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CAPÍTULO 4.
«No estoy seguro de querer ir a la fiesta».
Louis se encontraba en la comodidad de su habitación, mirando por la ventana mientras re capitulaba la idea sobre si era necesario ir, o su deseo más banal le estaba ganando la carrera. Se había sorprendido en cómo estaba la casa de sus vecinos nuevos a esa hora de la noche. La música estaba fuerte, muchas personas, tanto por dentro y fuera de la casa, personas bebiendo, jugando, o metidos en la piscina que esa misma tarde Fionn había armado.
«Eh ido una vez a una fiesta así... y no salió nada bien...»
“¿Quieres volver a hacer el ridículo, querido Louis”
Pregunta la misma voz grave y tosca de siempre en su cabeza.
— ¿Qué tal si ahora resulta diferente? — le contesta, aunque se lo decía más a él mismo que para esa maldita voz.
“¿Enserio crees que será diferente? ¿Acaso hay diferencias? Mira afuera”.
Por instinto, Louis mira hacia afuera, obedeciendo a algo que no existia y odiaba sentirla.
“Así mismo estaba cuando fuiste a esa fiesta el año pasado. Te humillaron, ¿recuerdas cómo lo hicieron?”.
¿Cómo no lo recordaría?
La gente presente se había burlado de él, algunos se atrevieron a golpearlo, otros lo llenaron de sustancias viscosas que hasta en la actualidad Louis no quiere saber que era.
La fiesta fue dedicada al loco del vecindario, por no decir del mundo, o del universo. De sólo recordarlo le daba escalofríos. Así que, por solo recordar esa noche, ese escalofrío se fue aumentando poco a poco por todo su cuerpo, haciendo que su respiración se entrecortara y que un nudo se instalara en su garganta.
Estaba teniendo otro ataque de ansiedad.
Se tiró al suelo, pegando su espalda en la pared y atrayendo sus rodillas hacia su torso, abrazándolas mientras ocultaba su cara entre ellas. Su cuerpo empezó a sudar frío y su cabeza dolía por los recuerdos de lo que pasó en esa maldita fiesta no dejaban de atacarlo cada vez que podía.
“¡Quedémonos en esta estúpida casa! Apenas y conociste a ese chico hoy y ya quiere que vayas a su casa, por favor...”
Tal vez su poca capacidad de pensar en ese momento, o de verdad era un idiota por pensar la voz tenía razón, sobre todo estar de acuerdo con ella. Había conocido a Harry ese mismo día en el bosque, y tampoco fue una conversación demasiada extendida como para que lo considere su amigo. Y apenas le había dirigido unas pocas palabras a Fionn.
También conocía bien como era la gente de su vecindario de chismosa. No le sorprendería que los hermanos ya sepan que estaba loco.
Así que, por su bien mental y física, decidió en no ir a esa mentada fiesta. Se levanta del suelo aún con su cuerpo temblando y sudoroso, y se dirige directo hacía su preciada cama y tratar de dormir cueste lo que cueste. Sin embargo, cuando estuvo a punto de recostarse, la puerta de su habitación se abrió, y detrás de ésta entró su hermana menor.
— Lottie, sal de aquí. — le da la espalda para no ver como su hermana lo miraba con desaprobación ¿Qué hizo ahora?
— ¿No piensas ir a la fiesta? Fionn acaba de llamar...
Sí, Lottie había escuchado por “accidente” la conversación que tuvieron Louis y Fionn esa tarde. No evitó sentirse tan feliz, viendo como su hermano mayor, luego de tantos años, al fin conversara con alguien más que ella y su madre. Y se convirtió en euforía cuando escuchó como su vecino invitaba a Louis a la fiesta.
Estaba orgullosa de su hermano.
Luego de lo que parecierón muchas horas, la fiesta ya había comenzado, y ella esperaba a su hermano en la sala para darle algún consejo. Pero nunca bajó, y una llamada telefónica fue lo que cayó. Era Fionn, preguntando sobre la confirmación de Louis. La rubia dijo que sí, sin pensarlo un momento, pero cuando entró a la habitación del mayor para apurarlo, se encontró con que ya estaba yendo a dormirse.
— ¿Crees qué enserio quieren que vaya? — interrumpió preguntando Louis, volteándola a ver. — tal vez ellos ya sepan que estoy loco...
— Alto ahí. En primer lugar: tú no estás loco. — cómo le dolía y odiaba cuando su hermano se refería a él mismo de esa manera.
— Como sea, tal vez quieran tenderme una broma como la del año pasado.
Lottie pudo observar a través de los ojos de Louis la tristeza. Lo conocía tan bien para saber que la voz le estaba diciendo que decir, ese no era su hermano. Había sido rechazado incontables veces ¿Lo entendía? Claro que sí, pero ella nunca la alejaron, nunca le dijeron enferma mental, nunca la excluyeron...
— Louis, estoy completamente segura de que eso no pasará. — dice la chica con voz baja y tranquila para que viese que no lo quería atacar. — tienes que ir, date la oportunidad de disfrutar tu vida aunque sea una vez. Sí pasa algo, sólo llámame, o regresa a casa, no es como que quede muy lejos. — le sonrió.
— Pero la voz...
— A la mierda de la voz, es tú vida y puedes hacer lo que quieras con ella.
— Lottie, no es tan fácil...
— Sólo toma tus pastillas. — saca una lámina de pastillas de su bolsillo.
Y sí, ella amaba tanto a Louis, que siempre trataba de tener pastillas de las que él tomaba para cualquier situación. El mayor soltando un suspiro toma de la mano de su hermana las pastillas, y saca una para luego tragarla sin necesidad de agua.
— Está bien, iré. Pero por favor, fíjate en tu teléfono. — pidió.
— No te preocupes. — extiende su mano hasta la cabeza del mayor, donde dejó una leve acaricia sacudiendo su cabello lacio. — sólo... diviértete. — y dicho eso, le dio una sonrisa de boca cerrada, para luego salir del lugar y dirigirse a su propia habitación.
Louis volvió a suspirar cuando se dio cuenta que sus propios pies se movían automáticamente hacía las escaleras. Tal vez tuvo que cambiarse su ropa, pues solo llevaba unos jeans negros ajustados, una playera blanca, junto a unos vans que hacían juego con su pantalón. Pero cuando menos se dio cuenta, estaba cerrando la puerta de su casa.
Volvió a suspirar, y caminó hacia la casa, totalmente decidido a disfrutarla. A tratar de ignorar la voz, a tratar de ser feliz, al menos, una vez en su maldita vida.
Cuando llega justo al frente de la casa, traga saliva fuertemente. Y se concentra en entrar a la casa, tratando de esquivar a las personas, y que el sudor de estas junto a las cervezas y refrescos en su mano no cayeran a sus ropas.
La música se escuchaba muchísimo más alta por dentro, sentía como todo su cuerpo rebota al compás de las canciones. La luces de todos los colores casi lo dejan ciego, que estaba seguro de que si sufriese de epilepsia tendría un ataque ahí mismo. Se sobresaltó cuando alguien detrás suyo gritó, pero al voltear sólo era un desconocido que le gritaba a otro, seguramente a un amigo. Tuvo que hacerse a un lado, pues este casi le tira de su cerveza a su camisa cuando pasó junto a él.
Lo único que quería era encontrar a Fionn...o a Harry.
Si, definitivamente no debió ir a la fiesta.
Harry supo que la fiesta había comenzado hace más de dos horas, pero nunca salió de su habitación. De hecho, le puso seguro a su puerta para que nadie pudiese entrar. Para no aburrirse, trato de leer algo.
No iban al instituto, no porque ellos no quisieran, si no que su estabilidad económica no era muy buena como para pagar la colegiatura de ambos hermanos. Sólo uno de ellos podría tener la oportunidad, pero ninguno quiso pues creyeron que sería más importante ahorrarse ese dinero para gastos en comida y vivienda. Pero aun así, Fionn le compraba algunos libros para ambos, para que aprendieran aunque sea un poco.
Lamentablemente, después de estar leyendo y leyendo, su estómago empezó a rugir, a reclamarle por no haber comido nada en todo el día. No quería salir de la comodidad de su habitación, pero no podía seguir así.
Dio un suspiro largo cuando abrió su puerta, y la música se escuchó mucho más fuerte. Arrugó su nariz.
