Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capitulo 3

Pasó una semana desde la mudanza de Margherite y Caleb. Traté por todos los medios de evitar cruzármelos, algunas veces lo logré y otras tuve que aguantar compartir la cena con ellos. Claro que con Caleb todo estaba bien, solíamos encontrarnos en la terraza para hablar o simplemente nos quedábamos en silencio contemplando las estrellas.

Tuve que sacar mi telescopio, ya qué dentro de unos días anunciaron una lluvia de estrellas y por supuesto que no iba a perderme semejante acontecimiento. El fin de semana llegó, y mi padre me dio la agradable noticia que se iría a pasar esos días con su novia a nuestra cabaña en la playa.

Lo peor de todo era que dejaron a cargo a Caleb, en mi casa. Eso me molestó aún más, ¿cómo podía ser que no confiara en mí? Además ambos éramos de la misma edad, y era más probable que él hiciera una fiesta, antes que yo. Al menos ahora sabía quién era el popular de la casa.

—Espero no estés enfadada por la decisión de tu padre —comentó mientras se sentaba a mi lado en el sofá.

—Claro que no. ¿Por qué debería estarlo? ¿Solo porque no confía en mí para dejarme a cargo de mi propia casa? —me encogí de hombros y continué cambiando los canales de la TV con el mando a distancia.

—No lo tomes de esa manera, Jessie. Él solo pensó que sería mejor que yo quede a cargo por si algo malo ocurriera. Es menos responsabilidad para ti —argumentó.

—Está bien. Deja el tema, no me importa —apagué el televisor, dejé el mando sobre el sofá y me dirigí hacia mi rincón especial.

Mientras observaba el cielo, recordé que esa noche sería la lluvia de estrellas. Tomé mi telescopio, que ya había armado y ajustado con anterioridad, y traté de localizar algún destello de las Gemínidas.  

—¿Qué haces? —la profunda voz de Caleb, me sobresaltó.

—¡Por Dios, no seas tan sigiloso! Casi me matas del susto —lo observé y volví a concentrar mi atención en el cielo —. Estoy esperando ver el más fabuloso fenómeno astronómico.

—¿Y eso sería?

—Una lluvia de estrellas —resoplé ante su ignorancia.

—¡Wow! Me encantan esas cosas —murmuró. Colocó sus manos a los lados de sus ojos y miró hacia el estrellado firmamento. Estuvimos unos minutos en silencio, cuando de repente los fragmentos de meteoros comenzaron a ingresar en nuestro campo de visión.

—¡Mira! —exclamé —, ha comenzado —lo atraje a mi lado y le permití observar por el telescopio. Si bien se podía apreciar a simple vista, era mucho mejor mirar con una lente experimentada.

—Esto es maravilloso, Jessie —suspiró, y me devolvió el lugar —. No sabía que te interesaban éstas cosas.

—Hay mucho de mí que no sabes —murmuré y un sonrojo cubrió mis mejillas.

—Me gustaría conocer más de ti —susurró.

—¿Y eso por qué? Hasta hace unos días ni siquiera nos hablábamos.

—Eso era porqué tú salías despavorida cada vez que me veías. Creí que no me soportabas —exclamó encogiéndose de hombros.

—Claro que no es por eso. No me gustan las demostraciones públicas, es un poco incomodo ver como tú y Cass, se devoran sin prestar atención a quienes los rodean —sentencié, dejando de lado el telescopio y ubicándome en mi hamaca.

—¿Ah, sí? —inquirió alzando una perfecta ceja. Asentí con la cabeza y rodé los ojos —. En verdad a mí tampoco me gustan mucho las demostraciones públicas, pero Cassidy suele ser un poco convincente.

—¿Por qué estas con ella? —la pregunta salió de mis labios, antes de que pudiera detener las palabras. Era algo que siempre quise saber, pero jamás me hubiese animado a preguntar hasta ahora.

—¿A qué viene eso? —replicó frunciendo el ceño.

—Curiosidad. Es qué ustedes son distintos.

—Explícate. Me interesa tu opinión —respondió bromeando.

—Bueno, tú eres un jugador de hockey y ella es la animadora del equipo de futbol americano. Se supone que la regla de oro es qué Cass salga con el mariscal de campo —empecé a enumerar mis puntos de vista. Él arqueo una ceja y sonrió, asintió con la cabeza instándome a continuar —. Tú eres sencillo y Cassidy, bueno sabemos cómo es ella. La sencillez no es su mejor virtud —comenté.

—Bien, ¿algo más?

—Sí. Dices que no te gustan las demostraciones públicas de afecto, pero cuando sonríes, llega a tus ojos. Tienes una forma de mirar a las personas que hacen que queramos hacer cualquier cosa que nos pidas. Eres transparente y por lo que pude notar amas a tu familia —cuando me percaté de lo que había dicho, cerré los ojos y mordí mi labio inferior. ¿Acababa de confesarle que su mirada me atraía?

—¿Así que logro qué hagas cualquier cosa con solo mirarte? —comentó alzando una ceja —. No sabía que tenía ese poder sobre ti.

—No lo tienes —me apresuré en responder —. Solo digo que tus ojos verdes enloquecen a cualquier mujer, es difícil no caer en sus encantos —oh por Dios, cállate Jessie —. Por favor, dispárame —murmuré cubriendo mi rostro con mis manos.

—¡Eh, Jess! No te avergüences. Me gusta lo que has dicho, nadie jamás me dijo algo así —susurró quitando mis manos y entrelazando sus dedos con los míos.

—No quiero que pienses que intento coquetear contigo. Eres el novio de mi mejor amiga —susurré poniéndome de pie.

Él pareció confundido unos minutos, me observó tratando de analizar el sustrato escondido de mis palabras. Pero de inmediato, su mueca se transformó en una hermosa sonrisa.

—No te preocupes, sé que no te intereso de ese modo.

—Claro —mentí, y giré mi rostro para que no pudiera notar que estaba sonrojándome —. Bueno, creo que voy a ir a vestirme. Iré con Josh al cine.

—De acuerdo.

Prácticamente corrí a mi habitación. Cuando cerré la puerta, quise darme una bofetada. ¿Cómo podía haberle dicho esas cosas? Es el novio de Cassidy por todos los cielos. Creo que a partir de ahora comenzaré a evitarlo, sería lo mejor. No podía permitir abrir la boca.

Me cambié rápidamente, y después de enviarle un mensaje a Josh avisándole que estaba lista, el timbre sonó. Escuché que ellos hablaban en la planta baja y me apresuré en bajar. Mi amigo estaba guapísimo como de costumbre. Ambos me observaron cuando pisé el último escalón.

—Jessie, deberías llevar abrigo —murmuró Caleb.

—¿Tú qué crees Josh? —inquirí.

—Definitivamente, vas a helarte con esa blusa —se acercó y me susurró lo suficientemente alto para qué Caleb oyese —. Además tientas a la vista con ese escote.

Le di un leve empujón y rodé los ojos. Lamenté el día en que le dije a mi amigo que estaba enamorada de Caleb. Claro que cuando nos enteramos que él empezó a salir con Cassidy ambos nos compadecimos. Nos encerramos con un kilo de helado y la Xbox, durante un fin de semana.

—De acuerdo. Espérame que voy por una chaqueta —resoplé.

Subí los escalones de dos en dos, busqué mi americana y cuando estaba descendiendo, me detuve a escuchar la conversación de los chicos.

—¿Harán algo después del cine? —preguntó Caleb.

—No lo sé, depende de lo que Jessie quiera —murmuró Josh —. ¿Por qué tanto interés?

—Su padre me pidió que cuidara de ella —susurró, mirando hacia las escaleras.

Fantástico, mi padre no solo no confiaba en mí, sino que también me puso niñera.

—No creo que a Jessie le agrade demasiado la idea. Además ella es lo suficiente responsable para cuidarse sola —respondió Josh.

¡Sí! Ese era mi amigo

—Lo sé. Solo te pido que me avises si decide volver tarde. Te lo pido a ti, porque se que ella no va a tomarme en serio.

—De acuerdo. Te aviso si cambiamos de planes.

Bajé haciendo ruido con la intención de alertarlos de mi presencia y para que no sospecharan que estuve escuchándolos.

—Estoy lista —tomé del brazo a Josh y me encaminé a la puerta —, adiós Caleb. Pásatela bien con Cass —murmuré sin darme la vuelta. Él no respondió, tal vez porque sabía que yo estaba enterada de que Cassidy tenía noche de animadoras y que no vendría a verlo. Josh sonrió y negó con la cabeza.

Llegamos al cine y entramos a ver Thor II, sólo porque Chris Hemsworth estaba el tercero en mi lista de amores platónicos. Después de Caleb y Jared Leto, por supuesto. Una vez que mi Dios Nórdico pateó los traseros de los malos, convencí a Josh de ir a una discoteca.

