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Capítulo 33

Me quedo ahí parada en ese lugar, tenía que ser precisamente aquí, ¿Por qué otra persona debía de descubrirlo?, este lugar era único, pero bueno. No sabía qué hacer, tenía sentimientos encontrados estando en este lugar e imagino que estará esperándome más adentro de este hermoso sitio, hago nota mental de preguntarle cómo lo encontró.

Voy caminando poco a poco y doy con aquel árbol, sonrió ante el recuerdo bajo ese árbol Marcos y yo nos dimos nuestro primer beso y el segundo también... Llego y lo tocó como si pudiera revivir ese momento, sí, ¡Qué tontería!

En eso suena mi celular, es un mensaje de mi chico misterioso, él me dice que ya sabe que he llegado, sin leer el resto observo el lugar pero no logro verlo, sigo leyendo, me pide que avance hasta la esquina, aquella esquina donde se puede ver el atardecer y bajando se puede ver la cascada y el río, es increíble que esto me esté pasando a mí, cuando estoy allí vuelvo a recordarlo a él y estoy decidida a irme cuando siento que me toman de la cintura y ponen una venda en mis ojos, suelto un jadeo debido a la sorpresa.

—Tranquila, soy yo, pronto sabrás quién soy, ahora te pido que me sigas, sin quitarte la venda.

—Hasta en persona eres misterioso—lo oigo reír. Y comenzamos a avanzar, no se hacia dónde vamos, no recorrí todo el lugar, puedo escuchar el agua muy cerca de mí y entonces, él me quita la venda, abro mis ojos lentamente hasta que la oscuridad desaparece por completo de mi rostro y lo veo.

Decir que estoy sorprendida es quedarme corta, me imagine cualquier cosa, cualquier chico porque en la escuela, los miraba a todos tratando de saber quién era, si alguien me veía extraño, pero no, el chico misterioso lo tenía más cerca de mí de lo que puedo imaginar, no sé qué decir, que hacer en este momento, estoy completamente paralizada sin saber cómo actuar ante lo que tengo frente a mí.

—Por dios, di algo, — me pide.—haz algo lo que quieras, pero luego quiero que me escuches sin interrumpirme.

—Me imagine a cualquier persona menos a ti, es que nada me hizo darme cuenta de esto, explícame porqué armaste todo este circo.

—No es un circo, podemos sentarnos.—Dice y entonces me percato de la manta que hay en el suelo y me siento sin importar el frío, que no es mucho, este año no ha habido tanto.—Esa tarde cuando hablé contigo que no quisiste darme una segunda oportunidad, entendí que no sería fácil recuperarte, pero estaba decidido hacerlo, yo te quiero Bella y no quise rendirme, no sabía qué hacer, tenía miles de ideas en mi cabeza pero nada terminaba de convencerme porque era muy clásico—lo miro sin entender—lo que hacen todos, yo no quería eso, quería algo que fuese único y me di cuenta cuando hable con mi madre, me preguntó por ti ¿Sabes? Le caíste bien desde ese momento en que te vio, me dijo que hiciera lo que nunca he hecho y se me ocurrió esto, mi fin siempre fui traerte de nuevo aquí donde podemos decir que todo comenzó, en ese árbol que estabas nos besamos por primera vez, todo eso de las rosas y las notas, los mensajes, cada uno de esos mensajes, salieron de lo más profundo de mi alma, todos son verdaderos, todas y cada una de las palabras de esos mensajes son ciertas, quería volverte a enamorar sin que supieras que lo estabas haciendo dos veces de la misma persona, quería que este día llegará desde que recibí la primera contestación tuya agradable—dice y sonrió—yo te quiero Bella, actué mal, lo sé, pero creo que ya tuve suficiente castigo ¿No crees? Déjame volver a reconstruir lo que sentías por mí.

—No tienes nada que reconstruir Marcos, lo que siento por ti sigue intacto, eso no ha cambiado, no sospeché que eras tú porque te veía con Ariadna y estaba segura que lo que sentías por mi había muerto para empezar algo con ella, no vi nada de ti que me diera indicios de que eras tú mi chico misterioso.— Él sonríe—Jamás creí que harías algo como esto, ni que fueras tan romántico, esos mensajes están hermosos, no he borrado ni uno y que sepas que los he leído varias veces sin apenas darme cuenta que lo hacía, tendremos una nueva oportunidad, pero eso sí, no puedes volver alejarme de ti cuando tengas algún problema, ¿Estamos?—Lo miro y él asiente emocionado.