Se centró en ir a la cocina, robar algo de comida, y volver a su habitación a seguir leyendo su libro y aprender un poco de biología.
Bajó las escaleras, y vio su alrededor: no había ninguna pareja en alguna esquina teniendo sexo, tampoco estaba esa gente pasándose droga o fumando marihuana. Había mucha personas, de hecho. Y se alegró de no encontrar a alguien tratando de robar algo de la casa.
«Fionn lo está manejando bien» pensó.
Tan concentrado estaba viendo a la gente, que no se percató que un chico, que justo estaba frente suyo, estaba al final de las escaleras. Sólo se dio cuenta de él hasta que chocó con la espalda de éste.
— Perdón. — dice Harry, pero instantáneamente trató de alejarse para ir a la cocina.
— No hay problema. — respondió el chico.
Harry lo ignora fácilmente, y siguió su camino. Que después de estar cinco minutos tratando de llegar, gracias a que había mucha gente amontonada, al fin llega la bendita cocina. Del refrigerador, toma una Coca-Cola de lata. De la isla, toma una caja de pizza que para su suerte estaba entera. Regresa con ambas cosas en sus manos, con el objetivo de ir directo a su habitación para no volver a salir.
Pero cuando iba a subir las escaleras, el mismo chico de antes, el que accidentalmente chocó, estaba ahí de nuevo, solamente que esta vez solo, como si estuviese esperando a alguien.
No obstante Harry no le toma importancia, así que decidido a ignorarlo, intentó pasarse de él, pero antes de dar un paso en el primer escalón, observa como este chico se pone frente suyo, obstruyendo su paso. Frunció el entrecejo, viéndolo.
— Hola, hermoso, me llamó Nick. — se presenta el chico. Él era muchísimo más alto que él, hasta mucho más que Fionn. Vestía una playera color amarillo pastel, por encima una chaqueta de cuero negra que lo hacía ver un poco rudo, junto con sus skinny jeans negros y botas militares, también negras. Era lindo también. Comenzando que su cabello era totalmente negro, y podía notar como se había puesto algún tipo de gel para que se mantuviera firme. Nariz recta, labios delgados, y sus ojos eran de un bello color verde, no tan fuerte como los suyos, eran un poco más claros, combinados con un color miel.
— Hola Nick. — respondió cortante y sin mucho interés, intentó moverlo para poder pasar, pero el chico parecía estar pegado al suelo.
— ¡Hey! Tranquilo precioso.
— No me llames así. — su ceño se frunció. — mi nombre es Harry.
— Pues, que nombre tan bello para alguien tan precioso como tú. — Harry sabía las claras intenciones del tal Nick, no era tan tonto, ni mucho menos ciego. Pero no quería nada con ese chico, ni con otro más. Sólo quería estar en su cama, leyendo, ignorando al mundo. Sin embargo, este chico, lo estaba fastidiando, y se estaba molestando poco a poco. — Oye... ¿Habrá algún lugar para...ya sabes...en donde podamos pasar un rato y...conocernos más... — su voz fue cambiando de dulce a gruesa, como para darle un toque de sensualidad en ella. Pero lo único que le provocó a Harry fue darle un puñetazo. —...solos...? — prosiguió, mordiéndose el labio inferior.
— No quiero sonar grosero, — empezó. — pero me importas una mierda. Y no, no hay algún lugar, idiota, así que déjame en paz. — escupió con desagrado.
Inesperadamente, Nick toma la Coca-Cola y la caja de pizza de sus manos. Harry, listo para reclamarle que le pasaba, no tuvo tiempo de esquivar la mano del chico. Lo tomó de su brazo derecho con fuerza, apretó el agarre, y Harry jadeó de dolor. Tan concentrado en su dolor que no espero que Nick comenzara a jalonearlo, haciendo que a fuerza subiera las escaleras. Saliéndose de su sorpresa, empezó a moverse, tratando de liberarse del agarre.
— ¡Suéltame imbécil! — gritó. Quiso tener la esperanza de que alguien lo estaba viendo, o al menos escuchando. Pero parecía que todos estaban en sus mundos, la música alta tampoco ayudaba.
