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CAPITULO 1: Sincronizando (Gramática corregida)


La academia de danza Éclat es un bullicio de creatividad y expresión artística. El edificio, bañado por la luz natural que entra a raudales por sus amplios ventanales, es un espacio enorme con salas de ensayo tan amplias que parecen interminables. Los espejos de pared a pared reflejan no solo los movimientos de los bailarines, sino también la energía contagiosa que llena cada rincón

Los suelos de madera pulida crujen con estilo bajo los pasos de alumnos y profesores y el diseño interior es tan inspirador que las paredes parecen tener vida propia, adornadas con fotos de actuaciones estelares y citas motivadoras que, entre risas y energía, avivan la pasión por la danza.

El sonido alegre de la música y las risas resuena por los pasillos durante las clases y los ensayos. La academia no solo es el lugar perfecto para afinar las habilidades de baile, sino también el epicentro de amistades florecientes y anécdotas compartidas entre estudiantes y profesores. Aquí, no solo se aprende a bailar, sino que también se perfecciona el arte de chismear con ritmo.

En un rincón discreto de la cafetería de la academia, Macarena espera con paciencia la celebración del cumpleaños de su mejor amigo Gonzalo, el profesor de danza urbana. Su personalidad fuerte y decidida no solo ilumina la sala, sino que también revela una belleza auténtica. Aunque su estilo de vestir es claramente de alguien que pasa mucho tiempo en el trabajo, se combina a la perfección con sus incursiones en las clases de danza árabe. Con una actitud que mezcla diversión y seriedad, Macarena añade un toque de misterio que la hace aún más fascinante.

En medio de risas y animación que llenan la cafetería, Gonzalo, rebosante de energía, hace su entrada para saludar. Después de intercambiar saludos con Macarena, comienza a invitar a un grupo de alumnas, y por supuesto, no se olvida de incluir a su amiga.

La cafetería se llena de emoción mientras las chicas, en susurros secretos, animan a Gonzalo a invitar al profesor Maximiliano. Sin embargo, Macarena, absorta en las páginas de un libro, permanece ajena a las sutilezas que ocurren a su alrededor.

Maximiliano, el profesor de danza moderna, siempre está en el centro de atención. Con su atractivo físico y su personalidad coqueta, ha ganado fama de seductor y una lluvia constante de suspiros en los pasillos. Aunque su galantería es innegable, logra equilibrarla con su pasión por la danza y el respeto hacia sus estudiantes. Su actitud despreocupada y su estilo de vida se centran en divertirse y evitar compromisos serios, tomándose todo con ligereza y humor.

Gonzalo, con una sonrisa traviesa, se acerca a Maximiliano, que acaba de terminar su última clase, y lo invita a unirse a la celebración. Maximiliano asiente con una elegancia digna de su fama, mientras las miradas de las alumnas se clavan en él

Sin embargo, Macarena, absorta en su libro, no se da cuenta de la invitación ni del magnetismo de Maximiliano, que provoca suspiros a su alrededor. Aunque no ha notado su presencia, la simple reputación de Maximiliano como seductor y algo arrogante le causa rechazo.

Maximiliano saluda al grupo y nota que, entre el bullicio, hay una chica sentada, inmersa en su libro. Le parece haberla visto antes con Gonzalo y decide acercarse para saludarla.

Con la determinación de derribar la barrera de indiferencia que Macarena parece levantar, Maximiliano se acerca con una sonrisa amistosa, listo para romper el hielo.

—Hola, ¿qué estás leyendo? —pregunta Maximiliano, curioso.

Macarena alza la vista del libro con un toque de desafío en sus ojos. 

—Es un homenaje a la película Back to the Future. Dudo que sea tu estilo —responde con sarcasmo

Maximiliano sonríe, intentando aligerar la situación. 

—Usted es el Doc, Doc—interviene Maximiliano repitiendo un diálogo de la película mencionada por Macarena.

Macarena lo fulmina con la mirada y regresa a su libro. 

Maximiliano la observa un poco desconcertado. La interacción com está chica al parecer es un un desafío.

