Era de noche cuando apenas llegaba a la casa de Lohan después de la visita que le había hecho a mi melliza, ella estaba bien, eso era cierto, pero ese no era el punto. Había visto la cámara de la que tanto habían hablado Maxwell y Alessandro, estaba en el piso de la habitación, la pude ver casi debajo de la cama de Cooke cuando estuvimos hablando sentados en la misma. Lastima que no pude traerla conmigo, pero eso me había hecho entender que, de alguna manera, los dos idiotas tenían razón.

Era cierto que durante toda la tarde Cooke estuvo muy cuerda y contestó todas mis preguntas con mucha naturalidad. Sin embargo, pude notar ciertos puntos de incoherencias, ciertos momentos en los que se perdía en su mente que, aunque muy cortos, eran de llamar la atención. Sabía que me estaba ocultando lo mejor posible su verdadera situación. Y... Eso ya era típico de Cooke.

Abrí la puerta de la entrada de la casa para escuchar unos gritos en el interior, cerré detrás de mí con seguro y caminé deprisa para encontrarme en el salón principal a la rubia amiga de mi hermana discutir con Lohan, y sabía más o menos de lo que hablaban. Parte de la idea de Maxwell era el conseguir convencer a Conley para hacerle la trampa a Cooke. Si ellas eran tan amigas como decían serlo, sería de mucha ayuda.

— ¡Es que perdiste la cabeza! ¡Es cierto que Cooke no esté bien del todo, pero peor está Maxwell! —Gritó la de ojos azules.

Y ella tenía razón, tenía muchísima razón a pesar de todo, era lo mismo que había pensado desde el primer momento en que se me acercó solo para atrapar a mi hermana y supuestamente llevarla a un lugar mejor en el que trataran con su condición. De no ser por el don de convencimiento que tenía Lohan, juraría que no estaría ayudando en el plan.

— Lo sé, y lo entiendo. Pero quiero que me entiendas. —Refutó él tratando de calmar a la que también era su amiga—. Sé que Maxwell no es el mejor para esta situación y es muy posible que Alessandro no sea de total confianza. Aun así, sabes que Cooke necesita ayuda, de una manera u otra la necesita. Por lo que debemos tratar de-

— ¡No! Si Maxwell está con ustedes, no lo haré. Le hizo mucho daño a Cooke, nos hizo mucho daño a nosotros ¿por qué no lo haría de nuevo con este falso plan?

Era un muy buen punto, uno que también lo había pensado.

— Nos tenemos que arriesgar, te he explicado a detalle el posible plan que tiene ella y fue investigado por el padre de Maxwell, es posible que sea cierto.

— ¡Que se pudra ese idiota! Por su culpa mi padre sigue en prisión y el muy maldito al igual que su hijo se la pasa huyendo como un maldito cobarde...

— Conley—intervine, llevándome las miradas de ambos al escucharme—, lo que dice Lohan es cierto, pero te entiendo.

Caminé lentamente para acércame a los dos, Lohan me miraba con cierto intento de volver hablar mientras que Conley lo hacía con desconfianza.

— ¿Me entiendes? ¿Y aun así estás con-...?

— Escúchame, sé perfectamente que Maxwell no es el más indicado para planear algo en lo que afecte a mi propia hermana, créeme que entiendo perfectamente ese punto. Pero hoy hablé con ella.

— ¿Hablaste con Cooke? ¿Cómo lo lograste? —Lohan pareció muy sorprendido por el hecho y yo solo me alcé de hombros con una pizca de desinterés.

— No fue tan difícil, creo que a ella necesita nuestro apoyo, más de lo que creemos.

— Eso es cierto—apuntó Conley—. En vez de estar planeando algo para afectar tan... Tan radicalmente, lo mejor sería ayudarla. Podemos hacerlo, podemos llevarla a otros lugares, buscar su mejoría, podemos...

— No, eso es imposible—le corté. Supe que Conley estaba muy afectada, podría decir que hasta más que yo de solo pensar que mi melliza podría aislarse por mucho tiempo a un internado, pero era necesario. Muy necesario—. No es posible después de todo lo que ha hecho.

— ¿Lo que ha hecho? —Preguntó la rubia y yo miré a Lohan, él negó con la cabeza.

— No quería decirle esa parte, no quería afectarla como... Como a mí, ¿sabes?

— Debes hacerlo, sin esa parte esencial, nunca entenderá la gravedad del asunto.

Lohan suspiró, cansado de la situación y terminó por volverse a sentar. El saber que había estado saliendo con una posible asesina fue algo que lo afectó en sobre manera, Lohan era uno de los pocos, al igual que yo, que seguía viendo el vaso medio lleno con Cooke a pesar de todos sus defectos. Aun así, ya era demasiado. Había que ayudarla, antes de que alguien más saliera afectado como todos los que había muerto en sus garras.

— ¿Dónde se encuentra Amaya?

— Está durmiendo, dijo que se sentía muy cansada. —Me contestó él mientras que Conley se sentó frente al castaño de ojos azules que meditaba el cómo informarle a su amiga sobre la verdadera Kylee.

Yo me alejé del lugar para llegar a la habitación, iba a tocar la puerta, pero decidí el mejor abrirla. Fue una buena decisión ya que ella seguía durmiendo, llevaba una de las almohadas entre sus piernas mientras que su mano descansaba en el gran vientre que sobresalía en la cama. Me acerqué a paso lento hasta ella y me incliné para dejar un beso sobre su mejilla, ella pareció sentirlo y quejarse por el mismo, en poco se despertó y sus ojos azules se fijaron en mí.

— ¿Cómo te fue con tu hermana? —Su voz baja me hacía entender que seguía teniendo sueño y estaba cansada. Últimamente lo había estado ya que el peso del vientre le estaba pasando factura.

— Me fue bien, ¿cómo has estado tú?

— No deja de patear desde que te fuiste, tiene demasiada energía. Cuando pareció dormirse también lo hice yo. —Soltó una suave risa que me contagió a mí, dejé un beso en sus labios que ella correspondió al instante.

— Descansaste muy poco anoche, estos siete meses te han sido un desastre. Deberías seguir durmiendo.

— No es necesario, ya creo que también se despertó.

Amaya se fue sentando despacio sobre la cama y la ayudé a acomodarse entre las almohadas, al estar cómoda empezó a acariciar su vientre como era de costumbre y después se quejó por el dolor de la espalda.

— ¿Segura que no quieres seguir durmiendo?

— No Karter, dije que estoy bi- ¡Ay!

— ¡¿Qué pasó?! —Me alarmé al instante, pero ella me detuvo con la misma velocidad al tomar mi brazo para que me detuviera de hacer lo que sea.

— No es nada, no es nada, solo está jugando con mis intestinos, o con un riñón, creo que ya no lo sé.

Casi me reía por sus palabras, pero me retuve de hacerlo, no quería que se molestara como la última vez en el que me pegó con el salten donde estuvo a punto de cocinar unos huevos. Una mujer embarazada podía enojarse por todo, como también lo podía hacer por nada.

— Ay, Dios, Katerine, ¿puedes quedarte tranquila?

— ¿Katerine? —Fruncí el ceño al escuchar el nombre y me senté en la orilla de la cama sin dejar de ver a la morena.

— Sí, como Karter, pero...

— Ya sé, pero... ¿No dijiste que querías otro?

— No lo sé, lo medité mejor y pensé que tal vez si sería conveniente el llamarla así. Además de que se escuchaba lindo, ¿está bien?

Sonreí ampliamente al escucharla, claro que estaba bien, mi pequeña princesa llevaría el nombre de este que la protegería y eso me llenaba tanto de orgullo como de felicidad. Era increíble el como no había nacido una criatura y ya estabas tan lleno de alegría que pensabas que vomitarías arcoíris en cualquier momento. Estaba completo, me sentía completo y no cambiaba esa sensación por nada en el mundo.

Llevé mi mano al vientre de mi novia y le acaricié casi con la yema de los dedos, con intenciones de no ejercer mucha fuerza por miedo a hacer algo mal. Entonces fue cuando la sentí, sentí un movimiento brusco debajo de la piel que le dio un apretón en mi corazón. Maldita sea, ahora mismo era el hombre más afortunado del mundo.

Acerqué mis labios y dejé un beso en la panza mientras pensaba: «Katerine, ya papá te espera».

Se está acercando el final. XD

Desde ahora faltan: 03 Capítulos.

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¡Besitos suspensivos! Nos vemos en el próximo capítulo: «Capítulo 38. Yo quiero cambiar».