CAPITULO 11: Casablanca (Gramática corregida)
La rutina diaria de Macarena es bastante simple. Trabaja en una Fundación que se dedica a buscar hogares de acogida para menores. Es la periodista de esa organización por lo tanto siempre se ve formal y bien vestida. Sale todos los días de su departamento temprano, previo a dejarle comida y agua a Michu y acariciar su cabeza. Macarena tiene una simpleza y autenticidad única . No es una mujer extraordinariamente bella, pero su seguridad y buen humor irradia un atractivo que no pasaba desapercibido.
Ese día es igual que los demás para Macarena, con una sola excepción: ha aceptado reunirse con Maximiliano a la salida de su trabajo, en la esquina de unas calles cercanas al centro de la ciudad.
Eran las 6:30 de la tarde y camina hacia la intercesión propuesta por Maximiliano. De lejos, ve que él la espera. Su estómago se aprieta tanto que Macarena recuerda por un momento lo que Gonzalo le insinuó en el último almuerzo de amigos. Maximiliano la recibe con una bella sonrisa.
"Oh, maldita e irresistible sonrisa" piensa para sí.
—Buenas tardes, encantadora dama —la saluda Maximiliano.
—Hola Maximiliano —responde seriamente Macarena.
—¡Dios! Acabas de sonar como mi mamá,
—Eso no es muy bueno, según recuerdo —dice ella disimulando su risa.
—Nada bueno, pero creo que aceptaré todas las maneras en que me quieras llamar. Me lo merezco
—Es tu nombre, nada más. ¿A dónde iremos?
—Es una sorpresa.
—No me gustan tus sorpresas —reclama Macarena
—Esta es buena, lo prometo —responde Maximiliano mientras comienzan a caminar por las calles en dirección al destino misterioso. Macarena guarda silencio y lo mira de reojo. Este se da cuenta de esas miradas y sonríe diciendo: —Quiero llevarte a un lugar que conozco y que hace tiempo no voy. No quiero que pienses que es para comprar tu perdón, solo piensa que quiero compartir algo contigo, ¿está bien ?
—¡Qué intriga!
Al doblar en la siguiente calle, Maximiliano le comenta que deben ingresar a un pasaje. El pasaje tiene una galería comercial antigua, con forma de caracol, nada desconocida para Macarena.
—¿Ya conoces por acá? —pregunta Maximiliano
—Si, he venido a esta galería antes.
—Entonces necesito que cierres los ojos cuando entremos. ¿Puedes hacerlo?
—Hmm, ¿qué pretendes? — pregunta Macarena desconfiando.
—Solo quiero mostrarte algo, nada más —ambos se detienen a la entrada de la galería. —Cierra los ojos y no hagas trampa —le pide Maximiliano.
Macarena cierra los ojos y él toma su mano para guiarla, suben un ascensor, caminan cinco pasos, se detienen, la toma de los hombros y la gira.
—Ahora puedes abrirlos.
Macarena abre los ojos y frente a ella está una tienda radiante llamada "Casablanca". La tienda tiene muchos pósters de películas antiguas en su vitrina y se vislumbra como un local especial para amantes del cine.
—Maxi, esta es mi tienda favorita! ¿Cómo lo supiste? —dice Macarena sorprendida y muy feliz.
—No lo sabía, quería traerte a uno de mis lugares favoritos. Creo que tenemos más de algo en común.
Maximiliano sonríe viendo el rostro emocionado de Maracena mientras ella le toma la mano y se encamina corriendo infantilmente hacia la tienda e ingresan. Al pasar por la puerta, un suave tintineo de una campanilla anuncia la entrada a un ambiente increíble.
La tienda está impregnada de aire cinematográfico, con estanterías repletas que exhiben libros y revistas especializadas hasta DVD y Blu-rays de películas clásicas y de culto, luces tenues y una mezcla de aromas a madera antigua y papel envejecido. El suelo de madera cruje ligeramente bajo los pasos de Maximiliano y Macarena.
En el centro de la tienda, una mesa de madera tallada muestra una selección de objetos de colección, como figuras de acción y pósters originales. En un rincón de la tienda hay réplicas de vestuario de películas emblemáticas y en el otro extremo una zona dedicada exclusivamente a las joyas del cine, con exhibiciones de objetos icónicos.
