Capítulo 39. La cámara
Había terminado la llamada con Maxwell, al parecer parte del plan se había cumplido y ya Lohan estaba intentando convencer a Cooke de salir para darnos tiempo a mí y Conley de entrar en su habitación.
Conley había salido disparada conmigo antes de que mi melliza llegara a la habitación, cuando vimos que estaba a punto de llegar al recinto antes que nosotros, hicimos que Lohan la retuviera para que, tanto su amiga como yo, pudiéramos pasar lo más desapercibidos posible al edificio en los que su conversación se hacía más íntima.
Estaba terminando de subir la escalera que daba al lugar con la rubia detrás cuando tuve la llamada de Lohan en mi celular solo para confirmar que estábamos en el lugar y después de eso, colgué. Guardé el móvil y saqué la llave de mi bolsillo que era correspondiente a esa puerta, nunca se la entregué a mi melliza y le daba gracias a Dios por ello.
— Aún no puedo creer que Cooke sea capaz de hacer todo eso. —Susurró Conley cuando entramos al lugar.
— Imagina lo mismo, pero conociéndola por más de veinticinco años. —Ella frunció el ceño—. Es lo que me pasó a mí.
— Oh. —Solo dijo antes de sorprenderse por completo y entender mis palabras, continuamos nuestro camino hacia el interior de la habitación, cerrando la puerta detrás de nosotros.
Al instante me dirigí hacia donde había visto la cámara días antes cuando la visité, el problema era que ya no estaba ahí. Me agaché para ver si estaba bajo la cama.
— ¿Dónde está Karter?
— ¡No lo sé! Se supone que se encontraba por- ...—Una voces se escucharon detrás de la puerta, las voces de Lohan y Cooke.
Conley y yo nos miramos con pánico, la cerradura se escuchó siendo abierta y no lo pensamos dos veces para meternos cada uno bajo una cama, yo en la de mi melliza mientras que la rubia en la que me pertenecía antes de que me mudara con Lohan y me novia.
La entrada fue abierta y al instante pude ver los tacones de mi hermana a la vez que los zapatos negros de quién se suponía debían estar distrayéndola para que no viniera en lo que nosotros buscábamos la cámara.
Miré al lado y vi los ojos azules de la chica bajo la oscuridad de la cama, me indicaba que hiciera silencio, yo asentí.
— Estoy emocionada, nunca pensé que haría bien la tesis, estuve muy asustada.
— Estuviste muy bien, incluso creo que aprendí sobre eso que siempre mencionabas. El reinmo... reinok... ácido contemplu... —Vimos como caminaron hasta estar entre las camas y Cooke se sentó en la misma que yo me encontraba, empezó a retirar sus zapatos uno por uno.
— Ácido acetilsalicílico. —Comentó entre risas y él imitó el sonido.
— Aún no entiendo cómo puedes pronunciar eso.
— Años de practica cariño.
De repente vi como uno de los pendientes de mi hermana cayó al piso y de alguna manera rodó hasta quedar casi frente a mí. Tragué grueso y volví a ver a Conley, ella nuevamente hizo el gesto de silencio y yo articulé sin sonido un: «¡Ya lo sé!». Quería alejar el mismo para que su mano, en caso de bajar, no llegara hasta donde yo estaba.
— ¿Quieres que te pase...?
— ¿El pendiente? Por favor.
El que se agachó fue Lohan y de solo ver su cara me asusté, él pareció hacer lo mismo. Yo lo saludé con la mano y le acerqué el pendiente, él solo me ignoró y tomó la decoración, suspiré lleno de alivio.
— Aquí tienes. —Ella agradeció al instante y ya estaba terminando de colocarse otro calzado, parecía que iba a volver a salir.
Por tercera vez durante el escondite miré hacia donde estaba Conley y noté que ella estaba buscando algo debajo de la cama en la que ella se encontraba. Empecé a negar y a moverme para llamar su atención, tenía que dejar de buscar lo que sea que estaba buscando. No quería emitir ningún sonido, pero ella no me hacía caso hasta que, sin querer, de forma sorpresiva, estornudé.
Maldita sea.
— ¿Qué fue eso? —Dijo mi hermana melliza, levantándose de su lugar—. Pareció a Karter estornudando.
— ¿Karter? No, no, tuvo que ser mi teléfono, está con problemas últimamente y cambia de sonidos, seguro fue un mensaje—hubo un largo silencio por unos momentos—. Amaya me escribió, seguro eso fue lo que escuchamos.
— Agh, Amaya. —Cooke pareció soltar casi todo el desprecio que tenía al mencionar su nombre.
— No importa linda, concentrémonos en nuestro paseo, ¿bien? ¿Ya nos vamos?
— Creía que nunca lo dirías.
En unos segundos ya se encontraba saliendo por la puerta y tras escuchar la cerradura asegurarse de nuevo, esperamos un rato para ver si se devolvían, salimos cuando creímos que era seguro.
— ¡Por tu culpa casi nos descubren! —Gritó Conley desde que se irguió.
— ¡Que no quise estornudar, hay mucho polvo! Además, tú estabas buscando lo que sea que estabas buscando y me preocupaba que seas tú la que llamara la atención.
— Eres un quejumbroso. —Reprendió ella mientras levantaba su diestra con una sonrisa, mostrando... ¡La cámara!
— ¿Pero...Pero cómo?
— La había escondido, al parecer creía que alguien haría lo que nosotros.
— La tenemos, es lo importante. Vámonos antes de que vuelvan.
¡OMG! Este es el penúltimo capítulo señores, ¡Que emoción! ¿Qué pasará en el próximo capítulo? Creo que tendrán que leerlo para saberlo jajajaja XD
Desde ahora faltan: 01 Capítulo.
No olviden seguirme, darle me gusta/estrellita, comentar y compartir si te gusta la historia, eso me ayuda mucho y me hace tener más fuerza para seguir escribiendo. :3
¡Besitos suspensivos! Nos vemos en el próximo capítulo: «Capítulo 40. La revelación».
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