Gonzalo interrumpe sus pensamientos extendiendo la invitación a todo el grupo para celebrar su cumpleaños en el "Bar Paraíso", el lugar más cercano a la academia.

Todos confirman entusiasmados.
—¡Genial idea- exclama Maximiliano—. Denme unos minutos, iré a casa a cambiarme y nos encontramos allí.

—Claro, Maxi, tómate tu tiempo —responde Gonzalo con una sonrisa—. Nos vemos en el bar.

Maximiliano se despide velozmente, dirigiéndose a su hogar y dejando al grupo en la entrada de la academia.

La casa de Maximiliano, ubicada en un barrio antiguo y justo en la misma cuadra que la academia, es única. Es un espacio particularmente grande y su atmósfera íntima y misteriosa se acentúa por la falta de luz natural, lo que le da un encanto especial. Dentro de esta casa, Maximiliano ha creado un área especial para sus rutinas de ejercicio y danza, donde los espejos reflejan cada movimiento preciso y la iluminación resalta la calidez del espacio.

Este rincón es un testigo silencioso de los altibajos de la vida de Maxi, capturando sus momentos más íntimos y apasionados.

Por otro lado, los invitados a la celebración de Gonzalo van saliendo de la academia en dirección al Bar. Macarena se acerca a su amigo, cruza los brazos y lo mira con el ceño fruncido. 

—¿En serio invitaste a Maximiliano?

Gonzalo rie, sacudiendo la cabeza. 

—Sé que no lo pasas, amiga, pero es agradable, ya lo verás. Además, las chicas no me perdonarían si no lo invito, ¿no crees?.

—Pues tendré que soportarlo solo porque es tu cumpleaños —reclama Macarena.

Gonzalo ríe nuevamente y la abraza mientras caminan hacia el Bar.

—Así se habla, amiga. Vamos a relajarnos y disfrutar. No tiene sentido crear tensiones.

El Bar Paraíso es el lugar favorito para estudiantes y profesores. Con sus mesas de madera y una rockola en el fondo para elegir la música, el ambiente es acogedor y relajado. La barra iluminada ofrece una variedad de opciones, invitando a conversaciones animadas en los taburetes altos. Es el sitio perfecto para celebraciones y encuentros.

Macarena y Gonzalo junto al grupo de amigos hacen ingreso al local y se acomodan en las mesas, mientras aguardan la llegada de Maximiliano.

Macarena conversa animadamente con las chicas, aunque no puede evitar sentirse incómoda con la idea de que Maximiliano se una al grupo. Observa con cierta molestia a Karina, una alumna de Maximiliano, que muestra un entusiasmo desmedido por estar cerca de él. La actitud de Karina le parece un tanto ingenua y risible.

Una vez que Maximiliano ingresa al "Bar Paraíso", el bullicio y la música envuelven al grupo, mientras las risas y la atmósfera festiva llenan el local.

—¡Hola! —saluda Maximiliano con una sonrisa —. ¿Me perdí de algo emocionante?

Las chicas sonríen y le devuelven el saludo. Macarena rueda  los ojos con molestia, y mira hacia otro lugar.

Maximiliano se acerca al grupo con su característico carisma. 

—¿Listas para una noche increíble? —les pregunta sonriendo.

—¡Claro, profesor! —responde Karina coquetamente—. La noche acaba de ponerse mucho mejor.

Macarena levanta una ceja con ironía mientras observa la escena.

Las demás alumnas, encantadas con la presencia de Maximiliano, se congregan a su alrededor, compartiendo anécdotas y risas. En medio de ellas, Karina, se ilusiona con su cercanía.

Para Maximiliano, acostumbrado a la atención femenina, este escenario es común; sin embargo, Macarena permanece indiferente, ajena al efecto que  el profesor provoca en las demás, marcando su posición única en ese rincón del bar.

—Profesor Maxi —le coquetea Karina—. Hoy dejamos las lecciones de danza y nos divertimos, ¿verdad?

—Hoy haremos una excepción por el cumpleaños de Gonza —responde Maximiliano sonriendo con complicidad.

—¿Significa que nos prefieres a nosotras? —pregunta Karina, riendo embobada

—Bueno, no todos los días puedo disfrutar de tan buena compañía —dice Maximiliano divertido—. Me siento afortunado hoy.

Mientras la chica intenta seguir coqueteando, Macarena observa la escena con desdén, pensando que es un tanto patético.

Maximiliano nota que Macarena no se involucra en las bromas y no muestra interés en la conversación. Curioso, decide acercarse y entablar una conversación.

—Hola, ¿cómo te llamas? —pregunta sonriendo.

—Oh, hola, soy la chica del libro —responde Macarena saludando

Maximiliano ríe y se presenta

—Soy Maxi, el tipo que intenta ser original pero parece no lograrlo contigo.

—Buen intento — comenta Maca—. La originalidad, ¿realmente importa tanto?

—Parece que tendré que esforzarme más para ganarme tu aprobación —responde Maximiliano disfrutando la interacción. 

—Buena suerte con eso —le desea Macarena

—¿La chica del libro no tiene nombre?

—Soy Macarena —contesta ella—. Pero puedes llamarme Maca o la chica del libro, como prefieras.

Karina se aproxima a Maximiliano con la intención de interrumpir la conversación y captar su atención.

—Maxi, siempre he querido mejorar mi técnica en la danza moderna. ¿Tienes algún consejo para mí? —pregunta Karina coquetamente

—¡Claro! — responde Maximiliano con entusiasmo—. Lo más importante es trabajar en tu expresión corporal. Sentir la música y dejar que tu cuerpo se mueva con ella. Además, debes practicar la coordinación y la fuerza. Puedo darte algunos ejercicios para mejorar eso.

—¡Eso suena genial! —exclama Karina, mirándolo admirada—. ¿Podríamos practicar juntos algún día en tu casa?

—Claro —asiente Maximiliano—. Podría ayudarte a mejorar tu técnica. Solo avísame cuando tengas tiempo y lo vemos en la academia. —Sube el volumen de voz al decir "academia", enfatizando la palabra para dejar en claro su límite con la chica.

Macarena, por primera vez, escucha a Maximiliano con atención mientras comparte sus conocimientos sobre danza moderna. En ese momento, deja de lado el coqueteo y establece sutilmente límites, provocando que se interese genuinamente por lo que él tiene para decir.

Maximiliano tiene como regla no involucrarse con sus alumnas, ya que casi la mayoría de ellas eran menores y le recuerdan a su hermana menor. 

Karina comienza a sentir los efectos del alcohol y empieza a intensificar el coqueteo con Maximiliano. A pesar de la incomodidad que esto le genera, Maximiliano es muy amable con la chica.

—Profe Maxi, eres increíblemente guapo —suelta Karina elogiándolo.

—Gracias —responde Maximiliano de manera cortés—. Pero creo que es mejor que no sigas bebiendo. ¿Necesitas que llame a alguien para que te lleve a casa?

—¿Por qué no tú? —pregunta Karina, persistiendo en su coqueteo.

—No es correcto que yo te lleve, pero quiero asegurarme de que llegues bien a casa —responde con empatía Maximiliano, manteniendo la calma y su postura.

Mostrando su preocupación, se dirige a las amigas de Karina con amabilidad .

—Chicas, Karina no está muy bien —les dice Maximiliano—. ¿Podrían asegurarse de llevarla a casa? Yo pago el taxi. Solo avísenme cuando esté a salvo, por favor.

Las chicas toman el consejo e intentan llevarse a Karina, quien está muy ebria y trata de expresarle a Maximiliano que está enamorada de él. Sus amigas la sacan a la fuerza del bar, haciéndola callar.

Sin las chicas, la mesa del bar queda solamente con Maximiliano, Macarena, el profesor de danza árabe, Nelson y Gonzalo. 

Maximiliano, notando la oportunidad, decide iniciar otra conversación con Macarena.

—¿Planeas ignorarme toda la noche? —le pregunta con tono juguetón.

—Estaba mirando el drama —dice refiriéndose a la escena provocada por Karina—. Si a eso llamas ignorar, pues creo que tienes razón.

—¿Te estabas entreteniendo a mi costa? — pregunta Maximiliano curiosamente

—No, la verdad estaba bastante aburrida —responde ella mirando hacia otro lugar y jugando con su cabello.

—¿Quieres escuchar un chiste para sacarte del aburrimiento?

—Oh, estoy ansiosa por eso  —responde Macarena, con sarcasmo.

—¿Cuál es el colmo de Aladino?

—No sé, ¿cuál?.

—Tener mal genio. —Macarena sonríe y Maximiliano continúa—. ¡Ves! Aladino al fin te saca una sonrisa.

—¿No tienes algo mejor que hacer que contar chistes malos? —pregunta ella divertida.

—¿Te sorprende mi genialidad?

—Difícilmente lo llamaría genialidad, Maxi.

—Bueno, al menos logro sacarte una sonrisa —comenta Maximiliano sonriendo—. ¿Si te invito otra ronda, te animas a escuchar mis historias?'

—Acepto y te desafío a que puedas ser entretenido de otra manera.

La conversación entre ellos toma un giro más ligero. olvidando a Gonzalo y nelsón que discutían sobre danza y viajes al extrajero.

Maximiliano  usando su encanto, continúa la charla. Con una sonrisa, le comparte una revelación

 —¿Sabías que Back to the Future es una de mis películas favoritas?

—No me digas —responde Macarena, levantando una ceja no muy convencida—. ¿Cuál sería tu escena preferida?

—La de Marty tocando Johnny B. Goode —comenta Maximiliano—. Imagina, algún día podríamos verla juntos y ver si logro romper el hielo contigo.

-—Maxi, solo te hablo porque estoy bajo los efectos del alcohol. No creo que quiera ver Back to the Future contigo —responde directa y francamente, Macarena.

—¿En serio?  —pregunta Maximiliano con humor—. Entonces, ¿debería agradecer al alcohol por esta conversación? Aunque, estoy seguro de que disfrutarás aún más viendo la película conmigo.

—¿Cuál es tu lema en la vida? —pregunta Maca con algo de molestia—. ¿Coquetear con cada mujer que conoces?

—Mi lema es más bien disfrutar cada momento —responde Maximiliano, con encanto—. Coquetear, tal vez solo un poquito, le agrega un toque, ¿no crees?

—No me caes bien, Maxi, ¿no lo has notado? —le dice Macarena directamente

—¿Seguro, Maca? Quizás sólo necesitas descubrir las muchas capas fascinantes que tengo.

—Es por esa razón que no me agradas —insiste Macarena—. Te crees el hombre más irresistible del mundo.

—No te preocupes. Solo estoy aquí para esparcir un poco de encanto, pero si eso resulta demasiado, puedo ajustar el dial de mi irresistibilidad.

A Macarena le causa demasiada risa la respuesta.— Eres un payaso.

—Esa risa es suficiente para mí. Prefiero ser payaso y arrancarte una sonrisa que pasar desapercibido —responde sonriente Maximiliano.

Ambos comparten risas, momentáneamente aliviando la tensión y disfrutando de la conversación.

—¿Por qué te preocupaste por la chica que se embriagó? — pregunta curiosa Macarena—. La pobrecita alucinaba contigo.

—Bueno, Maca, aunque no lo creas, me preocupo por mis alumnas, incluso si algunas tienen alucinaciones —responde él sonriendo.

—¿En serio? —pregunta Macarena incrédula  —Creí que solo te preocupabas de ti mismo.

Maximiliano adopta un tono más serio para responder

—Es importante asegurarse de que ellas lleguen a casa sanas y salvas.

—Creo que fue un gesto muy atento —admite Macarena sinceramente—. Habla bien de ti.

—Gracias, Maca. Supongo que tiendo a inquietarme por el bienestar de mis alumnas. Es parte de ser profesor.

—¡Wow! —exclama Macarena.

—¿Qué te sorprende tanto?.

—No sabía que el galán engreído de la academia también tenía un corazón —bromea ella un tanto ebria—. ¿O es que estoy alucinando por el alcohol y me estoy inventando esta parte tierna de Maxi?

—¡Oh, Maca, alcohol o no, ¿prefieres la versión "engreída" o la versión "tierna"? ¡Puedo ser ambas!

 —Prefiero que dejes de actuar, te veo muy falso —dice Macarena Maca con su forma directa.

—¡Auch, que sincera! —contesta él asumiendo la crítica con humor—. Bueno, más vale una verdad dolorosa que una mentira amable, ¿no?

Maximiliano  cambia su actitud juguetona por un temple de seriedad y pide otra ronda de cervezas. Macarena siente que fue demasiado sincera y que, por una extraña razón, está al borde de arrepentirse. Reflexiona.

—Oye Maxi, quizás fui un poco directa, apenas te conozco.

—No hay problema, aprecio la sinceridad —responde Maximiliano—. Todos tenemos formas diferentes de romper el hielo.

—Supongo —responde ella con una expresión dudosa.

Un silencio incómodo se apodera del momento pero Macarena  decide romperlo.

—¿Tienes algún otro pasatiempo además de coquetear como galán?.

Maximiliano sonrie ríe con naturalidad. Ha logrado romper el hielo con la chica misteriosa.

—Bueno, distribuyo mis horas entre dar clases, ver películas, disfrutar de la música y reservo unas horas extras para, digamos, socializar.

—¿Cuáles son tus películas favoritas, Maxi?

—Tengo gustos diversos, me considero un cinéfilo.

—!No es cierto! —exclama escéptica

—¿En serio lo dudas? —pregunta él divirtiéndose.

—Sí, lo dudo. Te pondré a prueba.

—¿Qué? —pregunta Maximiliano riendo.

—A ver, nombra tres películas protagonizadas por Jack Nicholson.

—Hmm, El resplandor, Batman y Mejor imposible —responde Maximiliano con confianza.

—Fácil —dice Macarena—. Ahora, dime el nombre de toda la saga de Star Wars en orden.

—¿De estreno o línea temporal? —pregunta Maximiliano divertido.

—Línea temporal.

Amenaza fantasma, El ataque de los clones, La venganza de los Sith, Una nueva esperanza, El imperio contraataca, El regreso del Jedi, El despertar de la fuerza, Los últimos Jedis y El ascenso de Skywalker —responde Maximiliano contando con los dedos de sus manos hasta llegar a nueve.

—¿Una película donde el protagonista sufre de amnesia anterógrada? —arremete Macarena.

—Memento —responde él.

—¿Y quién es el director?

—Christopher Nolan —dice Maximiliano sin titubear.

Macarena, entretenida con el juego decide seguir desafiándolo.

—Nombra un director que haga cameos en sus propias películas.

—Hmm, Tarantino.

—¿Primera película de cine? —pregunta ella tratando de sorprenderlo.

—La salida de la fábrica de Lumière —responde él sin perder el ritmo.

—¿Primera película con sonido?

—El cantante de Jazz —responde Maximiliano bebiendo su cerveza como si fuera una conversación casual.

—¡Maldición! —exclama Macarena asombrada—. ¡Si eres un cinéfilo!

—¿De dónde sacaste ese test? —pregunta Maximiliano riendo. Macarena  señala su cabeza con una sonrisa.

—Me imagino que te gusta el cine —asume él

—Obvio.

—¿Tienes alguna película que te haya dejado pensando por días?

—¡Oh, sí! —responde Macarena con entusiasmo—. Eternal Sunshine of the Spotless Mind definitivamente dejó su huella.

—¡Ah, las películas románticas y yo no nos llevamos bien! —dice Maximiliano moviendo su cabeza—. Eternal Sunshine of the Spotless Mind suena a un viaje emocional, pero temo que mi corazoncito cinéfilo no aguante tanto romance.

—Se nota que no la has visto —bromea Macarensa riendo—. Pensé que tus diálogos de conquista los sacabas de las películas románticas que veías encerrado en tu dormitorio, con un paquete de pañuelos al lado y comiendo helado.

—¡Oh, me has descubierto! —responde Maximiliano riendo, siguiendo el juego.

Macarena, divertida, nota que Maximiliano no es tan nefasto como se imaginaba, cuando no intenta coquetear. Decide soltar esta confesión.

