Macarena entra a la cocina con la intención de acompañar a Maximiliano. Se acomoda con naturalidad, como si estuviera habituada al lugar, y se sienta de manera casual en la silla de la mesa isla, observando cómo él se desenvuelve entre sartenes y utensilios. El encanto que irradia cuando está concentrado en sus habilidades culinarias cautiva a Macarena, y una sonrisa tierna se dibuja en sus labios.

Aunque Maximiliano está inmerso en su tarea, es consciente de que lo siguen con la mirada y, fiel a su estilo, comienza a bromear mientras mezcla los ingredientes en la sartén.

—Bueno, los omelettes tienen su encanto, pero sé que viniste a la cocina por mi irresistible compañía.

—¿Irresistible?  —pregunta entre risas Macarena—. Creo que te sobreestimas, chef.

—Soy el chef y el ingrediente secreto en esta cocina.

—Ah, entonces eso explica el toque especial en tus omelettes —responde Macarena con ironía.

—Sé que finges. Si no fuera irresistible no me hubieras arrastrado hasta mi cama.

—¿En serio crees que te arrastré hasta tu cama por eso? —pregunta Macarena sonriendo—. Tal vez solo quería evaluar la calidad de tus sábanas.

—Obvio, por eso estás aquí en ropa interior y con mi camiseta —ironiza Maximiliano dejando la primera de las delicias elaboradas, dentro de un plato.

—¿Quién dice que llevo ropa interior?

—¡Ey! Estoy cocinando, no me provoques —responde Maximiliano haciendo reír a Macarena.

Ella queda observando cada movimiento mientras cocina el segundo omelette en la sartén. Las venas que recorren sus manos, lo camiseta marcada alrededor de sus bíceps, su espalda firme, su trasero tan bien formado abultado bajo sus pantalones. Muerde sus labios de manera inconsciente y Maximiliano curva una sonrisa.

—¿Te gusta lo que ves? —pregunta sin apartar la vista de lo que está cocinando.

—Cuando dejaras de ser tan... —intenta decir Macarena sintiéndose sorprendida.

—¿Tan que? —la interrumpe.

—Insoportablemente ególatra.

—Te gusto así, no lo puedes negar —responde Maximiliano dejando el segundo omelette es su plato.

—Me agotas —reclama Macarena.

—Lo sé. Sé también otras maneras en que puedo agotarte hasta dejarte sin aliento.

—¡Maxi, suficiente! Harás que me moleste contigo.

—No te molestarás. Eres la mujer más increíblemente ingeniosa que he conocido. Inventaras una respuesta para dejarme sin palabras, como siempre lo haces —confiesa Maximiliano sin darse cuenta, mientras ordena lo que ha utilizado para cocinar.

—¡Wow!

—Eso no estaba en mis planes —dice Maximiliano al ser consciente de su confesión.

—Te costó admitir que te dejo sin palabras, ¿eh? No tardarás mucho en admitir que también te dejo sin aliento —responde Macarena haciendo reír a Maximiliano y colabora llevando los platos con los omelettes a la mesa isla de la cocina. Se acomodan y comienzan a degustar la deliciosa creación. La exquisitez de los omelettes se fusiona perfectamente con su apetito.

—En serio tienes talento culinario. ¿Dónde aprendiste? —pregunta Macarena saboreando su plato.

—Podría decir que mi papá me obligó. Hay una historia detrás.

—Cuéntame, estoy interesada"-

—Quería aprender a tocar batería y le insistí medio año a mi papá para que me pagara un curso. Me dijo que si aprobaba un curso de cocina, me pagaba todas las clases que quisiera. Pensó que no me atrevería a hacerlo. Finalmente, igual me gustó un poco lo de cocinar. Creo que mi papá me preparaba para la vida de alguna forma, a su estilo obviamente, porque cuando me fui de casa, saber cocinar salvó vidas.

—¿Y, aprendiste a tocar batería?

—Sí.

—No te imagino como un Rockstar.

—Hay muchas cosas que no conoces de mí —responde Maximiliano sinceramente.

—Sí, lo sé. ¿Sólo sabes tocar batería?

—No.

—Deja el misterio. ¿Qué instrumentos sabes tocar?

—Se tocar piano, guitarra clásica, acústica y eléctrica, bajo y algo de contrabajo —responde Maximiliano un tanto incómodo de revelar esa información.

—¡Wow, eres un real artista! —exclama Macarena complacida.

—¿Eso es malo?

—Eso es sexy.

Maximiliano estalla en una carcajada y luego agrega—: No me imagino en qué sentido eso puede ser sexy.

—Eso depende de quien lo aprecie.

—Es la respuesta más ilógica que he escuchado —responde sonriendo y moviendo su cabeza sin dar cabida a las ocurrencias de Macarena. Se queda observándola con detalle. Una parte del omelette está en la comisura de sus labios. Se ve demasiado tierna. Sus ojos color miel brillan mientras degusta su plato, su piel canela es hermosa. Para deshacerse de sus pensamientos, toma una servilleta y limpia la boca de Macarena. Esta se retrae sorprendida y luego acepta el gesto. Después de una pausa Maximiliano rompe el silencio.

 —Te he contado cosas de mi, es tu turno.

—¿Que quieres saber?. Yo te digo si puedo o no responder la pregunta.

—Eso es trampa, yo respondí todo aunque no tenía que hacerlo.

—Antes no estábamos jugando al juego de la verdad.

—No seas tramposa.

—Ok. Lanza tu pregunta galán —responde Macarena resignada.

—¿Qué pasó con Mauro?

—¡Por qué tiene que ser esa pregunta! —exclama Macarena.

—Son las reglas del juego.

Macarena resopla. Deja de comer su delicioso omelette.

 —En breve, fuimos novios por casi un año, lo pillé en la cama con otra, fue su sutil forma de decirme que quería que romper conmigo.

—¡Qué hijo de puta! —suelta Maximiliano alterado.

—La otra era una supuesta prima que conocí en una de las tantas galas de estreno a las cuales lo acompañaba. Te imaginarás que no era la primera vez que se acostaba con ella —suelta Macarena revelando el dolor que le había causado Mauro.

—¿El imbécil es cineasta?

—Productor audiovisual, con muchos contactos —responde Macarena continuando con sus bocados—. Bueno, esa historia ya fue. Me desagrada topármelo, siempre es igual de idiota.

—Me toca otra pregunta, yo respondí dos —dice Maximiliano luego de un silencio.

—Ahora tú estás haciendo trampa.

—Yo respondí dos —insiste él.

—Que niño eres!. Ya hazme la otra pregunta.

—¿Por qué nunca hablas de tu familia?

—Porque mis padres murieron cuando yo era pequeña. Me crió mi Nona.

—Oh, lo siento —dice Maximiliano entendiendo que tocó un tema delicado—. ¿Tu Nona es tu abuela?

—Si, era mi abuela. Mi Nona murió cuando yo estaba en la Universidad, entonces prácticamente no tengo familia sanguínea. No recuerdo mucho a mis padres, solo tengo fotos de ellos. La pérdida que más lamenté fue a mi Nona —dice Macarena con sinceridad.

—Lamento lo de tu abuela. Ahora entiendo porque eres tan independiente.

—Mi Nona me enseñó muchas cosas, era una mujer muy genial.

—Como tu —dice Maximiliano sonriendo, logrando que Macarena se sonroje—. No tienes otros familiares? —pregunta para distraerla.

—Se que tengo tíos pero no tengo relación con ellos y no tengo hermanos. No es como tu familia que son todos bonitos y felices.

 Macarena sonríe levantando sus hombros.

—¿Por que dices que todos son bonitos y felices?

—No se, Estefi es genial y me imagino que tu otra hermana también.

—Pues supones mal. Laura es la cara opuesta a Estefi. No podrías imaginarla. Es como si fuera el clon de mi mamá. Amargada y trabajólica.

—Compruebo entonces que las familias no son perfectas —dice Macarena y Maximiliano asiente.

 —Me toca preguntar —agrega ella, entusiasta.

—Si, es tu turno —confirma él.

—Siempre hablas de tu papá, pero no de tu mamá. ¿Aún estás peleado con ella?

La pregunta, aparentemente inocente, hace dudar a Maximiliano. Tras un breve silencio, decide compartir algunos detalles sobre la complicada relación con su madre.

—Es difícil la relación con ella. Es literalmente odiosa. Para ella soy un fracasado que no le dio la cabeza para estudiar medicina. Entonces cada vez que hablamos, sale el mismo tema. Nunca está orgullosa de mí ni de mi trabajo. Cree que la danza es una pérdida de tiempo.

—Que equivocada está. La danza, es una expresión de arte bella —responde Macarena con sinceridad comprendiendo que este tema es doloroso para él—.  Cada uno elige su camino, y creo que seguir tus sueños es valiente y admirable —agrega.

Sus palabras resonaron en la mente de Maximiliano haciéndolo sonreír agradecido

 —Gracias!. Me acabas de llamar valiente y admirable.

—Porque es exactamente lo que pienso de ti.

—¿Es idea mía o estás tratando de seducirme? —pregunta él, juguetónamente.

—No necesito hacerlo. Caiste redondo apenas te subiste a mi auto.

—¡Touché! —responde Maximiliano riendo.

—Te toca —le recuerda Macarena.

—Bien. Va mi pregunta ¿Cuál es tu recuerdo favorito?

—Hmm. Todos los recuerdos con mi Nona son mis favoritos pero si tuviera que elegir uno sería cuando yo tenía catorce años y fuimos a Isla de Pascua. Aprendimos a bailar Tamuré y mi Nona se ligó a un isleño. Eso fue muy cómico.

Ambos ríen. Maximiliano observa el brillo en los ojos de Macarena cuando ha recordado ese viaje. Se queda hipnotizado. Ella lo nota y se ruboriza.

—Me toca —dice desviando su atención.

—Si, es cierto.Dale.

—El metrónomo y los vinilos que están en tu sala, ¿son tuyos?

—Todo lo que está dentro de esta casa es mío.

—En serio te gusta la musica, ¿eh?. ¿Tu papá es músico?

—Esas son dos preguntas. Me toca a mi —interrumpe Maximiliano quien no está nada acostumbrado a revelar a nadie su vida personal, pero consciente de que si quiere saber más de Macarena, debía aceptar el juego.

—Eres tramposo, yo tengo que contestar sin chistar. La regla es sin monosílabos.

—Vas creando reglas del juego a tu conveniencia —reclama Maximiliano—. Extenderé mi respuesta señorita periodista. El gusto por la música es algo hereditario que compartimos mi hermana Estefi, mi papá y yo. Mi papá es médico pero es un aficionado a la música. Crecimos al lado de instrumentos, partituras y mi papá nos llevaba a ver conciertos y a tomar clases de diferentes cosas relacionadas con la música. ¿Estás conforme con esa respuesta?

—Si —dice ella sonriendo maravillada de descubrir las capas misteriosas que oculta Maximiliano.

—Me toca preguntar —arremete él.

—Ok, estoy preparada.

—¿Qué es lo más estúpido que haz hecho por alguien?

—¿Te refieres a alguien pareja o a alguien cualquiera?

—Alguien quien sea.

Macarena ríe encontrando un recuerdo vergonzoso dentro de su memoria, el que decide compartir

 —Hacer una performance de Britney Spears en un escenario frente a mucha gente, ¿lo considerarías estúpido?

—¡¿Que?! - exclama Maximiliano sorprendido—, y, ¿eso lo hiciste por alguien?

—Si, para ligar con el que me gustaba. Estaba en la universidad y moría por él. Eran las alianzas del aniversario y nos tocaba presentar un show para ganar puntos. Entre Periodismo y Danza éramos aliados y me metí en eso. Fue así como conocí a Gonza también. Ahora considero que fue rebajarse como objeto para lograr atención, ¡es patético!

—¿Lograste su atención?

—Si.

—Con Britney ¡quién no! —confiesa Maximiliano.

—¿Te gusta Britney?

—Tenía un Crush en ella cuando era universitario. Ahora ya maduré —dice Maximiliano provocando la risa de Macarena.

—Bueno después de esa vergüenza me llamaron Maca Spears por toda la eternidad.

—Yo diría que es un honor portar ese apellido.

—Para ti que babeas por Britney será honorífico. Para mí era un karma sobre todo al final de mis estudios cuando los profes en serio creían que mi apellido era ese.

—¿Qué canción bailaste Maca Spears?

—¡No me digas así! —lo reprende Macarena haciendo una pelota con una servilleta y lanzándosela en la cabeza.

—¿Cual es tu apellido? —pregunta Maximiliano riendo.

—Ansaldi.

—¿Qué canción bailaste, Macarena Ansaldi?

—¿Por qué quieres saber?

—Quiero imaginarte.

—No te lo diré. No quiero formar parte de tus sueños húmedos imaginándome como B. Spears.

Maximiliano estalla en una carcajada mientras Macarena sonriendo triunfante termina de comer su omelette.

—Me toca preguntar  —dice Macarena

—Si, es tu turno.

—¿Te has enamorado alguna vez?

Maximiliano cambia su semblante, se pone de pie para rehuir de la pregunta.

 —Creo que se terminó el juego, voy a recoger los platos y lavarlos —dice seriamente alejándose de la mesa.

Macarena lo observa y se arrepiente de haber formulado esa pregunta . Esta le afecta más que ninguna otra verdad de las que conversaron en la velada.

Gracias por continuar aquí, leyendo y comentando. 

Infinito agradecimiento.

Narlie