Maximiliano y Macarena pasean entre los pasillos con una expresión de asombro y admiración, examinando con detalle cada tesoro cinematográfico que la tienda tiene para ofrecer.
—¿Puedes elegir algo de acá? Te quiero hacer un regalo — dice Maximiliano interrumpiendo la abstracción de Macarena.
—No necesitas hacerme un regalo. Estar acá es genial —responde ella con una sonrisa.
—Es que quiero regalarte algo —Insiste.
—Ok, te saldrá caro —responde Macarena bromeando. Maximiliano ríe mientras siguen recorriendo la tienda.
Mientras examina cuidadosamente las estanterías y exhibiciones, Macarena se detiene ocasionalmente, sus ojos brillan con emoción al descubrir un libro antiguo con una portada llamativa en una de las estanterías. Es una edición especial de la novela, "El Gran Gatsby", con una cubierta de cuero y páginas doradas.
—¡Oh, mira esto, Maxi! —exclama Macarena, emocionada—. ¡Es una edición especial de "El Gran Gatsby" ! ¡Lo necesito en mi vida!
Maximiliano se acerca para ver lo que ha encontrado Macarena, y sus ojos también se iluminan al ver el libro.
—Oh, ese libro es una joya —comenta con entusiasmo.
Macarena sonrie asintiendo: —¡Exactamente!
—Bueno, entonces es una elección obvia.
Con una sonrisa de oreja a oreja Macarena toma el libro entre sus manos con cuidado.
—Gracias, Maxi. Eres el mejor —expresa con gratitud.
—¡Lo sé! —responde Maximiliano con una sonrisa traviesa.
Los dos continúan explorando la tienda, compartiendo risas y anécdotas cinematográficas y literarias. Después de pasar un tiempo agradable en la tienda "Casablanca", Macarena sale feliz con una bolsa de papel que contenía el libro que Maximiliano le ha regalado. Se encaminan hacia la salida de la galería pero Maximiliano se detiene y la mira con una expresión reflexiva.
—Sé que te lo dije por mensaje, por teléfono, y agradezco que hayas querido venir y escucharme —comienza titubeando un poco—. Me porté como un imbécil, Maca. No quiero que pienses que soy así, no sé qué me pasó. Jamás te lastimaría ni te forzaría, fui un cerdo cretino contigo y estoy realmente arrepentido.
Macarena arquea una ceja con una sonrisa sarcástica.
—Cerdo cretino es un buen nombre, me quedo con ese.
—¿Crees que algún día puedas perdonarme? —pregunta Maximiliano con esperanza.
—Hiciste bastantes méritos hoy.
—Ah, me olvidaba. Tengo algo que es tuyo.
Maximiliano mete su mano en el bolsillo y saca de él una pequeña bolsa de terciopelo verde.
—Abre la mano —le pide.
Macarena obedece y Maximiliano deja caer la pulsera que había perdido esa noche en la fiesta, su pulsera favorita, impecablemente reparada.
—¡Mi pulsera! ¿Cómo la reparaste? —pregunta Macarena sorprendida.
—Un mago jamás revela sus trucos —responde Maximiliano con una sonrisa.
—¡Gracias! —exclama Macarena, realmente agradecida. Extiende sus brazos y le da un abrazo sincero. Maximiliano sonríe y la abraza con más fuerza, sintiendo el calor de su gesto.
—¿Puedo considerar eso como un perdón? —pregunta él con esperanza.
—Si no me asfixiaras con tus brazos podría responder que sí — dice Macarena con una sonrisa, luego lo mira seriamente. —Pero en serio, Maximiliano, ¡no vuelvas a ponerme un dedo encima!
—Es tan lamentable el castigo que me impones, pero si eso hace que me perdones lo haré —responde él un tanto divertido.
Luego de esa conversación, llega el momento de despedirse. Maximiliano, con su característico humor, estira su mano diciéndole: — ¿Amigos para siempre?
Macarena sonríe y le estrecha la mano en señal de amistad.
—Amigos para siempre —responde con sinceridad en su voz. Maximiliano aprovecha el contacto para acercar a Macarena jalando su mano hacia él.
