CAPITULO 3: El segundo profesor (Gramática corregida)
Con el paso de un par de semanas, Macarena experimenta alivio al no encontrarse nuevamente con Maximiliano en la academia. Enfocada en preparar su examen de danza árabe con el profesor Nelson, esa meta se ha convertido en el centro de sus pensamientos. La ausencia de encuentros incómodos permite a Macarena sumergirse por completo en su entrenamiento.
El día del examen, Macarena se siente nerviosa. Aunque el profesor Nelson, es conocido por su enfoque comprensivo, suele acompañarse de un profesor más estricto durante los exámenes para equilibrar su estilo. Este detalle añade tensión al ambiente, ya que las alumnas nunca saben qué esperar del segundo profesor. Sumado a lo anterior, el profesor Nelson deja la academia para perfeccionarse en España, lo que suma algo de nostalgia a ese último examen.
Mientras Macarena reflexiona sobre la importancia de este examen y la despedida del profesor Nelson, una sorpresa inesperada la deja perpleja. Al ingresar al anfiteatro, el profesor Nelson es acompañado por Maximiliano. Con nerviosismo, Macarena se prepara para enfrentar el desafío.
Siendo la última en salir al escenario, la tensión se apodera de ella. La mirada seria y profesional de Maximiliano no pasa desapercibida, pero también deja ver una sonrisa sutil en su rostro. Conocedor de la tensión que provoca, Maximiliano mantiene una actitud seria y respetuosa, pero sus ojos transmiten una complicidad que deja a Macarena inquieta.
Después de la presentación exitosa, Macarena se retira al vestuario. Cierra la puerta detrás de ella, tomando un respiro profundo para procesar la experiencia. Al salir, se encuentra con la sorpresa de que Maximiliano la espera en el pasillo. Su expresión seria había dejado paso a una sonrisa amigable, como reconociendo el esfuerzo de Macarena en la presentación.
—Buena presentación Maca, te felicito — dice Maximiliano a verla.
—Gracias, Maxi. No esperaba verte aquí — responde ella agradecida por el elogio, pero cautelosa.
Maximiliano sonríe, su mirada se vuelve más intensa
—Quería felicitarte personalmente —dice con un tono de voz suave—.Además, olvide decirte algo en la evaluación.
—¿Qué cosa? —pregunta curiosa Macarena mientras busca en su bolso las llaves de su auto para marcharse.
Distraída en esa labor no se percata que Maximiliano se acerca a ella
—Te ves hermosa cuando bailas.
—¿Hermosa? — pregunta Macarena levantando el rostro y encontrándose con Maximiliano muy cerca de este, mirando sus labios.
Maximiliano sin perder la seriedad, inclina su rostro más cerca, intensificando la tensión hasta que en un gesto inesperado, acerca su boca y le roba un beso suave. Macarena, sorprendida, queda momentáneamente paralizada, sus ojos se abren con asombro. La intensidad de la conexión entre ellos se hace evidente, pero superando la sorpresa, Macarena retrocede abruptamente.
—Maxi, yo... esto no... —titubea.
Maximiliano , con una sonrisa traviesa y voz juguetona, la interrumpe : —¡Ups!, parece que besé a una roca.
A Macarena le pican esas palabras.
-—¿Una roca, dices? —le pregunta y en un impulso se acerca a Maximiliano y le responde con un beso profundo y apasionado, dejándolo aturdido por la respuesta inesperada.
Antes de que él pueda reaccionar, Macarena se separa y escapa. Maximiliano queda intrigado y con una sonrisa en el rostro. Hay desafío y diversión en sus ojos ya que se encuentra en una situación inusual pero fascinante.
—Oh no, no escaparás —se dice a sí mismo en voz alta y sale tras ella.
Macarena apresurada, cruza el pasillo de acceso al anfiteatro de la academia, dobla hacia la cafetería y con un gesto de su mano se despide a lo lejos de sus compañeras. Ve la puerta de la academia y apresura más su paso para salir de allí, encontrar su auto estacionado en la calle y guardar sus cosas en el maletero.
Maximiliano sale de la academia con determinación, persiguiendo a Macarena.
—¿A dónde crees que vas?— dice elevando su voz para que no huya—. Esto no lo puedes evitar.
—¿Qué es lo que no puedo evitar? —pregunta Macarena cuando Maximiliano la alcanza antes de que suba a su auto.
—Otro beso —dice Maximiliano sonriendo —La magia no se repite todos los días, ¿sabes?
—Claro, porque los besos son como las ofertas en el supermercado, ¡compra uno y lleva el segundo gratis! —responde Macarena con ironía.
—Algo así. Pero este segundo beso viene con descuento especial.
—¿Descuento? —pregunta Macarena con incredulidad.
—Sí, un descuento de cero resistencia. ¿Te atreves?
—Eres un payaso —dice Macarena entre risas.
Maximiliano avanza con seguridad, atrapando la cintura de Macarena con la destreza de quien ha jugado este juego antes. Sus palabras se deslizan con una seguridad que desafiaba cualquier resistencia
—Admite que soy alguien increíblemente divertido —le dice mirando sus labios.
—Admito que hay algo divertido en tu estilo. Pero eso no significa que tengas carta blanca para besarme cuando quieras.
—¿Sabes? Tus labios me desafían —dice Maximiliano mirándola de manera traviesa mientras no suelta su cintura.
Macarena se sorprende, sus ojos se encuentran, creando una conexión inesperada. El corazón de Macarena late rápido cuando él se acerca con confianza, esa que tiene en demasía; posa su otra mano en el mentón de Macarena
—¿Qué opinas de un descuento especial por mi persistencia? —Se acerca aún más y sus labios se juntan en un beso lleno de deseo. Cada segundo parece eterno. La suavidad de sus labios despierta calor en Macarena, y su resistencia se desvanece, dejándose llevar por el momento.
Cuando se separan, Maximiliano con una sonrisa sugestiva propone: —¿Vamos a mi casa?
—Olvídalo, Maxi. No soy otra de tus víctimas. Me tengo que ir.— Él la mira sonriendo mientras ella se libera de sus brazos , le da un beso en la mejilla y sube a su auto para marcharse.
Mientras que Macarena se aleja, Maximiliano, aún perplejo, deja escapar una sonrisa intrigada. La sorpresa inicial se transforma en una expresión juguetona. Hay desafío y diversión en sus ojos ya que se encuentra en una situación inusual pero fascinante.
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