Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Prefacio 💎

Eric Biel 

Estaba nervioso, llevaba días sin dormir, sin comer y ni tan siquiera bañarme. No había salido de esta habitación y sentía que la culpa me consumía día y noche.

La noche estaba fría y llovía a cántaros. Creo que llevo delante de esta ventana más de una hora sin moverme, la esperanza de que ella entrara por la puerta con su sonrisa radiante y su hermoso cabello negro no la había perdido, no aún. 

—Señor, debe comer algo, debe recuperar fuerzas para poder encontrar a la señorita.

—Quince días Candela, quince días han pasado desde que se llevaron a mi pequeña y no hemos encontrado nada. Ni una sola pista, ni un culpable, nada. Parecen unos putos fantasmas. ¿Por qué con mi pequeña? —La voz me sale en un susurro tan bajo que ni yo mismo pude escucharme. —¿Qué he hecho para que se lleven lo más preciado que tengo? Ella es un ser de luz. No le ha hecho daño a nadie. 

—Señor no debe perder la fe, sé que la encontraremos.

Escuchamos la puerta ser abierta, pero así todo no me moví de mi sitio. 

—Cariño, debes salir de esta oficina. Ya es hora de que vuelvas a ser tú. Mira, la niña…

—¿Acaso estás escuchando lo que estás diciendo? —dije en la voz más fría que alguna vez me haya escuchado salir de mi boca.

Giro y miro a la que es mi esposa desde hace unos años. Su cabello tan rubio y recogido a veces me daba dolor de cabeza. Sus ojos negros tan oscuros no demostraban arrepentimiento alguno de lo que recién, había dicho.

«¿Acaso no te importa que se hayan llevado a mi hija, acaso no te importa lo que le puedan estar haciendo.»?

—Cariño, yo nunca dije eso. —Dijo negando rápidamente y dando un paso al frente para tratar de enmendar su error.

—Déjame solo, ahora estoy con mis hombres. 

—Cariño…

—Lauren, no pienso repetir… —mis palabras fueron interrumpidas por el sonido del teléfono. Y todos nos pusimos alerta. 

Le hago una señal a mi hacker para que interceptara la llamada, cuando me avisó de que ya estaba listo, contesto el teléfono poniendo el altavoz.

—Mansión Biel.

—¿Pa…? Papá? —escuché la voz de mi pequeña en un susurro lastimero.

Mi piel se eriza y las manos me empiezan a sudar.

—Alai, cariño. ¿Qué te han hecho? ¿Dime donde estás? —Traté de no sonar tan desesperado, pero no lo logré. 

—Papá, sácame de aquí… —escuché el grito desgarrador de mi niña y las primeras lágrimas salieron de mis ojos.

—¿Alai? —Pregunté cuando escuché un sonido seco y después solo silencio. 

—Espero que eso solo te sirva para saber que esto solo acaba de empezar, maldita rata de alcantarilla. 

Escuché la voz fría y baja de un hombre.

—¿Qui…? ¿Quién eres?

—Alguien… alguien que solo viene a cobrar venganza.

Y fue lo último que escuché antes del sonido que me avisara de que se había cortado la llamada.

—¿Lo tienes…? ¿Por favor dime que lo tienes?

—Lo tenemos señor. —dijo mi hacker con una sonrisa de victoria. 

—Bien, ahora mismo partimos.

Recojo mi arma y salgo seguido de mis hombres.

—¿Cariño espera, que vas a hacer?

—Ahora no, Lauren, vuelve dentro.

Salgo de casa y no me importó mojarme en lo absoluto.  Nos montamos en las camionetas y salimos rumbo al punto rojo que marcaba la pantalla de la computadora portátil de mi hacker.

—Señor, están más cerca de lo que esperábamos. Algo no me huele bien. —dijo Candela, mi mano derecha.

—Mientras que regresemos con mi niña no me importan los riesgos Candela, ya perdí a su madre y no la perderé a ella también.

—Entiendo Señor.

Cinco minutos después estábamos aparcando en un almacén abandonado a las afueras de la ciudad, relativamente cerca de donde estábamos. La verdad no tenía lógica. Pero ya estábamos aquí y sin mi niña no me iría. 

Entró seguido de mis mejores hombres, tratando de hacer el menor ruido posible. En el fondo se escuchan voces y pisadas. Así que tienen que estar aquí.

—Señor… algo me huele mal.

A mí también, pero no me acobardaría. Nunca he sido un cobarde y menos ahora. 

—Papá… No. Por favor no me toques. Papá ayúdame —escuché el grito de mi niña y en cuestión de segundos me encontraba corriendo por unas escaleras que es de donde provenía los gritos de Alai.

Pero cuando llegué el impacto fue el doble. El dolor me recorrió de pies a cabeza y terminé arrodillado en el suelo.

—Dios mío. —Escuché a mis espaldas. 

En la oscura habitación no había más nada que un inmenso proyector de verano, en este se mostraba la escena más desgarradora que podría haber visto alguna vez en mi vida.

En ella estaba mi pequeña, mi Alai, mi luz. Siendo sostenida por hombres inmensos que llevaban pasamontañas o máscaras en el caso de algunos. 

Mientras que uno de ellos abusaba de ella, los otros seis la sostenían y la tocaban de la manera más vil que pudieran hacerle a una niña. 

Sé que era ella, su largo pelo negro y su voz me lo hacía saber. 

Era ella. 

Su ropa estaba desgarrada, gritaba y lloraba… Solo quedaba en mi mente en sonido desgarrador de sus gritos.

—¿Dios mío que le están haciendo? —dije más para mí mismo que para los demás, no tenía que ser adivino, ahí estaba muy claro.

La pantalla se apaga y aparece un mensaje escrito en inmensas letras rojas.

“Esto es solo el comienzo. Tu hija es deliciosa, racista de mierda”

    

                                             Ghost.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro