mi casa. —se escuchó a Bella decir.
—Oh, cierto, debemos irnos o te desmayas en cualquier momento.—murmuró Luca rompiendo el ambiente caliente entre ambos, pero ella no tarda en subir de un salto ágil en la parte de atrás.—Yiara irá con nosotros, ¿ustedes también?
—¿Qué le sucede a la señorita Swan? —pregunta Leongina con sumo respeto, como si tanteara el territorio.
—M-me llamo Bella. ¿Y tu? —titubean do la castaña la fue corrigiendo.
—Oh, Gina Ginonix. Un placer, señorita Swan. —se presenta totalmente nerviosa.
Elay mira con incredulidad por un corto lapso de tiempo, era la primera vez que la veía así a su alfa, por lo que no pudo siquiera evitar sentir ganas de picar aquello. Que sin dudar, toma el mentón de su albina y le roba un beso, buscando una reacción positiva y tal vez confirmar o ayudar realmente a su alfa en esta situación.
Claramente los labios siempre serían para la Luna, sabía perfectamente que estaba jugando con fuego, pero debía darlo todo de su para que su luna y la alfa tuvieran un destino, sin muchas vueltas, por más que se tirara piedras a su propia teja.
—Y yo, soy Elay. Su pareja. Un placer, Bella —sonríe totalmente infantil, mientras se acaricia el cabello.
Tras aquello, no se tardó en ver una reacción que mostraba lo que necesitaba ver, la envidia, el enojo y las ganas de degollarlo, pero no le pasó desapercibido el frío gélido que provenía de albina favorita. Logrando hacer que trague saliva, ya se estaba arrepintiendo de haber sido tan impulsivo con sus acciones. «Ay mamá, si hoy sigo en pie... Te prometo que la o los trastes cuando te vea»pensó al sentir el escalofrío.
—Vámonos.—se escuchó decir de la castaña a Luca.
—¿Eh? Pero...
Luca sorprendido por su cambio de actitud, un golpeteo en el vidrio los hizo sobresaltar encontrándose con una escena bastante peculiar que había dejado a Bella estática en su lugar. Leongina se encontraba inclinada hacia la ventanilla, pidiendo a gestos que bajara el vidrio un poco, tardó lo suficiente como para que la castaña preguntara:
—¿Qué pasa?
—Perdona al idiota este, en compensación por favor acepta mi oferta de paz. El helado es de cielo y menta. De verdad, el beso no es nad-...—empezó rápidamente a decir mientras que el ambiente se encontraba gélido y la expresión en los ojos era de pena.
—Tranquila, ni yo se porque me molesto, no te conozco, no eres nada mío —expresó con vergüenza Bella.
El rostro de Leongina se desencajó, aquello había sido un golpe muy bajo tanto que casi suelta un gemido de dolor, Maxam se sentía totalmente desesperado por aclarar la situación pero la albina no podía siquiera evitar el dolor que atravesaba su corazon por tales palabras. Pero la cambió rápidamente, intentando ser de acero.
—A-acepta por favor el helado. Son tus favoritas.—intentando no susurrar, suplica.
—¿C-cómo...?—pregunta sorprendida Bella al escuchar aquello.
—Leona te lo envía.
—¡¿Qué?! Sabes donde esta yo... —la mirada de total incredulidad al notar su respuesta la hace despertar de ganas, con necesidad de saber.
Sin embargo, Luca vio perfecto el momento de interferir, cerrando las puertas con seguro. Despistando a Bella, que enseguida trás mirarlo mal, y volver a fijarse en Leo. Ya está se encontraba lejos del auto.
—Quítate, maldito.
Elay inmediatamente sintió como había caído al suelo, menos mal y que no era un simple humano sino que mal la hubiera pasado. El humor sabía perfectamente que era de ambos, allí notó su error pero también no creía que su fiore fuera alejarlo así. Le dolió la distancia, pero no pasó desapercibido cuando una mirada en especial dirigió a cierta familia.
Un gruñido por lo bajo salió de los labios de Leongina, quien se perdió entre los bosques que rodeaban el aparcamiento del Instituto.
—La cagaste, mocoso. —finalizó Yiara al ya estar lejos del rubio teñido que se había quedado indignado en el mismo lugar, pero una vez que al parecer la escuchó.
Elay se levantó y corrió tras la albina, buscando con desespero demostrarle que sólo había sido un empujon para ayudar y no para estropearlo.
#Maraton 4/4 finalmente completo! Espero que esto haya cerrado algunas dudas, y bueno conocido un poco más a Yiara con estos dos caps. ¡Saludos y muchas gracias!
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