—Sabes, Maxi, cuando no tratas de coquetear, eres bastante simpático —dice sonriendo

—¡Vaya, gracias por el piropo! —responde él agradecido—. No todos pueden presumir de ser "bastante simpáticos".

—No te emociones.

—Bueno, al menos me alegra saber que soy "bastante simpático" de vez en cuando —responde Maximiliano divertido—. ¿Quién lo diría?. A mí me pareces bastante enigmática cuando no estás leyendo libros.

Ambos comparten una risa cómplice, creando una conexión especial entre ellos. Macarena, intriga a Maximiliano de manera única. A diferencia de otras, no sucumbe fácilmente ante sus encantos pero lo que realmente lo cautiva era su autenticidad. Macarena no se preocupa por aparentar ser perfecta frente a él; al contrario, muestra una sinceridad directa, un sentido del humor auténtico y marca límites con claridad. Esta actitud despierta a en Maximiliano una mezcla fascinante de curiosidad y respeto, una experiencia poco común en sus encuentros habituales.

Para Macarena, la imagen preconcebida que tenía de Maximiliano como un galán engreído se desmorona lentamente. Cada interacción revela una faceta inesperada. Se encuentra frente a un hombre amable, divertido, y con el que sorprendentemente compartían gustos. La sorpresa casi la intimidaba, y a medida que las capas del estereotipo se desvanecían.

Macarena comprende que su percepción inicial había sido demasiado simplista. La complejidad de Maximiliano la deja intrigada, construyendo una conexión mucho más profunda de lo que ella misma imagina.

En medio den estos pensamientos, Macarena se pone de pie para dirigirse al baño y se da cuenta de que está totalmente mareada. La conversación había fluido, perdiendo la cuenta de las rondas que habían pedido. Tambaleante, se acerca a Gonzalo con una sonrisa

—Me voy a casa, Gonza, creo que ya es hora de retirarme.

—No puedes irte, la noche recién comienza — comenta Gonzalo entre risas—. Además, ¿quién va a escuchar mis chismes si te vas?

Pero Macarena tomando el brazo de su amigo le confiesa en su oído: —Estoy un poco mareada, Gonza, necesito descansar.

—No puedes conducir en ese estado —la regaña  exageradamente Gonzalo, preocupado.

Maximiliano escucha y se acerca para intervenir en la conversación 

—¿Conduciendo en ese estado, Maca?

—Tranquilos, no iba a conducir —responde ella.

—Que alivio —suspira Gonzalo—. Me muero si te pasa algo. No puedes irte en taxi sola tampoco, te acompaño.

—No, Gonza, es tu cumpleaños, sigue celebrando —pide ella.

Maximiliano sonríe, pineso en ina propuesta y se la menciona a ambos amigos de manera amable.

—Bueno, ¿qué les parece si se quedan en mi casa? Así nos aseguramos de que Maca llegue bien.

—¿No eres una especie de asesino en serie o algo así? —pregunta Macarena mirándolo con sospecha—. No quiero que Gonza y yo aparezcamos en las noticias mañana.

—¡Oh, no, para nada!  —responde Maximiliano—. Solo quiero salvar a mis amigos de taxis y paseos peligrosos.

—Entonces, ¿ahora soy tu amiga? —pregunta Macarena alzando una ceja.

—Por supuesto. Si salvar a alguien de un taxi no es prueba de amistad, no sé qué lo sea.

Macarena ríe y mira a su amigo para tratar de adivinar la respuesta de éste.

—Vamos amiga, es un buen tipo, y yo estaré contigo —dice  Gonzalo, con ánimo persuasivo 

—No sé, Gonza, apenas lo conozco —responde Macarena dejando en evidencia sus dudas. Y agrega con humor: —¿Cómo puedo estar segura de que no intentará algo?.

—Yo también me quedaré contigo, amiga, por favor no te vayas sola —le pide Gonzalo con preocupación. Luego, de manera jocosa, se dirige a Maximiliano: —Promete que serás un caballero.

—Lo prometo, Gonza. Soy todo un caballero —responde Maximiliano y luego sonríe mirando a Macarena—. Además, no quiero salir en las noticias.

Todos comparten risas y deciden dejar el bar en dirección a la casa de Maximiliano.



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