˗ˏˋEspecial navidadˎˊ˗
La biblioteca estaba vacía y la unica muchacha dentro leía tranquilamente bajo la luz de la lámpara y de vez en cuando arreglaba sus lentes sobre el puente de su nariz.
En noche buena solo había tenido una que otra visita en busca de libros pero no mucha gente como se acostumbraba a recibir por lo que tuvo mucho tiempo para leer y disfrutar de la ficción.
Mientras pasaba la página escuchó la gran puerta principal abrirse con algo de dificultad y detrás de ella se vio a un pelinegro que tiritaba del frío y se apresuraba a entrar.
— Realmente hace frío.— murmuró para sí mismo aquel que, aunque no tenia la intención de que su gimoteo fuese oído, el eco de la silenciosa biblioteca hizo que se escuchara.
— ¿Iruka-kun?.— Athena lo llamó, dejó el libro reposar en el mostrador y se levantó de su asiento para ir a recibir a Iruka. Él se acurrucó en su bufanda y comenzó a sacarse los guantes mientras levantaba la mirada y le sonreia a la muchacha.
— Oh, Athena-chan, que gusto verla.— siendo educado, hizo una reverencia y ella la devolvió, también sonriendo levemente. Se deshizo de sus guantes y su bufanda.
— Venga, tome asiento, traeré un poco de chocolate caliente.— ella sin perder tiempo, apartó una silla y la señalo para que tome asiento, él asintió.
— ¡Muchas gracias!.— el pelinegro acudió a la recomendación de la peliverde y fue hasta allá para sentarse en la silla frente al mostrador.
Athena pidió permiso para retirarse, Iruka vio por encima los títulos de los libros reposando allí y después de unos minutos, Athena apareció desde la puerta de la que había desaparecido con chocolate y galletas, se dirigió al mostrador y dejó los bocadillos allí.
— Wow, se ve genial.— alabó Iruka viendo la bandeja colorida y de apariencia deliciosa frente a sus ojos, todo con motivo navideño.
— Muchas gracias, las galletas las ha hecho mi abuela y yo me encargue del chocolate.— asintió en forma de agradecimiento, viendo como él tomaba una y comia.— Me tomó por sorpresa verlo aquí, ¿está buscando algo para leer?.— preguntó amablemente, también tomando una galleta.
— Bueno, la verdad es que vengo de Ichiraku ramen, he estado con uno de mis alumnos de la academia y de regreso noté que estaba abierto y tuve ganas de pasar por aquí.— las mejillas sonrojadas del muchacho que confesaba sus deseos enternecían a la chica que no pudo evitar sonreír.
— Oh, así que decidió festajar navidad con él.— comentó, feliz de oírlo y saber que ha disfrutado de su noche buena. Iruka alegremente degustaba su galleta y su chocolate.
El ambiente en la biblioteca era tranquilo y cómodo, la charlan parecía un charla de viejos amigos.
— Si, realmente es un chico maravilloso y no hay nada mejor que festejar comiendo ramen a su lado.— la voz del moreno sonaba alegre por lo que también le alegraba a ella.— ¿Usted por qué está sola?.— Iruka le dio un sorbo a su chocolate mientras la miraba con atención, sin intención de ser grosero solo curioso.
Athena se tomó unos minutos para contestar a su pregunta.
— Mi abuela estuvo conmigo hasta hace unas horas pero le pedí que acuda a una reunión de amigos a la que la habían invitado, quedarse aquí con su nieta no me parecía una opción correcta para festejar.— informó cortésmente y sin ninguna molestia o expresión. Las cejas de Iruka se elevaron, sin poder esconder su sorpresa.
— ¿U-Usted no saldrá con amigos?.— él estaba extrañado y quizás no era muy amable de su parte hacer tantas preguntar pero lo hacia por impulso pues le parecía raro encontrarla sola allí.
— No tengo amigos, realmente.— admitió luego de terminar su galleta pero no habia sonado consternada o incomoda, como si estuviera bien con ello.— Puedo decir que disfruto de leer aquí dentro y vivir vidas ficticias.— confesó, dejando reposar su taza.
Pasaron algunos minutos de silencio, Iruka veía el liquido en su taza algo nervioso, con un pensamiento que no dejaba descansar su mente y que no podía formular con simpleza.
Pensó un par de minutos más hasta que decidió tomar aire y volver a mirar a la chica de bellos ojos frente a él.
— Pues... Yo quiero ser su amigo, Athena-chan.— la seguridad en su voz firme asombró a la muchacha que no pudo reprimir su expresión, sintió los ojos de Iruka atravesar su ser, aunque no duró tanto tiempo.— O-obvio s-si... usted quiere.— pronto, Iruka rascó su nuca y rió algo avergozado.— ¿Q-Quiere festejar conmigo?.— su voz había salido amable nuevamente y, aunque estuvo unos segundos anonadada, Athena terminó lanzando una par de risitas.
— Sería un placer.— aceptó su propuesta sin dudar acerca de su respuesta y recibió una cálida sonrisa para luego seguir con su conversación bajo las delicadas luces de la biblioteca y los libros de testigos.
¡Feliz navidad a todos!
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