Llegaron al pasillo de arriba, donde se encontraban las habitaciones. Nick no conocía la casa, así que abrió la primera puerta que se encontró. Era la habitación de Fionn. Apenas la puerta se abre el chico, con mucha más fuerza, avienta adentro a Harry, quien gritó con miedo y dolor cuando sintió una pared golpear con brusquedad su espalda.
Escuchó como la puerta fue cerrada con fuerza, pero no vio hacia ahí, pues estaba más concentrado en el ardor que sentía en su brazo, donde estaba anteriormente la mano grande y fuerte de Nick. Vio hacia ese lugar, estaba rojo, muy rojo, al rojo vivo. Le ardía muchísimo también.
Nick llegó hacía él tal cual haría una fiera a su presa. Harry pensó en correr, era pequeño, pero era muy ágil. Sin embargo, antes siquiera dar un paso, el chico lo acorraló. Levantó su mano derecha hecha un puño, listo para darle un puñetazo en su cara, pero de nuevo, Nick fue mucho más rápido y atrapó su muñeca, y seguido agarró su otra mano, dejándolo inmóvil. Puso ambos brazos encima de su cabeza, y aprovechando que Harry estaba algo prácticamente perdido, dirigió su cabeza directo entre el hueco que había entre su cuello y hombro, y le dejó pequeños besos y leves mordidas.
Harry forcejeó, si no hacia nada cuanto antes... negó en su interior, no queriendo aceptar su destino, así que comenzó a gritar lo más fuerte que podía.
— ¡Déjame en paz! ¡Suéltame!
Gritaba y gritaba, hasta que sentía que su garganta se desgarraba. Pero nadie lo escuchaba, porque luego de un rato se escuchó como la música aumentó, así como una batería empezó a sonar, como señal del destino que ese es su fin, y tenía que aceptarlo. Y lloró, mientras Nick empezaba a dejar chupetones en su cuello, lloró, sus intentos de quitárselo encima eran inútiles.
Cerró sus ojos, rendido, a la espera de que todo pasara, y deseando que fuese rápido. No podía hacer nada, era todo un debilucho aun cuando demostraba lo contrario siendo serio, cortante y distante, cuando toda la verdad era un simple llorón, ni siquiera lo suficiente fuerte para poder quitarse al chico encima suyo que lo presionaba fuerte contra la pared.
Soltó un chillido cuando sintió la erección de Nick sobre una pierna. Este se restregó en ella, como si eso fuera a excitarlo, pero él no se sentía así, de hecho sentía asco sobre si mismo. Nick llevó una mano al extremo de su camisa, intentando quitársela. Harry comenzó a temblar de miedo, apretó sus ojos, arrepintiéndose de haber salido de su habitación.
Fue de repente cuando dejó de sentir a Nick encima suyo, abrió sus ojos automáticamente, atónito y con más miedo, pensando en que talvez el chico querría hacerle otras cosas. Pero para su sorpresa, no observó a Nick viéndolo con malicia o picardía, de hecho se lo encontró en el suelo, viendo con claro enojo a...
¿Louis?
Su vecino miraba a Nick de igual manera, con enojo y hasta se miraba asqueado.
— ¿Acaso estas sordo, imbécil? — dijo Louis, viendo directamente a Nick, el cual aún seguía en suelo. — ¡Te ha dicho que te alejaras, cara de mierda!
Harry había quedado inmóvil de nuevo. Podía sentir el cómo su cuerpo seguía temblando del miedo, pero entró en un estado de shock, observando como Louis estaba ahí, su vecino, el cual había conocido ese día más temprano, enfrentándose al tipo que seguramente iba a violarlo. El castaño estaba firme, con su porte recto para darle algo de miedo a Nick, el cual poco a poco se empezaba a levantar del suelo y que soltó un risa mientras se tronaba el cuello.
— Aww, tu novio ha venido a defenderte. — Nick hace un mini puchero en forma de burla, a la vez que frotaba sus manos, como preparándose para algo... ¿pero qué? Harry llevó su mirada a Louis, al cual pudo notar como comenzaba a poner algo nervioso, pero su mirada fría no desapareció en ningún momento.
— Sólo aléjate de él.
— Así que, ¿no es tu novio? — preguntó con su ceño fruncido, y cuando Louis no respondió, rio de nuevo. — si no lo es, yo le haré lo que quiera, no es propiedad de nadie de todos modos. — Nick dio un paso adelante hacia Harry, el cual volvió en sí y retrocedió unos pasos, alejándose de la pared a la cual estuvo pegado un montón de rato, y negaba con su cabeza y ojos abiertos de par en par.
Louis en un rápido movimiento, tomó del hombro de Nick con fuerza, deteniéndolo y volviendo a tumbarlo al suelo. No obstante, Nick fue mucho más rápido y se trajo a Louis junto a él, así cayendo ambos en el suelo.
Harry esperó que Louis le diera un gran golpe, pues tenía ventaja de que Nick estaba un poco más concentrado en el golpe que se había dado en el codo cuando cayó, y estaba sobándose en el lugar, pero... nunca pasó. Louis se había quedado estupefacto en el suelo, ya que se había golpeado muy fuerte la cabeza contra el suelo. Se quejó en voz alta y frunció su ceño, queriendo aguantar el dolor. Harry salió de su shock y corrió hacia Nick cuando observó que este se posesionaba arriba de Louis, listo para golpearlo.
— ¡Déjalo en paz Nick! — gritaba mientras trataba de quitar el cuerpo de Nick del de Louis. Tomó de los hombros anchos del chico, y lo jaloneó hacía él.
— El empezó, y yo lo voy a terminar. — le responde Nick mientras apartaba a Harry de él con un empujón, haciendo que éste cayera de culo al suelo.
Dejó de respirar en el momento que vio como la mano derecha de Nick se levantaba hecho un puño, a punto de golpear a Louis, por su culpa. Y de nuevo, no podía hacer nada más que estar en el suelo, sin poder hacer nada por el miedo y la ansiedad que le estaba consumiendo. Comenzó a llorar otra vez, y cerró los ojos, no queriendo ver como mataban a Louis frente a sus ojos.
Fue repentino cuando se escuchó como la puerta se abría, Harry abrió los ojos de inmediato, y casi sonrió de alivio cuando vio a Fionn entrando a la habitación echo una furia.
Fionn analizó el parámetro y los hechos con solo ver a su hermano menor tumbado en el suelo, llorando y temblando; y a un chico que jamás vio en su vida, con su ropa desarreglada y a punto de golpear a su vecino. Primero vio a Harry, queriendo saber con su mirada quien le había hecho daño, y fue suficiente cuando él señaló hacia el pelinegro, el cual se había detenido confundido cuando el entró.
Se acercó a Nick, quien cuando lo observó acercarse a él, frunció su ceño. Y fue inesperado para él cuando Fionn le propuso un gran puñetazo en la nariz, haciendo que esta soltara sangre enseguida y cayera de espaldas, lejos de Louis.
Harry pudo divisar como Louis se levantaba enseguida y salía de la habitación con rapidez. Quiso seguirlo, pero se quedó viendo como Fionn pateaba a Nick.
— Te metiste con la persona equivocada.— La risa que salió de Fionn, hizo que Harry sintiera un escalofrío en su espalda. Tan sólo parpadeó un segundo y vio como su hermano se abalanzaba hacia Nick, comenzando a darle puñetazos en toda su cara. Los nudillos de Fionn están rojo, llenos de sangre.
Y Nick... estaba peor, tenía la nariz rota, sus ojos se miraban morados, Harry estaba seguro de que eso dejaría marca durante mucho tiempo. El chico ni se trataba de defender, no tenía la suficiente fuerza como para hacerlo.
Se levantó cuando observó que Nick dejaba de forcejear, y cerraba los ojos.
— ¡Para Fionn! ¡es suficiente, lo vas a matar! — le grita, vio los ojos de su hermano, cargados de furia. Pero sabía que era inútil, él no iba a detenerse hasta ver a ese chico muerto.
— ¡Esta fiesta se acabó! — Fionn cogió a Nick de la camisa, y se lo llevó casi a arrastradas fuera de la habitación. Cuando llegaron a las escaleras, las personas que estaban presentes dirigieron su vista a ellos, algunos se asustaron, otros gritaron, y la mayoría salieron corriendo del lugar, no queriendo meterse entre la pelea. Y Harry los entendió, Fionn era demasiado violento cuando se enoja. — no quiero volver a verte. O me aseguraré de que en tu vida, alguna persona te vuelva a hablar, o incluso ver, ¿vale? ¿o quieres saber a qué me refiero?
— N-no, lo-lo prometo, perdón, yo sólo...—trató de decir, pero Fionn no le dejó terminar.
— Cállate, imbécil de mierda, que te perdone tu madre por tener a un hijo de puta viviendo en su mismo techo. — Nick lo vio sorprendido cuando Fionn lo empujó hacía la puerta de entrada, la cual estaba abierta de par en par. Y como un chico listo, no lo pensó dos veces para salir corriendo de la casa, hasta perderse en la oscuridad de la densa noche. Ambos hermanos se le quedaron viendo hasta que ya no lo vieron más.
La casa se había quedado en total silencio, sin ninguna otra persona más que Fionn y Harry. Este último estaba sorprendido por todo lo ocurrido, su pecho subía y bajaba por tanto agite; mientras que Fionn estaba serio, hasta que dirigió su vista a su hermano, y su cara cambió a una más relajada y triste.
— Yo.. lo siento mucho, Harry. Te prometí que tendría todo bajo control. — se pasó una mano por sobre su nuca, y masajeó ahí. El menor lo observó, ya un poco más tranquilo, pero aún tenía ganas de llorar con todas sus fuerzas.
— Está bien...— claramente no iba a culpar a su hermano por algo que no estaba en sus manos. tal vez había sido su culpa el haber salido de su habitación...
— Yo sólo...
— Tranquilo, yo hubiera reaccionado igual si fuera tú. — le interrumpe.
— Vale... — consigue decir para enseguida acercarse al menor y envolverlo en un abrazo. Le correspondió en seguida, era lo que más necesitaba en ese momento. Fionn pasó su mano derecha por su espalda, sobándole, hasta que recordó algo. — oh, por cierto, tengo que agradecerle a Louis, ¿dónde está? ¿lo has visto?
Harry se separó de Fionn para verlo. «es cierto, gracias a él Nick tuvo su merecido» pensó.
Recordó el momento en el que observó cuando salió corriendo de la habitación.
Sin embargo... se le ocurrió un sólo lugar donde lo puede encontrar. No estaba del todo seguro, pero no perdía nada con intentarlo.
— Voy a salir, creo saber en dónde está. — casi de inmediato se dirigió hacia la puerta para salir de la casa.
— Hey, espera, ¿estás loco? — le responde Fionn llegando a la puerta más rápido, y se puso frente a esta, impidiéndole el paso.— Son casi las once de la noche, no puedes salir a estas horas.
— Por favor Fionn, necesita mi ayuda. — algo dentro de él le repetía que era su culpa que Louis se metiera problemas, y tenía que disculparse con él por esa razón, y tenía que hacerlo de inmediato.
Fionn pareció pensarlo unos segundos, y después dijo:
— Yo te acompaño — se dirige hacia unos de los sillones de la sala, en donde en uno de estos reposaba su chaqueta azul, justo estaba agarrándola cuando escuchó hablar a Harry.
— No, Fionn, déjame a mí. — levantó su mirada a su hermano menor. Este le observaba neutral, como siempre, sólo que en esta pudo ver algo... no sabía el que, pero era diferente que los ojos sombríos que se había acostumbrado a ver.
— Pero...
— Estaré bien, lo prometo. — se acerca a él, y parándose de puntitas, le da un pequeño beso en la mejilla. Fionn se quedó quieto, era raro que Harry le diera afecto con contacto físico. — Recoges todo mientras, cuando vuelva te ayudaré. — Fionn hizo un pequeño puchero, pero desapareció cuando observó una pequeña sonrisa en su hermano menor. Le ponía alegre que Harry sonriera ya que era pocas las veces que lo hacía.
— Vale, mamá. — bromea, causándole otra sonrisa a Harry.
Y justo luego de eso, sale de casa a toda prisa.
El no conocía del todo bien a Louis, sólo había tenido una pequeña conversación con él. Pero tenía la leve esperanza de encontrarlo en el bosque. Sintió un escalofrío recorrerle todo el cuerpo cuando el aire fresco de la noche lo golpeó, y se arrepintió al instante de no haberse puesto un abrigo antes de irse de casa. Pero rápidamente divisó el bosque más cerca, y corrió, quería encontrar a Louis lo más rápido posible.
Luego de haber corrido al menos unos cinco minutos, al fin pudo llegar al bosque, y se adentró hasta el lugar donde ambos se conocieron. De noche se veía muy oscuro, pero tenía la suerte de que no era tan adentro, y pudo llegar rápido al lugar. Y, en efecto, ahí se encontraba Louis, sentado junto al roble; sus rodillas tocaban su pecho y movía sus dedos de manera rara frente a su cara.
— Louis... — le llama Harry con un tono algo sutil, no quería asustarlo.
— Vete — le contestó él, como si estuviera enojado, tenía una voz grave y sus pupilas estaban dilatas, era algo escalofriante, pero eso no detuvo a Harry, de hecho de acercó más a él.
— No me voy a ir. — le contesta y estando delante del chico, se sienta junto a él.
Harry podía escuchar la respiración, algo agitada, de Louis, y también alcanzaba a escuchar que hablaba, pero no podía entenderle, se habla a sí mismo en susurro, como si se estuviese contando un secreto. Tragó saliva, no sabiendo con que empezar, tenía mucho que decirle, pero no sabía cómo hacerlo sin que pueda incomodarlo.
— Gracias...— dice después de todo, también atrajo sus rodillas a su pecho, y las abrazó. Puso su mentón encima de sus manos y viendo fijamente a la nada.
— ¿Por qué me agradeces?— pregunta Louis luego de un rato, muy extrañado.
— ¿En serio me estas preguntando eso? Me has salvado, Louis. — vio de reojo como el castaño negaba con su cabeza.
— No, y-yo no, no hice eso, ni siquiera pude golpearlo o defenderte de la manera adecuada. — inmediatamente, puso ambas manos en su rostro, tapándose con total vergüenza y arrepentimiento.
Rememoró como se encontró a Harry.
Había subido las escaleras por que iba hacía el baño para poder calmar un poco los nervios y la ansiedad que tenía, pero justo cuando pasaba por una puerta escuchó un grito de auxilio que parecía ser la voz Harry, el chico que conoció llorando en el bosque esa mañana. Se replanteó unos segundos en si pasar o no, pero decidió que era lo mejor. ¿Se arrepentía de haberle quitado ese enorme chico? Claro que no, se agradeció mentalmente haber llegado a tiempo antes de que pasara a mayores, pero se castigaba a si mismo por no haber golpeado a ese chico cuando tuvo la oportunidad, sólo se quedó viéndolo, asustado.
— ¡Claro que lo hiciste! — el grito de Harry lo sacó de su mente. — Gracias a ti, Fionn pudo darle su merecido a Nick. — dejó de ver al frente para poder verlo mejor. El chico le miraba con su ceño fruncido, así que suspiró. — Louis, si no hubieses llegado... no sé qué hubiese pasado conmigo. Te lo agradezco, en serio.
— No digas que hubiese pasado contigo, por favor, no quiero siquiera pensarlo, verlo encima de ti, obligándote a besarlo, me enojó demasiado. — Harry tragó saliva audiblemente.
— Lo siento, tanto. — volvió a tragar, queriendo deshacer el nudo que estaba creciendo en su garganta. — nunca quise que te golpearan, yo...
— Tranquilo — le interrumpió, ahora ambos se observaban a los ojos. — sólo... no digas eso. Se que no hice mucho, pero siempre que tenga que defenderte, lo haré, incluso si eso significa terminar golpeado por un chico tres veces más grande que yo. — y por primera vez en años, Louis se sorprende a si mismo viéndose extender su mano al hombro del rizado, en forma de apoyo.
Para ambos, era un poco extraño, se habían conocido tan solo unas horas atrás, y ahí estaban ambos, en medio de un bosque, dándose apoyo, como si ya se hubiesen conocido antes. Pero, a la vez, ambos se sentían felices por dentro.
Harry porque al fin conoció a alguien que no se burlaba de él por sus apariencias o actitud; Louis por fin encontrar a alguien que no se alejaba de él por su personalidad sarcástica y molesta. No tenía la suficiente confianza como para contarle todo de él, pero se sentía muy orgulloso de lo que estaba logrando por si solo.
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