—Vamos, no te pongas en plan protector —resoplé —. Ya tengo suficiente, con soportar a Caleb hacerse cargo de mi casa —él me observó y arqueó sus cejas, dándome a entender qué mucho no me disgustaba la idea. Y no estaba del todo errado —. Bueno, pero más allá de que mi corazón trate de salir de mi cuerpo cada vez que lo veo, no voy a ceder. Vamos a ir de fiesta.

—Deee acuuuerdo —murmuró.

Arrancó su coche y nos dirigimos a la disco que él solía frecuentar, «Shelby's». Era un lugar agradable, y afortunadamente aún no estaba tan concurrido. Nos ubicamos junto a la barra y llamamos la atención del barman. Mi amigo pidió su clásica Budweiser, y yo quise demostrar valentía y solicité unos shots de tequila.

—¿Desde cuándo bebes tequila? —gritó Josh por encima de la música.

—Desde que tengo a Caleb Macloud viviendo en mi casa —exclamé con una mueca.

—Tan mal lo llevas, ¿eh?

—Imagina qué Cassidy se muda a tu casa, debes verla todos los condenados días y deseas tanto arrastrarte hasta su cama que te quedas toda la noche mirando al techo —farfullé alzando mi chupito. Hice una mueca al sentir el alcohol deslizándose por mi garganta. Giré la cabeza para ver que Josh me miraba con una combinación de de horror y estupefacción —. Exacto. Así es como me siento.

—¡Wow! Te compadezco —susurró bebiendo de su cerveza —. ¿Así qué quieres arrastrarte hasta su cama? —bromeó.

—Es una manera de decir, Josh —puse los ojos en blancos y pedí otro tequila.

Después de cuatro tequilas y varios tropezones para llegar al baño, Josh decidió dar por terminada la noche. Me arrastró hasta el auto y colocó el cinturón de seguridad. No recordaba las veces que tuvo que detenerse para que mi cuerpo despidiera gran parte de lo bebido, pero luego de eternos minutos, llegamos a mi casa.

Tambaleándome salí del Mustang y mi amigo rodeó mi cintura con sus manos para que no me fuera de bruces al piso. Subimos las escaleras de la entrada y antes de que pudiera ingresar la llave, la puerta se abrió.

—¡Demonios, Josh! ¿Qué pasó? Creo haberte pedido que me avisaras si cambiaban de planes —gritó Caleb.

—Bueno, lo olvidé —mi amigo se adentró a la sala llevándome consigo—. Quítate para que pueda llevar a Jessie a su habitación —exclamó.

—Déjame, yo lo haré —sentenció mi «hermanastro».

—¡Un momento! Puedo ir sola —grité soltándome del agarre de Josh. Di dos pasos y choqué contra el sofá y la mesa de té —, Bueno, creo que no puedo —acepté a regañadientes.

—¿Qué bebió? —preguntó Caleb.

—Tequila —grité —. Muuucha tequila.

—¿La dejaste beber hasta acabar en ese estado? —inquirió mi «amor platónico».

—No soy su padre ni su hermano, ella es grande y no pude hacer nada para evitarlo —exclamó Josh, cansado del interrogatorio.

—Bueno, no fuiste de ayuda. Puedes marcharte.

—¿Jessie? ¿Estás bien con qué me vaya? —susurró Josh en mi oído.

—Claaaro. Si aquí mi «hermanastro» —hice énfasis en la palabra haciendo las comillas con mis dedos —, está encargado de vigilar mis pasos.

—Eso no es cierto. No me culpes por preocuparme por ti —comentó el aludido cruzándose de brazos.

—Voy a irme, pero no porque tú me lo pidas —señaló Josh dirigiéndose a Caleb.

—Como sea —Caleb me tomó del brazo y trató de guiarme hacia la habitación —. Cierra la puerta cuando te vayas.

Comencé a subir las escaleras, seguida por el chico que irrumpía en mis sueños cada noche. Llegando al último escalón, trastabillé y estuve a punto de caer, cuando unas fuertes manos me agarraron de la cintura.

—Te tengo —murmuró.

Me guió hasta mi dormitorio sin soltarme y de pie frente a mi cama, me giré hasta que quedamos cara a cara. Mi mirada se perdió en su apetecible y totalmente besable boca. Cuando su lengua humedeció su labio superior, casi se escapó un gemido de mi garganta.

—¿Jessie?

—¿Mhm? —repliqué sin quitar la vista de sus carnosos labios.

—Creo que deberías dormir —susurró con voz ronca.

Dio un paso atrás y se alejó de mí. Demonios, qué buen trasero. Fue mi último pensamiento antes de dejarme caer en la cama.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro

Tags: