🌼 08: Lejos del Alfa
—Hyung, ¿qué se siente estar embarazado?— JiMin preguntó, con una de sus manos iba aferrado a uno de los costados del carrito del supermercado. Mientras ambos caminaban entre los pasillos de este, comprando lo necesario como despensa.
—Uh, nada del otro mundo, al menos por ahora — declaró Seokjin, quien miraba con atención los productos —, ¿por qué preguntas?
—¿Te gusta estar embarazado? Recuerdo que, hace algunos años decías que no querías hijos — JiMin soltó una ligera risita.
—Bueno, hace algunos años no tome las precauciones necesarias, y bueno, tampoco quise negarme a lo que sí o sí algún día tendría que pasar.
JiMin asintió ante sus palabras, a sus 13 años era consciente de lo que Seokjin decía, principalmente porque no era nada del otro mundo. Siempre supo que su mayor terminaría casándose y teniendo una familia con su otro hyung. Namjoon seguía siendo igual que antes, reacio a aceptar a ese cachorro como una futura pareja de su amigo, claro que esto JiMin no lo sabía.
Él sólo pensaba que Namjoon era gracioso y algo terco por como actuaba con él, era esa clase de tío que le hacía bromas o lo trataba mal, pero que igual le daba regalos y dinero de vez en cuando.
JiMin solía divertirse mucho con Namjoon, sobre todo cuando tenía que ir a casa de ambos para quedarse ahí por unos días.
El celo de YoonGi había llegado, y desde luego, JiMin no podía quedarse en su departamento, al inicio pensaron en la posibilidad de que estuviera con Taehyung y Jungkook, pero resultó siendo que Jungkook había entrado en celo hace dos días, por ende, pasaría esos días con su omega.
Cuando el rut de su hyung llegaba, siempre tenía que irse a casa de Mamá Min, o, a la casa de Seokjin y Namjoon.
—¿Cuando podre volver con YoonGi Hyung?— preguntó el menor, Seokjin rebuscando con su mirada por todos los estantes.
—Cuando su celo termine, en unos cuatro días — explicó Seokjin, aunque JiMin ya sabía eso, el omega mayor siempre le respondía, pues sabía que era la única manera en la que JiMin podía asegurarse siempre que volvería con el mayor.
Con 13 años cumplidos hace dos meses, JiMin tendía a ser la clase de chico que estaba ansioso y desesperado por presentarse como omega o beta, aunque sabía que sería omega, era muy fácil darse cuenta. Seokjin se encargaban de repetirle que, muy probablemente, sería un omega.
Durante sus años estudiando ya le habían explicado muchas cosas, como su primer celo en donde venía su presentación como lobo, los supresores, métodos anticonceptivos que debían tomar para no quedar embarazados, incluso les daban clases sobre que hacer durante el embarazo de un omega.
A JiMin le gustaba mucho esta clase, le resultaba cómodo y algo lindo, pues ahora que Seokjin estaba embarazado, podría poner en practica todo lo que había aprendido en clases, además, su hyung lo complacía mucho, a ser verdad, Seokjin era la clase de omega que podía verse duro y difícil de tratar, haciéndole honor a su título como omega dominante, pero JiMin sabía mejor que nadie que su hyung era realmente lindo y mimoso.
Algunas veces Seokjin le decía que, probablemente, cuando fuera su presentación, se convertiría en un omega dominante igual que él, pero JiMin había aprendido y le habían enseñado que solamente podía serlo si su madre o padre resultaban ser dominantes.
Pero el menor no recordaba mucho de ellos.
—Hyung, ¿creés que YoonGi Hyung quiera tener hijos?— preguntó, haciendo que Seokjin detuviera su paso y al mismo tiempo se quedara en blanco, sin saber que responder.
A veces, JiMin solía soltar preguntas como esas, que lo tomaban desprevenido sobre todo porque no sabía en qué sentido lo preguntaba el menor. JiMin aún era pequeño, aunque Taehyung les había explicado poco a poco como se manejaba el lazo y los predestinados con los bebés, Seokjin aún seguía creyendo que JiMin no sabía nada sobre qué YoonGi sería su pareja, no hasta que se presentará.
—Tal vez, nunca se sabe con YoonGi, ya vez a duras penas y pudo contigo — murmuró el mayor, obteniendo una mueca por parte del cachorro.
—¿Quieres decir que por mi culpa ya no querrá tener hijos?— preguntó JiMin, la bruma calló sobre Seokjin, haciendo que se desconcertara un poco.
—No, no quise decir eso — el omega respondió rápido, su mirada se dirigió al menor, observando como en sus labios había un tierno puchero y como el ceño estaba fruncido, sonrió algo conmovido, sin embargo, sabía que tenía que elegir bien sus palabras para expresarse —, estoy seguro de que YoonGi quiere tener hijos, pero aún no llega su pareja indicada, ya sabes, tiene que esperar, o al menos es lo que planea, lo que se supone todos planean, pues algunos se hartan y otros se juntan con otra pareja antes de encontrar a su predestinado, teniendo hijos casi de inmediato.
JiMin suspiró. —¿Hyung tiene una pareja?
El omega mayor negó al escucharlo, debía ser cuidadoso con ese tema.
—No realmente, todavía no, ¿por qué? — de acuerdo, tal vez Seokjin quería saber un poco más sobre los sentimientos del menor.
—Es que yo...— las mejillas del cachorro se tiñeron de un ligero color carmesí, tenía mordiendo uno de sus labios con algo de pena, muy fácil de percibir —, yo quiero a YoonGi Hyung, pero... si él encuentra a alguien más, para casarse y tener hijos, entonces, ya no se quedará conmigo.
—¿Quieres a tu YoonGi? ¿Cómo un hermano o cómo algo más?— preguntó directamente, ya después se reprendería a él mismo por sacar ese tema.
JiMin jamás había sacado a la luz sus sentimientos, y es que, hace algunos meses ya se venía haciendo la idea de que, no era normal sentirse tan bien con YoonGi. El alfa era la persona que lo cuidó desde que era un bebé, siempre lo quiso de alguna manera, pero, ahora que todo comenzaba a cobrar más sentido entre los lazos, las parejas predestinadas, embarazos, celos y supresores, solamente podía pensar en que, no quería pasar por todo eso si no era con su mayor.
Y a veces se sentía un poco mal, pensando que a lo mejor, en un futuro, YoonGi encontraría a alguien más para dejarlo a él y vivir una vida aparte.
No quería eso, a sus 13 años, ya era consciente de que YoonGi le hacía feliz, porque siempre lo hizo feliz, pero no podía decirle nada porque era un niño, y a estas alturas, todos los adultos siempre le dirían a los niños que están equivocados por el simple hecho de ser eso, niños.
A JiMin de cierta manera le aborrecía, ser niño era horrible, porque entonces todos te veían como un fácil objetivo, al que podían manejar a su antojo, y él no se quejaba si esa persona te manejaba a su antojo pero imponiendo reglas que eran realmente necesarias. Pero entonces, alguien siempre llegaba a decirle que por el simple hecho de ser un niño, era ignorante.
Y a veces sentía que tenían razón.
—Me gusta... — murmuró el menor —, pero probablemente sea sólo un gusto como cualquier otro, como cuando me gusta el chocolate caliente en las noches después de bañarme, o en la forma en la que me gusta hacer grullas de papel y dejar que viajen por el río, de la misma manera en la que me gustan las medusas porque el sólo verlas, me tranquiliza demasiado. Sí, así me gusta, YoonGi Hyung.
Seokjin sonrió ligeramente, su corazón saltó algo conmovido, ese niño había aprendido tanto en tan poco tiempo, era decidido y fuerte en algunos casos, como cuando hace unos años, sufrió humillaciones por parte de sus compañeros de clase por su cuerpo, JiMin había mejorado con la anemia, ahora el cambio era notable y demasiado bueno, había dejado de ser tan penoso y callado, ahora siempre estaba hablando o buscando saber más que los demás, como si esa fuera su meta en la vida, ya casi no lloraba ni ponía quejas, a menos que sea por algo realmente justo.
Sobre todo, cuando se enteró de lo que pasó con sus padres, vio a JiMin aceptar la verdad tan fácilmente, y agradeciendo a su hyung y a todos los demás por haberlo cuidado desde pequeño, por no haberlo dejado morir.
Sí, Seokjin estaba cada vez más seguro de que sus sospechas serían acertadas.
—Eso en definitiva contesta mi pregunta. — declaró el mayor, pues con sólo escuchar esas palabras, se dio cuenta de que sí, YoonGi estaba en el corazón de ese niño como algo más que un tutor, de manera inocente, pues JiMin aún era pequeño.
Pero ese niño ya tenía entendido que el cariño que sentía por mayor, no era igual al que sentía por los demás.
Después de comprar suficientes cosas para la comida y cena, se dirigieron a la casa, Namjoon se había quedado en el auto esperándolos. Al alfa no le agradaba de su omega tuviera que ir siempre a esos lugares, sobre todo porque Seokjin ya llevaba dos meses de embarazo y sus feromonas se disparaban más de lo usual, atrayendo la atención de los alfas, claro que ningún alfa podría intentar algo con el omega, pues cabe recalcar que Seokjin no se dejaría intimidar fácilmente, además de que, la linda marca del lazo de los unía les dejaba en claro que ese omega ya tenía un alfa con quien criar a su bebé.
Cuando llegaron a casa de los Kim, JiMin se dispuso a hacer su tarea, era fin de semana pero quería terminar todos sus trabajos pendientes, no se demoró tanto, puesto que también quería ayudar a Seokjin con la comida.
Sin embargo, cuando acabó con sus deberes y se dirigió a la cocina, antes de entrar llamando su atención, se fijó como la pareja de enamorados se encontraban juntos en aquel lugar, preparando la comida.
Bueno, más que nada Seokjin estaba preparando todo, mientras Namjoon solamente picaba como podía las verduras y el cilantro. JiMin rió internamente al verlos a ambos, hablando sobre como harían la comida y si le pondrían algún sazonador o cebollas. Y el menor no pudo evitar recordar cuando le ayudaba a su Hyung a preparar las cosas, a veces el alfa le pedía ayuda, pues a YoonGi le gustaba tener la presencia de JiMin en la cocina o aunque sea, olfatear su bonito aroma, el cual poco a poco se iba haciendo más notable.
Por ahora JiMin sólo desprendía un rico aroma a dulce de leche, el cual era más notable, aunque algunos ya comenzaban a percibir su segundo aroma, albaricoque, sólo que este era menos potente, pues ese aroma se intensificaría cuando ya se presentará como omega o beta, así como también su último aroma que solamente sería percibido por su alfa.
—¿Puedo ayudarles en algo?— preguntó el menor, entrando en la cocina.
—No, Jiminie. Puedes ir a ver televisión si quieres — dijo Seokjin.
El menor asintió y sin rechistar fue hasta la sala para poder prender la televisión y entretenerse un poco, aunque realmente nada le llamaba la atención. Unos minutos después, yacían Namjoon y JiMin sentados sobre unos cojines en el piso, frente a la mesita de centro que estaba ahí, dispuestos a tener una partida de ajedrez.
—¿Seguro que quieres hacer esto, JiMin?— preguntó el alfa, hace algun tiempo habían recibido la gran noticia que de JiMin era verdaderamente bueno en el ajedrez, así que Namjoon quería ser el primero de ellos en comprobarlo.
—Sí, hyung — el menor sonrió algo tímido, suponía que Namjoon hacía eso como siempre, queriendo molestarlo y retarlo, no sabía por qué razón su mayor era así, pero le parecía divertido.
—Bien, empiezas — JiMin asintió ante sus palabras y comenzó con la partida.
Seokjin solamente pudo quedarse mirándolos a ambos, él nunca entendió ese juego, por ende nunca pudo hacerle compañía a Namjoon, pero ahora el alfa tenía con quién entretenerse, y estaba seguro de que JiMin le ganaría.
Se dejó caer sobre el sofá frente a ellos, después de terminar de hacer de comer, tapó las cosas y se concentró en hacerles compañía. Después de unos minutos en donde veía como ambos movían piezas y piezas, escuchó el teléfono de su casa sonar, estiró la mano tratando de alcanzarlo y atender.
—¿Bueno?
—Jin, ¿cómo está todo?— la voz de YoonGi le hizo sonreír ligeramente, debía suponer que, como siempre, el mayor terminaría llamando al menos dos o tres veces por día hasta que su celo terminará, pues a esta tampoco le gustaba estar lejos de JiMin por tanto tiempo.
—Todo bien, ahora mismo estoy viendo como JiMin le da una paliza a Namjoon en ajedrez — comentó el mayor.
YoonGi soltó una risita al imaginar al menor jugando con Namjoon, conociendo lo orgulloso que era el alfa, debía estar sufriendo un poco por el hecho de que un niño de 13 años le esté ganando.
—¿Cuanto quieres apostar a que JiMin le ganará?— Seokjin bufó al escuchar su pregunta.
—Por supuesto que nada, yo sé que Namjoon es bueno en este juego, pero JiMin es muy bueno también — YoonGi rió dándole la razón.
—Como sea, déjame hablar con JiMin un rato — pidió, el omega no se negó y le hizo de señas al menor para pasarle el teléfono.
JiMin se levantó rápidamente del suelo y tomó el teléfono entre sus manos para poder hablar con su mayor.
—YoonGi hyung, ¿cómo está?— preguntó el menor, importándole muy poco dejar a Namjoon a media partida, caminó hasta el interior de la habitación en la que se estaba quedando para así hablar con mayor comodidad con su hyung.
—Pues... ya mejor, ¿estás divirtiéndote sin mi?— preguntó el mayor.
JiMin negó, recordando que el mayor no podía verlo. — No, en realidad no hay mucho que hacer, extraño estar en casa.
—Yo también extraño que estés aquí, niño, pero por ahora tienes que quedarte ahí — le dijo, el alfa también tenía muchas ganas de sentir el dulce aroma de leche que el menor desprendía, le tranquilizaba más que los supresores, pero sabía que era mejor mantenerse así.
—¿Cuando podre volver a casa?— JiMin preguntó haciendo un puchero —, es que yo... ya me acostumbré a tenerlo cerca.
YoonGi se quedó en silencio por varios minutos, tratando de descifrar la clase de sentimientos que tenía en esos momentos.
—Sí, lo sé, pero cuando termine nos volveremos a encontrar. Ahora sólo concéntrate en ganarle ese juego a Namjoon, come a tus horas y haz tus tareas, no desobedezcas a Namjoon ni a Seokjin y...
—Sí, hyung, ya entendí — el menor gruñó algo molesto por la actitud tan protectora y exigente del mayor, aunque le gustaba un poco que fuera así, pero a veces se volvía odioso tener que escucharlo todo el tiempo —, Yoon, ¿Puedo hacerte una pregunta?
—Claro, dime — preguntó el alfa, dispuesto a escuchar a su menor.
—¿Cómo... cómo te das cuenta que te gusta alguien? quiero decir... saber si esa persona realmente te gusta tanto hasta el cansancio, porque yo... creo que me gusta alguien, pero a veces siento que está mal porque aún soy pequeño, otras veces siento que estoy confundido y luego, simplemente acepto mis sentimientos sin tanto rodeo pero... no sé como darme cuenta que de verdad me gusta.
—Estas confundido, es normal, eres un niño aún — ahí estaban esas palabras que JiMin no quería escuchar, pero que sabía que el mayor diría —, todo a su tiempo, JiMin.
—¿Y si esa persona que me gusta con el tiempo consigue a alguien más? Ya no podré decirle nada porque entonces ya habrá pasado mi oportunidad — el cachorro se oía algo triste, y YoonGi pudo percibirlo fácilmente por el tono de su voz.
—Escucha, cuando crezcas un poco más, encontrarás a la persona indicada para ti — YoonGi se sintió extraño al decir eso, sentía que sus palabras se podían malinterpretar —, y yo... estaré feliz por eso.
JiMin suspiró algo incómodo. —Bien, adiós YoonGi Hyung.
Colgó tan rápido como dijo eso, tratando de ignorar el extraño sentimiento que comenzaba inundar su pecho, de cierta manera se sentía dolido y un poco tonto. No podía decirle nada a YoonGi, porque aún seguía siendo pequeño, ante los ojos del mayor y de todos, aún era un niño que tenía mucho por aprender.
Tal vez YoonGi tenía razón, no era el momento.
Jamás había deseado tanto cumplir los 16 años para presentarse por fin, jamás había deseado tanto crecer rápido para confesar sus sentimientos, porque mientras fuese un niño no lo tomarían en serio, y lo que menos quería era seguir siendo un niño, porque tenía miedo de que alguien más llegara a la vida de su YoonGi.
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