Ya todo está volviendo a la normalidad, después de esa charla con Sofía las cosas están mejor, pero no del todo, aún queda camino por recorrer.

Ha pasado una semana, hoy deberíamos entregar el trabajo de literatura que teníamos que hacer juntos Marcos y yo, Dios que ironía, él que había dicho mentiras a la profesora de que quería conquistarme y ahora somos novios, nada más de pensarlo, me parto de risa.

Cuando nos toca a nosotros estoy un poco nerviosa, pero al final lo logro sacando un 10 y eso me alegra, bueno a quien no, y mi novio por su lado también sacó un 10, mi chico es inteligente.

Veo como la profesora le guiña el ojo a Marcos, y solo yo me di cuenta a parte de estos, ya que toda la clase está en sus trabajos. Nicolás me ha estado mirando desde hace un buen rato todos aquí saben que estamos juntos, no lo hemos ocultado, no hay necesidad de ello, y sobre todo no quería hacerlo.

Luego Marcos me explica que la profesora le dijo unas felicitaciones, pero no solo por el buen trabajo de clase sino porque yo soy una buena chica, y que le gustaba nuestra pareja, vaya las noticias vuelan como los pajaritos.

Cuando suena el timbre somos los últimos en salir y cuando llego a mi casillero que está muy cerca del de Marcos, justo cuando él se va a ir, Nicolás se para frente a mí.

— ¿Podemos hablar? —Me dice.

—Tu y yo no tenemos nada de qué hablar— le digo, ¿Cuándo carajo va a entender que no lo quiero cerca?

—Por favor—pide, yo ruedo los ojos y asiento con la cabeza a modo de respuesta y añade—a solas—mirando a Marcos, este no se mueve y yo no se lo permito, sino que sostengo su mano más fuerte para que no se mueva.

—Se queda, es mi novio y lo que quieras decirme puedes decírnoslo a los dos, sino quieres, ándate que nadie te lo impide—lo veo soltar un suspiro y finalmente habla.

— ¿Qué haces con este? —Me dice y lo miro sorprendida, no, pero de veras que se ha vuelto loco este chico, ¿Le falta un tornillo o qué? En eso siento la mano de Marcos apretarme un poco, y sé que está llegando a su límite y yo también.

— Escúchame bien lo que te voy a decir, por será la última vez que lo haga, este como le llamas-digo señalando a Marcos—es mi novio, es mucho mejor que tú, lo quiero a él, por ti no siento nada, métetelo en la cabeza de una puta vez, ya todo murió, lo de "nosotros que fue mentira, ya es historia, está en el pasado y ahí se va a quedar, ¿Ok?

—Serás mía Isabella, solo mía— dice al tiempo que camina alejándose de nosotros.

El resto del día ocurre sin inconvenientes, esta vez en la mesa están Sofí y Beth, con quién no he podido hablar aún es con Saúl y está a dos mesas de nosotros con Leo, también se nos ha unido Luciana, ayer la vi sola en el jardín y la invité a sentarse con nosotros, ella aceptó con mucho gusto.

Al parecer, la dejo bien mal lo de mi hermano, que esa, es otra historia que aún no he resuelto, pero pronto lo haré.

Hoy en la tarde íbamos a estudiar a casa de Marcos porque se acercaban los exámenes, estaban a la vuelta de la esquina, y le hable de mis problemas con las materias de números y la bola de fórmulas de física y química, Dios las odio, pero da la casualidad de que esas son sus favoritas, aunque creo que es bueno en todas, es todo un cerebrito, Jaja.

Cuando bajamos de su auto, todo está en silencio, pero a medida que vamos avanzando se empiezan a escuchar gritos, Marcos me hace una seña para que no haga ruido y guarde silencio, él aún no sabía a qué se deben esas discusiones entre sus padres, ya que desde aquella vez que él los escuchó, no los había vuelto a oír peleados, entramos a la sala y lo que alcanzamos a escuchar, dejo a Marcos completamente de piedra y a mi detrás de él, la frase se repetía una y otra vez

¡Es mi hijo, aunque otra lo haya parido!

Marcos no sabía cómo reaccionar, estaba completamente pálido, en cuanto se movió chocó con algo que hizo que se cayera al suelo e hiciera ruido y por ende que sus padres notarán nuestra presencia, ambos miraron con los ojos muy abiertos a Marcos, quien tenía lágrimas en sus ojos, su madre comenzó a derramar algunas también.

—Hijo, por dios—dijo su madre, pero Marcos no la dejo hablar una palabra más.

— ¿Hijo? —Preguntó—Por lo que acabo de escuchar ¡Yo no soy tu hijo! —Dice con evidente dolor que se nota a través de sus palabras.

—Hijo, cálmate, tú eres nuestro hijo. —Habla esta vez su padre, yo solo sostengo su mano, a modo de apoyo, eso es lo que más necesita de mí.

— ¿Por qué me mintieron? —Dice furioso- ¡Yo no pertenezco aquí! —Grita— ¿Quiénes son mis padres? —Pregunta.

—Nosotros somos tus padres, solo nosotros—dice su madre.

—Si vuelven a hablar para soltarme una nueva mentira, ¡Me iré! ¡Y nunca volverán a saber de mí!, ¡Maldita sea hablen! —Dice a punto de un ataque.

—Mi amor tranquilo, —digo interviniendo, necesita calmarse—mírame Marcos, —digo tomando su rostro entre mis manos para que fije su mirada en mi—  todo estará bien; tú puedes— él me agarra el rostro y pega su frente a la mía para después dejar allí un casto beso, y siento como su respiración poco a poco se va normalizando de a poco.

—Ella no tiene nada que ver aquí, esto es un asunto de familia— dice su madre, sus palabras me llegan, pero tiene razón, suelto la mano de Marcos, dispuesta a marcharme, pero él me lo impide.

— No ella se queda, Isabella es mi novia, y es la única que puede calmarme como lo ha hecho ahora-dice seguro. Su madre asiente y pone cara de consternada, me dirige una mirada de disculpa y le hago un gesto para restarle importancia esta situación no debe ser fácil para ninguno de ellos.

Nos dirigimos a la sala, me senté junto a él, estaba tan nerviosa como el, sus padres le debían una explicación.

— ¿Quiénes son mis padres? — Su madre va a responder, pero su esposo toma su mano, será quien hable al parecer.

— Yo soy tu padre Marcos,— dice, mi novio lo mira sin entender y prosigue—tu madre,— dijo mirando a su esposa—tu verdadera madre,— veo a la señora cerrar fuertemente los ojos— y yo tuvimos una aventura de un fin de semana que yo estaba celebrando que me había graduado, estuvimos juntos, esos tres días, quería seguir con ella, de veras que la quería, pero andaba metida en drogas, y yo no acepte eso y cuando volví nunca más la busqué—hizo una pausa, pude darme cuenta de lo difícil que le era a ese hombre recordar esa historia— un año después, recibí una llamada de una muchacha, eran amigas, me dijo que ella había muerto por sobredosis, y que ella le había pedido que contactara contigo para que cuidara del niño, al principio dude, pero cuando supe el tiempo que tenías de nacido solo tuve que hacer cuentas para saber que si lo eras, fui a buscarte, su amiga me entregó una carta de ella, solo me pedía que te cuidara, que no te abandonara, que tú eres mi hijo; y me pidió perdón por no haberme dicho de que estaba embarazada. Te traje y tu madre, te acogió como suyo— dijo mirándola— te amó desde que te tomó en sus brazos con apenas tres meses de nacido, yo la conocí, cuatro meses después de ese fin de semana, seis meses después nos casamos, nunca le fui infiel a tu madre, la he amado desde que la conocí y la sigo amando. Hijo sé que teníamos que haberte dicho la verdad, pero no queríamos que sufrieras, perdónanos hijo, solo quisimos evitarte este sufrimiento. — Terminó diciendo con lágrimas en los ojos.

Lo que menos me espere en ese momento fue la reacción que tuvo Marcos, me imagine que les gritaría o les diría mil y un cosas por habérselo ocultado, pero no fue así sólo se levantó del sillón sin soltar mi mano y bajo la mirada de sus padres en completo silencio desaparecimos escaleras arriba hasta su cuarto.

En cuanto entramos, Marcos rompe en llanto, yo lo abrazo y él me corresponde. Nos recostamos en la cama, él pone su cabeza en mi pecho y me abraza, por la cintura, lo único que necesita ahora es analizar todo lo que sabe, esto cambiara su vida y yo estaré con él en todo momento.

Siento como su respiración se va normalizando y veo que se ha quedado dormido. Me zafo de él con mucho cuidado, para no despertarlo y salgo del cuarto.

Cuando llego abajo sus padres se levantan del mismo asiento donde estaban y me ven, yo por mi parte me cohíbo un poco, no esperaba conocer a sus padres en estas circunstancias tan difíciles por las que están pasando.

— ¿Cómo está mi hijo? —Me dice la señora.

—Tranquila, ahora está afectado por todo lo que ha descubierto—veo lo afligido que están— no dijo palabra en ningún momento, ni cuando estuvimos solos, solo se recostó en mi pecho se relajó un poco para finalmente quedarse dormido— hago una pausa, porque quizás lo que diré no les guste— deben darle su espacio, no soy quien para decirles lo que deben hacer, pero como ustedes lo conocen lo conozco yo también, necesita asimilarlo, no lo atosiguen, cuando él se sienta preparado hablará con ustedes, una vez que me sentí muy mal, él no preguntó solo me apoyó y cuando le pregunté por qué me dijo que él sabía cuándo preguntar y cuando no, él solo quiso saber si estaría bien, por eso, denle tiempo— ellos me miran, entonces la señora me toma de las manos.

— Gracias por estar con mi hijo en este momento que tanto te necesita, pude ver, — dice acariciando mi rostro— eres una muchacha hermosa y muy inteligente, soy Amanda y él mi esposo Adrián, seguiremos tu consejo, solo te pido, que no lo dejes solo.

— Eso no lo dude señora, siempre estaré con él, mañana vendré antes del instituto a verle, no se preocupe que todo pasará.

— Gracias pequeña, — me dijo ahora su padre, son adorables, nos llevaremos muy bien.

BESITOS KYA❤😘