〔 30 〕
Jonas había estado algo inseguro ante la idea de su alfa, dejarlos solos equivaldría a dos tipos de riesgos:
A) Que terminarán follando.
B) Que luego terminara volando por los cielos.
La opción b era una de las que más temía, porque cuando ocurría eso era porque su alfa estaba alterada internamente que utilizaba a cualquier persona que estuviera a su lado como arpón hacia cualquier persona que hubiera ocasionado su mal temperamento.
La primera vez que lo experimentó fue hace algún tiempo atrás, una situación que había llevado a reencontrarse justamente con un pariente de la manada japonesa y el alcalde de Forks, no es que se llevara mal con esta ni el otro sino que los antecedentes que habían causado sin desear en su alfa hablaban demasiado de su mal carácter ante cualquier petulante que viniera a encararla sin conocimiento alguno.
Su mala fortuna había sido quedarse cual loro al hombro de su capitán, una cosa llevó a la otra y su dolor en el pico nació, pero luego de aquello su alfa había vuelto a ser más cautelosa. Desde ese momento, la vio contenerse mucho en cuanto a los sentimientos se tratara, si los quitaba mucho... Un caos se avecinaba.
Si bien, eso era como un recuerdo Vietnam, no era algo que sucediera a menudo debido a que su alfa se había sentido culpable y avergonzada de seguir sus impulsos asesinos antes de controlarse y haberlo lastimado, no era un mal líder, sólo que aveces mantener la raya de equilibrio entre yin y yang no era tan fácil como parecía. Lo sabía en muchas ocasiones había notado los destrozos que dejaba su propia frustración ante no lograr el manejo absoluto de dicha situación. Por lo que está, para el mismo, dejar al omega en mano de la situación tan delicada de su alfa era como estar entre la espada y la pared.
—Beta Jonas, no debe preocuparse.—escuchó la voz del alfa Spain.
—Ojalá fuera fácil, pero no conseguiré la paz si ella no se presenta.
—Me sorprende lo protectores que son con el alfa hembra. Aunque estés preocupado, seguís manejando las obligaciones sin ningún problema, como si manejarlas no fuera complicado —comenta el alfa Rock totalmente asombrado ante la agilidad con la que estaba leyendo documentos y sellando algunos.
—Mayoritariamente el papeleo ya está hecho como para aceptar o denegar directamente, el alfa en algún momento hace tiempo para sus responsabilidades, yo solo estoy para verificar que nada le falte de las manos u olvide. —añade mientras bosteza, aquel miércoles no había ido a descansar como tal.
—Es totalmente admirable. Pero no creo que a su alfa le agrade que no hubiera ido a descansar con su mate.
—En definitiva no, pero quiero que tengamos más o menos libre esta semana, porque la próxima será una locura. —vuelve a sellar otro papel. Seguido distribuirlos por orden para luego guardarlos en sobres anchos que se cierran mágicamente con broches de fuego.
—Ojalá mis betas fueran así. —bromea divertido el hombre mayor al seguir sentado frente a la mesa del susodicho—El alfa me comentó que esperaba una llegada importante, ¿se puede saber de quién o quiénes?
—Si te lo dijo por algo será, puesto que el consejo de la realeza no todos los días vuelve a sus tierras nacientes —admite mientras el beta se pone de pie y los papeles se carcomen frente a los ojos del alfa.
El alfa Rock por más que fuera muy cercano a su alfa, no podía dejar de ser cauteloso, no iba a dejar que este hombre supiera donde los papeles eran guardados, debido a que solo pocos sabían de la administración, organización de la manada y territorios que tuvieran relación con el pueblo de Forks. No era una sorpresa que su alfa fuera tan desconfiado aún cuando tuviera cierta facilidad para relacionarse con otros alfas.
Ambos habían quedado nuevamente sumergidos en un silencio, Jonas sabía que nombrarlos suponía muchas dudas en el mayor mientras que otras en sí mismo también habían. «¿Cuánto más podían atrasar lo inevitable?» pensó. Pero no pudieron seguir ambos encerrados entre sus propias cavilaciones mentales debido a que la puerta se abrió de repente dejando ver a la susodicha, el aroma fue potente entre ambos que habían llegado juntos pero al parecer el omega aún seguía dormido y la alfa con mucho cuidado lo había dejado durmiendo en el sofá, quien solo hizo un ligero gesto de molestia al ser dejado pero ni se despertó.
—Buenas tardes, Alfa Leongina.
—Buenas tardes, Alfa Rock. —correspondió pero al instante achinó los ojos la albina al dirigir su mirada hacia él— Ve a descansar, Fénix.
—Pero...
—Es una orden.
Inmediatamente se tensa, gruñe por lo bajo en sumisión pero intenta quedarse a su lado para ver cómo se encuentra, por lo que suelta un suspiro al hacer un recuento rápido de cómo se la ve, mucho más relajada pero aún se la siente con el mal carácter. Sin embargo, notar que de reojo el omega si se encuentra molido y aún totalmente cansado quiere decir que no ha pasado mucho de que preocuparse.
—Alfa, todo tiene una explicación.
—Me parece bien que te preocupes y que lo haya, pero quiero esa explicación más tarde. Ve con la señorita Luana, tu también debes descansar.
Dicho eso, Jonas fue empujado por su alfa hasta la puerta, poco después ya había sido dejado fuera de la residencia. Cansado cedió a la petición de su alfa, sabía que tenía razón lo que no sabía era que toda esa mañana no saldría porque su esposa estaría más enojada con él, cuestión que sólo con mucha posesión podría salir del aprieto que se había puesto al no llegar a dormir.
Mientras que por el lado de ambos alfas, solo quedaron hablando otro poco más, ambos estaban allí por cuestiones diferente pero que los unía. Elay era una de esas.
—Supongo que ya no volverá conmigo.
—Supones bien. —dijo Leongina mientras se preparaba su capuchino de chocolate, y luego se la bebía, todo dentro del despacho.
Ambos se quedaron mirando al punto donde el albino estaba dormido cual bebê en el sofá.
—Elay en estos tiempos ha aprendido a ser buen beta, pero se que no necesitas más betas, ya tienes suficientes. Pero me gustaría que de vez cuando fueras a casa.
—Lo haría si pudiera. Pero ahora no es buen tiempo, tal vez más adelante.
—Ya veo. Entonces es cierto que ya la has encontrado... —dijo curioso el alfa de complexión mayor— ¿Es por ella que los has llamado, verdad?
—Si. No creo que llegue a su edad mayor sin saber de nuestra naturaleza, y quiero poder evitar el caos con esos ancianos. —admitió la albina mientras se acariciaba la sien.
—Algunas lunas son muy curiosas, sin duda la tuya parece ser de ese grupo. Pero se que podrás resolverlo. Siempre has sabido hacerlo.
—Hmp... No es que lo supiera de prefabrica sino que, soy ingeniosa pero, por otro lado, estoy empezando a entender porque nuestro linaje tenía como enemigos a los vampiros. Empiezo a sentir demasiada molestia hacia su presencia... Y no quiero ser como nuestro pasado. —resopla mientras refugia su taza color naranja entre sus manos, mientras lo mira con el ceño fruncido y la nariz arrugada.
—No seras igual a ellos. Pero dime, ¿Quieres que hable con ese Clan? Tengo mis medios convincentes, solo dime y te ayudaré sin nada a cambio.
—No te preocupes, no quiero que nos vean como amenazas, ni que dejes tus planes de Forks por los vampiros. Ya te veo con ganas de pelear con ellos, y sabes que no quiero pleitos que siempre me llegan a causar quebraderos de cabeza.
—Solo decía, igualmente debo pasar a visitar a la familia Clearwater.
—Pues suerte, aunque cuidado con su hija mayor, no anda de buen humor.
—¿Ah? Ya es padre y ni me he enterado. Que mal amigo tengo, joder.
La sonrisa suave de los labios de la albina ante tal respuesta no perdió tiempo en aparecer. Rock Saint se sintió tranquilo, solo en ese momento supo que las cosas estaban menos estresada pero en cuanto llegó la noche, su beta Elay ya estaba despertando pero aún muy adolorido. En cuanto, el rubio platinado despertó no se dio cuenta del Alfa macho que había en la sala y siguió adormecido.
—Leo, necesito ir al jacuzzi, joder estoy super tieso. —murmura mientras se levanta y encoje al sentarse, el cansancio de las caderas era horrible.
—No creo que pueda llevarte, chico.
La voz profunda y varonil del Alfa Rock hizo que la mirada del adormilada omega se enfocará y sintiera vergüenza ajena, al mostrarse así ante el alfa.
—¿Eh? ¿A-que hace aquí?
—¿Ya hasta olvidaste nuestro trato? —pregunta burlon el alfa Rock— A la próxima no lo deje tocar tanta pared, se queda más idiota, Alfa Leongina. —se mofó en decir.
Leongina levanta la ceja al escuchar tal sugerencia, cuenta hasta diez y ya Elay parece haberse olvidado de su debilidad corporal porque ya se encuentra al lado del alfa, empezando a ser el mosquito de la discordia.
—En fin, demasiado testosterona. Iremos a cenar donde siempre va Charlie, necesito una buena ración de hamburguesa. —añade Leongina mientras termina de firmar algunas cosas, y lo coloca en el mismo sobre de antes y está se incinerar en el aire para uego quedar refugiados perfectamente en una caja fuerte resguardada ante los ojos de ambos invitados del despacho.
—¿ah? /¿pero que dices? —ambos salieron de su discusión al verla levantarse y dirigirse fuera del lugar.
—Vamos hombres, no tengo tanto tiempo que perder, ya saben que la noche es joven pero están en mi manada no tengo mucho tiempo libre para ustedes. —volvió a decir ya a lo lejos, entrando en su pequeño Jeep color gris.
Ambos se apresuran como jóvenes para seguir las palabras bastantes pasivas y tranquilas del Alfa Hembra, no siempre ese buen humor permanecía por mucho tiempo y era mejor evitar el enojo a toda costa.
#Maraton 3/4 listo! Espero les esté gustando como va la onda!
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro