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Cap 44


POV Marcos

Dos días, dos putos días han pasado y Alex no logra dar con los putos videos. Estoy harto de esto. Cristina es insoportable, no soporto tenerla a mi alrededor, pero lo más difícil es ver a mi Bella con Nicolás, es jodidamente difícil ver su reacción cuando Nicolás intenta besarla, solo le permite que la roce y automáticamente se aparta, cuando veo que la toma del brazo entro en cólera. Cuando esto se acabe me voy a cobrar cada cosa que le ha hecho a Isabella.

Cristina y Nicolás se han empeñado que Bella y yo estemos frente a frente cuando ellos nos abrazan o intentan besarnos, sobre todo Cristina, se empeña en que nos vea. Esta malditamente loca, ayer hizo algo que ninguno de los dos esperábamos.

Íbamos caminando por el pasillo, era horario de salida y debía llevar a Cristina a su casa, y entonces Nicolás y Bella viendo en dirección opuesta a nosotros. Ambos compinchados se detienen en el momento que nos cruzamos.

—Hola Nico —Saluda Cristina

—Hola Cristina — responde.

— ¿A dónde van? —inquiere.

—Vamos al casillero de mi mariposa que olvido algo y después a mi casa —explica Nicolás mirándome fijamente. Puedo saber, sin verla que su cuerpo se ha tensionado, veo disimuladamente como Nicolás aprieta la mano de Isabella, pero ella se niega hablar.

—Vamos Nicolás, se hace tarde—interviene mi Bella con la voz fría, no muestra nada. Cristina sonríe con maldad. Víbora que es.

—Nosotros también nos vamos, Marcos me va a llevar al cine, veremos una película —Eso es una puta mentira.

—Bien, adiós —se despide Bella arrastrando a Nicolás con ella.

Caminábamos en silencio hacia mi auto, ella con una sonrisa en los labios, le gusta ver el dolor en los ojos de Bella, ¿Cómo fue que estuve tantos meses con una persona como ella a mi lado?

—¿En qué piensas cielo?

—En que no iremos a ningún cine, tengo tarea que hacer.

—¿Por qué?

—Cristina, volví contigo porque quiero que me ayudes a recuperarme de lo que Isabella —Le aclaro y sus ojos brillan—, pero no me fuerces, dame tiempo, necesito tiempo a solas, ya estamos todo el día juntos en el instituto, dame mi espacio.

—De acuerdo amor, será como tú quieras—dice y se acerca. Le doy un corto beso—, solo no tardes demasiado, no soy una mujer con demasiada paciencia.

—Lo sé pequeña-digo y cuando lo hago, se calma, solía decirle así cuando éramos novios.

—Qué lindo volver a escucharte llamarme así.

—Lo escucharás muy seguido.

Aquella escena se repite en mi cabeza como un disco rayado, pero la parte que se repite es la reacción de Isabella. Estaba en cuarto con Alex. Él estaba tratando de encontrarlos por todos los medios, pero no había forma.

—No sé dónde mierda los metió. Ya he entrado a todas sus cuentas en Internet, he desencriptado todas sus cuentas, no las he bloqueado para que no vuelva acceder para que no sospeche —me explica Alex con evidente preocupación.

—Esto se está volviendo más difícil de lo que había pensado— Digo. Mi cabeza está a punto de estallar. Pensé que esto sería más fácil, pero por lo visto Cristina esta siempre un paso por delante de nosotros. Tengo que hallar esos videos lo antes posible, necesito a Bella de regreso cuanto antes. Siempre supe que esto sería más difícil para ella que para mí,

—Marcos—ice Liam abriendo la puerta de mi cuarto entrando bastante nervioso.

—¿Qué sucede? ¿Paso algo con Isabella?

—Dime por favor que encontraron los videos —dice nervioso y molesto al mismo tiempo.

—No Liam, no he podido encontrarlos, ya he entrado a todas sus cuentas, desencripté todo y no están allí.

—Maldita sea—gruñe pateando una silla que logra se estrelle contra la cama.

—Liam, cálmate dime ¿por qué estas así?

—Marcos es Isabella —dice y tiemblo.

—¿Qué le pasó? —Le tomo de los hombros para que me mire.

—Llamó a Verónica muy nerviosa. Salió corriendo a su casa. Sabía que esto podría ocurrir, tú logras manipular a Cristina, pero Isabella no ha logrado hacer lo mismo con Nicolás. Cuando la llevó hoy a su casa comenzó a tocarla dentro del auto, Isabella salió corriendo del auto al ver a Axel salir. Si él no llega a salir en ese momento no sé qué hubiera hecho Nicolás. Ese chico está obsesionado con Isabella, creo inclusive peor que Cristina.

—Lo voy a matar Liam, a la mierda todo— digo levantándome de la cama.

—No, no, no. ¿Qué mierdas vas hacer? —dice Alex deteniéndome— ¿Vas a tirar por la borda todo? Piensa Marcos, con la cabeza fría, sé que a ti no te importa lo que digan de ti, pero piensa en lo que dirán de tu novia, todos verán ese puto video, no podemos permitirlo—cuando habla me doy cuenta que tiene razón. La razón por la cual hago esto es por proteger la integridad de Isabella.

—¡Estoy desesperado Alex! No sé qué hacer, ¡No puedo protegerla de Nicolás! —Afirmo exaltado, darme cuenta de ello me duele demasiado— No puedo correr ayudarla porque todo se iría por el caño.

—Lo sé Marcos—dice Alex suspirando.

Durante toda la noche no dejé de pensar en Isabella, sabrá Dios como estará, no puedo ni llamarla por miedo a que Cristina halle la manera de saberlo. Debo admitir que esta vez ha sido malditamente inteligente, por más que lo pienso, no sé dónde pudo guardar esos videos. Me quedé dormido no sé a qué horas.

Desperté hace unos minutos. Ya amaneció, un nuevo día empezaba, un nuevo día donde aún, ella tendría que estar lejos de mí. ¡Qué martirio! Un día más de aguantar a Cristina.

Hoy no tenía clases donde coincidiera con Bella, ni con Nicolás o Cristina, era un puto alivio, no tenía ganas de lidiar con ninguno de los dos, y la verdad prefería tener a Bella lejos donde no la viera para evitar ir a esta ella y sacarla de aquí, porque eso no resolvería nuestros problemas. Antes de irme a Alex se le ocurrió revisar las redes de Nicolás, nos centramos tanto en Cristina que habíamos olvidado el detalle de que él también había maquinado todo esto junto a ella. Espero que cuando llegue a casa me de buenas noticias.

—Marcos llevo rato hablándote y tú no me haces caso —dice Laura Cristina molesta y no puede importarme menos.

—Cristina, me levante pésimo hoy, no pegue ojo en toda la noche, déjame en paz—le digo mordaz y ella enfurece.

—Marcos todos los días tienes algo diferente —Grita llamando la atención de todos. Al darse cuenta sonríe como si nada hubiera pasado.

—No formes espectáculos que sabes que no me gustan.

—Lo sé, perdóname vale, es que me pone muy mal que no pongas de tu parte.

—No puedes pretender que me olvide de ella en tres días, la odio, pero al mismo tiempo la quiero —digo y ella sonríe al escucharme decirle que la odio.

—¿Le dijiste que la amabas? - pregunta mirándome a los ojos.

—No —Respondí rápidamente. Cuando estábamos juntos Cristina me lo decía, pero jamás fui capaz de responderle de la misma forma. Ella parece satisfecha con mi respuesta.

—Eso me hace feliz, seré la única a quien se lo digas cuando te vuelvas a enamorar de mí —Eso no sucederá jamás, solo en sus sueños me escuchará pronunciándole esas palabras a ella.

-Hoy no puedo llevarte a tu casa, tengo cosas que hacer con mi padre —miento deliberadamente, no pienso compartir tiempo con ella más del necesario, dentro de mí está creciendo un odio desmedido por ella.

—De acuerdo —dice y se levanta para irse a su siguiente clase. Ya el timbre ha sonado y yo aprovecho para irme, no tengo cabeza para entrar a clases. Camino hacia la salida del instituto cuando soy interceptado por alguien.

—Hola Marcos:—dice Beth a mis espaldas.

—¿Cómo estas Beth? —le pregunto, su cara no muestra felicidad, pero eso es de antes de que ocurriera todo esto. No somos amigos cercanos, pero es obvio que esta chica está muy mal.

—Ahí voy, quiero hablarte de algo.

—Voy de salida —le digo.

—Mejor, yo tampoco tengo cabeza para dar clases.

—Me pasa lo mismo. Vamos, te llevo a tu casa y en el camino hablamos.

—¿Podríamos ir a la tuya y conversar? Si no te importa, llegar a mi casa en este tiempo es horrible, hoy no tengo trabajo y bueno, en fin —explica sin dar muchos detalles.

—De acuerdo, vamos a mi casa. Durante todo el camino no dice una palabra, se ve absorta en sus pensamientos. Cuando hemos llegado, ella parece no darse cuenta —Beth, hemos llegado —digo llamando su atención.

—De acuerdo —dice pasando sus manos por su rostro y dándome una sonrisa triste como la que muchas veces vi en Isabella.

—Hey, sea lo que sea que te tenga así, solo quiero que sepas que todo estará bien, no hay mal que dure mil años —le digo.

—Lo sé y gracias, pero ahora mismo nada estará bien, en unos meses puede que sí, pero ahorita es difícil.

—De acuerdo, no somos grandes amigos, pero si necesitas algo puedes contar conmigo.

—Gracias —dice ella entrando a mi casa.

—Marcos has llegado —dice Alex, pero al notar la presencia de Beth se queda callado. Ella no parece reparar demasiado en él, en cambio mi amigo sí.

—Beth te presento a un amigo. Alexander —digo y ella lo mira.

—Hola —es todo lo que dice sin apenas mirarlo. Alex frunce el ceño y me mira, yo le hago un gesto, él asiente y se va
—Siéntate.

—Gracias.

—¿Qué sucede?

—¿Aún no encuentran los videos verdad?

—Por desgracia no— digo cabizbajo.

—Marcos he estado muy al pendiente de Isabella, y me preocupa, coincidimos en una clase en la mañana y se veía muy mal. Y bueno, a mí se me ocurrió una idea para hacer hablar a Cristina.

— ¿De verdad? Por dios dime —le digo desesperado.

—No es algo que este permitido hacer, pero no creo que tengamos muchas opciones y no me gusta ver así a Bella, suficiente ha sufrido, le toca ser feliz contigo.

—Gracias Beth. ¿Cuál es el plan? —pregunto ansioso.

—Hace días encontré en internet como una farmacia donde hacen remedios con diferentes materiales.

—¿Para qué querrías eso tú?

—Eso no es importante ahora. El caso es que allí me mostraron todo un catálogo de productos y ellos hacen una especie de somnífero que duerme a la persona que, con una planta especial logra que esa persona responda preguntas que se le haga en los primeros 10 minutos luego de ingerida la bebida —explica.

—¿Es una droga? —le pregunto.

—Algunos la consideran así. El dueño del lugar no me la quiso vender hasta que le expliqué que era un caso extremo y que de verdad lo necesita. Tuve que decírselo a la policía Marcos, no querían dejarme llevar el somnífero, en ese lugar hacen ese tipo de sustancias para ayudar a la policía a hacer hablar a los criminales cuando no lo quieren hacer mediante los interrogatorios.

—Sorprendente —dice la voz de Alex y Beth se da la vuelta, esta vez parece si darse cuenta de que está aquí—. Me vendría bien la dirección de ese lugar.

—Se la daré a Marcos para que te la facilite— dice volviendo su vista a mí —, debes echarle seis gotas en alguna bebida a Cristina, caerá en el sueño dentro de 5 minutos —abro mis ojos—.  Sí, el efecto es muy rápido —afirma al verme sorprendido —. Te recomiendo que la traigas a un lugar donde estés a solas con ella. No se invítala aquí y bríndale algo y se lo echas —dice abriendo su mochila y sacando un pequeño frasco—. Ocúltalo bien para que nadie lo tome por error.

—¿Tiene efectos secundarios?— pregunto tomando el frasco en mis manos.

—Cuando ella despierte no recordará nada de lo que sucedió en las últimas dos horas. Su mente recordará supongo que hasta el momento que se lo dijiste o no lo sé. Pero no recordará nada de lo que sucedió una vez la traigas a tu casa, le podrás inventar lo que sea.

—Muchas gracias Elizabeth.

—De nada. Me alegra haber sido útil en estos momentos.

—Siempre lo fuiste —Afirmo.

—Cualquier cosa te mantengo informado.

—Sí, y de nuevo gracias —digo señalando el frasco.

—Adiós —Se levanta del sofá.

—Te llevo.

—No gracias, prefiero caminar y—hace silencio —, nada, no te preocupes, caminaré.

—De acuerdo, adiós.

Miro el frasco en mis manos, este es el milagro que estaba esperando, esto acabará hoy mismo, no esperare ni un día más. Todo terminará, digo para mí en voz alta.

—Me alegra escuchar eso amigo. Porque en las cuentas de Nicolás tampoco están los videos— dice Alex bajando por las escaleras, estoy seguro que escucho toda la conversación con Beth—. Esa chica es increíble.

—Sí, jamás creí que ella encontraría una solución a esto. Le estaré eternamente agradecido —le digo sinceramente, miro el frasco una y otra vez, esto me ayudara a traer a Bella de vuelta.

—¿Vas a llamarla ahora? —pregunta.

—Sí, estoy termina hoy mismo —digo desesperado, se me nota en la voz.

—Entiendo tu desesperación, pero tienes que calmarte primero — Aconseja.

—No te preocupes, no perderé la cabeza, además te tendré a ti para que me ayudes.

Llamo a Cristina, responde inmediatamente al segundo timbre, se sorprende cuando le hago la invitación para venir a mi casa, estoy seguro que ella pensó que eso no sería posible hasta dentro de un buen tiempo. Le he dicho incluso que estaremos a solas, ella recordando nuestra relación sabe lo que eso significa.

—Hola pequeña —digo abriéndole la puerta y ella sonríe feliz y viene abrazarme.

—Hola amor, me ha encantado que me llamaras, creí que estarías ocupado con tu padre.

—Sí, estuve con él hasta hace muy poco, pero me dijo que tendría cosas que hacer con mi madre, y al ver que estaba solo decidí llamarte para hacernos compañía— Miento deliberadamente—. Ya sabes, como en los viejos tiempos —digo y ella asiente. La tomo de la mano y la subo directo a mi cuarto—, ponte cómoda pequeña, he dejado preparado en la cocina unos jugos para beber algo, llegué y tengo calor.

—De acuerdo, aquí te espero.

Bajo a la cocina y allí se encuentra Alex con la bandeja, ha servido dos vasos iguales para que Cristina no sospeche nada, me doy un trago del mío para poder identificarlo y subo.

—Perdón peque, he bebido un sorbo para probar a ver qué tal había quedado—le digo cuando ve los vasos—, ten—digo cogiendo el de ella. Lo toma y bebemos juntos. Ella se bebe todo el jugo.

—Gracias, esta delicioso, mi favorito, te quedó espectacular.

—Lo que sea por ti —le digo—, dame un minuto, déjame bajar esto, enseguida estoy de vuelta. —Me tomo mi tiempo poniendo los vasos, me quito el pulóver y dejo mi torso desnudo ante ella para ganar tiempo a que haga efecto— Ya vuelvo— Bajo las escaleras a paso lento y llego a la cocina.

—¿Se lo ha tomado? —pregunta Alex nervioso al verme entrar.

—Hasta la última gota—digo y él suelta el aire. En ese instante suena mi celular, cuando veo es Beth.

—Beth hola, ¿Qué sucede? —le digo.

—Marcos —dice y puedo sentir que está temblando.

—¿Qué pasa Elizabeth? Responde por dios —digo alarmado al sentir su estado.

—Es Isabella, no ha llegado a su casa y tengo un mal presentimiento. La llamo a su celular y no responde. Llamé a Vero y salió del instituto hace 30 minutos, ya era tiempo suficiente para que la dejara en su casa.

—Reúne a todos, vamos a buscarla —aclaro.

—De acuerdo, nos vemos en casa de Liam —informa.

—Allí nos vemos — hablo y cuelgo.

—Te olvidas de Cristina—Me recuerda Alex.

—Encárgate de ella, sácale donde están ocultos los videos. Es lo único que necesitamos saber, ya debe de estar dormida, sube y hazlo. Yo me voy a buscar a mi novia.

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