CAPÍTULO 1
Últimamente terminaba la jornada laboral y aunque haya sido una de esas noches en las que se trabaja a pleno, en las que todo comienza y termina a su debido tiempo y las ganancias rinden, algo estaba desmotivando a Adrian. Los gestos en su rostro, el brillo tenue en sus ojos ya no irradiaba ánimo como antes.
Luego de que se fuera hasta el último personal, se sentó en una mesa y destapó una botella de cerveza. No era de beber, pero ese momento lo necesitaba. Suspiró luego de haber inspirado una gran cantidad de aire y bebió de un solo trago el vaso que estaba hasta el borde de ese líquido dorado.
Estaba todo limpio, aun así se levantó y comenzó a repasar las mesadas de trabajo y luego a afilar los cuchillos. Su mente caminaba a mil por horas y se dijo una vez más que no debía ser así. No contaba con el apoyo de nadie. Había estudiado para ser chef por su propia cuenta, y se propuso abrir un pequeño restaurante en el centro de la ciudad. Su único impulso fueron las palabras rotas de sus padres quienes no creían en él.
Siempre hizo oídos sordos a sus comentarios cuando le decían: - Jamás llegarás a ser alguien en la vida.-
-Nadie puede salir adelante sin estudios.-
-Eres un bueno para nada.-
-No lograrás nada de lo que te propones.-
Esas eran las frases que lo acompañaban cada vez que quería bajar los brazos. Aunque eran frases duras, frases rotas y más aún viniendo de sus padres, Adrián no les daría el gusto de verlo destruido.
"Las dificultades preparan a una persona para un destino extraordinario."
Acomodó su chaqueta. Apuró a servirse en el vaso, el resto de cerveza que había quedado en la botella. Bebió de manera brusca y apoyó con fuerza el vaso en la mesa generando un golpe seco. El sonido abrió sus sentidos despabilando su alma. Sonrió, tomó una pila de cartas documento y facturas, que se encontraban en un cajón debajo de la caja registradora y las ojeo mirando solo el destinatario. Todas y cada una vencidas. Solo una llamó su atención.
- Registro General de actos de Última Voluntad...- Susurro Adrian en voz baja, sin entender muy bien aquellas palabras plasmadas en tinta negra en un sobre blanco.- Registro General de Actos... de Última Voluntad.- Volvió a repetir y sin estar seguro de aquello que había leído, busco rápidamente en google.
"El Registro de Actos de Última Voluntad es aquel en el que se inscriben los testamentos, con el fin de garantizar el conocimiento de su existencia una vez fallecidas las personas que los hubiesen otorgado o bien en vida por los propios otorgantes."
Pensativo y totalmente desorientado, puso las cartas bajo su brazo y salió del restaurante cerrando ambas puertas de vidrio. Se quedó unos segundos mirando el letrero que había olvidado apagar. "DESTINO", así se llamaba su restaurante. Y por nada del mundo dejaría que ese sueño que le había costado tanto, se cayera a pedazos por caprichos de esa misma palabra.
Cuando llegó a su casa, un enorme y hermoso pastor alemán lo recibió a ladridos y torpes saltos. Con su brazo Adrian trataba de que el perro no lo besara con su enorme y húmeda lengua.
- ¡Ya Buddy... Quieto!- Le gritó sin que el perro le hiciera caso.- ¡Abajo!- Pero el perro continuó dando saltos absurdos de felicidad por ver a su compañero.
Dejó los papeles en la mesa y se dispuso a dar un baño y cambiarse de ropa. Mientras miraba hacia el techo en un punto infinito tratando de imaginar lo que decía aquella carta, el agua caía por su rostro sin molestarle los ojos, por lo que no lo hacía pestañear. Al salir de la ducha, se envolvió en una toalla y salió descalzo para vestirse. De pronto, le pareció raro que Buddy no estuviese echado en su cama viendo como su compañero se vestía, o no merodeaba bajo la cama buscando calcetines o algún zapato. Permaneció en silencio mientras recorría con la mirada la habitación y el pasillo hasta llegar a la cocina.
