La casa de Maximiliano irradia una agradable atmósfera, con luces tenues reflejadas en los grandes espejos del área de ensayo, inspirando arte. Mientras espera en el sofá, Macarena observa cuidadosamente los detalles del espacio, aprovechando la ocasión que no tuvo en sus visitas anteriores. Se levanta para examinar unas fotografías cercanas. Todas muestran a Maximiliano con Estefania, excepto una en la que aparece una familia de cinco personas. El atractivo de Maximiliano, sin duda, tiene un fuerte vínculo familiar. Su madre es hermosa y ambas hermanas también, y su padre destaca por una elegancia y mirada muy cordial.

Luego, se detiene frente a una pared decorada con fotos de escenarios, inicialmente pensando que son presentaciones de Maximiliano , pero resultan ser fotografías de reconocidas obras de Broadway. La casa respira y vive la danza, impregnada de la pasión de Maximiliano, lo cual resulta cautivador.

Mientras continúa examinando los detalles del estante, Macarena encuentra una colección de vinilos y un pequeño tocadiscos más allá. Se acerca para observarlos, pero tropieza con algo que está en el suelo. Al agacharse para recogerlo, descubre que era un metrónomo que aparentemente se ha caído del estante de vinilos. Lo recoge y lo devuelve a su lugar. Está tan absorta en esos detalles que no se percata de que Maximiliano sale de su habitación.

Aprovechando su distracción, Maximiliano la sorprende con un abrazo.

—Te atrapé escudriñando mis secretos —le dice cariñosamente.

Macarena se gira hacia él, quedando frente a frente, aceptando su abrazo y sintiendo el delicioso aroma de su perfume.

—Tu casa es increíble —dice.

—En realidad, no es mía; es de mi papá —responde Maximiliano sin dejar de mirarla a los ojos.

—Tu papá tiene buen gusto —agrega Macarena.

—Es de mi papá, pero lo que está dentro de ella es mío —explica él, con modestia.

—¿Quieres que elogie tu gusto?

—No esperaría eso de ti.

Macarena sonríe, pero su expresión vuelve a ser pensativa y no pasa desapercibida.

—Ey, ¿qué pasa? —pregunta Maximiliano tomando su mentón, buscando su mirada.

Macarena se suelta del abrazo y camina hacia el sofá, dejándose caer desalentada. Era el momento de desembuchar lo que tiene que decir.

—Maxi, ¿qué esperas de mí? —pregunta Macarena sin saber por dónde partir.

—No entiendo tu pregunta —dice Maximiliano sentándose a su lado.

—Te estoy preguntando qué quieres de mí. Soy una mujer simple, con una vida simple. No me parezco a tus conquistas ni a tu séquito de seguidoras. No soy parte de tu mundo.

—Quiero tu amistad. Eres mi amiga. No sé de qué mundo hablas.

Macarena resopla.

—Qué difícil es hablar contigo. Iré al grano.

—¿Debería tener miedo? —pregunta bromeando con su habitual sonrisa

—Prepárate y ponte el cinturón —dice Macarena de la misma manera.

—Ok —responde él y se acomoda en el sofá—. Listo, broches ajustados.

Macarena inhala profundamente, cierra los ojos. Maximiliano se retrae un tanto sorprendido. Lo que viene no es una broma.

Ella abre los ojos, exhala y dice—: Hice todo lo posible para que esto no me pasara... pero no puedo negar que... estoy sintiendo muchas cosas por ti, muy fuertes —suelta al fin.

Sus manos sudan, pero ha logrado decirlo.

Maximiliano queda sorprendido y un poco desconcertado.

—¡Wow!, eso fue muy directo.

—Solicitaré una patente para vender mis habilidades en la conversación directa. ¿Crees que podría hacerme rica con eso? —bromea  Macarena tratando de disimular los nervios que le provoca acabar de confesar lo que siente.

—¿Estás bromeando? —pregunta Maximiliano seriamente pensando que está siendo embaucado.

—No, Maxi. Lo que siento va más allá de una simple atracción física. Me estoy enamorando de ti —confiesa mirándolo a los ojos.

Maximiliano trata de procesar la confesión.

 —Maca, yo... no sé qué decir —titubea.

—Solo necesitaba que sepas la verdad. No quiero que me digas algo. Encontrarme con el idiota de Mauro me recordó por qué me había prometido no volver a relacionarme con galanes mujeriegos, y bueno, aquí estoy de nuevo, declarándome ante uno.

Maxi, entre nervioso y molesto, intenta encontrar las palabras adecuadas —: ¿Crees que yo soy solo eso? ¿Crees que yo soy igual a tu ex?

—No dije eso. Me pediste hablar para entender por qué te evitaba y te estoy dando la respuesta. No espero nada de tu parte, Maxi, ni que me entiendas, ni que me respondas y no busco que me correspondas. Si quieres que sigamos siendo amigos, debes saber lo que siento. Parte de la amistad es la honestidad —replica Macarena recobrando la seguridad en sus palabras y su empoderamiento característico.

—Lo pones difícil, Maca —responde Maximiliano sin saber qué decir. Las declaraciones de amor abiertas eran habituales en su vida dado su personalidad encantadora y su atractivo físico, pero esta vez tenía al enigma hecho mujer frente a él diciéndole lo que tantas veces había escuchado de otras bocas.

—Sí, soy una mujer difícil, ¿no te has dado cuenta? —bromea Macarena tratando de sacarse la incomodidad que le hace sentir Maximiliano.

Él sonríe y queda en silencio procesando las revelaciones de Macarena . Acostumbrado a rehuir del compromiso, a evitar hacer vínculos y lazos con sus conquistas, siente una conexión especial con ella, y eso lo hace vulnerable. Le incomoda sentirse así. No quiere alejarla pero tampoco está dispuesto a despojarse de su armadura.

—Creo que iré a reunirme con Gonza al Bar —dice Macarena, rompiendo el silencio. 

Se levanta del sofá y camina hacia la puerta. Maximiliano, en un impulso, la sigue, la toma de la cintura y la gira hacia él.

—No irás a ninguna parte —sentencia.

Macarena lo mira, sorprendida por su acción. 

—¿Qué quieres decir con eso? —pregunta, buscando en sus ojos alguna pista sobre lo que está pasando por su mente.

—Quiero decir que... no quiero que te vayas —responde Maximiliano con más sinceridad de lo que esperaba.

El corazón de Macarena se acelera, pero una parte de ella aún está en guardia.

¿Podría ser que Maximiliano esté dispuesto a dejar su armadura a un lado y abrir su corazón ? Que dicen ustedes

Como seguirá todo esto?

Muchas gracias a quienes siguen leyendo y quienes apoyan con sus votos y comentarios, me alegran infinitamente

Saludos