Entonces me besa, ¡Oh dios sí!, ¡Cuánto lo había extrañado! Más de lo que creí, sus besos me encantan, su boca se mueve junto a la mía, disfrutándonos, primero va despacio, luego es más apasionado, me roba en aliento, y se detiene por falta de aire y a mi dejándome con ganas de más, lo he extrañado un montón y aún ni me puedo creer todo lo que montó con tal de que estuviéramos juntos de nuevo.
Me toma de la mano y me ayuda a levantarme.

—Vamos que aún no se acaba el paseo. —Extiende su mano para ayudarme a levantar del suelo.

Caminamos alrededor de la cascada y es hermosa, completamente hermosa, este lugar esta salido de un cuento, entonces veo unas piedras tras la cascada, Marcos me guía a través de ella y entramos en una cueva, esta está completamente iluminada por luces que cuelgan, hay una pequeña mesa en la esquina con comida tapada sobre la mesa para dos, en el centro de la cueva la luz forma un gran círculo, y cuando veo lejos arriba se ve la luna y esa es la luz que nos ilumina, todo está hermoso.

—Te quedo increíble, todo esto, ¿Lo hiciste tú?

—Tuve ayuda—lo veo para que siga.

— ¿De quién? — Pregunto con curiosidad.

—Liam—empieza diciendo y lo veo pensando para decir el siguiente—Verónica, Saúl, Sofía, Luciana, Beth, Leo y hasta tu hermano—dice y no quepo en mi de tantas sorpresas, bueno Liam no me sorprende tanto, pero ¿Saúl? que no lo soporta, las chicas, Vero, sobre todo, pero más ¿mi hermano? ¿Desde cuándo sabe de esto?

— ¿Mi hermano? —Le digo.

— ¿Estas enfadada? —Dice nervioso.

—No, estoy sorprendida, más bien, ¿Axel? — Digo aún sin poder creérmelo— ¿Cómo fue?

—Hablé con todos ellos para pedirles ayuda, sobre todo a las chicas que eran las que mejores te conocen, — suspira como si el recuerdo le pesara— ellas al principio no quisieron saber, —dice cabizbajo—estaban molestas, es obvio, lastimé a su amiga. Les conté sobre lo de mis padres— abrí mis ojos sorprendida—a ver si así me entendían aunque fuera un poco, decidieron ayudarme luego de una dulce amenaza por parte de la novia de mi mejor amigo. Ellas me aconsejaron en todo, todo lo del chico misterioso fue idea de ellas, pero todo lo que ves aquí y ahora, si fue idea mía, lo otro fue como el empujón para esto.

Luego de todas las confesiones acerca de cómo se le ocurrió hacer todo esto nos sentamos a cenar, cada cierto tiempo  me miraba como si aún no se creyera que estaba ahí con él, pero y bien que lo estaba, más feliz yo no podía estar. Cuando terminamos de cenar se levanta, rodea la mesa y me tiende la mano, toma su celular y enseguida y empieza a sonar una canción, suave, melodiosa y bailamos. La letra de la canción era hermosa, decía que yo había llegado justo a tiempo para estar con él.

Siento que estoy viviendo un sueño del cual no quiero despertar.

— Bella— me llama Marcos.

—Dime.

— No volveré a cometer los mismos errores, no volveré a lastimarte. Te lo demostraré con hechos Bella, eres lo más hermoso que me ha pasado y no pienso volver a correr el riesgo de perderte por inmadurez.

—Quiero creerte, de verdad que sí.

—Te demostraré cada día cuán importante eres en mi vida. — Voy a responder, pero no me deja. Toma mis labios en un beso tan perfecto que pierdo el ritmo de mi respiración, algo que solo pasa con él.

Allí descalzos sobre la gran manta que hay, con la luna justo encima de nosotros, seguimos besándonos, hasta que la respiración de ambos se vuelve más errática, no sé cómo terminamos acostados sobre la manta y él encima de mi besándome como si se le fuera la vida en ello. Sé lo que está a punto de pasar y yo no pienso detenerlo, tengo la vista nublada de deseo y anticipación a lo que sigue, cuando nos falta el aire, él se detiene de a poco y besa mi cuello, y yo siguiendo mi instinto acaricio su espalda por encima de su camisa, mis manos tiemblan, no puedo evitarlo, baja sus manos hasta mis piernas cubiertas por las medias con algo de timidez. Y entonces se detiene.

—Bella, —me dice con la voz ronca del deseo que trata de reprimir.

—No te detengas—digo con la voz igual a la de él. No quiero que se detenga ahora, porque a pesar de que no hemos hecho nada, ha encendido mucho y es momento de apagarlo.

Él me obedece y continúa lo que hace, siento sus manos por encima de la tela de mis medias que, aunque son gruesas, podía sentir sus manos como si estuvieran tocando mi propia piel sin nada entre nosotros.

Él baja sus manos, hasta que da con el dobladillo de mi vestido y muy lentamente comienza a subirlo hasta que lo quita, se detiene a contemplarme por algunos segundos, y lejos de querer taparme quiero que siga viéndome, creo realmente que el calor me esté afectando tanto que no me importa.

Yo por mi lado comienzo también a deshacerme de su ropa, quitando su camisa, cuando llego a su pantalón, como que me empezó a temblar la mano, pero igual lo hice, los dos estábamos en ropa interior porque él ya se había deshecho de las medias que al parecer le fastidiaron bastante.

—Amor—me dice y abro los ojos—No tengo — lo callo, sin apenas moverme, veo mi abrigo que fue lo único que no mando lejos porque me lo quité yo misma y saco lo que Vero me metió en el bolsillo, me sonrojo cuando me ve con asombro, pero no dice nada.

Me besa y me acaricia suavemente, como si fuera de porcelana, mientras más explora mi cuerpo más desinhibida me siento, mi cuerpo tiembla y aún no hemos hecho nada en sí. Sentí sus dientes morder suavemente mis pezones que se erizaron automáticamente al sentir el calor que desprendía su cuerpo. Marcos hizo un camino de besos por todo mi cuerpo como si de un mapa se tratara, no hubo lugar donde sus labios no tocarán. Yo solo podía retorcerme bajo sus fuertes brazos que me imposibilitan moverme demasiado. Cada vez sentía más y más calor quemándome por dentro como una braza. ¿Quién diría que se pudiera sentir tan bien? Siempre había soñado con mi primera vez, pero Marcos, sobrepasó mis expectativas, está siendo mucho mejor de lo que mi mente pudiera imaginar

Cuando sentí que invadía mi cuerpo dolió, bastante, como muestra de mi virginidad perdida, pero él con sus caricias, que no se detuvieron en ningún momento y sus palabras, hicieron el dolor más soportable. Cuando ya había mitigado lo suficiente, se separó levemente de mí, nos miramos a los ojos por lo que parecieron varios minutos, me sentía en una nube de la cual no deseaba bajar por nada del mundo. Sus ojos mostraban tanto amor que los míos se empeñaron de lágrimas de felicidad.

Sellamos nuestro amor aquella mágica noche en aquel lugar que tanto significo para nosotros desde que pusimos un pie allí. Mi chico misterioso, Marcos, el chico del estoy irremediablemente enamorada siempre han sido uno solo, no puedo estar más feliz por ello. Esa noche no podría sacarla de mi memoria ni aunque quisiera, todo fue tan perfecto que me siento la chica más feliz del universo. Me sentía única y especial con cada roce que provenía de él, mi primera vez no pudo ser mejor y es una ocasión digna de ser recordada.

Estamos acostados sobre aquella manta, él me tiene acurrucada en su cálido pecho, estoy feliz, me siento increíblemente bien de tenerlo a mi lado nuevamente y de todo lo que hizo por recuperarme.

—Te quiero Bella—me dice luego de un corto silencio, y yo soy la que se queda sin habla.

Yo no tengo idea de qué decir, nunca había escuchado a nadie decirme esas palabras y me emociona...

—Yo también te quiero cariño—digo al tiempo que le doy un beso y ese es el inicio de nuestra segunda vez juntos.

Pasamos toda la noche en ese hermoso lugar, abrazados frente a la pequeña fogata que iluminaba aquel lugar volviéndolo cada más mas extraordinario. Me encantó todo lo que hizo, no paso por mi cabeza, estaba feliz, todo estaba volviendo a la normalidad, todos estábamos bien.

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