-¡Buddy No!- Gritó con toda sus fuerzas. El perro estaba destrozando cada uno de los papeles que se encontraban en la mesa.- ¡Te dare en adopcion si te comiste la carta más importante!- Le dijo como si el perro entendiera.
Desesperadamente busco entre los pedazos de cartas y papeles que estaban destrozados sin encontrar una carta que estuviese sana. Busco a Buddy y en su boca llevaba un pedazo de sobre.
-¡Te voy a matar!-
Corrió a Buddy alrededor de la mesa, pero el perro no se dejaba atrapar, a simple vista estaba disfrutando de jugar con Adrián pero él, no estaba del todo contento.
-¡Perro inútil, no intento jugar contigo! ¡Dame el papel Maldita sea! - Grito Adrián, que se paró en seco, de tal forma que Buddy levantó sus orejas con atención y al instante agacho la cabeza a modo de rendición.
Logró quitarle el sobre, pero de este ya no quedaba nada más que un cuarto de carta. Maldijo en su interior y volvió a rebuscar alguna otra parte de la carta. Pero desistió de encontrar los restos de carta ya que posiblemente Buddy ya se hubiera tragado los pedazos que faltaban. En la mesa comenzó a armarla como si fuese un rompecabezas y comenzó a leer como pudo:
"En este registro ubicado en la Ciudad de Buenos Aires a las diez y treinta am, yo Martinez Alejandro, mayor de edad, poseedor del número de...(papel dañado)... declaro que la redacción de esta carta es completamente libre de coacción y se escribió en pleno uso de mis facultades mentales...(papel dañado)..." -Ja, facultades mentales...- Susurro Adrian tratando de que el simple hecho de haber leído el nombre de su primo, le diera mala espina. "... voluntad de que en el momento en el que fallezca se entregue y transfieran de manera inmediata todos los derechos de la casa ubicada en barrio Los Pinos, Ezeiza. a cuarenta kilómetros del Centro de Buenos Aires. a Martinez Adrian poseedor del número de identidad (...) quién es mi primo...(papel dañado)... Esa es la unica condicion para ser el heredero legitimó de la propiedad."
Miró a su perro con una mirada penetrante, y este se sintió intimidado por la furia que marcaban sus ojos.- Sabes que has sobrepasado los límites.- Le dijo a Buddy, mientras este trataba de esconderse en un rincón debajo de la mesa de la tv donde no le entraba ni la mitad del cuerpo..." solicito que se expida una copia de este certificado por parte del notario. Y a los efectos de la ley firmo la presente junto al testigo en conformidad con lo antes expuesto..."
Trato de buscar algún otro pedazo de papel pero no halló nada más, era lo único que tenía, pero esto no le decía ni siquiera donde debía presentarse. Se desplomó en la silla mirando hacia el techo, tratando de pensar en todo lo que estaba pasando. No habría explicaciones, No había un domicilio. ¿A dónde debía dirigirse? ¿A quien debía consultar la validez de esa carta?
-Como si no tuviera problemas con los que lidiar, ahora tengo uno nuevo, del cual tampoco se cuales son las condiciones.- Dijo en tono enfadado mientras su perro lo miraba con su cabeza inclinada a un lado.
No le quedaba mas remedio. Necesitaba consejos, pero más que nada, alguien que le dijera qué hacer con respecto a la carta que había recibido. Y Belén, era la única mujer decente y sincera que conocía. No era fácil pedirle un favor a su amiga. Pero Adrián, siempre había estado más allá de la vergüenza y ese día no iba a ser una excepción.
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Y bien mis queridos lectores. Espero que les guste esta nueva historia. Voy a tratar de ser constante, pero dejen sus estrellas si les gusto y comenten para saber lo que piensan. Capitulo dedicado a @LilianaVenini Muchas gracias x todo, sabes q te re kiero!!!
MuchasGracias a tds x seguirme y disfrutar lo que escribo. Les mando un fuerte abrazo!!!
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