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Capítulo 29 : Rapunzel


A la hora pactada, Macarena se dirige hacia el parque cercano al emporio luciendo un pantalón negro, una camiseta amarilla que resaltaba su figura y sus amadas Converse. Mostraba confianza pero estaba muerta de nervios.

Maximiliano la esperaba también nervioso, con la mente llena de preguntas sobre cómo abordar el tema, si ella estaría dispuesta a perdonarlo, si habría espacio para otra oportunidad, y la incertidumbre de si alguien más ocupaba su corazón. A pesar de todas estas dudas, se sentía feliz por volver a verla y por que ella hubiera aceptado reunirse con él.

A pesar de su seguridad habitual, encontrarse en esta situación era novedoso. Hacía años que no experimentaba tantos nervios y el miedo a perderla, lo invadía. Mientras vivía estas sensaciones, observó acercarse a la mujer más hermosa que había conocido. Macarena resaltaba más que nunca, algo en ella era diferente y sumamente atractivo. Maximiliano se preguntaba cómo no se había dado cuenta antes de lo que sentía por ella

Macarena lo saluda con un simple "hola", muy seria, dando a entender que está molesta. Maximiliano titubea y trata de saludarla con un beso en la mejilla, pero Macarena retrocede. En ese momento, a Maximiliano se le aprieta el estómago, respira profundamente y se debate sobre por dónde empezar.

—Creo que estás más molesta de lo que me imaginé —dice Maximiliano con una sonrisa y mirándola de pies a cabeza. —No puedo evitar decirte que te ves tan hermosa.

—¿Me pediste 5 minutos para decirme eso?—responde Macarena molesta

—En serio, Maca, estás muy hermosa.

—Sí claro. Después de bloquearte, mi belleza se multiplicó —responde con su habitual sarcasmo

—Como extrañaba esas respuestas.

—Qué quieres maxi, te quedan 3 minutos —dice Macarena fríamente mirando su reloj.

—Iré al grano. Te extraño, extraño nuestra amistad, nos divertíamos. Lo arruine y te lastimé y me arrepiento. Necesito saber si hay alguna posibilidad de que puedas perdonarme.

—Maxi, no solo se trató de eso —responde Macarena segura de sí -Rompiste un código. ¿Tan complicado era decirme que salías con alguien más? ¿Acaso pensaste que no lo entendería?

—No salía con ella, ¡solo fue una noche! — exclama Maximiliano con frustración

—No necesitaba saber ese nivel de detalle.

—Solo lo comento para que me entiendas, por favor.

—¿Entender qué Maxi? Me evitaste por días, no me contaste nada y te paseaste con ella frente a mi cara y a propósito. Eso no lo hace un amigo.

—Es que fui un idiota.

—Si, uno de los más grandes del mundo. Ya se te acabaron los 5 minutos. Me voy —dice Macarena y da media vuelta pero Maximiliano la detiene

—¡No Maca, espera!. Usa tu giratiempo por favor y escúchame.

Macarena no puede dejar de sonreír, quiere mantenerse seria y enojada pero él vuelve a fascinarla con sus menciones.

—Cometí un error al no respetar nuestra amistad y eso me angustia, no sabes cuanto. Pero no te evité y salí con ella para lastimarte, era para lastimarme —Maximiliano trata de ser claro

—Explícate —dice ella cruzando los brazos

Maximiliano guarda silencio, mirándola con intensidad pero temeroso por lo que tiene que declarar

—No podía lidiar con lo que me pasaba. Me aterraba lo que estaba sintiendo por ti y eso me volvió un cerdo cretino.

Macarena queda congelada. Su corazón da un vuelco en 360 grados.

Maximiliano se acerca y la mira a los ojos

—Estoy enamorado de ti —suelta la bomba atorada en su garganta como un disparo que da de lleno en el corazón volcado de Macarena

—Maxi, tú no te enamoras de nadie —responde sorprendida, lo primero que se le viene a la cabeza

—Pero me enamoré de ti y como un completo imbécil arruiné deliberadamente lo que teníamos.

Macarena queda muda con las emociones puestas en una batidora haciendo merengue. La sorpresa inicial se mezcló con la confusión y la incredulidad.

Maximiliano vuelve a arremeter

—Se que fue la peor forma de darme cuenta y te juro que estoy aterrado pero más me aterra perderte. Que llegue ese imbécil de Mauro y decidas darle otra oportunidad cuando el que necesita esa oportunidad soy yo.

—¿De que hablas? Que tiene que ver ese idiota?

—Gonza me contó lo que pretendía Mauro —explica Maximiliano

—!¿Qué?!- exclama Macarena sorprendida. —Eso es absurdo.

"Gonza y sus invenciones, lo ahorcaré" piensa Macarena para sí.

—No importa, solo quiero que a mí me des esa oportunidad —dice el

—Maxi, no puedo responderte ahora.

—No usarás tu adorable sarcasmo para decirme algo así como: "No, Maxi, te odio con todo mi ser. No quiero estar contigo ni ser tu novia- bromea Maximiliano imitando su voz femenina

—¿No.. no.. novia... ? — balbucea Macarena con una risa nerviosa

—Sí, eso es exactamente lo que acabo de decirte.

Maximiliano se acerca a ella lentamente viéndola como sonríe con timidez, sus nervios se notan a leguas. Toma su rostro con ambas manos, sabiendo que dominó la situación

—¿Acaso pretendes que deje que tu encanto ande libre por ahí sin dueño?- dice Maximiliano rozando sus labios

—No me intimides —responde Macarena titubeando

Maximiliano la besa, después de tanto tiempo de angustia pero ella suelta del beso

—Maxi no, no es así de simple. Me confundes.

—¿Podríamos besarnos hasta que se te quite la confusión? —bromea Maximiliano

Macarena ríe y su risa es melodía para los oídos de él.

—Necesito tiempo. Pensar en toda la avalancha de palabras que me dijiste

—¿Cuánto tiempo?

—No sé, una semana —responde Macarena pensativa

—Una semana es mucho, Maca.

—¿Mucho?

—Quizás podríamos llegar a un acuerdo, digamos... cinco días —propone él jugando.

—Demasiado poco, Maxi —dice Macarena entre risas. —Necesito tiempo para aclarar mis pensamientos.

—¿Y qué tal seis días y medio?

—Lo pensaré, pero no prometo nada —responde Macarena divertida. —Aún estoy molesta contigo, ¿sabes?

—¿Y no te bastó con bloquearme y hacerme ghosting por más de un mes? —dice Maxi sonriendo

—Bueno, eso pasa cuando me cambian por rubias supermodelos.

—Pero, Maca, no digas eso, yo no te cambié por nadie, no podría.

— Bueno, ya me debo ir. Me están esperando.

— ¿Quién? —pregunta Maximiliano con un aire celoso

—¿Quién va a ser? Gonza.

—Parece novio celoso tu amigo. Termina con él y empieza conmigo.

—Jamás. Siempre tendrás el segundo lugar

—Al menos tengo un lugar.

—Me voy — dice Macarena pero Maxi la retiene tomando su mano

— ¿Te vas sin despedirte?

—Creo que ya tuviste suficiente de mí hoy, más de lo que merecías.

—Bueno, está bien —responde Maxi dejándola ir pero luego vuelve a tomar su mano para retenerla. —¿Crees que la próxima semana, cuando me entregues mi sentencia, puedas ponerte esos mismos pantalones?.

—Eres un mirón malicioso —responde Macarena sonriendo

Maximiliano ríe mientras Macarena se marcha

—¿Podrías desbloquearme?— le dice alzando la voz mientras la ve alejándose

Macarena se gira, lo mira con un gesto travieso mientras sigue caminando en reversa —Lo pensaré. Adiós psicópata.

Maximiliano sonríe y suspira aliviado. Había logrado conversar con ella, hacerla sonreír, hasta robarle un beso, pero la incertidumbre de esperar siete eternos días le parece una tortura.

Macarena desciende al estacionamiento cercano al parque, aborda su auto y cierra los ojos por un momento, tratando de contener una ola de emociones que amenazaba con abrumarla.

La confesión de Maximiliano la había dejado sin aliento, y por un instante, el tiempo pareció detenerse.

Conduce hacia su departamento. Sentado en el sofá,la espera ansioso su amigo, deseoso de chismear todo lo ocurrido.

Apenas ella ingresa, él la observa fijamente, expectante y con curiosidad.

— ¡Oh, la protagonista ha regresado!— dice Gonzalo aplaudiendo

—Gonza, necesito un momento antes de tu interrogatorio —pide Macarena abrumada

—¡Se me reventará el colon de la angustia!— exclama exageradamente su amigo

Macarena se deja caer en el sofá junto a su amigo

—¿Cómo fue tu encuentro con el psicópata? — pregunta Gonzalo con voz dramática acercándose a ella y posicionándose para tenerla frente a frente

—Gonza, por favor— dice Macarena rodando los ojos

—Vamos, no seas cruel con tu amigo

—Gonza, !ya basta! —exclama su amiga molesta por la insistencia. —Además estás castigado. ¿Cómo se te ocurre inventarle a Maxi que tengo algo con el idiota de Mauro?! —dice Macarena dándole múltiples y pequeños golpes a Gonzalo en el hombro

—¡Auch, Maggie Fitzgerald , cálmate! —dice Gonzalo defendiéndose. —Era parte de la estrategia. ¿Recuerdas? Primero helado, después venganza. Maxi merecía sufrir.

—¿Cómo sabías que eso lo iba a hacer sufrir?

—¡Ay amiga!, supieras todas las veces que me preguntó por ti.

—Pero te pedí que no le contarás nada de mi

—En estricto rigor no le conté nada, solo fue ficción. Hubieras pagado por ver la cara que puso —dice Gonzalo tocándose las manos pero cambia sus bromas porque Macarena cruza los brazos y lo mira enojada.

—Ya, ya amiga. Lo siento. Al menos sirvió la estrategia.

—¿Sirvió para que?

—Para que viniera a rescatarte de tu torre, Rapunzel, ¿para qué más?—explica Gonzalo

—No necesito que nadie me rescate, sabes muy bien que...— Macarena intenta defender su postura pero su amigo la interrumpe

—Si, si, si, si,  mujer empoderada y blablabla, pero cuando aparece el galán en tu puerta, ¡se te caen los calzones!

Macarena ríe a carcajadas con las ocurrencias de su amigo y él aprovecha el buen humor que causa en su amiga para aprovechar de lanzar una confesión

—Amiga, ese hombre está realmente interesado en ti, tu dieta me impidió decírtelo.

—Lo sé —resopla Macarena

—¿Lo sabes? — pregunta sorprendido Gonzalo. —¿Qué te dijo?

—Que lo de la rubia fue un error y que se enamoró de mi

—OMG!— exclama Gonzalo exageradamente desmayándose con teatralidad en el sofá. — ¡No puedo creerlo! ¡Hechizaste al hombre más codiciado del planeta!

—!Gonza, para tu K-drama! —lo reprende Macarena jalandolo de la mano para volver a sentarlo junto a ella. —Necesito pensar en esto sin tu teatro.

—¿Qué vas a pensar si estás loca por él y él por ti?. Uno mas uno igual cuatro.

—No es tan simple. Me da miedo que se repita la historia.

—El amor amiga, el amor es cosa de valientes— dice Gonzalo con seriedad y se acerca a su amiga tomando sus hombros. —¡Tú amiga, eres la mujer más corajuda que he conocido en mi puta vida!

—!Amigo!— exclama Macarena con ternura ante la sinceridad de Gonzalo, abrazandolo

—Maxi me pidió que lo desbloqueara — dice Macarena luego de aquel abrazo

—¿Y qué harás?

— Quiero hacerlo, extraño nuestras conversaciones divertidas, pero estoy indecisa.

—Amiga, desbloquealo a cambio de que te envíe un "nude" y me lo muestras.

—¡Gonza!—exclama Macarena riendo

—No puedo perder esa oportunidad, es un hombre espectacular.

—Deja de mirarlo así, como si fuera carne lista para devorar —dice Macarena seriamente

—Ahora estás celosa— responde el burlándose

—No estoy celosa, solo no quiero que lo veas como una presa; es una persona. Es lindo.

—¿Lindo? ¡Lindos son tus gemidos! Ese hombre no es lindo es...

Macarena cierra su puño y golpea a su amigo nuevamente —¡Deja de hablar de él!

—ok ok, Rapunzel, guarda la sartén.

Macarena vuelve a reír y se queda conversando con Gonza en el sofá durante unos momentos más

—Creo que Michu sabría qué hacer en estos casos. ¿Cierto Michu? —dice Gonzalo cogiendo en brazos a la gatita quien maulla como si afirmara lo que le acaban de preguntar

—No la manipules. Ella es inocente, no sabe nada.

—Te escuchó cantar tantas veces "La gata bajo la lluvia" mirando por tu balcón, extrañando a ese hombre, que lo único que quiere es que cortes el show—bromea

—¿La gata bajo la lluvia? ¿De qué hablas Gonza?.

Gonzalo carraspea, va hacia la ventana y con un gesto teatral melancólico comienza a cantar

"Ya lo ves, la vida es así

Tu te vas y yo me quedo aquí.

Lloverá y ya no seré tuya

Seré la gata bajo la lluvia

Y maullaré por ti"

Macarena estalla en una carcajada y le lanza un cojín desde el sofá. Gonzalo se cubre y ríe con ella.

Entre risas y confidencias, Gonzalo se marcha dejando a Macarena con una sensación de alivio y calma.

En su habitación se tiende sobre su cama, cierra los ojos y se pierde en sus pensamientos. La idea de una relación con Maximiliano le parece tanto tentadora como aterradora. Michu interrumpe sus pensamientos, se acomoda en sus piernas y ronroneaba al ritmo de la respiración de Maca.

—Michu, ¿qué hacemos?— le pregunta Macarena acariciándola.

Michu maulla y Macarena sonríe.

Mientras tanto, en la casa de Maximiliano, este revisa su teléfono con ansias esperando algún indicio de la decisión de Macarena. Sin embargo, no hay mensajes ni llamadas. Suspira.

"Siete días parecen una eternidad"

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