—Amigos, solo amigos —dice Macarena deteniendo el acercamiento—. Tus manos lejos de mi —agrega reiterando su solicitud de mantener distancia.
—Ok, si lo entendí. Solo quería darte otro abrazo como amigos.
—Con uno basta, no te pases. Iré a descansar, estoy muerta y mañana tengo que levantarme temprano de nuevo.
—Si, yo tengo un largo día mañana también. Gracias por escucharme.
—Para esos son las amigas.
—Claro —dice Maximiliano suspirando, resignado.
Ambos se despiden, se separan y toman su camino de regreso a sus casas.
Al llegar a su departamento, Macarena, como era su costumbre, saluda a Michu, le acaricia las orejas, cuelga sus llaves y deja la bolsa con el libro en la mesa del comedor. Enciende la luz tenue de su lámpara de pie y se tiende en el cómodo sofá. Pierde la cuenta de cuántos minutos se queda mirando el techo, con una sonrisa en sus labios. Embobada. El sonido de un mensaje en su teléfono la saca de su trance. Se sienta y lo revisa.
Maxi: ¿Ya estás en tu palacio?
Maca: Sí, volví a mi torre de marfil. Gracias por hoy. Eres un buen amigo. 😊
Maxi: Soy solo un buen amigo porque eso es lo que deseas. 😏
Maca: No me insinúes cosas, estás castigado.
Maxi: Lo sé. ¿Puedo preguntarte algo como el buen amigo que soy?
Maca: Claro
Maxi: ¿Estás saliendo con alguien?
Maca: ¿Alguien? ¿Con quién?
Maxi: El que te lanzaba miradas sugerentes en mi fiesta.
Maca: Jajaja ¿Qué? Nadie me lanzaba miradas en tu fiesta.
Maxi: Claro que sí.
Maca: Claro que no. El que coqueteaba descaradamente eras tú, con esa supermodelo rubia.
Maxi: Jajaja, ¿la súper que?
Maca: La rubia esa salida de revista
Maxi: ¿Estás celosa?
Maca: No.
Maxi: Claro que sí.
Maca: Claro que no.
Maxi: Me encanta que estés celosa.
Maca: No lo estoy. Tú y yo solo somos amigos.
Maxi: ¿Crees que podamos retroceder el tiempo y poner play en el momento en que me subí a tu auto?
Maca: No tengo un Delorian y aunque lo tuviera no me gustaría pasar de nuevo por tu fiesta.
Maxi: Ese era otro Maxi, una versión cretina de un universo paralelo
Maca: Jaja eres tú y sigues siendo tu. Eres un galán Maxi, no puedes vivir sin conquistar mujeres supermodelos rubias.
Maxi: No es así. Que lastima que me veas así.
Maca: No sé cómo verte si estás rodeado siempre de mujeres.
Maxi: No es mi culpa ser irresistible y que te den celos.
Maca: Jajaja, payaso. Me iré a dormir, que descanses.
Maxi: Espera.
Maca: ¿Qué quieres?
Maxi: ¿Te gustaría ver una película conmigo?
Maca: ¿Cuál?
Maxi: Me pidieron ver la película en la que se basa la obra.
Maca: Tendrás que sufrir con el romance.
Maxi: ¿Me acompañas en mi dolor?
Maca: Ok.
Maxi: Viernes, en mi casa. Amarro mis manos. Será una tarde de películas entre amigos.
Maca: Será tu prueba de fuego, recuerda tu castigo.
Maxi: No me lo recuerdes de nuevo.
Maca: Me paso de la fundación a tu casa, ¿está bien?
Maxi: Sí, pero por favor no te pongas ese día falda corta. Harás más difícil mi prueba.
Maca: Maxi, los amigos no le miran las piernas a sus amigas.
Maxi: Siempre y cuando previamente no las hayan rozado con la punta de sus dedos.
Maca: jaja
Maxi: Nos vemos el viernes, querida amiga.
Maca: Nos vemos.
Deja el teléfono a un lado, vuelve a tenderse en el sofá. Los minutos pasan mirando el techo sonriendo. Cierra los ojos recordando la genial tarde y una cálida emoción la envuelve. Abre los ojos con asombro y alarma, se sienta en el sofá y se dice para sí:
"¡Mierda! Estoy enamorada de Maxi"
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